martes, 25 de agosto de 2015

Stieg Larsson

Stieg Larsson

Stieg Larsson

(1954 - 2004)

(Karl Stig-Erland Larsson; Skelleftea, Västerbotten, 1954 - Estocolmo, 2004) Escritor y periodista sueco. Especializado en grupos de ultraderecha, saltó a la fama después de su fallecimiento a raíz de la publicación de su trilogía de novelasMillennium, uno de los mayores fenómenos editoriales de las últimas décadas. A partir de 2009 el efecto Larsson llegó también a las pantallas cinematográficas, con el estreno y el rotundo éxito de la versión fílmica de sus novelas.
Stieg Larsson

Nacido en Skelleftea, en la provincia administrativa de Västerbotten, el pequeño Stieg era hijo de padres adolescentes con escasos recursos, que lo llevaron por ello a vivir con sus abuelos, en el pequeño municipio de Norsjb. Su abuelo, un comunista antifascista profundamente implicado en la lucha por los derechos de los trabajadores que había sido recluido en un campo de trabajo, sería una influencia determinante para él. Cuentan quienes conocían a Larsson que cuando en 1962, a raíz a la muerte del anciano, se vio obligado a regresar con sus padres (que a la sazón ya tenían otro hijo), no logró adaptarse; no quería vivir con ellos, ya no eran sus interlocutores en el mundo. Se fue de casa a los dieciséis años.
Corrían los primeros años de la década de 1970 cuando se implicó en política e inició su militancia en la Kommunistiska Arbetareförbundet (Liga Comunista de Trabajadores). Fue en esa época cuando, tras los dos años de servicio militar obligatorio, viajó con frecuencia a África y, como corresponsal de guerra, fue testigo de primera mano de la guerra civil en Eritrea. También por entonces, en una manifestación contra la guerra de Vietnam, conoció a la que sería su compañera para el resto de sus días, Eva Gabrielsson.
Aunque no llegó a cursar la carrera de periodismo, entre 1977 y 1999 Larsson trabajó como periodista y diseñador gráfico para la agencia de noticias Tidningarnas Telegrambyra (TT). Paralelamente, su compromiso en la lucha contra los movimientos de ultraderecha y el racismo lo llevó a fundar el proyecto antiviolencia Stop the Racism a mediados de la década de 1980, y a promover años después, en 1995, la Fundación Expo, de cuya revista, Expo, sería director. A la par publicó varios libros de investigación periodística sobre los grupos nazis en Suecia y las oscuras conexiones entre la extrema derecha y la política y las finanzas, llegando a ser tan experto en la materia que fue requerido por Scotland Yard y por la OSCE.
Expo, revista de investigación dedicada a vigilar el auge del racismo en Suecia, se convirtió en un referente en Escandinavia, equiparable a la británica Searchlight. Se trata de publicaciones incómodas para determinados grupúsculos, por lo que sus autores se ven obligados a mantener el anonimato ante posibles represalias. Larsson recibía tantas amenazas que hubo de optar por la clandestinidad: no constaba en los registros oficiales ni en las guías telefónicas; ni siquiera pudo casarse con su compañera por temor a que algún papel pudiera delatar su paradero.
En medio de esta vida semiclandestina y de persecuciones, Larsson se refugió en su gran pasión: los libros. Gran lector, aficionado a la ciencia ficción (era presidente de la sociedad que reúne a los amantes del género en Escandinavia y dirigió un par de fanzines especializados) y entusiasta de la novela policíaca, empezó a escribir por las noches, para divertirse.
Así se forjaría una de las sagas más célebres de las últimas décadas, la trilogíaMillennium. A diario, después del trabajo, y hasta las 3 o las 4 de la madrugada, ingiriendo cantidades exorbitantes de café y fumando cigarrillos compulsivamente, Larsson crearía una de las parejas más memorables que haya dado la literatura criminal: Lisbeth Salander, la hacker compleja y rebelde, socialmente inadaptada, tatuada y llena de piercings, y su contrapunto, Mikael Blomkvist, un periodista de investigación que es claramente un álter ego del propio Larsson.
De este modo escribió, en tres años, las más de 2.200 páginas de la saga. Sin embargo, el autor nunca vería sus libros publicados: el 9 de noviembre de 2004, días después de haber entregado a su editor el tercer volumen de la serie, y poco antes de la publicación del primero, Stieg Larsson murió víctima de un infarto, sin poder ser testigo de su propio éxito. Su compañera durante más de treinta años tampoco lo podría disfrutar en su justa medida, ya que, al no estar casados, la legislación sueca no le permitía heredar; los derechos de autor pasaron por ley al padre y al hermano de Larsson, a quienes el periodista no había visto desde hacía muchos años.

Los hombres que no amaban a las mujeres (2009)

La primera entrega de Millennium, titulada Män som hatar kvinnor (literalmente, Hombres que odian a las mujeres, 2005) se publicó en Suecia a los pocos meses del fallecimiento del autor y supuso un verdadero fenómeno editorial que pronto se extendió a otros países, como Reino Unido y Francia. En español apareció en 2008 con el título Los hombres que no amaban a las mujeres. El éxito fue también inmediato y desencadenó tal larssonmanía que ese mismo año llegó a las librerías el segundo volumen, La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina(Flickan som lekte med elden; literalmente, La niña que jugaba con fuego, 2006). No se quedó a la zaga el tercer volumen, Luftslottet som sprängdes (El castillo en el aire que voló en pedazos, 2007), publicado en español en 2009 como La reina en el palacio de las corrientes de aire, del que en un solo día se vendieron más de 200.000 ejemplares.
La adicción que generaban las peripecias de Lisbeth Salander y Mikael Blomkvist parecía no tener fin. A mediados de 2009, los tres libros habían sido traducidos a más de cuarenta idiomas y habían rebasado la cifra de diez millones de ejemplares vendidos. Sólo en Suecia se habían vendido tres millones de volúmenes, es decir, un libro por cada tres habitantes. En España, la trilogía superó con creces el millón de ventas, y en octubre de 2009 el primer volumen publicado llevaba 65 semanas ininterrumpidas en la lista de los diez libros más vendidos.
Si el éxito del papel fue contundente, no lo fue menos el de la adaptación cinematográfica de las tres novelas de la saga. Dirigidas por Niels Arden Oplev y protagonizadas por los actores suecos Michael Nyqvist y Noomi Rapace, fueron rodadas en 2009 y batieron récords de taquilla en toda Europa. El éxito de estas producciones europeas llamó de inmediato la atención de Hollywood, que produjo ya en 2011 la "versión americana" de la primera entrega de la saga. Titulada The Girl with the Dragon Tattoo, fue dirigida por David Fincher y contó en su reparto con el estelar Daniel Craig, protagonista de los últimos Bond, y con Rooney Mara para el papel de Lisbeth. Se espera que la segunda y la tercera parte lleguen a las salas de proyección en el transcurso de 2012 y 2013.



Stieg Larsson

Historia secreta de Stieg Larsson

La correspondencia que el autor de la trilogía 'Millenium' mantuvo con su editora hasta días antes de morir descubre a un escritor insomne, idealista y obstinado

JUAN DIEGO QUESADA Madrid 14 JUN 2009

Stieg Larsson llegó sobre la una y media de la tarde al vestíbulo de la revista Expo. Era el 9 de noviembre de 2004. Larsson se acercó al ascensor y apretó insistentemente el botón. Pero estaba roto. No funcionaba. Tuvo que subir a pie los siete pisos que le separaban hasta su oficina. Llegó exhausto. Media hora más tarde sufrió un ataque al corazón. En la ambulancia, camino del hospital su corazón dejó de latir. Tenía 50 años.
Antes de que Stieg Larsson tuviera que hacer frente a este ascensor estropeado, el periodista sueco llevaba ya ocho meses sumergido en una actividad frenética con la editorial Norstedts para terminar de pulir la trilogía Millenium. Durante estos meses, escribió y revisó los manuscritos cada noche sin descanso, acompañado de una cafetera y una cajetilla de tabaco. Y mantuvo mientras tanto una vertiginosa correspondencia vía e-mail con su editora, Eva Gedin, a la que ha tenido acceso El PAÍS.

"Dormía tres horas al día, fumaba tres cajetillas y tomaba 20 cafés diarios"
Los e-mails descubren a un Larsson minucioso, obstinado ("me encerraré día y noche para que el libro pueda estar impreso pronto") y bromista. El escritor falleció meses antes de que los libros salieran a la venta y no pudo conocer el éxito mundial de su trilogía(Los hombres que no amaban a las mujeres, La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina y La reina en el palacio de las corrientes de aire, publicados en España por Destino), que ha vendido hasta ahora 12,6 millones de ejemplares en más de 40 países.
Al principio, la editorial Norstedts desconfiaba del título que el escritor pretendía para el primer tomo. Eva Gedin le envía un correo en el que pregunta al escritor si debe darse por vencida con el título. "Le he dado vueltas todo el verano. ¿Intentamos contraatacar con otra alternativa? Aunque me parece que acabará siendo tu elección la que gane", escribe la editora. Larsson no cede, y desde su e-mail,stieg.larsson@expo.es, le contesta: "Creo que ése está muy bien. He preguntado qué opinan algunos conocidos y dicen que es un título que da que pensar".
Stieg Larsson, a finales de abril, está terminando de escribir la tercera parte de la saga y a la vez trabaja en la edición de las dos primeras. Quienes le conocen aseguran que por estas fechas no duerme más de tres horas, fuma tres cajetillas al día y se bebe unos 20 cafés diarios. Al igual que sus personajes, se alimenta de comida basura. Mientras, le explica a la editora cómo ha construido a los dos protagonistas, el periodista Mickael Blomkvist y la hacker Lisbeth Salander: "He creado personajes principales que se distingan de los arquetipos policiales al uso. Así, Blomkvist no tiene úlcera de estómago, ni problemas con el alcohol, ni ansiedad. Su cualidad más destacable es que se comporta como una fulana estereotipada (...) Lisbeth, en cambio, aporta las típicas valoraciones y cualidades masculinas".
Casi desde el principio, Larsson recibe los elogios de los editores, que consideran que los libros están "excepcionalmente bien escritos". El 30 de abril de 2004, después de firmar el contrato, el escritor cuenta que durante el proceso de creación ha seguido una regla muy sencilla. "No he idealizado nunca delitos ni criminales, ni he tipificado a las víctimas. En el primer libro construyo una serie de asesinatos a partir de la reconstrucción de investigaciones policiales reales. La descripción de la violación de Lisbeth Salander está basada en un caso que ocurrió en Östermanlm. Y así con todo. He intentado crear víctimas de crímenes basándome en personas anónimas".
Trotskista, periodista que se dedicó durante 30 años a investigar a la extrema derecha y las conexiones de los nazis con las empresas, Stieg Larsson deja muy claro que aborrece las injusticias. Y no está dispuesto a tolerarlas en sus libros. Odia las novelas policiacas en las que los personajes pueden comportarse de cualquier manera sin consecuencias. "Si Mickael dispara a alguien con una pistola, incluso si lo hace en defensa propia, irá a parar al Juzgado de Primera Instancia", escribe. Aunque exculpa a Lisbeth: "Ella es una excepción porque sencillamente es una sociópata con rasgos psicopáticos y no funciona como la gente normal. Ni siquiera tiene la más mínima consideración sobre lo que está bien o está mal".
Eva Gedin le cuenta a finales de agosto que ha empezado a correr el rumor de su inminente debut literario y que las editoriales extranjeras tienen mucho interés en comprar los derechos. La editora cree que será muy divertido presumir de Millenium en las ferias de Gotemburgo y Francfort. Le cuenta además que han puesto en marcha a varios diseñadores para que trabajen en la cubierta de los libros.
En este aspecto, Larsson es tajante: "Con las cubiertas me pasa que las amo o las odio nada más verlas, para mí no hay posturas intermedias. Las cubiertas de la serie de Hamilton, de Guillou [autor sueco de 10 novelas de espías] pertenecen al tipo que no me gusta, y lo mismo me pasa con las que se basan en figuras planas. Las portadas tienen que ser sugerentes, un poco difíciles de interpretar, quizá un detalle de una imagen mayor. Las cubiertas sexistas, por supuesto están proscritas". El escritor explica más tarde que él tiene la idea de utilizar en portada el detalle de un tatuaje o un piercing.
En la única entrevista que Larsson hizo refiriéndose a sus libros, explicó que el personaje de Lisbeth Salander, la antiheroína favorita de los lectores, la creó a raíz de preguntarse qué habría ocurrido con Pipi Calzaslargas si se hubiese hecho mayor. El peso de esta chica menuda, de aspecto frágil, tuvo que debatirlo con la editorial. Eva Gedin, el 31 de agosto, escribe: "Hemos valorado el peso de Salander y creemos que debería estar en torno a los 42 kilos. Es una mujer obviamente delgada, pero no enfermiza. Aunque seguiré preguntando un poco más aquí y allá. Voy a ser discreta y preguntaré a las chicas bajas y delgadas", bromea la editora. Larsson, divertido, le contesta dos días después: "He estado a punto de preguntar a chicas jóvenes en el metro cuánto pesan, pero al final siempre me echo atrás. Pueden malinterpretarlo. Pero 42 kilos suena razonable".
La feria del libro de Francfort, la más importante del sector, se iba a celebrar ese año a finales de octubre, y Larsson pregunta si para esas fechas habrá traducido algún "pedacito de prueba" de los libros. La editorial le tranquiliza: "Ningún agente-editor extranjero lo habrá podido leer antes de octubre". Gedin le pide también que reserve un par de días para revisar todo el manuscrito del primer libro.
Y el novelista vuelve con humor al tema de la feria de Francfort: "Había oído que la feria es como un pequeño manicomio que dura un par de días. No tengo ni idea de cómo va eso de la venta de derechos en el extranjero y no pienso inmiscuirme, pero supongo que es igual de divertido que celebrar un congreso antifascista con 120 grupos de activistas en Berlín, e intentar alcanzar algún tipo de acuerdo ideológico".
En septiembre, un tornado de grado 5 arrasa la isla de Granada, en el mar Caribe, el peor desde 1954. Deja 35 muertos y cientos de heridos. Ocurre justo en la isla donde arranca la segunda novela de Larsson y que por esos días anda revisando. "He tenido que pensar qué hago con este capítulo", escribe Larsson, e inmediatamente cuenta que trabajará en el comité de ayuda que se abra en Suecia para ayudar a la reconstrucción de la isla. En este e-mail explica que estuvo involucrado en la revolución socialista que se llevó a cabo aquí en los ochenta. Incluso se declara "un buen amigo" del asesinado primer ministro Maurice Bishop. "Pero eso ya es otra historia".
En el último e-mail enviado desde la editorial (28 de octubre), Eva Gedin le dice que le gustaría hablar con él sobre el comienzo, donde cree que es necesario revisar algunos detalles. "Así son las cosas, nosotros los editores y redactores siempre poniendo algún pero".
El mismo día, Larsson le responde: "No dudo que haya que ajustar alguna cosa. Así que permíteme oír tus 'peros', redactora. Besos y abrazos, Stieg".
Aquí acaba la correspondencia.
Nunca pudieron revisar el capítulo. El 9 de noviembre el corazón de Larsson reventó en la redacción de la revista Expo y dejó de latir más tarde en las calles de Estocolmo, en una ambulancia rumbo al hospital.

Una marca millonaria llamada Larsson

- La publicación de la serie Millenium se ha llevado a cabo en 40 países. Las ventas superan los 12 millones de ejemplares.
- En España, entre el primer y segundo tomo, se han vendido 1.500.000 de libros.
- Para la tercera entrega, que sale a la venta el próximo día 18, la editorial Destino ha previsto una primera tirada de 500.000 ejemplares.
- La película basada en el primer tomo, Los hombres que no amaban a las mujeres, fue la segunda más vista en España durante su estreno hace dos semanas y han ido a verla hasta ahora más de medio millón de espectadores.

Lisbeth Salander

"Nuestras vidas están en las novelas"

JUAN DIEGO QUESADA Madrid 14 JUN 2009

Durante unas vacaciones en el archipiélago de Estocolmo, en medio de veleros y casitas de pescadores, Stieg Larsson dijo que se aburría. No aguantaba estar sentado todo el día ante el mar y con un cóctel en la mano. Su novia, Eva Gabrielsson, escribía mientras un libro sobre la capital de Suecia y no le prestaba mucha atención.
-Estás todo el día ocupada y yo no tengo nada que hacer.
-Cariño, ¿qué te parece explicar por qué le regalaban flores a ese anciano cada vez que cumplía años?
Gabrielsson se refería a un relato breve que Larsson había escrito en 1997 y que contaba la historia de un abuelo que recibía flores de un remitente anónimo. Esa escena es el comienzo de Los hombres que no amaban a las mujeres, el primer libro. Así, por matar el tiempo en vacaciones, Stieg Larsson comenzó a tirar del hilo y se puso a escribir la trilogía Millenium.
En los próximos dos años, hasta su muerte en noviembre de 2004, Larsson mancharía de tinta más de 2.000 páginas con una historia de género policiaco que ha cautivado al planeta.
La anécdota la cuenta Eva Gabrielsson, a través del e-mail, desde Estocolmo. Ella y Larsson fueron pareja durante 32 años, pero nunca se casaron. La muerte repentina del escritor, cuando ya había acordado publicar las novelas con la editorial Norstedts, y la falta de un testamento, hizo que los derechos de autor fueran a parar al padre de Larsson y a un hermano. Suman por ahora siete millones de euros, pero ella no recibe ni un euro.
"Stieg estaría muy enfadado con la situación. Odiaba las injusticias y ésta, sin duda, lo es", cuenta Gabrielsson, arquitecta de profesión. "Por razones de seguridad no quisimos casarnos. Era más seguro para Stieg (perseguido por grupos de extrema derecha) no aparecer en ningún registro. Él era un objetivo de los extremistas, que usan estos datos para tener información de sus víctimas", explica.
El incansable Larsson, trabajador y perfeccionista con sus textos hasta la obsesión, se crió con sus abuelos maternos. No comenzó a vivir con sus padres hasta cumplir nueve años, justo cuando su abuelo murió a los 56. A los 18 se independizó, y tan sólo un año después conoció a Gabrielsson, el amor de su vida. "Él no tenía una estrecha relación con sus familiares. Los veíamos cada dos o tres años", cuenta ella.
Gabrielsson ayudó a editar las novelas antes de que se presentasen a la editorial. Recuerda las noches en vela que pasaban los dos discutiendo la trama. "Su vida, mi vida y nuestras inquietudes están plasmadas en las novelas. En ellos se habla mucho de nuestros amigos y las experiencias que vivimos juntos durante tantos años", dice. Larsson utilizó en las novelas las descripciones de calles y distritos que ella había plasmado años atrás en un estudio sobre arquitectura.
Ella es una de las pocas personas que ha leído el principio de una cuarta novela que comenzó a escribir Larsson. "No es como las otras tres de Millenium. Es muy diferente, aunque Lisbeth Salander y Mickel Blomkvist aparecen. Stieg me contó la historia, pero no era nada definitivo, era más bien un boceto", confiesa.
A Gabrielsson y Larsson les unía el amor por la naturaleza. Ella recuerda unas expediciones "memorables" en velero, entre amaneceres y tormentas, por el archipiélago de Estocolmo. Justo el lugar donde un adicto al trabajo, por tedio y aburrimiento, se puso a crear Millenium.



El último Larsson arrasa en su primer día

'La reina en el palacio de las corrientes de aire', último volumen de la trilogía 'Millennium', salda su primer día en el mercado español con 200.000 ejemplares vendidos

EUROPA PRESS Madrid 18 JUN 2009 - 17:15 CET
Cientos de lectores han acudido a comercios de toda España para adquirir La reina en el palacio de las corrientes de aire, el último volumen de la trilogía Millennium del escritor sueco fallecido Stieg Larsson. El primer día del libro en el mercado español se ha saldado con 200.000 ejemplares vendidos, casi la mitad de los que Destino imprimió en su primera edición. La editorial Destino constató en un comunicado que La reina en el palacio de las corrientes de aire "ha hecho historia" por su acogida y, ante la demanda, ya se prepara una nueva edición de 100.000 ejemplares. Mientras, el gerente de compras del área de libros de Vips, Ignacio Merino, afirmó que la novela se ha vendido "muy por encima de las expectativas iniciales".
Como una "golosina" para un "devorador" de libros. Así calificó el responsable del departamento de Cultura de la cadena Vips la última entrega de Larsson. "Hasta que no lees el tercer libro no vas a atar cabos, así ha enganchado a miles de lectores que normalmente no se hubieran acercado a este tipo de literatura". De la misma manera opinó una madrileña que, después de leer las dos primeras entregas: Los hombres que no amaban a las mujeres y La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina, se acercó hasta el comercio para adquirir la última. "Me enganchó desde la primera hora que empecé a leerlo".
La reina en el palacio de las corrientes de aire llegará a las librerías casi un mes después de que se estrenara en los cines españoles la película basada en la primera novela, Los hombres que no amaban a las mujeres. El libro que cierra la trilogía de Larsson, fallecido de un infarto en 2004, poco antes de que se publicara en Suecia la primera de sus novelas, también está protagonizada por el periodista Mikael Blomkvist y la hacker bisexual Lisbeth Salander. Larsson (Västerbotten 1954 - Estocolmo 2004), célebre periodista en su país, fue reportero de guerra y fundador de la revista Expo, dedicada a la lucha contra la extrema derecha antidemocrática. Gran lector y entusiasta del género negro y la ciencia ficción, escribía sus novelas por las noches, prácticamente en secreto.
En la tercera entrega de Millennium, se desvela un dato fundamental sobre qué pasó con Lisbeth, que corre alto riesgo de vida. Entre tanto, con una Erika Berger totalmente inmersa en las luchas de poder y las estrategias comerciales del periódico Svenska Morgon-Posten (en horas bajas tras el descenso de las ventas y de los anunciantes), Mikael se siente muy solo. Quizás Lisbeth le haya apartado de su vida, pero a medida que sus investigaciones avanzan y las oscuras razones que están tras el complot contra Salander van tomando forma, Mikael sabe que no puede dejar en manos de la Justicia y del Estado la vida y la libertad de la hacker. Pesan sobre ella durísimas acusaciones que hacen que la policía mantenga la orden de aislamiento, así que Kalle Blomkvist tendrá que ingeniárselas para llegar hasta ella, ayudarla, incluso a su pesar, y hacerle saber que sigue allí, a su lado.



La herencia de Stieg Larsson



El legado de Stieg Larsson ha provocado un enfrentamiento entre su compañera sentimental Eva Gabrielsson, por un lado, y el padre y el hermano del escritor (Erland y Joakim respectivamente), por otro. Son éstos quienes han recibido la millonaria herencia, que incluye todos los derechos de sus obras así como la manera de gestionar lo que dejó escrito. Sin embargo, Gabrielsson cree que es ella quien debería tener el control al ser la persona que mejor le conocía; Larsson abandonó el hogar familiar a los 18 años y desde entonces vivió con Gabrielsson sin mantener apenas contacto con su padre y hermano.
Erland y Joakim ofrecieron a Gabrielsson un acuerdo por el que le daban 20 millones de coronas suecas y la tercera parte de los derechos de autor, aunque esta oferta fue finalmente rechazada por la viuda.
En una entrevista para el diario italiano "La Stampa" publicada el 07/02/2010, Gabrielsson desmintió las afirmaciones del colega de Larsson, Kurdo Baksi y del que fuera su jefe durante años en la agencia de noticias sueca TT, Anders Hellberg, que levantaron gran polémica en Suecia al asegurar que otra persona escribió los libros. Gabrielsson afirmó que ella es arquitecta y que "durante un cierto período coleccionó informes y estudios sobre los barrios y los edificios de Estocolmo" de los que el escritor se sirvió para ambientar sus novelas. "No necesitaba ningún tipo de ayuda para escribir. Cuando se sentaba ante el ordenador, tenía las ideas muy claras y escribía muy rápido, mientras que yo soy muy lenta", afirmó.


La saga Millennium

Larsson comenzó a escribir novelas policíacas por las noches, como diversión, en el año 2001. En un primer momento, se planteó, junto con el periodista Kenneth A., de la agencia de noticias TT, escribir una historia sobre los personajes Hernández y Fernández, de Las aventuras de Tintín. Más tarde se propuso imaginar cómo se desenvolvería en la sociedad actual la célebre Pippi Calzaslargas creada por la escritora sueca Astrid Lindgren: así creó a uno de los protagonistas de sus ficciones, la investigadora Lisbeth Salander. Como contrapunto, creó a otro personaje más equilibrado, el periodista de investigación Mikael Blomkvist (cuyo nombre evoca también el de otro personaje de Lindgren, el niño detective Kalle Blomkvist). A partir de ahí creó el resto de los personajes de la denominada saga Millennium, por el nombre de la revista en que trabaja Blomkvist.
Falleció en 2004, a los 50 años, de un ataque al corazón, días después de haber entregado a su editor el tercer volumen de la saga, La reina en el palacio de las corrientes de aire, y poco antes de que se publicara el primero (Los hombres que no amaban a las mujeres).8 No llegó a ver publicada la obra que le llevaría a la fama, y su temprana muerte truncó el plan de continuar la saga, como algunos de sus allegados afirman. Su compañera durante 32 años, la arquitecta sueca Eva Gabrielsson, asegura que cuando Larsson falleció ya había comenzado a escribir la cuarta novela de la saga.
Recientemente, una página web francesa muy influyente (www.evene.fr) calificó a Larsson de «figura legendaria, cuyo extraordinario genio literario ha creado una de las obras literarias más importantes del siglo XXI... Las tres novelas constituyen un auténtico fresco de la sociedad moderna que no puede compararse a lo que ningún escritor de novela criminal ha hecho nunca antes.». Sin embargo, la novelista de misterio Donna Leon afirmó que en Millennium sólo hay maldad e injusticia y algo de cierto encierran sus palabras. Suecia aparece en estas novelas, según Mario Vargas Llosa, como «una sucursal del infierno, donde los jueces prevarican, los psiquiatras torturan, los policías y espías delinquen, los políticos mienten, los empresarios estafan, y las instituciones en general parecen presa de una pandemia de corrupción de proporciones fujimoristas». Hay fallos estructurales y su estilo no es el mejor, pese a lo cual el novelista peruano afirma que esta obra perdurará porque se trata de ficción de la más amena, con unos personajes perfectamente definidos, que, según él, es lo que importa.
En 2009 se ha estrenado una adaptación cinematográfica de la primera novela de la saga, una película dirigida por Niels Arden Oplev con los actores suecos Michael Nyqvist y Noomi Rapace en los papeles protagonistas. Män som hatar kvinnor, de más de dos horas de duración, se estrenó el 27 de febrero de 2009 en Suecia y Dinamarca. La primera película, que ha cosechado un notable éxito de taquilla, ha propiciado el estreno de las películas, Flickan som lekte med elden y Luftslottet som sprängdes adaptaciones dirigidas por Daniel Alfredson, con los actores suecos repitiendo como protagonistas.
The Girl With The Dragon Tatoo, la más reciente adaptación de la trilogía, basada en el primer libro, fue estrenada en 2011, dirigida por David Fincher y protagonizada por Daniel Craig, Rooney Mara y Christopher Plummer.La película ganó un Oscar por Mejor Montaje, además de ser nominada en la categorías: Mejor Actriz (Rooney Mara), Mejor Fotografía, Mejor Mezcla de Sonido y Mejor Edición de Sonido

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BIBLIOGRAFÍA
  • Los hombres que no amaban a las mujeres (Män som hatar kvinnor, 2005), ed. Destino, 2008. 
  • La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina (Flickan som lekte med elden, 2006), ed. Destino, 2008. 
  • La reina en el palacio de las corrientes de aire (Luftslottet som sprängdes, 2007), ed. Destino, 2009.
  • Lo que no te mata te hace más fuerte (con David Lagercrantz), ed. Destino, 2015



domingo, 16 de agosto de 2015

Rafael Chirbes

Rafael Chirbes
Poster de T.A.
FICCIONES

DE OTROS MUNDOS

Rafael Chirbes

(1949 - 2015)

Nació el 27 de junio de 1949 en Tavernes de Valldigna, Valencia, y murió el 15 de agosto de 2015. Su familia paterna residió en Dénia, (Alicante). Su abuelo era cestero y procedía de Valencia. De Algemesí, (Valencia) son la mayoría de los Chirgues, con g. 

Aprendió a leer muy temprano, le enseñó su padre, que murió cuando él tenía cuatro años. Cursó estudios en colegios de huérfanos de ferroviarios, pasó por, León, Ávila y cuando cumple los 16 años, se traslada a Madrid, donde estudió Historia Moderna y Contemporánea. Pasó una temporada como profesor en un instituto y también dio clases siendo estudiante. 

Regentó la librería Futuro en Madrid y se dedicó a la crítica literaria, las reseñas gastronómicas (revista Sobremesa, de la que fue fundador) y relatos de viajes. Residió en Marruecos (fue profesor de Historia de la España Musulmana) además de en París y otras ciudades españolas hasta que en el año 2000 regresó a la Comunidad Valenciana. Reside en Beniarbeig, una población situada en el noreste de la provincia de Alicante. 

Su primera novela, Mimoun (1988), llegó a la editorial Anagrama gracias a la escritora Carmen Martín Gaite, y quedó finalista del Premio Herralde. La larga marcha (1996), recibió el Premio SWR-Bestenliste en Alemania. Esta novela inició una trilogía sobre la sociedad española desde la posguerra hasta la transición, que se completa con La caída de Madrid (2000) y Los viejos amigos (2003). Crematorio (2007), es un retrato sobre la especulación inmobiliaria y recibió el Premio Nacional de la Crítica y el V Premio Dulce Chacón. Fue adaptada por Canal Plus en 2011 en 8 capítulos con el mismo título. En la orilla (2013), otra obra sobre el país en crisis, recibió el Premio Francisco Umbral al libro del año 2013 y también el Premio Nacional de la Crítica 2014. El jurado valoró su obra como "una novela de extraordinaria construcción literaria, que tratando de la realidad actual, no se limita al realismo, mostrando una riqueza formal y recursos poéticos que lo trascienden". 

Rafael Chirbes falleció el sábado 15 de agosto de 2015 a causa de un cáncer de pulmón irreversible que le fue detectado el lunes anterior, después de ingresar en el hospital.


Carlos Boyero

Rafael Chirbes, arte incontestable


Para mi pesar, llegué imperdonablemente tarde a la escritura de Chirbes, pero sospecho que es de esos autores que vas a seguir a perpetuidad, o a releer en el temible caso de que decidiera no escribir más. Leí la impresionante Crematorio en estado de shock, aterrado por el análisis que hace de la capacidad del ser humano para corromperse, por la fuerza y la complejidad de esos monólogos interiores en los que los personajes utilizan el bisturí consigo mismo y con los demás, por una prosa dura, torrencial, conmovedora y soterradamente lírica, por frases que te remueven como un puñetazo en el hígado y se quedan grabadas en la memoria, por el sarcasmo utilizado como una de las bellas artes. Chirbes retorna a Misent en En la orilla, a ese territorio imaginario que nos resulta terroríficamente familiar, para consumar su viaje al fin de la noche. En ese mural de la podredumbre ya no se salva ni dios. Ganadores y perdedores están inmersos en la misma miseria moral. Los recuerdos tampoco ayudan. Todo estaba podrido en el aparente esplendor de otras épocas, antes de que llegara la peste. Hay algún momento exaltante (la descripción de las esencias de la artesanía) y personajes (la asistenta sudamericana) en los que le suplicas a su creador que tenga piedad con ellos, que aparezca un rayo de luz en medio de tanta asfixia, pero supondría hacer trampas. La ciénaga se ha apoderado de todos, de verdugos y víctimas. Te sientes noqueado al acabar este retrato tan negro, tan profundo, tan desolador, tan cruel, tan hermoso.

Rafael Chirbes
Poster de T.A.

Rafael Chirbes

Páginas en presente

    LUIS GARCÍA MONTERO 28 DIC 2013 - 01:17 CET

    ELSA SUÁREZ  (EL PAÍS)

    La realidad existe mientras se cuenta. Los hechos no son un escenario objetivo, sino el resultado de un orden y de una construcción. El instante puede ser muy orgulloso en nuestra sociedad, puede identificarse con un cuerpo deportivo, convertir en imperio la fugacidad de una mercancía, pero resulta incomprensible en sí mismo, no está operativo si no se reconoce en un pasado, es decir, en un modo de intuir el futuro. La realidad es inseparable del sentido.
    Rafael Chirbes es uno de los novelistas españoles que mejor cuenta la realidad porque lleva muchos años persiguiendo su sentido. Los lectores hemos celebrado el poder de la ficción, la palabra directa, la mirada certera y seca sobre los personajes y las historias, a través de libros como La buena letra (1992), La larga marcha (1996), Los viejos amigos (2003) o Crematorio (2007). La intimidad de los personajes, el decorado de las vidas privadas y las historias públicas se tejen en un universo narrativo que ordena e interpreta ese argumento llamado España. La dimensión ética perfila la mirada y el vocabulario de Chirbes. Su poder es inseparable de la búsqueda de sentido, de la lucidez.
    Quizás podemos situar este sentido en la conciencia de que la Transición no fue en realidad el paso de una dictadura a una democracia, sino la época en la que pasamos de los códigos económicos y vitales del subdesarrollo a las conductas del capitalismo avanzado. Una mutación antropológica. La prepotencia del lujo, encadenada siempre al imperio del instante, no dudó en traicionar los viejos ideales y devorar la memoria al mismo tiempo que cancelaba el futuro como lugar solidario. Los jóvenes rebeldes se iban vendiendo al poder, mientras el dinero lo corrompía todo. Y la mirada de protesta solo encontró en ese camino, ya que todas las banderas se acomodaban a la mentira, las complicidades de la enfermedad. El deterioro del cuerpo ha ido ocupando un lugar decisivo en las narraciones de Chirbes porque la voluntad de maquillaje perpetuo acaba derrotada por la ley implacable de los años y la biología.
    La última novela de Chirbes, En la orilla (2013), se sitúa ya en los años de la crisis económica y entiende la irrupción de las dificultades como el estado de una agonía generalizada. El narrador busca un paisaje significativo, el pantano de Olba, y coloca un cadáver entre el fango para desatar la lucidez del sentido. La codicia, la traición, las miserias personales, la explotación aceptada como sistema, nos hacen a todos responsables de la agonía, del desempleo, la quiebra de los negocios y la infelicidad. Eva echó mano a la serpiente creyendo que era un collar de esmeraldas. Es “la seguridad de que no hay ser humano que no merezca ser tratado como culpable”, confiesa el protagonista, Esteban, un carpintero, amo y esclavo, que se ha visto obligado a cerrar su taller y a despedir a sus trabajadores.
    No hay salida. El presente es la historia de alguien que se arruina al caer en la tentación de la avaricia. El pasado es un padre, educado en los viejos sueños revolucionarios, que se fue separando poco a poco de la vida por culpa de sus propios rencores y de su lejanía ante una realidad despreciable. El rencor conduce también a la falta de sentido y la inutilidad. Y el futuro tampoco parece una alternativa porque los descendientes nacionales siguen la senda macabra del dinero y los que llegan de fuera, empujados por una necesidad anterior, solo aspiran a competir en el festín de la indignidad.
    En esta desolación adquiere especial protagonismo una sirvienta latinoamericana. Si los cuidados son el vínculo de una comunidad posible, el síntoma del amor y la solidaridad, En la orilla presenta una realidad muy distinta. La cuidadora ejerce el egoísmo, la hipocresía y el mundo entendido como compraventa. Igual que los demás personajes, pertenece al deterioro y la degradación. La voz narrativa es minuciosa, mancha todos los rincones, se convierte en obsesión, pasa del monólogo a la tercera persona para no dejar nada a salvo, ni desde la perspectiva de las intimidades, ni desde la descripción exterior de la sociedad.
    Los lectores de Chirbes llegamos hasta aquí. La realidad es una enfermedad mortal, una vejez sin piedad, un pantano, un vertedero. ¿Y ahora qué? Es el momento de preguntarse si esta radicalidad de la mirada negativa mantiene su lealtad a la lucidez o paga la factura del rencor. ¿Es que no hay nada bueno en la vida? ¿Todo ser humano es sospechoso? ¿El amor resulta siempre una estafa? El buenismo, desde luego, falsea cualquier meditación. Pero, en el otro extremo, conviene también preguntarse por el nihilismo totalitario y su voluntad absoluta de descrédito. ¿Sirven para entender la realidad? ¿No son una forma más de acomodarse a los dictados de un poder que pretende cegar cualquier alternativa? La última novela de Rafael Chirbes me ha dejado estas preocupaciones.

    EL PAÍS

    Rafael Chirbes
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    Chirbes, Premio Francisco Umbral 

    al Libro del Año por su obra ‘En la orilla’

    El jurado escoge al autor por unanimidad y destaca "su prosa soberbia y su fuerza creativa"

    El galardón está dotado con 12.000 euros



      Rafael Chirbes en Valencia. / JESÚS CÍSCAR
      El escritor valenciano Rafael Chirbes ha sido galardonado este miércoles con el Premio Francisco Umbral al Libro del Año por su obra En la orilla (Anagrama), un reconocimiento dotado con 12.000 euros.
      El jurado ha designado ganador por unanimidad a Chirbes, de quien ha destacado "su prosa soberbia y su fuerza creativa" con la que muestra el "vaivén del tiempo y las ruinas del presente", según ha destacado este miércoles durante el fallo el miembro del jurado Fernando Rodríguez Lafuente, director de ABC Cultural.
      "Todos los miembros del jurado hemos estado de acuerdo en que debíamos reconocer la excelencia literaria de esta obra. Ha primado la calidad por encima de cualquier otra cosa", ha señalado Lafuente.
      Según describe, se trata de "una novela que narra el descenso a los infiernos provocado por los ambiciosos, pero traspasa ese plano y se convierte en una metáfora de estos desdichados días".

      Sorprendido

      España Suárez, viuda de Francisco Umbral y presidenta de la Fundación Francisco Umbral, ha sido quien ha dado la noticia a Chirbes. En ese momento, el escritor se encontraba en el supermercado, junto a "las baldas de las botellas de aceite", según ha relatado Suárez.
      En el momento de conocer la noticia el escritor se ha mostrado "sorprendido", a pesar de que "ya tenía noticias de que había realizado un buen libro", según cuenta la presidenta de la fundación.
      Por su parte, María Jáudenes, subdirectora General de Bellas Artes, del Libro y de Archivos de la Comunidad de Madrid --quien ha acudido en sustitución de la directora general del mismo departamento-- ha afirmado que "para la Comunidad de Madrid es un honor la colaboración con la Fundación Francisco Umbral para continuar con la difusión del legado de uno de los mejores representantes de la lengua".
      Los candidatos a este premio, que este año celebra su tercera edición, son libros escritos en castellano y editados entre el 1 de enero y el 31 de diciembre de 2013.
      Las obras escogidas en las anteriores ediciones fueron Las cuatro esquinas, de Manuel Longares (2011), y La cabeza en llamas, de Luis Mateo Díez (2012).
      El jurado ha estado integrado por Carmen Iglesias, académica de la Real Academia de la Historia y presidenta del jurado; Manuel Llorente Machado, redactor jefe de la sección de Cultura de El Mundo; César Antonio Molina, escritor y exministro de Cultura y, en la actualidad, director de Casa del Lector; Fanny Rubio, escritora y catedrática de Literatura de la Universidad Complutense de Madrid (UCM); Santos Sanz Villanueva, crítico y catedrático de Literatura de la (UCM); Fernando R. Lafuente, director de ABC Cultural; Carlos Aganzo, poeta y director de El Norte de Castilla y Juan Cruz, director adjunto de EL PAÍS.
      La Fundación Francisco Umbral nació el 12 de enero de 2009 con el objetivo de promocionar la obra de Francisco Umbral, tanto la literaria como la periodística, profundizar en su estudio y servir al fomento de la cultura literaria y al periodismo en todo el mundo de habla hispana.

      Rafael Chirbes
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      Rafael Chirbes, Premio de la Crítica

      El jurado destaca el buen retrato de la social de este país como Víctor Hugo reflejó la de París y Dickens la de Londres

        AURORA INTXAUSTI Madrid 25 ABR 2014 - 14:36 CET


        El escritor Rafael Chirbes en su estudio de Beniarbeig (Alicante). / JESÚS CÍSCAR (EL PAÍS)
        ¿Qué?, ¿Qué?, ¡Qué bien! Sorprendido y emocionado recibió Rafael Chirbes (Tavernes de Valldigna, Valencia, 1949) la noticia de este periódico de que había ganado con su novela En la orilla (Anagrama) el Premio de la Crítica, que otorga desde 1956 la Asociación de Críticos Literarios. El jurado ha destacado el tratamiento en la novela de las "angustias y zozobras" de los que han sufrido las consecuencias de la crisis, con un estilo "cuidado", en el que alterna los discursos interiores y exteriores de unos personajes concebidos en su dimensión coral. Según el jurado, el escritor ha sabido retratar la realidad social de este país como en su día Víctor Hugo reflejó la de París y Charles Dickens la de Londres.
        Chirbes, que pasa muchas horas en su casa, recurre con frecuencia a Episodios nacionales, de Benito Pérez Galdós. De hecho coincidió la escritura de su novela con la lectura de la cuarta serie de esos relatos que abarcan el reinado de Isabel II. Rechaza cualquier crítica a este escritor, tan denostado por otros compañeros de escritura, al que él considera "un maestro. Las críticas a Galdós vienen de aquellos que no lo han leído. Si lo lees y profundizas en sus textos te das cuenta de que muchas de las cosas que están ocurriendo en la sociedad española son una repetición de lo que ha ocurrido a lo largo de la historia". Él lo lee desde hace 50 años.
        En esta novela, En la orilla, como en la anterior, Crematorio, con la que también ganó el Premio de la Crítica en 2007, el autor aborda el momento de la burbuja inmobiliaria, la especulación y la corrupción política, el fraude y la resaca posterior cuando el castillo de naipes se desmorona, una resaca que ha llevado a la sociedad española a descubrir la verdadera carroña que existe cuando llega el dinero fácil, palabra que utiliza en sus dos novelas. Chirbes, poco optimista con el futuro, habla del declive de la sociedad, de la desesperación del ciudadano cuando no tiene para comer porque el paso siguiente es "el cabreo. Mucha gente cabreada sin ordenar las ideas y pasarlo por la cabeza te puede llevar a cometer locuras y eso provoca miedo. Es peligroso".
        El pesimismo de Chirbes es eco del que existe entre los jóvenes que hace una década vivían muy bien con el sueldo que ganaban y que hoy se encuentran en el umbral de la pobreza. "Es duro para alguien de 30 o 35 años que en los primeros años de este siglo tenía un buen trabajo llevando una grúa y un sueldo acorde. Y hoy se encuentre en la calle acudiendo a los comedores sociales porque no encuentra nada y tampoco se le forma para mejorar su situación. El gris que se respira en el ambiente te lleva a los años 50 del pasado siglo, a ese momento en el que las dificultades eran evidentes y no veías el futuro", puntualiza el escritor.
        El autor de Los viejos amigos quiere que sus libros duren en el tiempo y que cuando en el futuro alguien los tenga en sus manos sirvan para conocer cómo era la sociedad española en ese momento. "Creo que sería imposible entender lo que está ocurriendo en Ucrania sin haber leído a Marx. Es de locos lo que está padeciendo la sociedad de ese país machacada por la voracidad de las multinacionales y las fábricas de armas".
        En el apartado de poesía, Antonio Hernández ha sido reconocido por su obra Nueva York después de muerto (Calambur). El también componente del jurado Santos Domínguez ha explicado que el poeta es "uno de los autores más sólidos de la poesía española del último medio siglo". El título recoge el proyecto frustrado con el que Luis Rosales pretendía cerrar su obra, pero una enfermedad se lo impidió, y, así, realiza un doble homenaje: al "maestro" y también a Federico García-Lorca, "maestro del maestro". Nueva York después de muerto es un libro "sorprendente y arriesgado", en el que, según el jurado, el autor recoge un cruce de vidas y destinos que acaban en la ciudad de la muerte y de la aurora, con columnas de cieno y aguas podridas.
        Así, en lengua catalana se ha premiado la novela de Pep Coll Dos taüts negres i dos de blancs (Dos ataúdes negros y dos blancos) y la obra de poesía Alba del vespre (Alba de la noche), de Carles Duarte. Los premios en lengua gallega han correspondido a la novela de Anxos Sumai A lúa da colleita (La luna de la cosecha) y al poemario de Berta Dávila Raíz da fenda (Raíz de la grieta). Por último, el galardón en narrativa vasca ha sido para Nevadako egunak (Días de nevada) de Bernardo Atxaga y para la obra poética en dos partes Heriotzarenataria dugu bizitza (La vida es el pórtico de la muerte) y Bizitzaren atea dukegu heriotza" (Acaso la muerte sea el umbral de la vda) de Joxan Artze.






        Honestidad de la rabia

        Era, en persona también, y con otros, un hombre solitario, temeroso del ruido mediático

        Hace un año, quizá, cuando le dieron más premios de los que él mismo se hubiera imaginado, Rafael Chirbes se estaba quitando de fumar, y recibía otro premio. Alejado del mundo y del ruido que éste produce en los medios acostumbrados a que el escritor sea, sobre todo ahora, un pájaro mediático que va de flor en flor, el autor deCrematorio quería quemar, como si se lo fumara, aquel periodo inclemente de su vida, cuando todo el mundo lo celebraba y él hubiera, sencillamente, el silencio.
        Y al silencio volvió, ignoro si fumando o no, pero sí centrado en sí mismo, concentrado, luchando contra los fantasmas verdaderos que fueron sus elefantes negros, los habitantes perversos y ruines de las sátiras a las que sometió al tiempo que le tocó vivir. Este tiempo vivido por Chirbes es, naturalmente, el tiempo español, que lo convocó a un compromiso intelectual y civil que marcó para siempre, para lo duró, su literatura.
        Visto desde la perspectiva de hoy, cuando ya la muerte cabrona cierra el paréntesis y convierte el pasado en una cosa concreta y cerrada, final, Chirbes deja un testimonio que tiene dos partes: la estética, pues prolongó a autores como García Hortelano y sus exploraciones sociales en un país ensombrecido por la guerra incivil sin desdeñar la audacia de los inventos literarios; y la ética: nunca se dejó vencer por los cantos de las sirenas críticas, que le afearon en un tiempo triste que hiciera lo que le daba la gana con su compromiso y quisieron tacharlo de la historia de la literatura.
        En ese entonces, un noble artículo de Antonio Muñoz Molina (En folio y medio, publicado por este periódico) puso a Chirbes en el destacado lugar al que lo llevó su esfuerzo moral por escribir lo que veía y lo que sentía sin romper sus fronteras estéticas y sin renunciar a sus convicciones éticas. Siguió así, como aquellos personajes de Vicente Soto, machacando en la misma piedra hasta que pulimentó con textos extraordinarios por los que recibió tantos premios, de los que trataba de curarse igual que se trataba de curar del tabaco.
        Era ya, pues, un maestro, alguien a quien los jóvenes visitaban para encontrarse a un personaje distraído, de mirada clara, la boca siempre en estado de estar callada, escuchando sin hablar, escuchando siempre, dándole vueltas, aunque no lo tuviera, al cigarrillo cuyo humo veía como un abrazo del aire.
        Era, en persona también, y con otros, un hombre solitario, rabiosamente solitario; su honestidad era también rabiosa, como si, en este caso sí, tuviera claro que la frontera entre ser un buen escritor y ser un individuo en busca del abrazo de los medios hubiera una distancia que él nunca quiso cruzar.
        Por eso uno se fijaba tanto en él cuando recogía esos premios, como si en algún momento se fuera a ir corriendo como un caballo salvaje en busca de la madriguera donde reposar sus ojos.
        Este momento ha llegado. Gran Chirbes, esos ojos claros sobre la tierra quemada de la España que dibujó con la precisión de un pintor asustado por la dureza del vecindario.

        Rafael Chirbes
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        "Cada vez que yo abro una novela de Rafael Chirbes 
        no puedo dejarla hasta el final."

        Antonio Muñoz Molina

        Rafael Chirbes
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        Muere Rafael Chirbes a los 66 años, el maestro de todos los novelistas antipáticos


        Un cáncer de pulmón ha acabado con la vida de uno de los escritores de referencia de este país, a los 66 años de edad. Rafael Chirbes, Premio Nacional de Narrativa y Premio de la Crítica por En la orilla (2013), deja huérfana a la novela empeñada en dar testimonio de su tiempo y en denunciar sus perversiones. El autor de Mimoun (1988), La buena letra (1992), La caída de Madrid (2000) o Crematorio (2007) cuenta con una de las trayectorias más honestas y afortunadas de la España democrática. Fiel creador de libros "antipáticos, ariscos y esdrújulos", es el maestro de todos los novelistas antipáticos con la cruda realidad.

        Siempre oportuno en la crítica a la falta de moral y ética en un país en fiesta, cada libro de Chirbes se plantaba en la mesa de novedades con la actitud del aguafiestas. Siempre a la contra, reconocía que su popularidad tardía le sorprendía alegre y confundido porque era “contradictorio”. “Para el libro es una segunda vida, pero para mí es contradictorio porque el mismo Gobierno que crea el malestar a mis personajes es el que ahora me premia por el libro en el que lo cuento”, explicaba a este periódico el octubre del año pasado, con la concesión del Premio Nacional de Narrativa. 

        Encarnaba el papel del gran sabio y huraño de los que se dejaba ver. Generoso y tierno, insistía en que un escritor debía ser por encima de cualquier cosa “de verdad”. En nueve novelas Chirbes ha sido infinito –y certero- en su recorrido escudriñador por las grietas de esta sociedad. Nunca ha defraudado a esa España indignada necesitada del destape de los pozos más negros.




        "El mismo Gobierno que crea el malestar 
        a mis personajes
        es el que ahora me premia"


        Rafael Chirbes


        Chirbes se adelantó a informarnos de la Púnica en Crematorio. Pero antes fueron otros escenarios. “Mi proyecto es intentar explicarme quién soy en cada momento, esté donde esté. La caída de Madrid (2000) tenía Madrid como escenario. Ahora es este escenario, que, efectivamente, da para mucho”, explicaba a este periódico. “Hay material por todas partes. El mito de la corrupción de la Comunidad Valenciana ha crecido porque no tenían el mismo poder que otras para frenar las informaciones, pero la Gürtel viene de Madrid. La diferencia es que aquí les han puesto la paella para que coman”. 

        Estas líneas de Crematorio bastan para atisbar su actitud crítica con todo, sobre todo con la posición del escritor en su entorno: “A ti, Juan, que te gusta tanto la literatura realista, que te gusta Balzac, cómo no adivinas que lo de tu casa es como en las novelas de Balzac, lo mismito: también en el origen de la fortuna de tu casa hay una sombra oscura. Eso es el realismo literario. No apartes la vista. ¿O crees que lo que dicen las novelas es mentira? Detrás de la fortuna, el crimen, ¿no es eso lo que dice tu querido Balzac? Se limitaba a decir lo mismo que Marx, que, por cierto, era un entregado lector suyo; lo que diría unos cuantos años después Lenin, que los leyó a los dos: a Marx y a Balzac; y tú te casas con la heredera de la fortuna y no quieres cargar con tu dote de culpa. ¿Y eres experto en literatura social?”.

        EL CONFIDENCIAL



        RAFAEL CHIRBES EN LA TELE

        Rafael Chirbes probó suerte con la televisión y le fue bien. Crematorio, la penúltima de sus nueve novelas, fue adaptada por Canal Plus en 2011 como miniserie de 8 capítulos, con Pepe Sancho en el papel del constructor Rubén Bertomeu. La serie, retrato de la especulación inmobiliaria, cosechó excelentes críticas y afianzó la carrera literaria de Chirbes. Ya vendría la avalancha de premios de su última novela, En la orilla.



        PREMIOS
        Por sus primeras obras
        • 1988: Finalista del Premio Herralde por su primera novela, Mimoun
        • 1999: Premio alemán SWR-Bestenliste por La larga marcha
        • 2003: Premio Cálamo al libro del año por Los viejos amigos
        Por Crematorio
        • 2007: Premio de la Crítica de narrativa castellana (1º)
        • 2007: Premio Cálamo al libro del año
        • 2008: Premio Dulce Chacón
        Por En la orilla
        • 2014: Premio de la Crítica de narrativa castellana (2º)
        • 2014: Premio Nacional de Narrativa
        • 2014: Mejor libro en lengua española de 2013 según el diario El País
        • 2014: Premio Francisco Umbral al libro del año
        • 2014: Finalista del Premio Bienal de Novela Mario Vargas Llosa




        BIBLIOGRAFÍA

        Novela
        Mimoun (1988). Finalista del Premio Herralde
        En la lucha final (1991)
        La buena letra (1992)
        Los disparos del cazador (1994)
        La larga marcha (1996)
        La caída de Madrid (2000)
        Los viejos amigos (2003)
        Crematorio (2007). Premio de la Crítica de narrativa castellana
        En la orilla (2013). Premio de la Crítica de narrativa castellana y Premio Nacional de Narrativa

        Ensayos
        Mediterráneos (1997)
        El novelista perplejo (2002)
        El viajero sedentario (2004)
        Por cuenta propia (2010)