DE OTROS MUNDOS
José Agustín Goytisolo / Por si todo vuelve a comenzar
José Agustín Goytisolo / Le obliga a que la mire
José Agustín Goytisolo / Palabras para Julia
José Agustín Goytisolo / Por rincones de ayer
José Agustín Goytisolo / Esa flor instantánea
José Agustín Goytisolo / El que cuenta las campanadas
José Agustín Goytisolo / Le obliga a que la mire
José Agustín Goytisolo / Palabras para Julia
José Agustín Goytisolo / Por rincones de ayer
José Agustín Goytisolo / Esa flor instantánea
José Agustín Goytisolo / El que cuenta las campanadas
José Agustín Goytisolo
(1928 - 1929)
José Agustín Goytisolo es uno de los poetas de los años cincuenta (entre los cuales destacan Jaime Gil de Biedma, Carlos Barral, José Ángel Valente y Claudio Rodríguez) en los que aparece con mayor claridad una nítida conciencia generacional, que se caracteriza por el rechazo estético de la primera posguerra y la afirmación ética de entronque machadiano, como puede apreciarse en el poema Homenaje en Colliure, perteneciente a Claridad.
José Agustín Goytisolo
Su obra poética, extensa, variada y con una gran carga autobiográfica, se encuentra en la línea del realismo social, de acuerdo con las ideas políticas del autor, y resulta ser una exposición permanente de sus compromisos éticos, sin dejar por ello de estar imbuida de una intensa nota intimista. No obstante, su poesía no es en absoluto panfletaria: ya en 1965, Goytisolo dejó claro que "la función de la literatura es, a la vez, estética y social (...). En la medida en que me ha sido posible, yo he procurado siempre sustraerme de los peligros de una postura excesivamente simplista a fin de no caer en la tentación de confundir los nobles sentimientos con la buena poesía".
Característica de su obra es la recreación del propio entorno (personal, familiar, social) expresada a través de registros que van desde la denuncia seca hasta la ironía y la sátira: el autor contempla el mundo que le rodea desde una perspectiva extremadamente crítica, presentada con frecuencia a través de registros del humor, lo cual es una de las constantes de su producción. Esta denuncia se llena de energía y sarcasmo cuando se refiere a las realidades sociales más próximas al propio escritor, en especial cuando trata de los usos y costumbres de la burguesía.
Otra faceta importante de su obra es el interés prestado a la propia poesía y al oficio de poeta; sus ideas al respecto sufren una evolución: en un principio, el autor, en consonancia con la poética del realismo social, aboga por el compromiso político; a partir de Bajo tolerancia, considera que el poeta es un ser distinto al resto de los hombres, cuestión que antes había negado de forma manifiesta en el poema Un hombre, incluido en Claridad.
La actividad literaria del autor se inicia con El retorno (1955), libro que mereció un accésit al Premio Adonais de 1954 y en el que aparece por vez primera el tono elegíaco presente en una parte importante de su creación. Se trata de un largo poema a la muerte de una mujer, identificada con su madre, que había fallecido en uno de los bombardeos de Barcelona durante la guerra civil, en el que suma componentes nuevos a los ya propios del género de la elegía.
En los dos libros siguientes, Salmos al viento (1958, Premio Boscán) y Claridad(1960, Premio Ausiàs March), se pone de manifiesto el carácter crítico del poeta al rebelarse por medio de la denuncia contra un entorno exterior mediocre y una sociedad asfixiante. Salmos al viento es una obra en la que la amargura de la experiencia anterior y la producida por la situación sociopolítica quedan reflejadas por medio de una ironía y un sarcasmo que transforman la realidad, deformándola monstruosamente y ridiculizándola. Claridad, por su parte, se caracteriza por su marcada impronta autobiográfica, por el continuo recuerdo de Antonio Machado y por su tono coloquial, pues Goytisolo en esta época "intenta escribir para todos". Estas tres primeras colecciones de versos del autor quedarían reunidas poco después en Años decisivos (1961).
Denuncia del escritor Goytisolo por malos tratos
AGENCIA CIFRA Barcelona 26 MAY 1976
El escritor José Agustín Goytisolo ha presentado denuncia contra tres Policías armados por supuesta agresión durante una manifestación que tuvo lugar el pasado domingo en Elche, con motivo de uno (le los actos suspendidos del homenaje a Miguel Hernández.El denunciante presentó, además, un certificado médico, en el que se califican sus lesiones de «hematerio debido a una probable nefritis traumática, así como equimosis en el brazo derecho y contusión craneal».
Según la denuncia, el escritor fue golpeado por tres agentes cuando éstos, por creer que tomaba parte en una manifestación, le conminaron a correr y desobedeció la orden.
Multa de 200.000 pesetas
al poeta José Agustín Goytisolo
EP Barcelona 21 AGO 1976
El Gobierno Civil de Granada ha notificado con fecha 10 de agosto la imposición de una multa de 200.000 pesetas al poeta José Agustín Goytisolo, la cual deberá ser efectiva en el plazo de diez días, procediéndose, en caso de impago, al ingreso en prisión. El motivo que se alega es el de haber leído un poema, que se considera que atenta contra el orden público, en el homenaje tributado a Federico García Lorca el día 5 de junio en Fuentevaqueros (Granda).
No obstante el carácter conminatorio del texto de la sanción gubernativa, José Agustín Goytisolo se ha negado a pagar la multa y ha encomendado la defensa de sus derechos al letrado Jiménez de Parga, bajo cuyo asesoramiento ha presentado recurso ante el Gobierno Civil de Granada y ante el Ministerio de la Gobernación, cargos que están ocupados por personas distintas a los que los regentaban el cinco de junio. El poeta catalán acudirá al Supremo, caso de no prosperar su recurso.
EL PAÍS
José Agustín Goytisolo
"Las memorias mienten, los versos no"
El escritor José Agustín Goytisolo ha presentado denuncia contra tres Policías armados por supuesta agresión durante una manifestación que tuvo lugar el pasado domingo en Elche, con motivo de uno (le los actos suspendidos del homenaje a Miguel Hernández.El denunciante presentó, además, un certificado médico, en el que se califican sus lesiones de «hematerio debido a una probable nefritis traumática, así como equimosis en el brazo derecho y contusión craneal».
Según la denuncia, el escritor fue golpeado por tres agentes cuando éstos, por creer que tomaba parte en una manifestación, le conminaron a correr y desobedeció la orden.
Multa de 200.000 pesetas
al poeta José Agustín Goytisolo
EP Barcelona 21 AGO 1976
El Gobierno Civil de Granada ha notificado con fecha 10 de agosto la imposición de una multa de 200.000 pesetas al poeta José Agustín Goytisolo, la cual deberá ser efectiva en el plazo de diez días, procediéndose, en caso de impago, al ingreso en prisión. El motivo que se alega es el de haber leído un poema, que se considera que atenta contra el orden público, en el homenaje tributado a Federico García Lorca el día 5 de junio en Fuentevaqueros (Granda).
No obstante el carácter conminatorio del texto de la sanción gubernativa, José Agustín Goytisolo se ha negado a pagar la multa y ha encomendado la defensa de sus derechos al letrado Jiménez de Parga, bajo cuyo asesoramiento ha presentado recurso ante el Gobierno Civil de Granada y ante el Ministerio de la Gobernación, cargos que están ocupados por personas distintas a los que los regentaban el cinco de junio. El poeta catalán acudirá al Supremo, caso de no prosperar su recurso.
"Las memorias mienten, los versos no"
PAU VIDAL
Barcelona
28 FEB 1997
José Agustín Goytisolo está exultante por tres motivos: le han fichado como asesor en la Institució de les Lletres Catalanes, el martes fue la estrella de un acto en Castellón contra la venta de armas y acaba de sacar el volumen 19 de su obra poética. En Las horas quemadas (Lumen), el poeta barcelonés traza un recorrido autobiográfico de una descarnada, y a menudo doliente, sinceridad. "Mis poemas son imágenes, porque es lo que retiene la memoria. Por eso no podría escribir unas memorias: tendría que mentir, y no sé hacerlo".El libro se divide en cuatro capítulos, correspondientes a otras tantas etapas vitales. La infancia y los tiempos de universitario en Madrid -"terminé allí la carrera de Derecho porque la Universidad de Barcelona me represalió por atentar contra el busto de Franco", aclara- son épocas de iniciación, pero en el tercero, episodios de depresión y represalias políticas trazan un retrato mucho más amargo. "A partir de los 30 caí en un profundo estado depresivo por culpa de la lucha antifranquista, los amigos muertos por el camino, la represión... Pensaba constantemente en el suicidio, probé muchos tratamientos y me atiborraron de pastillas, por lo que terminé convirtiéndome en un bipolar, es decir, saltaba de la euforia a la pesadumbre continuamente. Bebía mucho y me gastaba lo que tenía y lo que no. ¡Cuánto dinero llegué a pedirle a Paco Ibáñez!".
El poema Setenta y dos horas transmite la angustia del detenido ante los interrogadores-torturadores. "Fui a parar varias veces a los calabozos, y se trataba de resistir esos tres días sin abrir la boca. Pero es que me metí tanto en la lucha contra el régimen que hacía de todo: en las manifestaciones, en los actos subversivos... siempre iba más allá que nadie. Llevé mensajes aquí y allá de la frontera. Y llegué a boicotear, al principio de la televisión, un repetidor que instalaron en un monte".
Algo debió de suceder en aquellos años para que la furia de este izquierdista irredento se calmase. ¿Tal vez el fin de la dictadura? "No sólo eso. También el litio, un medicamento eficaz que en los setenta iba a buscar a Perpiñán y al que le he dedicado un poema". Sea como sea, el cuarto capítulo, El rostro que conjura, está dedicado íntegramente a su esposa. Goytisolo dice de él: "Es un homenaje a la única mujer que he amado desde que nos casamos". Pero su militancia progresista no ha decaído. Ahora se dedica a recopilar información y a denunciar la venta de armamento español a países en guerra, "un negocio más lucrativo que el tráfico de cocaína".
José Agustín Goytisolo está exultante por tres motivos: le han fichado como asesor en la Institució de les Lletres Catalanes, el martes fue la estrella de un acto en Castellón contra la venta de armas y acaba de sacar el volumen 19 de su obra poética. En Las horas quemadas (Lumen), el poeta barcelonés traza un recorrido autobiográfico de una descarnada, y a menudo doliente, sinceridad. "Mis poemas son imágenes, porque es lo que retiene la memoria. Por eso no podría escribir unas memorias: tendría que mentir, y no sé hacerlo".El libro se divide en cuatro capítulos, correspondientes a otras tantas etapas vitales. La infancia y los tiempos de universitario en Madrid -"terminé allí la carrera de Derecho porque la Universidad de Barcelona me represalió por atentar contra el busto de Franco", aclara- son épocas de iniciación, pero en el tercero, episodios de depresión y represalias políticas trazan un retrato mucho más amargo. "A partir de los 30 caí en un profundo estado depresivo por culpa de la lucha antifranquista, los amigos muertos por el camino, la represión... Pensaba constantemente en el suicidio, probé muchos tratamientos y me atiborraron de pastillas, por lo que terminé convirtiéndome en un bipolar, es decir, saltaba de la euforia a la pesadumbre continuamente. Bebía mucho y me gastaba lo que tenía y lo que no. ¡Cuánto dinero llegué a pedirle a Paco Ibáñez!".
El poema Setenta y dos horas transmite la angustia del detenido ante los interrogadores-torturadores. "Fui a parar varias veces a los calabozos, y se trataba de resistir esos tres días sin abrir la boca. Pero es que me metí tanto en la lucha contra el régimen que hacía de todo: en las manifestaciones, en los actos subversivos... siempre iba más allá que nadie. Llevé mensajes aquí y allá de la frontera. Y llegué a boicotear, al principio de la televisión, un repetidor que instalaron en un monte".
Algo debió de suceder en aquellos años para que la furia de este izquierdista irredento se calmase. ¿Tal vez el fin de la dictadura? "No sólo eso. También el litio, un medicamento eficaz que en los setenta iba a buscar a Perpiñán y al que le he dedicado un poema". Sea como sea, el cuarto capítulo, El rostro que conjura, está dedicado íntegramente a su esposa. Goytisolo dice de él: "Es un homenaje a la única mujer que he amado desde que nos casamos". Pero su militancia progresista no ha decaído. Ahora se dedica a recopilar información y a denunciar la venta de armamento español a países en guerra, "un negocio más lucrativo que el tráfico de cocaína".
Gabriel Celaya, Blas de Otero, Asunción Carandell, Carlos Barral y José Agustín Goytisolo, en 1959 (de izquierda a derecha). |
Fallece a los 70 años José Agustín Goytisolo al desplomarse desde la ventana de su casa
El autor de 'Palabras para Julia' era uno de los poetas más populares de España
XAVIER MORET Barcelona 20 MAR 1999
José Agustín Goytisolo, nacido en Barcelona en 1928, falleció a las cuatro de la tarde de ayer, al precipitarse desde la ventana de su domicilio, en Barcelona. Goytisolo estaba solo en su casa, por lo que no se conocen con detalle las circunstancias de su muerte. Según algunos allegados, últimamente estaba muy deprimido. Era uno de los poetas más conocidos de España. Palabras para Julia, al que puso música Paco Ibáñez, es uno de sus poemas más conocidos.
Un vecino del escritor oyó ayer por la tarde un ruido y cuando fue a ver qué pasaba encontró el cuerpo de Goytisolo tendido en medio de la calle. El poeta estaba solo en su domicilio, un tercer piso, de Barcelona, desde el que se desplomó. Avisada la policía, el cadáver permaneció media hora cubierto con una manta, hasta que la juez ordenó el levantamiento.Se autodefinía como "francotirador de izquierdas", pero era sin duda mucho más. Escritor y hermano de escritores, era el poeta de una familia, la de los Goytisolo, muy bien dotada literariamente. Mientras que sus hermanos menores, Juan y Luis, se han dedicado sobre todo a la novela, José Agustín optó por la poesía. Deja una obra compuesta de más de veinte títulos en los que, con un lenguaje llano, alternó versos urbanos y casi de combate con poemas de un sentimiento muy cercano a la gente de la calle. Era muy popular -su libro menos vendido va por la tercera edición- y su poema Palabras para Julia, dedicado a su hija, se ha convertido en un clásico gracias, en parte, a la versión cantada por Paco Ibáñez. También Amancio Prada y Rosa León han puesto música a sus poemas y la cultura catalana lo reconoce su labor de "hombre puente" por las excelentes traducciones que hizo de varios poetas catalanes.
Licenciado en Derecho, Goytisolo fue amigo y compañero de generación de Carlos Barral y Jaime Gil de Biedma. "Carlos, éramos pocos, pero hacíamos ruido", escribió en Cuadernos de El Escorial. Y en un ejemplo de su dominio de la sátira, lanzó este dardo envenenado contra algún poeta con ínfulas: "Crees que porque enculas a cualquier muchachito/ alcanzarás el arte de Jaime Gil de Biedma./ Él era homosexual y altísimo poeta. / Tú escritorzuelo y un triste maricón".
José Agustín Goytisolo, nacido en Barcelona en 1928, falleció a las cuatro de la tarde de ayer, al precipitarse desde la ventana de su domicilio, en Barcelona. Goytisolo estaba solo en su casa, por lo que no se conocen con detalle las circunstancias de su muerte. Según algunos allegados, últimamente estaba muy deprimido. Era uno de los poetas más conocidos de España. Palabras para Julia, al que puso música Paco Ibáñez, es uno de sus poemas más conocidos.
Un vecino del escritor oyó ayer por la tarde un ruido y cuando fue a ver qué pasaba encontró el cuerpo de Goytisolo tendido en medio de la calle. El poeta estaba solo en su domicilio, un tercer piso, de Barcelona, desde el que se desplomó. Avisada la policía, el cadáver permaneció media hora cubierto con una manta, hasta que la juez ordenó el levantamiento.Se autodefinía como "francotirador de izquierdas", pero era sin duda mucho más. Escritor y hermano de escritores, era el poeta de una familia, la de los Goytisolo, muy bien dotada literariamente. Mientras que sus hermanos menores, Juan y Luis, se han dedicado sobre todo a la novela, José Agustín optó por la poesía. Deja una obra compuesta de más de veinte títulos en los que, con un lenguaje llano, alternó versos urbanos y casi de combate con poemas de un sentimiento muy cercano a la gente de la calle. Era muy popular -su libro menos vendido va por la tercera edición- y su poema Palabras para Julia, dedicado a su hija, se ha convertido en un clásico gracias, en parte, a la versión cantada por Paco Ibáñez. También Amancio Prada y Rosa León han puesto música a sus poemas y la cultura catalana lo reconoce su labor de "hombre puente" por las excelentes traducciones que hizo de varios poetas catalanes.
Licenciado en Derecho, Goytisolo fue amigo y compañero de generación de Carlos Barral y Jaime Gil de Biedma. "Carlos, éramos pocos, pero hacíamos ruido", escribió en Cuadernos de El Escorial. Y en un ejemplo de su dominio de la sátira, lanzó este dardo envenenado contra algún poeta con ínfulas: "Crees que porque enculas a cualquier muchachito/ alcanzarás el arte de Jaime Gil de Biedma./ Él era homosexual y altísimo poeta. / Tú escritorzuelo y un triste maricón".
Licenciado en Derecho, Goytisolo fue amigo y compañero de generación de Carlos Barral y Jaime Gil de Biedma. "Carlos, éramos pocos, pero hacíamos ruido", escribió en Cuadernos de El Escorial. Y en un ejemplo de su dominio de la sátira, lanzó este dardo envenenado contra algún poeta con ínfulas: "Crees que porque enculas a cualquier muchachito/ alcanzarás el arte de Jaime Gil de Biedma./ Él era homosexual y altísimo poeta. / Tú escritorzuelo y un triste maricón".
Poesía política
Antifranquista de corazón -fue detenido varias veces-, no llegó a militar, aunque sí fue un activo compañero de viaje. Le gustaba decir que iba por libre y que se hizo antifranquista a raíz de la muerte de su madre, fallecida en Barcelona durante un bombardeo en la guerra civil. Su lucha, en cualquier caso, fue ejemplar y se traduce en una poesía que, en sus palabras, "no es poesía social, sino política".
"En poesía, lo peor es seguir la moda", decía. Él iba a lo suyo, con un público fiel que se sabía de memoria varios de sus poemas. "Me ilusiona saber que hay varias guarderías llamadas Lobito Bueno gracias a una de mis poesías", comentaba.
En su primer libro, El retorno (1955), ya había muestras de la rebeldía del autor. Su crítica se hizo más visible en Salmos al viento (1958) yClaridad (1960), reeditados en 1961 como Los años decisivos. El compromiso se acentuó en Algo sucede (1968) y Bajo tolerancia (1977). Siguieron Taller de arquitectura (1977) -colaboró con el taller de Ricardo Bofill-y su libro más popular, Palabras para Julia (1981).
Cuando en 1966 publicó en Lumen su Antología bilingüe de poetas catalanes, con excelentes versiones de Vinyoli, Riba, Espriu, Brossa, Foix y otros, los escritores catalanes alabaron su labor de puente en el diálogo entre las culturas en catalán y en castellano. En 1985 recibió la Cruz de Sant Jordi de la Generalitat y en 1997 reincidió como traductor con Veintiún poetas catalanes para el siglo XX. También tradujo del italiano.
Barcelona mestiza
En Novísima Oda a Barcelona, publicada en 1992, Goytisolo canta a su ciudad de siempre, una Barcelona mestiza: "Nadie distingue entre nosotros hoy/ a ciudadanos viejos de inmigrantes/ porque somos un todo: la gente habla/ no sólo catalán y castellano/ sino muchos también francés e inglés". En junio del pasado año -en la fiesta organizada por su esposa, Asunción Carandell, y su editora, Esther Tusquets, para celebrar sus 70 años-, en el Casal de Sarrià hubo llenazo de gente que quería expresar a José Agustín su amistad y su gratitud. Juan Marsé, Manuel Vázquez Montalbán, Ana María Moix, Josep Maria Castellet, Carme Riera y muchos otros acudieron para dar fe de su militanciagoytisoliana. Vázquez Montalbán declaró: "No sólo es uno de los poetas españoles más importantes de la segunda mitad de este siglo, sino una de las mejores personas que he tenido la oportunidad de conocer en esta vida".
Paco Ibáñez expresó ayer en Lyón su dolor por la muerte del poeta, al igual que Juan Marsé y otros amigos del autor de Salmos al viento. "La gente se muere igual que un geranio", declaró en una ocasión. "A mí me gustaría morir con la cabeza clara y sin dolor".
Poesía política
Antifranquista de corazón -fue detenido varias veces-, no llegó a militar, aunque sí fue un activo compañero de viaje. Le gustaba decir que iba por libre y que se hizo antifranquista a raíz de la muerte de su madre, fallecida en Barcelona durante un bombardeo en la guerra civil. Su lucha, en cualquier caso, fue ejemplar y se traduce en una poesía que, en sus palabras, "no es poesía social, sino política".
"En poesía, lo peor es seguir la moda", decía. Él iba a lo suyo, con un público fiel que se sabía de memoria varios de sus poemas. "Me ilusiona saber que hay varias guarderías llamadas Lobito Bueno gracias a una de mis poesías", comentaba.
En su primer libro, El retorno (1955), ya había muestras de la rebeldía del autor. Su crítica se hizo más visible en Salmos al viento (1958) yClaridad (1960), reeditados en 1961 como Los años decisivos. El compromiso se acentuó en Algo sucede (1968) y Bajo tolerancia (1977). Siguieron Taller de arquitectura (1977) -colaboró con el taller de Ricardo Bofill-y su libro más popular, Palabras para Julia (1981).
Cuando en 1966 publicó en Lumen su Antología bilingüe de poetas catalanes, con excelentes versiones de Vinyoli, Riba, Espriu, Brossa, Foix y otros, los escritores catalanes alabaron su labor de puente en el diálogo entre las culturas en catalán y en castellano. En 1985 recibió la Cruz de Sant Jordi de la Generalitat y en 1997 reincidió como traductor con Veintiún poetas catalanes para el siglo XX. También tradujo del italiano.
Barcelona mestiza
En Novísima Oda a Barcelona, publicada en 1992, Goytisolo canta a su ciudad de siempre, una Barcelona mestiza: "Nadie distingue entre nosotros hoy/ a ciudadanos viejos de inmigrantes/ porque somos un todo: la gente habla/ no sólo catalán y castellano/ sino muchos también francés e inglés". En junio del pasado año -en la fiesta organizada por su esposa, Asunción Carandell, y su editora, Esther Tusquets, para celebrar sus 70 años-, en el Casal de Sarrià hubo llenazo de gente que quería expresar a José Agustín su amistad y su gratitud. Juan Marsé, Manuel Vázquez Montalbán, Ana María Moix, Josep Maria Castellet, Carme Riera y muchos otros acudieron para dar fe de su militanciagoytisoliana. Vázquez Montalbán declaró: "No sólo es uno de los poetas españoles más importantes de la segunda mitad de este siglo, sino una de las mejores personas que he tenido la oportunidad de conocer en esta vida".
Paco Ibáñez expresó ayer en Lyón su dolor por la muerte del poeta, al igual que Juan Marsé y otros amigos del autor de Salmos al viento. "La gente se muere igual que un geranio", declaró en una ocasión. "A mí me gustaría morir con la cabeza clara y sin dolor".
Poemas como 'Palabras para Julia' o 'El lobito bueno', convertidos en canciones, transformaron al autor de Salmos al viento en uno de los poetas españoles más populares
José Agustín Goytisolo, que se definía como "catalán cubano en lengua de Castilla" y al que le gustaba recordar que, en vasco, su apellido significa "campo de arriba", en el fondo era un poeta anónimo. Como indica la novelista y profesora Carme Riera, directora de la Cátedra José Agustín Goytisolo de la Universidad Autónoma de Barcelona, los lectores tienden a convertirse en "okupas de sus versos" y él mismo estaba de acuerdo en que "la poesía no es de quien la trabaja sino de quien la necesita". En uno de los epigramas de Cuadernos de El Escorial (1995), lo dijo así: "Hay quien lee y quien canta poemas que yo hice / y quien piensa que soy un escritor notable. / Prefiero que recuerden algunos de mis versos / y que olviden mi nombre. Los poemas son mi orgullo".
"Prefiero que recuerden algunos de mis versos / y que olviden mi nombre. Los poemas son mi orgullo", escribe en 'Cuadernos de El Escorial'
Un notable escritor anónimo, pues. Elegiaco y satírico. Muy urbanita y contemporáneo y muy medieval. De hecho, esa sensación -la de algo "nuevo, sorprendente, pero también con sabor añejo, entre medieval y renacentista"- es la que, según recordaba él, tuvo Goytisolo la primera vez que escuchó sus textos en la voz de Paco Ibáñez. Fue alrededor de 1968. El poeta había publicado ya 5 de sus 21 libros de poemas -de El retorno (1955) a Las horas quemadas (1996)- cuando el músico se presentó en su casa con una guitarra para cantarle algunos de sus versos: "No tuve tiempo para sentirme halagado, porque me asusté. Me parecían poemas de otra persona, escritos como para ser cantados o hechos cantando".
"A veces la verdadera intención de un poema aparece cuando sólo cuando lo cantas", cuenta Paco Ibáñez. "Lo que hay que hacer es encontrarle la música".
Que los poemas de José Agustín Goytisolo hayan pasado por la voz de Joan Manuel Serrat, Rosa León, Kiko Veneno, Los Suaves, Muchachito o Peret demuestra la naturalidad de sus versos y el acierto primero de Paco Ibáñez, que empezó con 'Me lo decía mi abuelito' y 'El lobito bueno' y cuya versión de 'Palabras para Julia' se ha convertido en un icono de la cultura española reciente. De hecho, en 1994, el poeta y el cantante iniciaron juntos la gira La voz y la palabra, que se convertiría en disco tres años después. "Improvisábamos mucho", recuerda Ibáñez. "José Agustín tenía mucha chispa y mucho sentido del ritmo del espectáculo. Sabía interpretar el humor del público. En el fondo funcionábamos como músicos callejeros".
'Palabra para Julia', apareció originalmente en el libro Bajo tolerancia (1973), un título que incluía también textos hoy emblemáticos como 'Así son', dedicado a los poetas, "las viejas prostitutas de la Historia". Era una muestra del escritor culto y "notable" que, además de popular, fue siempre José Agustín Goytisolo, miembro destacado de la Escuela de Barcelona. Así bautizó al grupo catalán de la generación de los cincuenta -Jaime Gil de Biedma, Carlos Barral y el mismo Goytisolo- Carme Riera, responsable ahora de las ediciones de Más cerca. Artículos periodísticos (Galaxia Gutenberg/Círculo de Lectores) y, junto a Ramón García Mateos, de Poesía completa (Lumen). Ambos volúmenes se presentarán en Barcelona el próximo jueves, día en que se clausura un congreso internacional dedicado a José Agustín Goytisolo -en el que Luis Goytisolo hablará de su hermano por primera vez en público desde su muerte- al tiempo que se inaugura una exposición dedicada a su figura en el Círculo de Lectores.
Para Riera, la popularidad del autor de Claridad convive hoy con su condición de "patito feo" dentro de su círculo literario. Para ella, sin embargo, "ni era el menos sabio ni el menos cosmopolita. Además, Gil de Biedma y Ángel González se decidieron a usar la ironía leyendo a José Agustín. Tal vez, eso sí, le perjudicó el hecho de publicar tanto y de recolocar poemas antiguos en libros nuevos".
Nacido en 1928, Goytisolo fue un niño de la guerra al que marcó la muerte de su madre en marzo de 1938 durante un bombardeo sobre Barcelona de la aviación italiana a las órdenes de Franco. Esa muerte protagoniza, además, su primer poemario, El retorno. Con aquel libro marcadamente elegiaco se daba a conocer uno de los poetas fundamentales de una generación entre cuyos miembros figuran, además de sus amigos barceloneses, poetas como José Manuel Caballero Bonald, José Ángel Valente, Claudio Rodríguez, Ángel González o Francisco Brines. Con el tiempo, a las antologías canónicas del grupo se añadirían nombres como Antonio Gamoneda y María Victoria Atencia.
En realidad, Goytisolo ejerció siempre de puente entre poetas de diferentes procedencias merced a su paso por Madrid, entre 1946 y 1951, para estudiar Derecho. Además, en un colegio mayor de la capital coincidirá con autores como Ernesto Cardenal, José Coronel Urtecho y Carlos Martínez Rivas. Así nació su interés por la literatura de América Latina. Con todo, la gran labor divulgadora la realizó José Agustín Goytisolo con los escritores en lengua catalana, a los que tradujo sin descanso. Suya fue la iniciativa de lanzar la colección bilingüe Marca Hispánica y suya fue, en 1968, la antología Poetas catalanes contemporáneos. A los maestros de aquella selección (Foix, Espriu, Vinyoli, Riba) se unieron los nuevos autores (Pere Gimferrer, Marta Pessarrodona, Pere Rovira) en 1996, dentro de Veintiún poetas catalanes para el siglo XXI (Lumen), un libro en el que el autor de A veces gran amor lo hizo todo: la selección, la traducción, el prólogo y hasta las peculiares notas que presentan a cada seleccionado.
Joan Margarit, uno de los incluidos en aquel volumen, recuerda la generosidad de autores como Enrique Badosa y Goytisolo: "José Agustín usaba su nombre de poeta conocido para llamar la atención sobre escritores que sin él ni sonarían a los lectores de fuera de Cataluña. Lo importante que fue lo vemos ahora que no está y que casi te tienen que traducir los amigos".
En el último libro de Margarit, Misteriosamente feliz (Proa en catalán/Visor en castellano) se incluye un poema dedicado a Goytisolo, 'Una ventana a la calle Marià Cubí'. Es la ventana desde la que cayó el poeta el 19 de marzo de 1999. Como si la suma de poesía y caída sólo pudiera dar suicidio, las conjeturas se dispararon. El juez que levantó el cadáver afirmó que no pueden determinarse las causas del fallecimiento. En un verso del último libro de José Agustín Goytisolo se lee: "La eternidad no existe". Puede que sea cierto para los poetas. Tal vez no lo sea para los poemas. Sobre todo para los anónimos.
Cincuenta años, más de medio siglo
1959 fue el año fundacional de la generación literaria del medio siglo. Algo así como el 27 para la generación del mismo nombre. Si Alberti, Lorca y compañía viajaron a Sevilla para homenajear a Góngora, Goytisolo y los suyos viajaron a Collioure para visitar la tumba de Antonio Machado. A aquel 22 de febrero (y sus alrededores) acaba de dedicar la revista Ínsula un número monográfico. Coordinado por la profesora Araceli Iravedra, colaboran en él, entre otros, José Manuel Caballero Bonald, Luis García Montero, Ángel L. Prieto de Paula, Carme Riera y Josep Maria Castellet. "Aquellos niños flacos; / tiznados; que jugaban / también a guerras: cuando / -grave y lúcido- ibas / viejo poeta al encuentro / de esta tierra en que yaces", dicen unos versos del propio José Agustín Goytisolo dedicados a aquel viaje del que salieron un puñado de fotos, la idea de publicar una colección de poesía con el nombre del pueblo francés y el propósito de promocionarse como grupo por parte de escritores a los que hoy leemos como clásicos. Poeta por poeta, más allá de grupos y de fotos generacionales. A veces medio siglo dura más de cincuenta años.
EL PAÍSEl poeta que regalaba palabras
José Agustín Goytisolo, el poeta de lo cotidiano, murió hace ahora diez años. La publicación de su poesía completa y una exposición recuerdan la figura y la obra "milagrosamente inspirada" del escritor.
Fue Jorge Luis Borges quien inició, al menos en el Río de la Plata, el desprecio de las letras españolas modernas. Su estadía en España a fines de la Primera Guerra Mundial, antes de volver a la Argentina en 1921, lo decepcionó. Los intelectuales españoles no compartían sus lecturas y entusiasmos, y le parecieron al joven Borges, por lo general, engreídos y banales: "Se habían propuesto renovar la literatura", contará en su Autobiografía, "una rama de las artes de la cual poco sabían". De los poetas españoles, casi sin excepción, se burlará más tarde con variable ingenio: de Federico García Lorca dirá que era "un andaluz profesional"; de Antonio Machado, "¡ah, no sabía que Manuel tuviese un hermano!"; de Gerardo Diego, "en qué quedamos ¿Gerardo o Diego?"; de Juan Ramón Jiménez y su asno Platero, "eran almas gemelas". Mi generación aceptó su veredicto. Sólo cuando empezaron a aparecer en Buenos Aires los nuevos poetas en Losada y los nuevos novelistas en Seix Barral, nos atrevimos, tímidamente, a contradecir al maestro.
Mis compañeros de clase y yo descubrimos a José Agustín Goytisolo en una antología de poesía española contemporánea que uno de nuestros profesores nos incitó a leer. Creo que los poemas elegidos pertenecían al libro Claridad que Goytisolo publicó en 1961, poemas que recobraban la infancia del niño-poeta y su temprano descubrimiento del "amor / de lo perecedero": la madre tan amada de cuya muerte no se consolaría nunca, el padre que lo hacía sentir como un intruso, la escuela en la que los maestros "predicaban miedo" convirtiéndolo así en "un niño / solo; mentido / y solo; amordazado / y frío buceando / en el pozo". (Décadas más tarde, en uno de sus mejores libros, Como los trenes de la noche, de 1994, repetirá la confesión: "Viste que nada era durable / desde muy niño... Pero tú / aprendiste de la flor única / el amor de lo que perece / y la herida de lo que ha muerto").
Para nosotros, adolescentes, los versos de Goytisolo definían un estado de ánimo bien conocido, esa entrada al mundo adulto que simultáneamente anhelábamos y temíamos. Nuestro también era su imposible deseo:
¡Ah, si todo pudiera
comenzar otra vez
de un solo golpe; de una sola
pura y simple palabra!
Pero fue con la aparición de Algo sucede en una descolorida edición de Ciencia Nueva que el poeta intimista que nos gustaba púdicamente se nos reveló (o más bien, imaginamos que se nos revelaba) camarada de aquellos otros que recitábamos en torno a las fogatas de campamento: Miguel Hernández, Rafael Alberti, Blas de Otero. Goytisolo no se convirtió nunca, para nosotros, en un clásico como Luis Cernuda o Jaime Gil de Biedma, pero fue, a lo largo de nuestras vidas lectoras, una voz amiga, un poeta que nos daba palabras para nombrar ocasionales desazones y epifanías. "Devolvamos / las palabras reunidas / a sus dueños auténticos", era una versión militante del "renovar las palabras de la tribu" que sin duda hubiese sorprendido a Mallarmé. Aun los versos más leves nos llamaban la atención, ya que leíamos en ellos un anunciado llamado a las armas:
Por mi mala cabeza
yo me puse a escribir.
Otro por mucho menos
se hace Guarda Civil.
Como en sus libros futuros, ya en éste Goytisolo demostraba un cierto gusto por la palabra pedestre y al mismo tiempo, milagrosamente inspirada. Decir: "Se amaban en silencio / como cumpliendo un gran ritual. / Sus vidas eran diferentes. Pero / algo muy fuerte los unía: algo / que quedaba cumplido en sus abrazos" es de una simplicidad casi inútil. Y sin embargo, la noción del amor ritualizado, del abrazo como ceremonia, es una revelación que un cierto pudor poético parece impedir cuajar en palabras más enérgicas. Esta disputa entre expresión e iluminación (constatamos luego) es frecuente en toda la obra de Goytisolo.
Es quizás en el célebre Palabras para Julia de 1980 que Goytisolo alcanzó la mayor maestría de su voz. El poema que da su título a este volumen elegiaco trata, como se sabe, de la trágica muerte de su madre. "Tu destino está en los demás", le dice, ofreciéndole la consolación que siempre damos a quien amamos y perdemos. A la elegía por su madre siguen poemas que tildábamos hace dos décadas de "comprometidos" y que sin embargo nos conmovían. "La libertad hay que inventarla siempre", leíamos del otro lado del Atlántico, sabiendo perfectamente cuáles son las consecuencias de no seguir esta advertencia. Y un poema escrito casi veinte años más tarde, en 1996,Las horas quemadas (que es también su último libro), insiste con implacable lucidez: "Lamentar el pasado nada cambia: / ni el olvido ni el daño ni el rencor".
En 1978, un año después de publicar Taller de arquitectura, Goytisolo cumplió cincuenta años y de hacedor de versos familiares y políticos pasó a ser poeta de la naturaleza, del mundo que llamó, con adjetivo exacto, "permanente". Montes y carreteras, palomas y codornices, lechuzas y gavilanes, la hierba y el agua, el otoño, poblarán su geografía poética. Y siempre, por encima de todo, siguió escribiendo poesía amorosa de una extraordinaria y original delicadeza. El lector del Goytisolo maduro sospecha que el poeta propone y puebla el paisaje para luego perseguir en él su propia persecución amorosa. "En lugares perdidos / contra toda esperanza / te buscaba... / Y cuando el desaliento / me pedía volver / te encontré". Más tarde, el terreno de caza será también su ciudad, Barcelona, a la que dedicará en 1993 una Novíssima oda a Barcelona.
La edición de la poesía completa de Goytisolo que ahora, con la gratitud de sus lectores, propone la editorial Lumen, es ejemplar. Carme Riera y Ramón García Mateos han cumplido no sólo una labor crítica impecable, corrigiendo errores ortográficos y erratas de impresión de los que pecaban las ediciones anteriores, y cotejando minuciosamente las diversas versiones de los poemas (Goytisolo fue hasta el fin un revisador irredimible), sino que también han sabido presentar al poeta de forma cabal, iluminadora y convincente. No hay en su prólogo ni el más tímido dejo de teoría académica: la lectura que hacen ambos eruditos es la de historiadores que no condescienden al chismorreo, y de inteligentes amantes de poesía cuya intuición crítica les permite aclarar pasajes difíciles y sugerir interpretaciones de útil originalidad. También han decidido sabiamente cerrar este inmenso volumen de casi mil páginas con dos textos escritos por Goytisolo para el cantante Paco Ibáñez. El primer verso de La voz y la palabra resume, a pesar de la desilusión y la tristeza que destilan casi todos los poemas precedentes, lo que sospechamos fue la íntima, última, verdadera convicción del poeta: "Tienes tu parte en la felicidad". Sin duda alguna, los lectores de José Agustín Goytisolo así lo creen.
EL PAÍS
EL PAÍS
El retorno 1955
Salmos al viento 1956
Claridad 1959
Años decisivos 1961
Algo sucede 1968
Bajo tolerancia 1973
Taller de Arquitectura 1976
Del tiempo y del olvido 1977
Palabras para Julia 1979
Los pasos del cazador 1980
A veces gran amor 1981
Sobre las circunstancias 1983
Final de un adiós 1984
La noche le es propicia 1992
El ángel verde y otros poemas encontrados 1993
Elegías a Julia Gay 1993
Como los trenes de la noche 1994
Cuadernos de El Escorial 1995