jueves, 11 de marzo de 2021

Curzio Malaparte / El Camaleón


Curzio Malaparte


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DANTE






Curzio Malaparte


Curzio Malaparte

(1898 - 1957)

(Kurt Suckert; Prato, 1898 - Roma, 1957) Escritor italiano. Su padre era alemán, pero desde su infancia fue separado de su familia y confiado a unos pobres campesinos toscanos, en cuyo hogar se mantenía aún viva la tradición popular del republicanismo garibaldino. Seguía con brillantez los estudios secundarios en Prato cuando el 2 de agosto de 1914 se fugó, pasó la frontera y se alistó en el Ejército francés. Combatió durante toda la Primera Guerra Mundial, primero en la Legión extranjera y luego en el 408.º regimiento de infantería. Condecorado por méritos de guerra, en 1918 quedó inútil para el servicio militar por acción de los gases.


Curzio Malaparte

Entró luego en la carrera diplomática, asistió a la conferencia de la paz en Versalles y después formó parte de la legación italiana en Polonia. En 1921 regresó a Italia y abandonó la carrera administrativa. Atraído por la figura de Mussolini, entonces todavía muy próximo a sus orígenes socialistas, se adhirió al partido fascista en 1922. Un año antes había publicado su primer libro (La revuelta de los santos malditos) y se hacía llamar Malaparte. Un día Mussolini le preguntó por qué había escogido este nombre funesto, a lo que contestó el escritor: "Napoleón se llamaba Bonaparte y terminó mal, yo me llamo Malaparte y terminaré bien".

Durante algún tiempo fue delegado de las "haces" en el extranjero, pero no tardó en presentar la dimisión. La decisión obedeció tan sólo a un deseo de independencia, ya que Curzio Malaparte continuó siendo uno de los intelectuales más brillantes del movimiento acaudillado por el Duce. Director del semanario fascista La Conquista dello Stato, publicaba ensayos de títulos virulentos como Las bodas de los eunucos (1922), Italia contra Europa (1923) o La Italia bárbara (1925), en los que exponía un nietzcheísmo político basado esencialmente en la antítesis entre la plebe italiana "que no quiere sufrir", y el héroe-superhombre (evidentemente Mussolini) que debía convertirse forzosamente en un tirano si quería llevar al país al desempeño de un gran papel histórico.

Con todo, en ese tiempo, Curzio Malaparte ya se permitía pequeñas rebeldías cada vez más frecuentes con respecto a la disciplina del partido y del mismo Duce. Administrador de las célebres ediciones de la Voce, a menudo entraba en conflicto con los dirigentes fascistas. Pero a raíz del pacto de Letrán, en 1929, atacó directamente a Mussolini en un breve libelo aparecido en una revista genovesa bajo el significativo título de Don Camaleón. Las autoridades prohibieron su publicación en volumen y Mussolini decidió alejar a Malaparte de Roma y confiarle la dirección del gran diario turinés La Stampa.


Curzio Malaparte

Después de un largo viaje por Europa, África y Asia, nuestro autor abandonó ruidosamente el partido fascista en enero de 1931. Refugiado en París, publicó allí en francés dos obras capitales: Técnica del golpe de estado (1931) y Le Bonhomme Lénine (1932), que le valieron por fin la vasta notoriedad que no había podido alcanzar con su novela Aventure d'un capitano di sventura ni con su libro de poemas, también autobiográfico, L'Archiitaliano, cantate di Malaparte.

Establecido en Londres, Malaparte iniciaba allí su carrera de corresponsal político cuando Mussolini, en 1933, le ordenó que regresara a Italia. Malaparte obedeció, por bravata, pero fue detenido al apearse del tren "por manifestaciones antifascistas en el extranjero" (sus dos libros Técnica del golpe de estado y Le Bonhomme Lénine estaban prohibidos en Italia y Alemania). Tras un encarcelamiento de algunos meses, el escritor fue condenado a cinco años de confinamiento en las islas Lipari. Allí escribió Fughe in prigione (1936) y Sangue (1937).

Cumplida la condena, pudo establecerse en Roma, pero quedó bajo la vigilancia de la policía y fue detenido durante la visita de Hitler a Roma en 1938. Con todo, en 1939 fundaba Malaparte la revista de oposición Prospettive, en la que publicó textos de antifascistas notorios como Alberto Moravia y, durante la guerra, poemas de Paul Éluard e inclusive artículos de escritores judíos. Parecía, no obstante, que Mussolini trataba a su antiguo discípulo con cierta benevolencia, por cuanto en 1940, a raíz de la entrada de Italia en la Segunda Guerra Mundial, Malaparte, que acababa de publicar su novela Donna come me, recibió el nombramiento de corresponsal de guerra y fue agregado a un regimiento de tropas alpinas.

Pero, dando una nueva prueba de su incurable espíritu de libertad, Malaparte se puso a escribir su novela Il Sole e' cieco, condenación moral de la agresión contra una Francia que se hallaba ya al borde de la derrota. El libro fue confiscado y Malaparte, enviado al servicio armado, hizo la campaña de Grecia a bordo de un avión de bombardeo. En 1941 pudo reintegrarse a sus funciones de corresponsal de guerra y partió al frente de Rusia con el cuerpo italiano del general Messe. Pero sus artículos desfavorables a Alemania originaron su expulsión del frente ucraniano a fines de 1941.

Su estancia en la Europa del Este ocupada por los alemanes y sus sorprendentes encuentros con jefes nazis como Franck, gobernador-títere de Polonia, e incluso con Himmler, le suministraron la materia del más conocido de sus libros, Kaputt, que fue publicado en 1944 en Nápoles (ocupado ya por los norteamericanos) y rápidamente traducido a todas las lenguas.

Después de pasar el año 1942-43 en el frente de Finlandia, Malaparte se refugió en Suecia y, a la caída de Mussolini, pasó a la parte de Italia controlada por los aliados y luchó hasta la paz con los resistentes de la División Potente. Asqueado por el espectáculo de la Italia de la inmediata postguerra (La Pelle, 1949), Malaparte decidió en 1945 instalarse en París e incluso pensó en escribir solamente en francés. En francés estrenó con poco éxito dos obras de teatro: Du coté de chez Proust (1948) y Das Kapital (1949). Vuelto a Italia, vivió en su casa de Capri, donde realizó algunas apreciables tentativas cinematográficas.

En 1956 hizo un gran viaje a China y afirmó sus simpatías por el régimen comunista. Pero en 1957, poco después de la aparición de su último libro, Maledetti Toscani, sufrió unos ataques pulmonares y cardíacos, secuela de sus heridas de guerra. Llevado a Roma en avión, empezó entonces una patética lucha de cuatro meses contra la muerte, que afrontó con gran valor y plena conciencia, hasta el punto de registrar en una cinta magnetofónica sus impresiones de agonizante. Días antes de su muerte, Malaparte, que era protestante y había visto su libro La Pelle incluido en el índice en 1949, se convirtió al catolicismo.

Aun cuando es difícil emitir ahora un juicio sobre Curzio Malaparte, no parece aventurado afirmar que fue uno de los más vigorosos temperamentos literarios de su época. A pesar de las exageraciones voluntarias que contienen, libros como Kaputt y La Pelle quedarán probablemente como testimonios decisivos de la tragedia de los años 1939-45. Se le ha reprochado con razón el cinismo de que hace gala, pero es posible que este cinismo no fuese para Malaparte más que la máscara tras la que se ocultaba su lúcida desesperación ante la decadencia europea.

Ruiza, M., Fernández, T. y Tamaro, E. (2004). Biografia de Curzio Malaparte. En Biografías y Vidas. La enciclopedia biográfica en línea. Barcelona (España).

BIOGRAFÍAS Y VIDAS


Curzio Malaparte



Una muerte ambigua
David Paradela López
19 julio 2013

Malaparte - última foto

Hoy se cumplen exactamente 56 años del fallecimiento de Curzio Malaparte en Roma, en la habitación 32 de la clínica Sanatrix, de resultas de las secuelas sufridas por la inhalación de gas mostaza en las trincheras francesas durante la Primera Guerra Mundial. Al día siguiente de la muerte, el corresponsal de ABC en Roma publicó una interesante necrológica (20-7-1957, pág. 21) en la que se discute si Malaparte  («un grande e ilustre corazón que nunca perdió las vetas de los más paradójicos contrastes») murió cristianamente, como cree el corresponsal, o si se doblegó a las insinuaciones del PCI de Palmiro Togliatti:

Los verdaderos amigos del enfermo, ante la irrupción de Togliatti y su estado mayor, instalándose a la cabecera del pobre Curzio, creyeron preferible retirarse, después de protestar por las increíbles coacciones que se estaban ejerciendo, hora a hora, sobre una voluntad que ya no tenía otra fuerza más que la de resistir los asaltos de la muerte […]. Así un buen día llegaron a arrancarle un mensaje de adhesión preparatorio de la especulación que a estas horas realizan sobre un cadáver al que quisieran prestarle la guardia de las banderas rojas […] y presentándole en su vida como un teórico del comunismo y como un simpatizante de las grandes hordas asiáticas.

Y poco después sentencia:

Malaparte no fué jamás comunista, ni menos en las últimas horas de su vida en que confesó la fuerza cristiana que alimentaba su espíritu, y que no había sabido o no había tenido el valor de confesarlas en las horas brillantes de sus piruetas cínicas.

Documentos en mano, las cosas son menos claras. En una carta del 1 de febrero, durante su viaje por China, Malaparte muestra cierta simpatía hacia el maoísmo (Guerri, p. 276):

Pretendo actuar con respecto al pueblo y las autoridades de la China popular con la máxima lealtad y honestidad: aunque esto deba ocasionar prejuicios en mi contra. Quiero a los chinos, admiro la China popular, me siento aquí en un país justo, libre, bueno, sano, y quiero evitar toda acción que pueda perjudicar a la China de Mao.

De hecho, Malaparte tenía ya carnet del PCI en abril. El padre Virginio Rotondi aseguró que el escritor lo rompió al convertirse al catolicismo (Malaparte, de padre alemán, había nacido protestante, aunque no era especialmente religioso), pero debió de equivocarse de carnet ya que la tarjeta se conserva todavía en los archivos familiares (Guerri, pág. 282). Esto no quita que el 8 de junio pidiera ser bautizado y que, supuestamente, la noche del 6 al 7 de julio, tomara la comunión de manos del pare Rotondi (a pesar de que no hay testigos de esto último y de que Malaparte no se lo dijo ni siquiera a sus hermanos, todos católicos). La tesis de su biógrafo Giordano Bruno Guerri es clara: «La solución al enigma está probablemente en la frase “el que me ayuda me ayuda”. Estaba dispuesto a probar cualquier exorcismo, y a jugar incluso la carta más irracional, a cambio de aumentar sus esperanzas de curación» (pág. 283).

Malaparte está enterrado, en el monte Spazzavento, a las afueras de Prato. En su tumba pueden leerse las frases: «…e vorrei avere la tomba lassù, in vetta allo Spazzavento, per sollevare il capo ogni tanto e sputare nella fredda gora del tramontano» y «Io son di Prato, m’accontento d’esser di Prato, e se non fossi nato pratese vorrei non esser venuto al mondo», procedentes ambas de su libro Malditos toscanos. Legó su villa de Capri al PC chino.


Malaparte - Sello

[Fuentes: Giordano Bruno Guerri, L’arcitaliano. Vita di Curzio Malaparte, Milán, Bompiani, 2008. La biografía de Maurizio Serra no añade mucho a este respecto. Los pasajes de Malditos toscanos que figuran en la tumba de Malaparte, aparecen, respectivamente, en las págs. 100 y 86 de la traducción castellana de Manuel Bosch Barrett, editada por José Janés en 1959. La foto es la última que se le tomó en vida al autor y aparece tanto en la biografía de Guerri como en la de Serra. Curiosamente, sirvió de base para diseñarle un sello conmemorativo.]


MALAPARTIANA



Malaparte, el camaleón

El libro de Maurizio Serra rescata al veleidoso autor de 'Kaputt' y 'La piel'

Elena Hevia
Barcelona, 16 de noviembre de 2012

El mejor personaje de Curzio Malaparte fue Curzio Malaparte. Y en esa empresa el escritor (Prato, 1898 -Roma, 1957) se empleó tan fondo que es difícil abarcar todas sus facetas: fascista de primera hora, comunista tras la Liberación, maoista en sus últimos años, antihéroe superlativo y exhibicionista, dandi ermitaño, traidor en varios frentes, cosmopolita, frígido y despreciativo con las mujeres, aunque (o quizá por eso) su imagen fuera la de un Don Juan. Incluso su nom de plume era una invención cargada de fanfarronería. Malaparte porque «Bonaparte ya hubo uno», como le gustaba decir.

Quizá el nombre del italiano apenas tenga resonancias para el lector de hoy, pero en las bibliotecas familiares del franquismo sus libros eran una presencia habitual. Ahí estaban sobre todo los tremebundos Kaputt y La piel (recuperados en los últimos tiempos por Galaxia Gutenberg), crónicas alucinadas de sus andanzas como periodista en la segunda guerra mundial. Quien ha leído el episodio -en La piel- de la sirena ofrecida como cena a un general americano en el Nápoles liberado jamás podrá olvidarlo.

El diplomático italiano y biógrafo Maurizio Serra ha tenido que ajustar mucho la distancia para acercarse al autor: «Ni demasiado entregado, ni demasiado hostil». Su libro Malaparte. Vida y leyendas (Tusquets), escrito originalmente en francés, mereció el Goncourt de biografía. «En la vida de Malaparte está resumida toda la historia de la primera mitad del siglo XX. Es un escritor que no existe sin la historia». Serra no esconde su admiración por la «modernidad» del autor ni por la obra opacada por el personaje pero tampoco elude sus episodios más negros. Como el caso Matteotti, cuando testificó a favor de los matones que asesinaron al dirigente socialista. Mussolini no le devolvió el favor y Malaparte, caído en desgracia, fue confinado en la isla de Lipari. Cinco meses que él, con el tiempo, transformó en cinco años.

«Yo no diría que era un fascista -especifica Serra- más bien era un anarquista fascistoide. No aceptaba la disciplina de un movimiento político o de un régimen».

AMBIGÜEDAD / Deportista consumado. Cultor del cuerpo. Hasta dos o tres horas pasaba Malaparte delante del espejo. Su manicura incluía laca transparente y en los últimos años su atildamiento le llevó a maquillarse. Sospechoso. Sin embargo, Serra sostiene su heterosexualidad. «No he encontrado prueba de que tuviera relaciones homosexuales. Tuvo muchas novias [algunas llegaron a suicidarse por él] pero las mujeres no le interesaban, las invitaba a su casa y las descuidaba. Estaba totalmente preso de su obra y de sí mismo. Era un narciso».

Con la salida del libro, Serra ha comprobado que Italia no ha hecho todavía las paces con el escritor. «Allí es detestado. Los fascistas lo consideran un traidor; los comunistas, un fascista; los católicos desconfían de su conversión final, y los homosexuales le reprochan no haber salido del armario». Su peor pecado, con todo, es ser un arribista, un camaleón. Serra defiende: «Es verdad que tiene una visión cínica, pero la suya es una mirada de escritor. Necesitaba estar con los ganadores no por medrar y obtener dinero -no fue rico, su patrimonio era su fabulosa casa en Capri que lo es por el lugar que ocupa, porque en esencia es un austero búnker- sino para ser testigo de la historia y después inventarla».

Serra guarda un reproche final. La imposibilidad de acceder a la psicología de un hombre frío, que continuamente se escudaba tras la máscara. «Mientras escribía la biografía sentí que el fantasma Malaparte me lanzaba ondas para que desistiera. Él no quiere ser descubierto».

EL PERIÓDICO



BIBLIOGRAFÍA

ENSAYO
  • Viva Caporetto!, Prato: Stabilimento Lito-Tipografico Martini, 1921, luego republicado con el título La rivolta dei santi maledetti ("La revuelta de los santos malditos", Aria d'Italia, 1921)
  • Le nozze degli eunuchi, Roma: La Rassegna Internazionale, 1922
  • L'Europa vivente, Firenze: La Voce, 1923; en L'Europa vivente e altri saggi politici, Firenze: Vallecchi, 1923
  • Italia barbara, Torino: Piero Gobetti, 1925; Roma: La Voce, 1927
  • Intelligenza di Lenin, Milano: Treves, 1930
  • Technique du coup d'état, Paris: Bernard Grasset, 1931, 1948; publicado primero en francés y luego traducido al italiano como Tecnica del colpo di Stato, Milano: Bompiani, 1948
  • I custodi del disordine, Torino: Fratelli Buratti Editori, 1931
  • Le bonhomme Lénine, Paris: Bernard Grasset, 1932; publicado primero en francés y luego traducido al italiano como Lenin buonanima, Firenze: Vallecchi
  • Mussolini segreto (Mussolini in pantofole), Roma: Istituto Editoriale di Cultura, 1944; publicado bajo el pseudónimo de "Candido"
  • Il sole è cieco ("El sol está ciego"), Vallecchi, 1947
  • Deux chapeaux de paille d'Italie, Paris: Denoel, 1948, publicado en francés
  • Les deux visages d'Italie: Coppi et Bartali, 1949; publicado en francés y luego traducido al italiano como Coppi e Bartali. Milano: Adelphi, 2009
  • Due anni di battibecco, 1955
  • Maledetti toscani, Firenze: Vallecchi, 1956, 1959
  • Io, in Russia e in Cina, 1958; Firenze: Vallecchi
  • Mamma marcia, 1959; Firenze, Vallecchi; con Lettera alla gioventù d'Europa e Sesso e libertà, postfazione di Luigi Martellini, Milano: Leonardo, 1990, 1992
  • L'inglese in paradiso, Firenze: Vallecchi, 1960. Contiene los opúsculos incompletos Gesù non conosce l'arcivescovo di Canterbury y L'inglese in paradiso. Reúne artículos publicados entre 1932 y 1935 en el «Corriere della Sera», algunos bajo el seudónimo de Candido.
  • Benedetti italiani, 1961; Firenze, Vallecchi
  • Viaggi fra i terremoti, Firenze, Vallecchi, 1963
  • Journal d'un étranger à Paris, en francés primero, 1966; en italiano, como Diario di uno straniero a Parigi, Firenze: Vallecchi
  • Battibecco. 1953-1957, Milano, Aldo Palazzi, 1967
  • Il battibecco: inni, satire, epigrammi, Torino, Fògola, 1982

NARRATIVA

  • Avventure di un capitano di sventura, Roma: La Voce, 1927, al cuidado de Leo Longanesi
  • Don Camaleo, Genova: rivista La Chiosa diretta da Elsa Goss 1928 (después en Don Camaleo e altri scritti satirici, Firenze: Vallecchi, 1946)
  • Sodoma e Gomorra, Milano: Treves, 1931
  • Fughe in prigione, Firenze: Vallecchi, 1936
  • Sangue, Firenze: Vallecchi, 1937
  • Donna come me, Milano: Mondadori, 1940; Firenze: Vallecchi, 2002
  • Il sole è cieco, Milano: Il Tempo, 1941; Firenze: Vallecchi, 1947
  • Il Volga nasce in Europa, Milano: Bompiani, 1943; in Il Volga nasce in Europa e altri scritti di guerra, Firenze: Vallecchi
  • Kaputt, Napoli: Casella, 1944; Milano: Daria Guarnati, 1948; Vallecchi, Firenze 1960, 1966; Adelphi, 2009
  • La pelle (La piel), Roma-Milano: Aria d'Italia, 1949, 1951; Firenze: Vallecchi, 1959; Milano: Garzanti, 1967; Milano: Adelphi, 2010
  • Storia di domani, Roma-Milano: Aria d'Italia, 1949
  • Racconti italiani, 1957; Firenze: Vallecchi
  • Il Ballo al Kremlino, Firenze: Vallecchi, 1971; Milano: Adelphi, 2012. Novela incompleta que debía formar parte de una trilogía formada por Kaputt (1944) y La pelle (1949). Es un retrato de la "nobleza marxista" a fines de los años veinte.
  • Muss. Il grande imbecille (1999) Luni Editrice

TEATRO

  • Du côté de chez Proust. Impromptu en un acte, en francés. París: Théâtre de la Michodière, 1948
  • Das Kapital. Pièce en trois actes, en francés. París: Théâtre de Paris, 1949
  • Anche le donne hanno perso la guerra, 1954, con la Compañía Italiana de Prosa, Guido Salvini (director), Lilla Brignone, Salvo Randone y Gianni Santuccio en el Teatro La Fenice para la Bienal de Venecia

POESÍA

  • L'Arcitaliano, Firenze e Roma: La Voce, 1928, al cuidado de Leo Longanesi (después en L'Arcitaliano e tutte le altre poesie), Firenze: Vallecchi, 1963
  • Il battibecco, Roma-Milano: Aria d'Italia, 1949

CINE

  • Director de Il Cristo proibito, Italia, 1951
  • Călătoria lui Gruber, Romania, 2009

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