Toni Morrison |
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Toni Morrison / Fragmentos
Toni Morrison / La noche de los niños / La calavera de Shirley Temple
Toni Morrison / Beloved / Fragmento
La sonrisa amarga de Toni Morrison
Zadie Smith / Hijas de Toni Morrison
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DRAGON
MESTER DE BREVERÍA
Toni Morrison
Chole Anthony Wofford
(1931 - 2019)
Narradora afroamericana, Premio Pulitzer 1988 y Premio Nobel 1993. Nació en Lorain, Ohio, el 18 de febrero de 1931 y falleció en Nueva York el 5 de agosto de 2019. En 1949, egresada de la escuela pública de su ciudad natal, comenzó estudios universitarios en filología inglesa y más tarde en humanidades, que cursó en diversos centros. Se graduó en Howard University y se doctoró en Cornell. Fue profesora de filosofía y letras en las universidades de Yale, Howard, Texas y en la State University de Nueva York.
También enseñó escritura creativa en la Rutgers University de New Jersey, al mismo tiempo que trabajaba como editora de Random House, labor que venía desarrollando desde antes para pagarse los estudios. A su trabajo editorial se debe el descubrimiento de varios de los más representativos escritores de la joven literatura afroamericana de los Estados Unidos. Entre 1958 y 1964 estuvo casada con Harold Morrison, un arquitecto cuyo apellido adoptó (Toni es su apodo familiar) y con el que tuvo dos hijos.
Tenía casi cuarenta años cuando en 1970 se publicó su primera novela, Ojos azules. El juego de palabras contenido en el título es revelador de la trama de la obra (en inglés blue es azul y también triste), pero no alcanza a preparar al lector para la terrible historia que relata Morrison: una niña negra, llamada Pecola, que desea tener los ojos azules de Shirley Temple o de las muñecas de las niñas blancas, a la que su padre viola y que termina enloqueciendo.
La crítica no prestó demasiada atención a esta primera novela como tampoco lo hizo con la segunda, Sula, aparecida en 1973. Ambientada en la década de 1940, al igual que la anterior, cuenta el crecimiento paralelo y opuesto de dos mujeres negras: una, Nel, se adapta pasivamente al estereotipo de madre; la otra, Sula, elige vivir su propia vida incluso pagando el precio de la infelicidad y la muerte. El motivo que se encuentra en la base de esta obra, centrada en el tema del doble (Sula define a Nel como "otra versión de sí misma"), es la amistad entre mujeres dentro del universo variopinto y complejo del "neighborhood", el suburbio urbano habitado sólo por negros.
En cambio, La canción de Salomón, publicada en 1977, obtuvo el National Books Critic Award, el premio oficial de la crítica, y tuvo asimismo éxito de público, consagrando a Morrison como una de las más importantes autoras contemporáneas de Estados Unidos. Construida en forma de "Bildungsroman", se basa en la leyenda del "africano volador", y sigue las etapas de la "quest" de Milkman, un chico negro de la ciudad de Detroit (que en la década de 1960 estaba siendo sacudida por la lucha por los derechos civiles) que se aventura en el Sur rural, tierra de sus antepasados, donde se reconcilia con su pasado familiar y racial gracias al descubrimiento del mítico vuelo de su antepasado Solomon, inmortalizado en las palabras de una canción para niños.
En 1981 se publicó La isla de los caballeros, en la que la escritora profundiza en el tema de la identidad y del desarraigo a través de la historia mágica del amor entre Son y Jade, dos jóvenes afroamericanos que, en la década de 1980, miran de forma antitética los modelos culturales y de comportamiento impuestos por la sociedad de los blancos. En 1987 apareció Beloved, novela con la que obtuvo el premio Pulitzer y que sería llevada a la gran pantalla en 1998, en una adaptación protagonizada por Oprah Winfrey y Danny Glover. Esta obra estremecedora sintetiza varios siglos de dolor y desesperación del pueblo negro esclavo, con la descarnada decisión que se ve obligada a tomar una madre cuando el amo, cargado de cadenas, viene a buscar a su hijita para llevársela a su plantación: matar a la niña para evitar su esclavitud. La siguiente novela de Morrison fue Jazz, aparecida en 1992.
Continuadora de una tradición representada en autores como Richard Wright, Ralph Ellison, James Baldwin o Alice Walker, Toni Morrison no es la primera escritora negra de Norteamérica, pero sin duda es la fundadora de una literatura escrita desde y para los negros que, como ella misma, se identifican como afroamericanos, sin concesiones, traducciones ni alivios para blancos o negros integrados. Su narrativa es asimismo genuina y genéticamente femenina: uno de sus personajes es una mujer sin ombligo, lo que hace de ella una "primera" de la especie, acaso una demiurga y vehiculizadora de la mítica y los sueños de su pueblo, sin caer jamás en la tentación de convencer a nadie de que sus diferencias o de que sus peculiares señas de identidad supongan bondad o supremacía alguna.
De ahí quizá la grandeza de su narrativa que respira una lucidez de testigo y actora de sucesos de la vida que sencillamente ocurren (lo mismo si resultan trascendentes, maravillosos o miserables) sin asombro ni heroismos. Y acaso éste sea uno de los rasgos que se evaluaron en la concesión de uno de los más justos premios Nobel de la historia de este galardón, que recayó en ella en 1993.
"Soy afroamericana, no norteamericana"
Toni Morrison recibe el Nobel por su obra visionaria sobre la minoría negra en EE UU
Antonio Caño / Ricardo Moreno
Washington / Estocolmo, 8 de octubre de 1993
La ganadora del premio Nobel de Literatura de 1993 no es norteamericana. Es afroamericana. Así se encargó de puntualizarlo la novelista Toni Morrison, de 62 años y con sólo seis novelas publicadas, en su primera declaración tras conocer la decisión de la Academia Sueca. Morrison, que enseña literatura en la universidad de Princeton, es la mujer que mejor retrata en su obra el proceso de adaptación de la minoría negra a la sociedad mayoritariamente blanca de Estados Unidos. La Academia fundamentó su decisión en que con "su arte narrativo impregnado de fuerza visionaria y poesía ofrece una pintura viva de un aspecto esencial de la realidad norteamericana".
Toni Morrison es la octava mujer que obtiene el Premio Nobel de Literatura desde que comenzó a otorgarse en 1902, y es la décima vez que éste recae en un escritor de Estados Unidos. El año pasado, otro autor de color, el poeta antillano Derek Walcott, obtuvo el galardón. Morrison, cuyo verdadero nombre es Chloe Anthony Wofford, no figuraba entre las candidatas más firmes a la obtención del premio, pero se sabía que había ingresado recientemente en el fondo de candidatos que posee la Academia. Su última novela, Jazz, apareció casualmente ayer publicada en idioma sueco. Su elección, pues, no fue una sorpresa demasiado grande en los medios literarios del país nórdico.La escritora se enteró ayer del galardón por sus colegas de Princeton, donde enseña desde hace ocho años. "Lo más maravilloso para mí es saber que este premio ha sido finalmente concedido a un afroamericano", dijo Morrison utilizando la denominación que el lenguaje políticamente correcto otorga a los negros. En una declaración escrita que fue distribuida por su editor, Alfred Knopf, se confesó "insoportablemente feliz" por la distinción de que ha sido objeto y agradeció a Dios por permitir que su madre esté viva para disfrutar de este momento.
Sus novelas son definidas por algunos de sus colegas en Princeton como "una obra de compromiso social". La mejor explicación sobre lo que quería expresar con su literatura la dio recientemente la propia Morrison al manifestar que se siente vinculada a Gabriel García Márquez y Miguel Angel Asturias porque, como ellos, trata de combinar fantasía y sensibilidad política.
Toni Morrison, de 62 años de edad, se dice también admiradora de John Gardner, James Dickey, Lillian Hellman y, particularmente, Nadine Gordimer y Eudora Welty, de quienes ha afirmado que "escriben sobre los negros de una forma que pocos blancos han conseguido escribir, sin paternalismo, sin romanticismo, de la forma en que hay que escribir".
En un ambiente hostil
La obra del Nobel de 1993 no es exactamente una literatura de denuncia. Sus libros no expresan, más que como telón de fondo, los conflictos políticos y sociales de los que los negros son protagonistas como comunidad minoritaria. Las novelas de Morrison -Beloved y Jazz son las más conocidas- tratan más bien de retratar el mundo interno de los afroamericanos, sus preocupaciones, sus amores y sus dificultades cotidianas para sobrevivir en un ambiente hostil.
Toni Morrison ha explicado en varias ocasiones que su propósito es el de contribuir a una nueva era de la literatura de negros, superando los moldes que exigían a los negros escribir para blancos si querían alcanzar el éxito, o bien a los blancos escribir sobre negros como una forma de autoflagelación.
Nacida en Ohio en los años en los que todavía quedaban residuos de separación racial -"crecí como una niña que sufrió más de un desprecio por parte de los blancos", confesó en una entrevista-, Morrison escribe sobre la vida de personas que, como elemento fundamental de su carácter, nacieron con la piel negra. Escribe para los negros, pero no es exactamente literatura negra ni exclusiva para negros. Intenta, dicen sus colegas, contar historias que pueda leer cualquiera, igual que las novelas de los blancos son leídas por negros, hispanos o asiáticos.
Esa cualidad la convirtió hace tiempo en una de las escritoras más leídas de Estados Unidos. "Toni Morrison tiene demasiado talento para que sea recordada tan sólo como escritora del lado negro de la vida rural norteamericana", escribía un crítico de The New York Times.
Otra de las particularidades de Morrison es la revalorización que suele hacer del papel de la mujer. Su obra no es exactamente autobiográfica, pero la mayoría de los protagonistas de sus libros son mujeres, mujeres que, como ella, han sufrido una infancia difícil y que han experimentado después el dolor de la emigración a las ciudades industriales.
La protagonista de Beloved, que ganó el premio Pulitzer de 1988, es una esclava recién liberada que huye hacia el norte para iniciar una nueva vida.
Pero tampoco en esto es exclusivista. "Su trabajo es mucho más que un retrato de la mujer. Es, en buena medida, una evocación del estilo de vida que existía en las comunidades negras de las ciudades pequeñas en los años veinte y treinta, un estilo de vida que incluye elementos como desesperación y sacrificio", publicaba The Washington Post.
Toni Morrison es activa también en la denuncia de los casos de discriminación racial actuales. Defendió a Anita Hill, la joven negra que denunció por acoso sexual al juez Clarence Thomas, y escribió un libro de gran éxito sobre ese episodio. Humanamente, Toni Morrison es descrita por su compañero de universidad Walton Litz como una persona "tremendamente activa y accesible".
En sus fundamentos, la Academia sueca señaló ayer que las novelas de Toni Morrison tienen todas un profundo interés. "Se trata de una obra excepcionalmente elaborada y homogénea al mismo tiempo que de una riqueza variada. Su técnica narrativa es seductora y aunque cambia de un libro a otro lleva siempre el sello de la originalidad de su espíritu. La escritora penetra en el transfondo de la lengua misma, una lengua que libera de las trabas de la raza".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 8 de octubre de 1993
Una causa espiritual
JOSÉ MIGUEL OVIEDO
8 de octubre de 1993
La ganadora del premio Nobel de Literatura de 1993 no es norteamericana. Es afroamericana. Así se encargó de puntualizarlo la novelista Toni Morrison, de 62 años y con sólo seis novelas publicadas, en su primera declaración tras conocer la decisión de la Academia Sueca. Morrison, que enseña literatura en la universidad de Princeton, es la mujer que mejor retrata en su obra el proceso de adaptación de la minoría negra a la sociedad mayoritariamente blanca de Estados Unidos. La Academia fundamentó su decisión en que con "su arte narrativo impregnado de fuerza visionaria y poesía ofrece una pintura viva de un aspecto esencial de la realidad norteamericana".
La ganadora del premio Nobel de Literatura de 1993 no es norteamericana. Es afroamericana. Así se encargó de puntualizarlo la novelista Toni Morrison, de 62 años y con sólo seis novelas publicadas, en su primera declaración tras conocer la decisión de la Academia Sueca. Morrison, que enseña literatura en la universidad de Princeton, es la mujer que mejor retrata en su obra el proceso de adaptación de la minoría negra a la sociedad mayoritariamente blanca de Estados Unidos. La Academia fundamentó su decisión en que con "su arte narrativo impregnado de fuerza visionaria y poesía ofrece una pintura viva de un aspecto esencial de la realidad norteamericana".
Hay dos clases de Premios Nobel de Literatura: los que celebran un autor y una obra ya conocidos y leídos por todo el mundo y los que llaman la atención del público sobre alguien que, pese a tener sólo una audiencia local o limitada, merece alcanzar la inmortalidad que cada año dispensa la Academia Sueca. El premio que acaba de otorgarse a la escritora norteamericana Toni Morrison es un ejemplo típico del segundo caso. Nadie, posiblemente ni ella misma, imaginaba que podía ganarlo apenas iniciada la madurez de su producción.Esto no quiere decir, por cierto, que sea una desconocida ni que su obra carezca de valor. En el mundo de las letras norteamericanas es una voz prestigiosa entre los críticos y reconocible para los lectores: encarna la sensibilidad de la minoría negra, sus dolores y sus aspiraciones, sus raíces culturales, que la ligan a los ancestros africanos, pero también el drama de su inserción en el cauce común de un país moderno. Dentro de la literatura actual su obra significa algo que seguramente ha convencido a los académicos suecos de su importancia: algunas de las mejores manifestaciones literarias de las lenguas mayores son expresiones de marginalidad, de sectores deprimidos u olvidados, provenientes de la periferia de su propia cultura.
Perfil propio
La literatura negra norteamericana tiene un perfil propio, cuyas repercusiones sociales escapan de lo puramente literario y le dan otro sentido, que no siempre es bien percibido en otra lengua o ámbito. Para el que vive en Estados Unidos, es evidente que hay una constante tensión entre los polos de una sociedad de inmigrantes que busca una cohesión o ideal común, y la de sus múltiples minorías que, por diversas razones, no se han integrado del todo al núcleo anglosajón.
Para los negros, la diferencia es, sobre todo, racial y económica: su participación en el gran sueño americano es todavía limitada y difícil. Para los hispanos -la otra gran minoría sumergida en la vasta comunidad del inglés- la diferencia está en la lengua, la distinta percepción histórica y la vigencia de las tradiciones colectivas que se resisten a desaparecer.
Obras como la de Morrison llaman la atención sobre la heterogeneidad de la cultura norteamericana y la infinita diversidad de los sectores que la integran. Recientemente, el presidente Clinton quiso reconocer ese hecho invitando a la poeta negra Maya Angelou a leer una composición suya en los actos inaugurales de su mandato.
El Premio Nobel que se le ha otorgado ahora a Toni Morrison cumple una función semejante: ya que no distinguir la máxima grandeza en términos literarios, sí la de una contribución decisiva a la causa espiritual de la cultura negra en el mundo.
José Miguel Oviedo es crítico literario y profesor de Literatura en la Universidad de Pensilvania (EE UU).
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 8 de octubre de 1993
Bibliografía
8 de octubre de 1993
La ganadora del premio Nobel de Literatura de 1993 no es norteamericana. Es afroamericana. Así se encargó de puntualizarlo la novelista Toni Morrison, de 62 años y con sólo seis novelas publicadas, en su primera declaración tras conocer la decisión de la Academia Sueca. Morrison, que enseña literatura en la universidad de Princeton, es la mujer que mejor retrata en su obra el proceso de adaptación de la minoría negra a la sociedad mayoritariamente blanca de Estados Unidos. La Academia fundamentó su decisión en que con "su arte narrativo impregnado de fuerza visionaria y poesía ofrece una pintura viva de un aspecto esencial de la realidad norteamericana".
La historia editorial de Toni Morrison en España estuvo vinculada a una editorial ya desaparecida, Argos Vergara, que publicó sus títulos más importantes a finales de los setenta y principios de los ochenta. Sin embargo, a raíz de la publicación de su libro más reciente, Jazz, Ediciones B emprendió la tarea de rescatar lo más importante de su corpus novelístico: Sula (Sula, 1973), traducida por Mireia Bofill; La canción de Salomón (Solomon Song, 1977), traducida por Carmen Criado; La isla de los caballeros (Tar Baby, 1981), también en traducción de Mireia Bofill; Beloved (Beloved, 1987), traducida por Iris Menéndez; y finalmente el ya citado Jazz (Jazz, 1992), cuyo traductor fue Jordi Gubern. Las cinco novelas han sido editadas en la colección Tiempos Modernos de Ediciones B.
El domicilio que la premio Nobel de Literatura de 1993, Toni Morrison, posee en Grand View, 24 kilómetros al norte de la ciudad de Nueva York (Estados Unidos), quedó destruido el sábado en un incendio, en el que dos bomberos resultaron heridos. El fuego destruyó algunos manuscritos que la escritora afroamericana, ausente en el momento del suceso, guardaba en su domicilio, una vivienda unifamiliar de tres plantas a orillas del río Hudson.
Según contó a la policía uno de los hijos de la escritora, Slade, de 28 años, que se encontraba en esos momentos en la casa, el fuego empezó por una chispa que saltó de la chimenea y prendió fuego en un sofá cercano. Slade intentó apagar el fuego y, al no conseguirlo, huyó del domicilio sin sufrir heridas de importancia. Cuando llegaron los bomberos, el fuego ya había destruido la mitad del edificio.
Toni Morrison publica su primera novela después del Nobel
Jonathan Demme lleva al cine "Beloved" la obra maestra de la escritora
John Cavestany
Nueva York, 11 de enero de 1998
La comentarista de The New York Times, Michiko Kakutani, que ha escrito la crítica más implacable hasta el momento, opina que Paradise es "un texto burdo y esquemático, carente de la magia novelística de la que Morrison ha hecho gala en el pasado", y más adelante lo califica de "batiburrillo sin energía ni destreza narrativa".En la otra punta del espectro, sin embargo, Louis Menand afirma esta semana en las páginas de The New Yorker que Paradise es la novela en la que Morrison se acerca más a William Faulkner (autor que se considera una de las principales influencias de la escritora negra) y además constituye "el libro más extraño y original que ha escrito. (...) La culminación de Morrison como novelista".
Paradise se desarrolla en Ruby, un pueblo ficticio de Oklahorna en los años setenta donde, al comienzo de la acción, un grupo de hombres ataca a cuatro mujeres que viven en un convento. La primera frase de Paradise sienta la clave de la intriga: "Dispararon primero sobre la mujer blanca". A lo largo de la novela queda al lector la tarea de descubrir cuál de las cuatro mujeres de las que se habla es la mujer blanca, porque no se vuelve a mencionar tan explícitamente la raza a la que pertenece cada una en el resto de sus páginas. Con esa trama Morrison explora a los personajes de ambos bandos repasando una vez más la historia de los negros en EE UU, desde la era de la esclavitud hasta la contracultura, pasando por la lucha por los derecho s civiles, Vietnam, etcétera. "La tradición sostiene que si no se menciona cuál es la raza de los personajes, éstos deben ser blancos", explica la autora. "Cualquier desviación de esta línea debe ser indicada. Lo que yo he intentado es borrar la raza, pero fuerzo al lector a preocuparse por ello o a preguntarse si le resulta incómodo no saberlo. ¿Interfiere ese factor en la historia? ¿Le incomoda al lector esa duda? O es que acaso he logrado perfilar los personajes de modo que (a) no tiene mayor importancia, o (b), y eso es más importante, que si el saber a qué raza pertenecen es uno de los datos que menor relevancia tiene respecto al resto de su persona".
Ritmo irregular
El problema, según señala Newsweek, es que después del arrollador comienzo de la acción "el ritmo no vuelve a recuperarse, y la sobrepoblación de la novela la hace parecer más larga de lo que es. (...) Se exige al lector que se trague demasiados artificios".Toni Morrison, la escritora negra más representativa de su generación, no ha estado en absoluto inactiva desde que ganó el Premio Nobel en 1993. Frecuentemente publica ensayos y artículos, y aparece también con regularidad en el popularísimo programa televisivo de Oprah Winfrey para hablar de la mujer negra y/o promocionar sus libros. Además es objeto de multitud de tesis y trabajos académicos en EE UU. Como explica Louis Menand en The New Yorker, "Morrison escribió una tesis sobre Faulkner y Virginia Woolf en 1955, y sus novelas reflejan esas influencias, y además, a partir de Canción de Salomon, la de Gabriel García Márquez".
El año pasado Morrison publicó una colección de ensayos en la cual, entre otras cosas, reflexionaba sobre el caso de O. J. Simpson, y explicaba por qué para ella, en contra de la opinión de la mayoría blanca de EE UU, era imposible que el ex jugador de fútbol hubiera asesinado a su ex esposa y a un amigo, caso que acaparó la atención nacional de EE UU por dos años y tras el que se declaró inocente al sospechoso.
La alianza de Morrison con la famosa presentadora Oprah Winfrey y con el director de Philadelphia, Jonathan Demme, resultará este año en el estreno cinematográfico de Beloved. Morrison escribió el guión basándose en su novela, quizá la más famosa de su bibliografía, y cuyo argumento se centra en una esclava fugitiva llamada Sethe (interpretada por Oprah Winfrey) que no puede escapar del fantasma de su hija asesinada. En el filme también participa el actor Danny Glover.
"El libro se forja en torno a la idea de dónde está el paraíso, y quién merece estar en él", ha dicho Toni Morrison en una entrevista reciente. "Todos los paraísos se definen como enclaves masculinos, mientras que el intruso es una mujer, indefensa y amenazadora. Cuando nos unimos y nos hacemos poderosas, es cuando nos atacan." The New York Times ha dicho que Paradise es la novela "más abiertamente feminista de Morrison". En Vanity Fair, Morrison ha resaltado que su novela trata de compensar la ausencia de personajes negros en la epopeya del Oeste americano.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 11 de enero de 1998
TONI MORRISON
"Me merecía de verdad el Nobel"
S. WEINGARTEN
21 de noviembre de 1999
Pregunta. Profesora Morrison, su última novela, Paraíso, empieza con esta frase: "Primero dispararon a la chica blanca". Después, no menciona en ningún momento cuál de las cuatro jóvenes a las que persiguen y matan al principio es la blanca. Todo lo contrario: elimina cualquier pista que pueda indicar su raza. ¿Quería que sus lectores hicieran de detectives?Respuesta. Quería ver qué ocurre cuando se dejan fuera los indicadores raciales. Pensé: Si presento a los lectores todos los datos importantes de un personaje, excepto su raza, tal vez les confunda y desestabilice. Y es cierto, algunas personas recorren el libro, frenéticos, en busca de pistas sobre la raza...
P. ¿No lo hacen todos los lectores?
R. No, sólo si para ellos es importante.
P. ¿Le parece bien?
R. Por supuesto. Porque ése es el inconveniente de la cuestión racial: nos olvidamos de fijarnos en los individuos. Cuando se conoce la raza de una persona, se pueden suponer ciertas cosas básicas, pero ¿qué se sabe verdaderamente sobre ella? ¿Qué conozco yo sobre usted, sólo porque su raza me permita suponer cinco o seis cosas? Hay miles de factores que son mucho más importantes.
P. La comunidad negra en Paraíso tiene una visión muy diferente. Sus miembros están orgullosos de su pureza racial.
R. Existen dos grupos de gente en Paraíso. Las mujeres que crean una comunidad en la que la raza es irrelevante y, por el contrario, la población negra de Ruby, donde la raza lo es todo. La pureza de sangre es su vida, y condenan al ostracismo a cualquiera que tenga la sangre mezclada. En esta yuxtaposición, el lector puede percibir la tensión entre una comunidad obsesionada por la pureza racial y otra para la que la raza ha perdido completamente su significado.
P. Paraíso forma parte de la trilogía que incluye Beloved y Jazz. ¿Qué tienen estos libros en común?
R. En todos está presente las distorsiones del amor. En Beloved hablaba de las dificultades del amor de padres a hijos; Jazz, del amor entre un hombre y una mujer.
P. No hay mucho amor en Paraíso.
R. Sí, sí, Paraíso habla del amor religioso. Y muestra que ese amor puede agriarse y volverse pernicioso, hasta el punto de que los más religiosos se convierten en el tipo de personas que antes les aterrorizaban.
P. La religión aparece en toda su obra. ¿Cree usted en Dios?
R. Me sorprende que me haga esa pregunta. Los líderes religiosos me acusan de que no hablo de religión todo lo que debería. Al fin y al cabo, yo debería saber que los afroamericanos son muy religiosos, ¿no? Me resulta difícil imaginar que alguien pueda crecer sin conocer la Biblia. ¿Cómo es posible entender el arte? Después de todo, la tradición cristiana es un elemento crucial de nuestra cultura. A la mayoría de las novelas afroamericanas les faltaría algo importante si en ellas no hubiera creyentes o, al menos, personajes que se plantean esas preguntas sobre la vida eterna, la inmortalidad y las enseñanzas morales.
P. ¿Sigue siendo religiosa?
R. No puedo hablar de ello con usted.
P. ¿Y qué me dice de la superstición?
R. También me cuesta hablar de eso. Todas las creencias se basan en algo que no es una verdad científica. Yo soy católica. Y no creerá que no existen supersticiones en la Iglesia Católica, ¿verdad? Pero ciertas supersticiones le ayudan a uno a vivir.
P. Usted decía, hace tiempo, que la novela ha sustituido a la música como principal transmisora de la cultura negra. ¿Sigue pensándolo?
R. Aunque sigo creyendo que es así, es posible que me equivoque por completo, porque ahora existe la música rap. Hubo un tiempo en el que los afroamericanos utilizaban su música con fines estéticos y morales. El jazz expresaba su resistencia, su ira y su alegría. Pero luego, al jazz le ocurrió lo que siempre sucede con las grandes manifestaciones artísticas: se expandió y pasó a pertenecer a todo el mundo. Ahora es posible oír un jazz bellísimo realizado por japoneses.
P. ¿Qué tiene eso de malo?
R. Nada. Sólo que significó que el jazz dejó de ser nuestro. Y pensé que las novelas podrían llenar ese hueco.
P. ¿Pero no es la novela una forma artística específicamente occidental?
R. No creo. Muchas culturas han construido narraciones, lo que pasa es que no las publicaban necesariamente como novelas. Lo que me preocupaba de las novelas escritas por autores negros en los años veinte y treinta era que estaban dirigidas a un público blanco. Se notaba en que explicaban cosas que no habrían tenido que explicar a un lector negro. Tenían un extraño deseo de aprobación en el mundo blanco. Y yo pensaba que otros escritores no hacían eso. De forma que me pregunté: ¿Hay algo peculiar en la literatura afroamericana? ¿Existe una forma de escribir negra, igual que el jazz era negro?
P. ¿Ha encontrado una respuesta?
R. No, pero en la búsqueda he encontrado mi propio lenguaje y mi propia voz, además de un enorme lienzo sobre el que pintar. Pensemos en el lenguaje: existen muchas capas. Está el slang, está el lenguaje de la Biblia y el sermón, está el inglés académico, está el lenguaje lírico y muy barroco, y yo puedo mezclarlos y jugar con ellos, que es exactamente lo que hacen los afroamericanos: cogen el idioma, lo retuercen y crean algo nuevo a partir de algo conocido.
P. Usted está considerada como la voz de la Norteamérica negra. ¿Alguna vez le resulta molesto?
R. Sí, porque quiere decir que me están clasificando sin cesar. Siempre me colocan la etiqueta de escritora negra.
P. Hace unos años, insistía en que la calificaran así.
R. Era una situación distinta. Intentaban convertirme en blanca honoraria. La gente me decía: Escribe tan bien, que no vamos a poner ese adjetivo -negra- delante de su nombre. Como si fuera bueno para la promoción. Y eso fue contra lo que me rebelé.
P. Así, pues, si hoy la llaman simplemente escritora, ¿ya no lo considera una "promoción"?
R. Ya no. Al principio de mi carrera, habría preferido que me llamaran sólo escritora. Pero no me lo permitieron. Tuve que abrirme camino a través de las expectativas y calificaciones de otras personas. Me dediqué al negocio editorial durante veinte años, y no podía publicar dos libros afroamericanos en una misma temporada, porque, si lo hacía, no los reseñaban de forma independiente. Un año, edité un libro de relatos cortos, un libro de poesía y una autobiografía de Angela Davis, y todas las críticas que salieron hablaban siempre de los tres juntos. Así que dejé de publicar más de un libro de autor negro por temporada. Gran parte de mis reacciones estaban -siguen estando- muy influidas por la política. Intentaba hacerme con el control de la situación, y una de las cosas que deseaba controlar era mi presentación ante el público.
P. Toda su obra describe una sociedad en la que la raza es primordial. ¿Puede imaginar un mundo en el que no importe?
R. Lo intento, pero me resulta difícil. En mi vida personal, intento no crearme opiniones sobre la gente basándome en su raza.
P. Eso contradice su afirmación de que oculta a los blancos el 60% de su personalidad.
R. Oculto parte de mi personalidad porque está siempre sometida a estudio: ¿Cómo es de exótica? ¿Cuánto tiene de negra? De forma que, cuando trato con blancos, soy precavida, hasta que llego a una situación en la que ya no necesito serlo.
P. ¿Lo consigue alguna vez?
R. Por supuesto. Tengo viejos amigos que sólo ven en mí a la persona. Pero, cuando una ha cumplido ya los sesenta, ha tenido muchas oportunidades para que los blancos la decepcionen una y otra vez. Siempre se termina con esta discusión que tenemos en este momento usted y yo.
P. Es difícil hablar de su trabajo y no hablar de raza.
R. ¿Por qué es difícil en mi caso? ¿Por qué no al hablar de Joyce?
P. Porque usted reflexiona sobre los problemas raciales, y él no.
R. Esa opinión no está justificada. Joyce escribe sobre la raza todo el tiempo, pero nadie lo menciona. Nuestra conversación es típica del dilema que impone el racismo en nuestra forma de relacionarnos dentro de la sociedad. El racismo no permite que una persona aprenda ni piense nada nuevo. Por tanto, creo que deshacerse de todo ese bagaje no puede ser sino una liberación maravillosa. Eso es lo que están logrando los autores afroamericanos jóvenes. Ya no tienen obsesiones, son más libres. Ése es el privilegio de la próxima generación.
P. ¿El Premio Nobel alteró su posición social en Estados Unidos?
R. No sé. Fue agradable.
P. ¿Sólo agradable?
R. Fue agradable para el país. Hacía mucho tiempo que no lo obtenía alguien nacido en Estados Unidos. Algunas personas se asombraron, se mostraron incrédulas: ¿Cómo ha podido suceder? Como es natural, muchos se alegraron.
P. ¿Y usted?
R. Fue la primera vez que me sentí norteamericana. Y me sentí mujer, y nativa de Ohio, y negra; todos esos sentimientos mezclados. Al volver la vista atrás, me di cuenta de que siempre había deseado que lo ganara una mujer negra, y el hecho de que fuera yo me pareció extraordinario porque me lo merecía de verdad. No podían haber elegido a nadie mejor. Los libros eran muy buenos. Pero éstas eran mis reflexiones privadas. Lo mejor de ganar el premio fue que modificó el campo de lo que se consideraba gran literatura.
© Der Spiegel
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 21 de noviembre de 1999
Muere Toni Morrison, la primera afroamericana que ganó el Premio Nobel de Literatura
La escritora, comprometida con la lucha contra la discriminación racial, abordó en sus obras la vida de la población negra
Madrid 6 AGO 2019 - 14:32 COT
Toni Morrison, la mujer que contó y mostró con maestría y lirismo una parte esencial y trágica de la historia de Estados Unidos, ha muerto a los 88 años en el pequeño pueblo neoyorquino de Grand View-on-Hudson.
Ganadora del Premio Nobel de Literatura en 1993, con tan solo seis novelas publicadas en aquel momento, Toni Morrison puso a los estadounidenses blancos y negros frente al espejo de la verdad sobre la que se había levantado ese país: la raza, la esclavitud y la memoria que en su narrativa confluyen como uno solo en una lucha insomne en busca de la identidad y la integración de la cultura afroamericana. La Academia Sueca le concedió el Nobel por “su arte narrativo impregnado de fuerza visionaria y poesía que ofrece una pintura viva de un aspecto esencial de la realidad norteamericana". Morrison ha pasado así a la historia de la literatura no solo por ser la primera mujer negra en recibir el Nobel, sino también por ser miembro de la Academia Americana de las Artes y las Letras y del Consejo Nacional de las Artes. La autora ha sido uno de los pocos escritores que ha tenido el privilegio de gozar de la admiración del público y de la crítica. Lo logró desde su primera novela, Ojos azules, en 1970, hasta El origen de los otros, en 2016, una recopilación de conferencias sobre la raza y la tendencia del ser humano a la creación del otro, la identidad propia y la inevitable que crean los demás sobre cada individuo.
Y eso era, eso es, Ojos azules donde ya está todo el futuro de su obra creativa e intelectual al contar la historia de una niña negra que quiere tener los ojos azules debido a la fuerza de los estereotipos aplastantes del entorno y la exclusión de la sociedad.
Tras Ojos azules, Toni Morrison escribió Sula (1973); La canción de Salomón(1977), por la que obtuvo el Premio Nacional de la Crítica; La isla de los caballeros (1981); Beloved (1987), por la que recibió el Pulitzer, y Jazz (1992), que no dejó dudas de su maestría para que le concedieran el máximo galardón al año siguiente. Un lustro más tarde reapareció subiendo más peldaños creativos sin dejar de explorar en obras como Paraíso (1997), Amor (2003), Una bendición (2008), Volver (2012) y La noche de los niños (2015). Once novelas en total, un par de libros infantiles y cuatro ensayos.
“Quiero descubrir una verdad sobre la vida cotidiana de Estados Unidos, la vida de los afroamericanos viviendo en un contexto histórico crítico que se ha ocultado”, afirmó Toni Morrison en una entrevista a EL PAÍS en 2013. Y añadió: “A los países les gustan los cuentos de la patria porque le da seguridad a las personas. La realidad es una triste verdad donde tenemos mucho que ocultar y avergonzarnos. En mis libros busco hacerlo desde el lado del conquistado. Lo que hago es quitar las tiritas para que se vea la cicatriz de la sociedad, la realidad. No hay que tener miedo de mirar al pasado porque solo así se sabe quiénes somos”.
Es así como su obra se levanta sobre temas como la raza, la esclavitud, la memoria, el pasado y lo oculto, la mujer y lo femenino, la identidad; y sobre todos ellos dos aspectos cruciales que son la sangre que dan vida a sus criaturas y a sus propias historias sociopolíticas: la amistad y el amor.
Eso ha dejado al mundo esta mujer que en su adolescencia fuera empleada doméstica y viviera una infancia pobre. Hija de un obrero del acero y una ama de casa, nació en Lorain (Ohio), el 18 de febrero de 1931, y fue bautizada como Chloe Ardelia Wofford. Eran cuatro hermanos. A ella le encantaba que su abuela le contara historias de supersticiones, de sus antepasados, de los sucesos que habían llevado a Estados Unidos hasta donde estaba. Como trasfondo de esas historias la crisis económica de los años treinta y los primeros zarpazos de la Segunda Guerra Mundial, mientras que durante el conflicto bélico Morrison trabajó en varias casas como asistenta.
Fue en la Universidad Howard de Washington donde se hizo llamar Toni. Procedía del segundo nombre con que fue bautizada en la Iglesia Católica a los 12 años: Chloe Anthony. En 1953 se graduó en Filología Inglesa y en 1958 se casó con el arquitecto jamaicano Harold Morrison. El matrimonio duró hasta 1964 y ella se quedó a cargo de sus dos hijos en Siracusa. Allí empezó a trabajar con la editorial Random House, hasta que a finales de los años sesenta se trasladó a Nueva York como editora del mismo sello. Su gran año llegó en 1970, al publicar su primera novela en la que había trabajado desde finales de los años cincuenta, Ojos azules. Fue entonces cuando firmó como Toni Morrison. A partir de ahí quiso contar la vida de su raza y de su país inevitablemente entrelazada en un viaje eterno a las raíces. Para eso evocó la voz de su abuela, tanto en las historias y sus preocupaciones como en su sonido. Una escritura de prosa bella y precisa con una gran vivacidad oral.
En esa búsqueda e incertidumbre de la verdad, Toni Morrison era como la abuela Baby Suggs, de Beloved. La esclava que amó, sufrió y un día fue libre y contó a su progenie el pasado y ayudó a quien pudo a caminar entre la niebla. Esa mujer que comía colores:, un día alimentos rojos, otro morados, otro amarillos… La que a una sociedad negra cercada por la tragedia y la injusticia se la llevaba a un claro del bosque para decirle que “la única gracia con que contaban era aquella que fueran capaces de imaginar. Que si no la veían no la tendrían”
«Me aburre mucho la gente que dice encontrar cosas poéticas en mis escritos. La buena prosa es poética. Mi noción de la poesía es que tiene que tener esa vida subterránea.»
Toni Morrison
Original: «I used to get very annoyed at people who said there were poetic things in my writing. Godd prose is poetic.[...] My notion of prose is that it has to have this underground life»
Toni Morrison
LAS OBRAS DE TONI MORRISON
Ojos azules (1970). En su opera prima, Morrison parte de la realidad de una chiquilla desgraciada para construir el retrato de una infancia truncada, además de abordar temas muy diversos, como el concepto de belleza impuesto o la voz femenina.
Sula (1973) es una obra situada por Morrison en una ficticia colina de algún lugar de Ohio, donde vive una comunidad negra, pobre y desesperanzada a través de la que la novelista expresa una de sus preocupaciones esenciales: la condición de la mujer negra en Estados Unidos, discriminada por la sociedad y el Estado, abandonada, maltratada y alejada de la educación para ocuparse del cuidado de sus hijas y del hogar.
La canción de Salomón (1977) es la historia familiar de un próspero hombre de negocios que ha tratado de ocultar sus orígenes para integrarse en la sociedad blanca.
La isla de los caballeros (1981) narra la llegada de un náufrago negro a las costas de una idílica isla caribeña de mansiones de ensueño en la que la vida de los millonarios discurre plácidamente entre sirvientes y opulencia.
Beloved (1987) ha sido el libro más celebrado de la novelista. Ambientada en la Guerra de Secesión Americana, la novela está basada en la vida de la esclava afroamericana Margaret Garner, que escapó del estado esclavista de Kentucky en enero de 1856 y huyó a Ohio, donde esta práctica había sido abolida.
Jazz (1992) narra la peculiar historia de amor de una pareja negra que deja atrás los campos de trabajo y los abusos a los que son sometidos por patronos blancos y llega Nueva York.
Paraíso (1997). Morrison construye un drama humano en el que conviven problemas tan profundos como el racismo, el machismo, la violencia y la religión. La acción se desarrolla en el pueblo ficticio de Ruby, en el que una comunidad patriarcal se erige sobre ideas de justicia, respeto mutuo y amor al prójimo, valores que se desmoronan y culminan en una rabia asesina contra cuatro mujeres que viven en una mansión cercana.
Amor (2003) retrata el odio como fuerza vital a través de dos mujeres muy distintas que han amado a lo largo de sus vidas al mismo hombre.
En Una bendición (2008), una mujer negra entrega a Florens, su hija de ocho años, para salvarla de su cruel y violento amo en el Estados Unidos sureño y colonial de finales del siglo XVII. Pero la pequeña jamás entenderá este acto, y, mientras crece al cuidado de otras esclavas en una plantación de azúcar, se hace mujer intentando ahuyentar el abandono al que la ha condenado su propia madre.
Volver (2012) es la historia del veterano de la guerra de Corea Frank Money, que vuelve a Estados Unidos para tratar de olvidar los duros traumas que le ha dejado la guerra. Corren los años cincuenta del siglo XX y Money se da de bruces con un país racista y una familia, la suya, cargada de odio, de ahí que el regreso sea más un camino hacia el infierno que una vuelta al hogar.
La noche de los niños (2015) aborda la vida de Bride, una atractiva empresaria de éxito que ha sido abandonada dos veces en su vida, por su padre y por su pareja, y arranca un viaje iniciático en busca de la redención, que solo llegará cuando en la oscuridad asome su verdadero yo.
EL PAÍS
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