martes, 1 de noviembre de 2016

Franz Schubert


Franz Schubert

Franz Schubert

(1797 - 1828)
(Himmelpfortgrund, actual Austria, 1797-Viena, 1828) Compositor austríaco. Nacido en las proximidades de la misma Viena que acogió a Haydn, Mozart y Beethoven, a menudo se le considera el último gran representante del estilo clásico que llevaron a su máximo esplendor esos tres compositores y uno de los primeros en manifestar una subjetividad y un lirismo inconfundiblemente románticos en su música.
El lied para canto y piano, uno de los géneros paradigmáticos del Romanticismo, encontró en él a su primer gran representante, cuyas aportaciones serían tomadas como modelo por todos los músicos posteriores, desde Robert Schumann hasta Hugo Wolf y Gustav Mahler.
Franz Schubert

Hijo de un modesto maestro de escuela, Schubert aprendió de su padre la práctica del violín y de su hermano mayor, Ignaz, la del piano, con tan buenos resultados que en 1808, a los once años de edad, fue admitido en la capilla imperial de Viena como miembro del coro y alumno del Stadtkonvikt, institución ésta en la que tuvo como maestro al compositor Antonio Salieri. La necesidad de componer se reveló en el joven Schubert durante estos años con inusitada fuerza, y sus primeras piezas fueron interpretadas por la orquesta de discípulos del Stadtkonvikt, de la que él mismo era violinista.
Tras su salida de este centro en 1813, Schubert, a instancias de su padre, empezó a trabajar como asistente en la escuela de éste, a pesar del poco interés demostrado por el músico hacia la labor pedagógica. En estos años es cuando ven la luz sus primeras obras maestras, como el lied El rey de los elfos, inspirado en un poema de Goethe, uno de sus escritores más frecuentados. Después de abandonar sus funciones en la escuela paterna, Schubert intentó ganarse la vida únicamente con su música, con escaso éxito en su empresa.
El único campo que podía reportar grandes beneficios a un compositor de la época era el teatro, la ópera, y aunque éste fue un género que Schubert abordó con insistencia a lo largo de toda su vida, bien fuera por la debilidad de los libretos escogidos o por su propia falta de aliento dramático, nunca consiguió destacar en él. Sus óperas, entre las que merecen citarse Los amigos de SalamancaAlfonso y EstrellaLa guerra doméstica y Fierabrás, continúan siendo la faceta menos conocida de su producción.
Si Schubert no consiguió sobresalir en el género dramático, sí lo hizo en el lied. Un solo dato da constancia de su absoluto dominio en esta forma: sólo durante los años 1815 y 1816 llegó a componer más de ciento cincuenta lieder, sin que pueda decirse de ellos que la cantidad vaya en detrimento de la calidad. Escritos muchos de ellos sobre textos de sus amigos, como Johann Mayrhofer y Franz von Schober, eran interpretados en reuniones privadas, conocidas con el elocuente nombre de «schubertiadas», a las que asistía, entre otros, el barítono Johann Michael Vogl, destinatario de muchas de estas breves composiciones.
Los ciclos La bella molinera y Viaje de invierno constituyen quizás la cima de su genio en este campo, a los que hay que sumar títulos como El caminanteLa truchaA la músicaLa muerte y la doncella, o el celebérrimo Ave Maria. A pesar de la belleza de estas composiciones y de la buena acogida que encontraron entre el público, la vida de Schubert discurrió siempre en un estado de gran precariedad económica, agravada considerablemente a partir de 18
24 por los primeros síntomas de la enfermedad que acabaría prematuramente con su existencia.
Admirado en un círculo muy restringido, la revalorización del compositor se llevó a cabo a partir de su muerte: obras inéditas o que sólo se habían interpretado en el marco familiar, empezaron a ser conocidas y publicadas, y defendidas por músicos como Robert Schum
ann o Felix Mendelssohn. Es, sobre todo, el caso de su producción instrumental madura, de sus últimas sonatas para piano, sus cuartetos de cuerda y sus dos postreras sinfonías, a cuyo nivel sólo son equiparables las de Beethoven.

Schubert, al piano, acompaña al cantante Vogl en una velada en casa de amigos.
(Oleo inacabado de Moritz von Schwindt, amigo de Schubert, 1868)

SERENATA


En sus escasos 31 años, Franz Schubert compuso alrededor de 1.500 piezas. Un buen número de ellas son lieder, cerca de 800, para una voz o para varias voces, acompañadas de piano u otros instrumentos. La palabra lied (lieder es el plural en alemán) no tiene traducción al español, pero puede asemejarse a "canción", pues de eso se trata más o menos. La diferencia con nuestras "canciones", descontada la altura artística y musical, estriba en que los versos proceden de grandes poetas (Göethe, Heine, Schiller) o de los amigos de Franz que por aquella época lucían cierto renombre como tales.

De duración inferior a cuatro o cinco minutos, podían cantarse uno tras otro en reuniones sociales alrededor de buen vino, música y literatura, en casa de Schubert o de sus amigos, veladas que posteriormente recibieron el nombre de "schubertiadas".

"Musicalizando" a Goethe
En 1814, a los 17 años, el joven Franz había comenzado a desempeñarse como asistente en la escuela que mantenía su padre, recibiendo por ello un sueldo miserable. Encargado de la clase de párvulos, con seguridad no fue un gran maestro porque su alma y su espíritu estaban ya definitivamente con la poesía y la música. La segunda mitad de 1814 y todo el año 1815 son por ello fértiles en la producción de obras. Conoce al poeta Mayrhofer, a quien ya había "musicalizado" y escribe una de las creaciones más geniales del período con texto de Goethe, a quien Franz admiraba profundamente.

Uno de sus amigos decide que es hora de contactarse con Goethe para hacerle saber de este muchacho que apoyado en sus versos compone música maravillosa. Y envía al poeta alemán una serie de lieder inspirados en sus textos, solicitando su aprobación para que le sean dedicados. (Suponemos que por esos años el derecho de autor estaría en pañales. Hoy, hasta el más antisistema de los poetas armaría un berrinche de padre y señor mío.)
"El que suscribe se permite robar con estas líneas algunos instantes de su tiempo tan precioso... las poesías... han sido puestas en música por un compositor de 19 años... (y desea que) le sea permitido consagrar humildemente esta colección a Vuestra Excelencia... el joven artista se sentiría dichoso de merecer la aprobación... le ruego tenga la extrema cortesía de favorecerme con su respuesta".

Goethe no contestó.

Diez años después, en 1825, será el propio compositor quien envíe a Goethe sus poemas trasladados al pentagrama. El vate se hará el sordo nuevamente. Al pequeño Franz solo le quedan tres años de vida.

"Ständgen" -Serenata- del ciclo Schwanengesang, D. 957

"Ständgen" -Serenata- del ciclo Schwanengesang, D. 957

La famosísima Serenata de Schubert es uno de los 14 lieder que conforman el cicloSchwanengesang (El canto del cisne), de 1828. Lleva el número cuatro y está compuesto sobre versos del poeta Rellstab, el mismo que habría dotado de nombre propio a la sonata "Claro de Luna", de Beethoven.


El joven Franz Schubert







“Nadie siente el dolor de otro, nadie entiende la alegría de otro”.


“Intento adornar mi imaginación tanto como puedo”.


“Cuando deseaba cantar de amor, se transformó en dolor. 
Y cuando deseaba cantar de dolor, fue transformado 
en amor por mí”.


“Feliz es el hombre que encuentra un amigo verdadero, 
y más feliz aún el que encuentra en su esposa 
a ese amigo verdadero”.


“Mis creaciones son fruto del conocimiento de la música 
y del dolor”.


“Cuando uno se inspira en algo bueno, 
la música nace con fluidez, las melodías brotan; 
realmente esto es una gran satisfacción”.


“Nadie entiende la pena de otra persona, nadie la alegría. 
La gente se imagina que puede alcanzarlas 
como la otra persona. En realidad pasan cerca”.


“El hombre sobrelleva el infortunio sin quejarse, 
y por eso le hace sufrir más”.


“Me siento la persona más desdichada de este mundo. 
(...) Creo que nunca volveré a estar bien, 
y todo lo que hago es intentar mejorar mi situación, 
que en la realidad se hace peor”.


“Cuando todas las esperanzas del reconocimiento 
u honor son distantes, cuando la pureza del corazón 
resuelve el dolor de la mente, cuando todo el mundo 
parece caminar ciegamente; solamente ahí se entiende 
la pasión”.


“El destino a veces suele cumplirse en pocos segundos, 
y aquello que durante años se ha buscado nos lo concede 
un dichoso azar”.


“Y antes de entender tiene la necesidad de creer. 
La razón consiste solamente en una fe analizada”.





SCHUBERT, QUÉ ROMÁNTICO!

Si Franz Schubert hubiera vivido en los detonantes años sesenta, su talento hubiera despertado la envidia de varios músicos. Los Beatles y los Rolling Stones no hubieran arrastrado a tantos fans, y muy probablemente otra música nueva, diferente, explosiva, eufórica, hubiera inundado el espíritu del peace and love que atrapó a toda una generación.

Por Mauricio Becerra Redactor de EL TIEMPO
2 de febrero de 1997


Pero no. Franz Schubert, hijo de cocinera profesional y de furibundo maestro de escuela, nació cuando debió nacer: a la una y media de la tarde del 31 de enero de 1797. Y así se hizo parte de una familia de 14 hijos que hoy es recordada por todo el mundo gracias a que en ella creció uno de los compositores más grandes del Romanticismo: Franz Schubert.
Y es que este músico austríaco fue para su época lo que los Beatles para la nuestra. Un innovador y eterno pasajero del espíritu (que es la misma paz de los sesenta). Un profano del género clásico que prefirió volcarse hacia nuevas formas musicales con tal de llenar su interior para satisfacerse (que es el mismo rock escuchado en la habitación y a todo volumen). Un solitario que murió de sífilis en esa ciudad que nunca abandonó, Viena, y que hoy lo recuerda como un tesoro nacional (de la misma manera que Liverpool recuerda a sus muchachos en cada pub).
Este año, cuando se cumple el bicentenario del nacimiento de Franz Schubert, el mundo entero vuelve a oír una y otra vez su obra, sus lieder (poesías hechas música), sus cuartetos, sus sinfonías (la Inconclusa, por ejemplo, que no podría pasarse nunca por alto), el encantador Quinteto la Trucha, en fin, todo ese gran legado que hoy resuena en los más importantes escenarios musicales con la misma fuerza que debió haber tenido durante el siglo XIX.
El gran aporte Despierto, inteligente, inquieto por la búsqueda de nuevas formas musicales de su época, Schubert se mostró ante el público y ante el mundo gracias a una nueva forma musical: los lieder. Los más de 600 lieder compuestos en su corta vida (murió a la edad de 31 años) lo convirtieron prontamente en el primer gran compositor de la canción artística alemana y romántica del siglo XIX.
A Schubert se le estudia continuamente en los conservatorios de todo el mundo, pues sus lieder son magníficos. En el campo de la voz es el primer compositor que conjuga la voz y la poesía en el máximo de su esplendor , explica la mezzosoprano colombiana Marta Senn.
Y agrega: Poesías extraordinarias de Goethe o Schiller fueron tomadas por él. Hay unos ciclos magníficos dentro de todo su repertorio, como el lieder Kreiss, que me llama mucho la< atención. También me gusta Margarita en la rueca, que está inspirado en la Margarita del Fausto de Goethe .
Sin embargo, las obras compuestas por Schubert, sus lieder y temas orquestales tuvieron un impacto algo tardío. Tuvieron que pasar 20 años para que Robert Schumann rescatara gran parte de su obra y la diera a conocer ampliamente ante el mundo.
Schubert componía sus obras en forma incesante sin preocuparse si tenía un público que lo escuchara. Detrás de esta energía, hay una violencia artística incomprensible para el común de los mortales , declaraba recientemente el director de orquesta Nikolaus Harnoncourt, a propósito de las celebraciones que se adelantan en la capital austríaca con motivo del año Schubert.
Al lado de Beethoven 
La única riqueza que tuvo Schubert en su vida fue su música. Se dice que en repetidas ocasiones el compositor austríaco carecía de los medios necesarios para comprar el papel sobre el cual realizaría sus partituras.
Sin embargo, y pese a todas las dificultades económicas, Schubert fue siempre un frenético compositor.
De llegar Schubert a los sesenta años hubiera alcanzado cimas insospechadas , escribía el crítico de música Otto de Greiff a propósito de los primeros 150 años de su muerte.
La rutina diaria de Franz Schubert estuvo siempre dedicada a la producción de obras que transmitieran emociones y sensaciones muy íntimas, muy propias. Como hombre nacido bajo los influjos del romanticismo, recurrió con tesón a todas aquellas cosas que fueran signos de su época. Y por eso Goethe en su obra. Y por eso Schiller. Y por eso Mayrhofer.
Qué es lo que caracteriza a Schubert? La intimidad, el carácter íntimo que expresa e impone en su obra. Ese estado de recogimiento interior que lo hace único. Schubert es la posibilidad de encontrarse con uno mismo. Es tal su desprendimiento espiritual que lo llena a uno , explica María Stella Fernández, quien durante más de 10 años se desempeñó como directora de la Sala de Conciertos de la Biblioteca Luis Angel Arango.
Hoy Schubert es recordado por todos. Las anécdotas son una parte mínima de una vida gloriosa (como que fue cantor de Viena, o como que fue uno de los que llevó el féretro de Beethoven en su muerte, o como que al final de su días su único regocijo fue ir a visitar la tumba de Haydn para regresar a Viena a morir en paz).
Hoy Schubert está enterrado en su ciudad natal al lado de ese grande de la música que siempre admiró: Ludwig van Beethoven. Sus restos, silenciosos, comparten la música de otra vida. No la Muerte y la doncella. Tampoco el sinnigual Quinteto la Trucha. Tal vez otras cosas. Un susurro. Ese que le dice ahora que su nombre está inscrito como uno de los más grandes músicos de la historia universal. Eso le basta.
Notas para escuchar Aparte de los lieder, la obra de Schubert es extensa y variada. Si usted quiere acercarse al universo del compositor austríaco tenga en cuenta las siguientes obras: -Música incidental de Rosamunda -Sinfonía Número 2 en Si bemol mayor -Sinfonía Número 3 en Re mayor -Sinfonía Número 4 en Do menor, Trágica -Sinfonía Número 5 en Si bemol mayor -Sinfonía Número 6 en Do mayor -Sinfonía en Si menor, Inconclusa -Sinfonía en Do mayor, la Grande (Obras recomendadas en el libro Invitación a la música , de Jonathan Kramer, editorial Vergara).
De igual manera, usted puede acercarse a esa otra cara desconocida musicalmente de Schubert en las siguientes obras: -Eres el reposo -Canción nocturna del viajero -Margarita en la rueca -Las canciones de Mignon -El Ave María (Algunas de las obras recomendadas por Otto de Greiff al cumplirse los primeros 150 años de la muerte de Schubert).



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