sábado, 18 de noviembre de 2017

Sándor Márai / Exilio, olvido y muerte



Sándor Márai
Sándor Károly Henrik Grosschmid de Mára
 (1900 – 1989)

Sándor Márai nació el 11 de abril de 1900 en Kassa, localidad ubicada en la época del nacimiento de Márai dentro del imperio austro-húngaro. Actualmente tal población corresponde a Kosice, ciudad situada en Eslovaquia.
Su padre, de ascendencia alemana, era el juez y político Géza Grosschmid.
Desde el año 1918 Sándor Márai, que estudió humanidades y literatura en la Universidad Péter Pázmány, trabajó como editor y crítico literario en la ciudad de Budapest, escribiendo en el “Budapesti Napló”. Un año después viajó a Alemania, país en el que cursó durante un tiempo estudios de periodismo y ejerció el papel de redactor en varias publicaciones.
En la década de los años 20 Márai, disconforme con el gobierno del simpatizante fascista Miklós Horthy, vivió principalmente entre Alemania y Francia, país en el que residió junto a su esposa Lola Matzner, con quien el escritor húngaro se casó en 1923.
A comienzos de los años 30 regresó a Budapest y en plena Segunda Guerra Mundial volvió a cargar contra los fascistas y los nazis. En este período publicó su admirado libro de memorias “Confesiones de un burgués” (1934).
Cuando en 1948 el ejército soviético invadió Hungría Sándor, también contrario a los regímenes comunistas, dejó su país harto del totalitarismo para exiliarse primero en Suiza, después en Italia y posteriormente en Nueva York, nacionalizándose estadounidense en 1952.
Tras la marcha de su país, su obra, tanto novelas, obras de teatro como poemas, fue prohibida en la Hungría comunista, hecho que provocó que su narrativa fuese desconocida internacionalmente hasta la caída del comunismo en los países del Este.
Desde 1948 y hasta 1967 Márai colaboró en la Radio Free Europe. En 1968, tras vivir un tiempo en la ciudad italiana de Salerno, se instaló definitivamente en la localidad californiana de San Diego.
Algunas de sus novelas más importantes, escritas principalmente en el período entre 1928 y 1948, son “Música En Florencia”, “A La Luz De Los Candelabros” “El Último Encuentro”, “La Herencia De Eszter”, “Divorcio En Buda”, o “La Amante De Bolzano”, esta última con el protagonismo del aventurero veneciano Giacomo Casanova.

Algunos de sus últimos trabajos publicados en español son “La Mujer Justa”, libro escrito en los años 40 que a través de tres puntos de vista cuenta la historia de un pasional triángulo amoroso, “Los Rebeldes”, novela de 1930 centrada en cuatro jóvenes en tiempos de la Primera Guerra Mundial, “La Gaviota”, apasionada relación entre un alto funcionario y una misteriosa joven, “La Hermana”, historia de un pianista que cae enfermo a causa de un extraño virus, o “Liberación”, con centro en una joven de Budapest que sufre el totalitarismo nazi y el comunista soviético.
Sándor Márai se suicidó en San Diego el 21 de febrero de 1989 (algunas fuentes, de manera errónea, contraria al certificado médico del Mercy Hospital y a los datos de la propia fundación del autor, datan su fecha de fallecimiento el día 22 de febrero). Tenía 88 años.



“Uno acepta el mundo, poco a poco, y muere.”
Sándor Márai


"Uno siempre responde con su vida entera a las preguntas más importantes." 
El último encuentro
Sándor Márai




«Solo estamos nosotros dos, ella y yo. Y esta oscuridad.»
Divorcio en Buda
Sándor Márai



Sandor Márai, el escritor que lo devoró su tiempo 
Rafael Martinez De la Borbolla
25 DE NOVIEMBRE DE 2014

Uno siempre responde con su vida entera a las preguntas más importantes.” Sandor Márai.
Al final, diga lo que se diga, somos el resultado de nuestra suerte y de nuestros tiempos. Algunos nacen con buena estrella otros aunque les sobra talento, acaban por ser devorados por un tiempo que no era el de ellos. Quizá este es el caso de uno de los mejores escritores del Siglo XX; Sándor Marai (1900 – 1989), nacido en Kassa, Hungría, en ese entonces parte del Imperio de Austria-Hungría. El escritor no es un filósofo sistemático ni un predicador, es un artista que ha vivido ciertas experiencias básicas y las ha incluido en sus escritos, ya se llamen novela, cuento, ensayo o poesía; es un artista que modela ideas con palabras, pero esas palabras, como decía Miguel Ángel Asturias, “esas palabras pueden ser la voz del pueblo”. De ahí que a veces incomoden o inspiren temor.
Los libros son mucho más que objetos animados. Representan una forma de hablar y de comunicar, son un método infalible para dirigirse al mundo. Son fiel espejo de nuestro tiempo. Siempre que se da lectura a un libro, se dicen muchas cosas en voz baja, a veces en voz alta.
Sandor nació en una familia burguesa dentro del Imperio de los Habsburgo, como corresponde a las clase acomodadas nunca le falto nada, el Imperio de ese entonces tenía una gran desigualdad social y muchas minorías con todas las diferencias que se relacionan, sin embargo en términos generales convivían todos los pueblos armónicamente dentro del Imperio. Eso le daba un carácter cosmopolita difícil de encontrar en otra parte del mundo.
Su padre, era abogado de la ciudad húngara de Kaschau (hoy en Eslovaquia con el nombre de Kosice), y siendo un hombre preparado sabía de las ventajas de enviar a su hijo a estudiar en el extranjero. A los 23 años contrajo matrimonio con una mujer judía y de acaudalada familia burguesa, “Lola”, la que fuera el amor de su vida y con la que convivió hasta la muerte de ella, sesenta años después, Márai residió en Budapest y en varias ciudades alemanas, que fueron sus escuelas de vida y sabiduría. Allí pasó unos años de aprendizaje bohemio en la singular Republica de Weimar entre escritores y cafés de artistas, ganándose el sustento con la escritura de artículos periodísticos, crónicas, prosas breves y poemas. En esta época observo personalmente los inicios del Nazismo, sin imaginar pudiera triunfar, mudándose a París, en el inicio de la dictadura en Hungría de Horthy, enviando a su país algunas crónicas y artículos que lo hicieron conocido en su patria.
En los años treinta se estableció en Budapest y, obsesionado por el trabajo, comenzó a producir novela y teatro, de modo que en los cuarenta gozaba ya de gran fama en Europa. Su primera obra destacada fue escrita en 1930 y la llamo “Los Rebeldes”, en 1934 escribió lo que hoy se le considera una de sus mejores obras “Confesiones de un Burgués” basada en la cotidianidad de la vida de una manera en que solo los genios literarios lo pueden hacer, mezclando la ficción con su propia experiencia de juventud y de familia, por lo que es una novela en gran parte autobiográfica, en lo cotidiano encuentra lo sorprendente y en la sencillez de la vida una reflexión intensa y contante. En 1935 escribiría la novela que lo hizo saltar a la fama internacional “Divorcio en Buda”.
Hasta ahí todo viento en popa y se presagiaba tendría un gran porvenir y el reconocimiento mundial acorde a su talento. Pero la historia y sus tiempos le cambian todo. Cuando los nazis accedieron al poder en Alemania, el escritor húngaro fue uno de los primeros en oponerse abiertamente a Hitler con contundentes artículos. Al incorporarse Hungría a las fuerzas del eje en 1941, tenía dos opciones; continuar oponiéndose abiertamente a la Alemania Nazi y a la alianza con ella, lo cual lo llevaría sin duda a la muerte en un campo de concentración, o dedicarse a la literatura alejada de la política. Sin posibilidad de escapar, el Estado dictatorial Húngaro lo encamino a la segunda, asegurándole su seguridad siempre y cuando no interviniera en política y menos aún escribiera sobre ella, ya que debemos recordar era la pluma mas autorizada de esa nación y su posible detención se convertiría en propaganda negativa para el régimen. Por tal motivo entre los años de la guerra se convirtió en un prolifero escritor, habiendo consumado las que años después serían sus más reconocidas obras; “La mujer justa”, “La amante de Bolzano” y su obra sublime “El último Encuentro” además de “La Gaviota”, en aquella época recibía el reconocimiento de la sociedad para la que escribía, pero no así en el extranjero por el aislamiento que conlleva una guerra. Dentro de su genialidad el anonimato se colaba en su vida derivado de su tiempo y situación geográfica.
Pronosticó la derrota de las fuerzas del eje desde mediados de 1943, y observo con agobio como el ejercito soviético avanzaba sobre sus fronteras. Entendió que un régimen autoritario y asesino sería remplazado por otro similar. Después de la invasión alemana de Hungría en 1944, frente a tantas atrocidades perpetradas por los invasores secundados por fascistas húngaros, Márai escribió en su diario: “De hecho, los alemanes son magos. Han acertado a realizar el milagro de que cualquier ser humano decente espere honestamente y lleno de anhelo a los rusos, a los bolcheviques que llegan como libertadores”.
Cuando el ejercito rojo ocupo Hungría en la primavera de 1945, su obra desapareció de la memoria colectiva, pero debido a su fama pudo salvar su vida, sin embargo su estrella iba en declive, al nuevo gobierno comunista húngaro le incomodaba el escritor, se le prohibió la publicación de artículos y el nuevo régimen lo acuso de enemigo del pueblo y de escritor “decadente y burgués“, aquel europeo individualista y cosmopolita, de ideales humanistas, resistió a la tentación de doblegarse a la colectivización de la sociedad que aceptaban la mayoría de sus colegas, y en 1948 abandonó Hungría definitivamente para instalarse en Italia.
Inicio un peregrinaje, repleto de la nostalgia que lleva el exilio forzado para terminar instalándose en San Diego, California. Continuó escribiendo principalmente en periódicos, destacando de esta época su novela autobiográfica: ¡Tierra, Tierra!
La vejez y la pérdida paulatina de sus seres queridos minaron su espíritu hasta agotarlo por completo. Fue devorado por su tiempo. Cambió el régimen en su país y el escritor volvió a ser reconocido, recibiendo ofertas para regresar a la patria, pero ya era tarde. Abrumado por la decepción, la soledad, el abandono y la enfermedad se disparó un tiro en la cabeza. Poco después de su muerte caía en 1989 el muro de Berlín.
Sus novelas son densas, con largos monólogos finamente tejidos y totalmente reflexivos que nos cuestionan los fundamentos sobre la esencia misma de la vida, se mezclan con pensamientos brillantes, melancólicos y con un tono sentimental, logrando desarrollar duelos verbales y psicológicos, de múltiples connotaciones que a veces nos llevan a enfrentar el terror del vacío.
Su obra sin darnos cuenta nos va a atrapando, las palabras de sus personajes cautivan y seducen, enamoran y también nos hacen sufrir. Su singular estilo nos lleva a fundir la exaltación emocional con una profunda reflexión y análisis, llenan de una cierta nostalgia al lector, no hay grandes aventuras, todo se centra en el drama de la vida cotidiana del hombre, en su verdad y óptica de su entorno. A todos nos ha pasado algo sobre lo que estamos leyendo. Ese es su mayor logro; nos hace participes de la historia.
Por su época Sandor Márai no fue un escritor reconocido, tampoco fue un mártir político, simplemente cayo en el abandono de una época, la suya es una inspiradora fuente de sabiduría popular y cotidiana, nacida de la atenta observación de los sentimientos, conductas y relaciones humanas. Como dictaba su destino murió en la soledad y el abandono solo para ser reconocido, como acontece a varios grandes artistas, después de su muerte.

Un encuentro con Sándor Marai

De Eslovaquia a Hungría, de Kosice a Budapest, un recorrido por el universo literario de mi admirado Sándor Márai

Ana María
Julio de 2012

Busto de Márai en Budapest
 Voy en un tren que corre el velo de la historia en su marcha por Eslovaquia. Desde la ventana se ven pasar los fósiles del régimen soviético: torres de vigilancia abandonadas, fábricas en ruinas con letreros en ruso y los típicos „Paneláky“: unos gigantescos edificios cuadriculados con ventanas liliputienses donde miles de familias viven empacadas bajo el concepto de vivienda popular. Me asusta pensar que la ciudad a la que voy haya sido invadida por estas moles de hormigón.

Mi destino es Kosice, una urbe levantada al pie de los montes Cárpatos en la frontera con Ucrania. Allí nació mi admirado escritor Sándor Márai, un hombre que por venir al mundo en pleno año 1900 se aseguró las maldiciones del siglo XX: fue perseguido por los Nazis, fue proscrito por los soviéticos y murió en el exilio meses antes de que cayera el Muro de Berlín, sin ver cómo su amada Hungría recuperaba la soberanía.

Hay autores que nos arrastran con ellos y nos obligan a perseguirlos. La obra de Sándor Márai escudriña la condición humana de una forma tan profunda que después de leer sus diarios y novelas no queda otra alternativa que correr a buscar la historia del hombre detrás del teclado. Fue así como terminé montada en este tren con rumbo a las dos ciudades que inspiran su literatura.

Mi viaje terminará en Budapest, donde el más eminente conocedor de Sándor Márai en el mundo ha prometido mostrarme un gran tesoro que él conserva bajo estricta vigilancia y que sólo les revela a los más intensos seguidores de Márai. Por la ilusión de ver ese tesoro bien vale la pena sumergirse en las entrañas de la Europa del Este.

Kosice y la nostalgia

Kosice a comienzos del siglo XX
Kosice a comienzos del siglo XXI
A medida que el tren entra en la estación una cuadrilla de mujeres corre por la plataforma con pañuelos blancos en las manos para saludar a las personas que llegan. Entre ellas está mi anfitriona, Anna Hein, una joven que apenas empezaba la primaria cuando cayó la cortina de hierro y sólo recuerda de esa época que todas las familias tenían muebles iguales.

Mientras la escucho hablar en inglés pienso que la segunda lengua delata cuál potencia mundial se impone en un país. Los abuelos de Kosice aprendieron a hablar alemán por ser el idioma del imperio austrohúngaro, los hijos estudiaron ruso según el mandato de Stalin y ahora en tiempos del capitalismo los nietos hacen cursos de inglés.

A comienzos del siglo XX Kosice le pertenecía al reino de Hungría, desde los años veinte quedó fundida en Checoslovaquia y así permaneció durante la ocupación rusa hasta que en la década del 90 quedó adscrita a la naciente república de Eslovaquia.

Anna me conduce por el centro histórico perfectamente restaurado para llegar a la casa natal de Sándor Márai. Él era el hijo mayor de una familia burguesa comandada por el influyente abogado Géza Grosschmid, un hombre respetado por todos, pero amado por pocos según relata el escritor.
Sándor y sus hermanos Géza, Gabor y Kató
Era tal la autoridad del padre que cuando Sándor y su hermano Géza decidieron seguir profesiones artísticas él se opuso a que usaran el nombre de la familia para hacer el ridículo. Sándor dejó el apellido Grosschmid y adoptó el Márai desde los 18 años mientras su hermano empezó una exitosa carrera como cineasta con el nombre de Géza von Radványi.
Anna me lleva ahora a una plazoleta coronada por dos sillas. En una de ellas está sentado Sándor Márai con las piernas cruzadas y el gesto circunspecto, como si estuviera haciendo una pausa en ese hablar sosegado y reflexivo que recuerdan sus contertulios. En la otra silla se sientan los visitantes para conversar con el escritor y darle sentido a esta escultura llamada Diálogo.
Me acerco a unos jóvenes que pasan comiendo helado y les pregunto por el personaje de la escultura. No saben quién es. Les pido entonces que me digan el nombre de su paisano más célebre y mencionan sin tibubeos a George Voytka, el bisabuelo paterno de Angelina Jolie.  De verdad les enorgullece que la diva tenga ancestros de Kosice.
„Es lógico que no conozcan a Márai -me dice Anna- porque apenas hace siete años se tradujo por primera vez una obra suya del húngaro al eslovaco. Tan sólo ahora estamos descubriendo de qué gran escritor nos había privado el sistema“.
Mi anfitriona Anna Hein en la escultura "Diálogo"
En una de las casas que habitaron los Grosschmid funciona un pequeño museo en honor a Sándor Márai. Su directora, Flóra Ondová, confiesa que antes de tomar este trabajo pensaba que Márai era un autor para círculos estrechos, pero luego de recibir a tantos extranjeros comprobó que las traducciones de su obra a más de 50 idiomas han ido dejando una estela de seguidores apasionados.
 Uno de esos visitantes fue el mismísimo Otto de Habsburgo, quien habría sido rey de haberse mantenido la monarquía austrohúngara. El noble se sentía tan identificado con la obra de Sándor Márai que visitó Kosice para sentir la atmósfera de sus novelas. Flora abre el libro de visitas y me muestra su firma monumental de letras grandes como un dedo meñique y caligrafía propia de un monarca.

Flora Ondová dirige la sala de la Memoria de Sándor Márai

 Mi recorrido termina en la hermosa plaza principal. Es irónico que en su corazón haya clavada una valla de Coca Cola, como ocurre en casi todas las ciudades exsocialistas. Justamente bajo un letrero de esta marca opera el restaurante Carpano, ubicado en el mismo local donde hace cien años Márai conoció a Ilona Matzer „Lola“, la mujer de su vida, la esposa que lo acompañó durante 63 años.

El casco antiguo de Kosice encarna la nostalgia de un mundo burgués que ya no existe mientras su periferia plagada de „Paneláky“ representa la manera soviética de entender la igualdad. Este contraste histórico resulta tan interesante que la ciudad ha sido elegida „Capital Europea de la Cultura 2013“ y será el epicentro de un homenaje internacional a Sándor Márai. Aquí espero volver.

De Budapest al exilio

Budapest a lado y lado del Danubio

Separadas por el río Danubio están Buda y Pest, dos ciudades unidas en matrimonio por conveniencias históricas. Buda, de tradición aristócrata, es como un burgués venido a menos que aún en la carestía conserva la costumbre de trinchar con cubiertos de plata. Pest, de arraigo popular, es como una mujer con el rostro agrietado y la sonrisa interrumpida, pero con la apariencia de haber sido una dama muy bella.

Después de vivir en Alemania y en Francia, Sándor Márai regresó a Hungría en 1928 y se ancló a Budapest durante los 20 años más prolijos de su carrera literaria. Aquí escribió unas 4 mil piezas periodísticas y publicó sus libros más aclamados, entre ellos el relato autobigráfico Confesiones de un burgués y la novela El último encuentro que en este mes de junio celebra los 70 años de su primera edición.
Su residencia de la calle Mikó en Buda estaba protegida por doce árboles de castaña de los que hoy en día sólo queda uno. En ese mismo lugar funciona ahora una agencia de viajes donde ninguno de los vendedores ha leído a Márai, a pesar de que al lado hay un busto solitario con su nombre. Nadie da información sobre él en las oficinas de turismo, su nombre no aparece en las guías de viajes y sus libros escasean en las anticuarias. Es como si Budapest se empeñara en ignorarlo.
Residencia de Sándor Márai en Budapest
Por comentarios en voz baja de libreros que entrevisté descubrí que Sándor Márai sigue siendo indeseable para los nostálgicos del viejo régimen aun cuando Hungría se libró del Kremlin hace más de dos décadas. Sin embargo, entre tanta indiferencia, hay un hombre que ha dedicado media vida a recuperar la memoria de Sándor Márai.  Se llama Tibor Mészaros, trabaja en el Museo Petöfi de Literatura y me ha concedido una cita.
Para no quedar mal con este señor tan erudito investigué cómo nombrar correctamente a Sándor Márai. Aprendí que en húngaro el apellido va antes que el nombre, que el acento está en la primera sílaba, que la erre vibra como la cuerda de una guitarra y que el idioma es cantarín. Su nombre se pronuncia entonces: Máaarai Sháaandorr.
El encuentro tiene lugar en el palacio Károly, una joya de la arquitectura neoclásica de Pest. Como es propio de la gente muy sabia, el señor Mészaros no se hace esperar, me da la mano con un apretón digno de nuestra complicidad literaria y empieza a hablar de Sándor Marai con el respeto que se le debe a un maestro.
Tíbor Mészaros, el más erudito conocedor de la vida y obra de Márai
El éxito que Márai consiguió en Budapest estuvo atado a la tragedia. En 1939, justamente cuando empezó la II Guerra Mundial, su bebé Kristóf murió de hemorragia interna a las siete semanas de nacido y su esposa de ascendencia judía se vio en riesgo por el apoyo de Hungría al proyecto Nazi.
Márai escribía abiertamente en contra de Hitler sin amedrentarse por las amenazas del partido fascista de la Cruz Flechada. Su casa fue destruida, y aún así no se silenció. Él pensaba que morir escribiendo sería una bella forma de darle fin a todo.
Los rusos vencieron a los alemanes, pero doblegaron a los húngaros bajo un sistema represivo en el que muchos autores se vieron obligados escribir poemas sobre Stalin para sobrevivir. Como Sándor Márai se negó a ser un títere del régimen sus obras fueron censuradas por su espíritu burgués. El escritor resolvió salir del país con un argumento claro: „No hay libertad sin derechos, y no hay vida sin libertad“.
El 31 de agosto de 1948 Márai cruzó la puerta de migración con su esposa y su hijo adoptivo Janos. Un oficial le pidió su pasaporte y le preguntó: „Usted es un escritor de la izquierda con ideas liberales. Ahora hay un 95 por ciento de todo lo que usted deseaba, entonces ¿por qué se va?“ Y él respondió: „Debido justamente a ese 5 por ciento“.

El tesoro mejor guardado

Sándor Márai
Todas estas historias me las cuenta Tibor Mészaros con el entusiasmo de un predicador. Él descubrió a Sándor Márai -cuando aún era prohibido leerlo- gracias a que un profesor de confianza le prestó en secreto Confesiones de un burgués con la advertencia de hacerle perder el semestre si no le devolvía el libro.
Desde esa primera lectura Mészaros se consagró a completar la más extensa biografía que se haya escrito sobre el autor. Al ver la pasión de este joven investigador, la editorial de Toronto que conserva los derechos sobre la obra de Márai le envió al museo Petöfi 22 cajas con los objetos personales del escritor.
Tíbor Mészaros tuvo el honor de abrir caja por caja y confiesa que lloró de emoción cuando cayó en cuenta de que todo este legado había sido meticulosamente empacado por el propio y metódico Sándor Márai. En ellas había manuscritos, grabaciones, correspondencia, fotografías; los únicos objetos que él conservó en su casa de San Diego, California, adonde se había mudado con su esposa al cumplir 80 años.
La década del ochenta llegó saturada de funerales: murieron sus dos hermanos, su hermana, su amada Lola y su hijo adoptivo. Anticipándole el jaque mate a un cáncer, en un tablero de juego arrasado y solitario, Márai se disparó en el atardecer del 21 de febrero de 1989. Sus cenizas fueron esparcidas por el océano Pacífico.
Los objetos personales de Sándor Márai
El señor Mészaros me conduce finalmente al salón donde está el tesoro, y lo que veo cierra con broche de oro esta peregrinación literaria: allí están el sombrero de fieltro verde, la inseparable pipa, la billetera de cuero, la navaja suiza y la pluma que tradujo en palabras el caudal imaginativo de Sándor Márai. Reviso con emoción sus diarios corregidos a mano que son el legado de 44 años de exilio. Miro con paciencia más de cien fotos familiares tratando de encontrar un instante de una sonrisa en el rostro de Sándor Márai, pero no lo hallo.

Los diarios de Márai corregidos a mano por él mismo

Entre todas estas reliquias, el objeto que más que conmueve es su pasaporte, el único documento capaz de atestiguar que ese hombre errante y sin terruño era un ciudadano húngaro. En la última página del librillo, después de pasar por los sellos de residencia de Italia, Suiza y Estados Unidos, se conserva una hoja de árbol de castaña que evoca su vida en la calle Mikó, la nostalgia de su patria, la añoranza de su lengua.

Una hoja de árbol de castaña en el pasaporte. La nostalgia de Hungría

De acuerdo con la última voluntad de Márai sus libros sólo se publicarían de nuevo en Hungría cuando las fuerzas de ocupación rusas hubiesen abandonado el país. Hoy, 23 años después de su muerte y del derrumbe de la Unión Soviética, su obra ha vuelto a la vida conquistando lectores en más de 200 países. Quien lee a Sándor Márai corre el peligro de quedar engarzado entre sus letras y terminar vagando por las calles de Budapest a la caza de su fantasma; un riesgo que se compensa al descubrir el tesoro literario mejor guardado del siglo XX.


Publicado en el periódico El Colombiano el 29 de julio de 2012





BIBLIOGRAFÍA EN HÚNGARO
  • Emlékkönyv (versos) 1918
  • Emberi hang (versos) 1921
  • Männer (interpretación de un papel) 1921
  • Panaszkönyv (esbozos) 1922
  • A mészáros (relato) 1924
  • Istenek nyomában (libro de viajes) 1927
  • Bébi vagy az első szerelem (novela) 1928
  • Idegen emberek (novela) 1930
  • Mint a hal vagy a néger (versos) 1930
  • Zendülők [A Garrenek műve I.] (novela) 1930
  • Műsoron kívül (esbozos) 1931
  • Csutora (novela) 1932
  • Teréz (historia corta) 1932
  • A szegények iskolája (estudio) 1933
  • A sziget 1934
  • Bolhapiac (relatos) 1934
  • Egy polgár vallomásai (novela) 1934
  • Naptárcsere (folletín) 1935
  • Válás Budán (novela) 1935
  • Kabala (narración) 1936
  • Féltékenyek [A Garrenek műve II.] (novela) 1937
  • A négy évszak (pensamientos) 1938
  • Eszter hagyatéka; Déli szél (dos pequeñas novelas) 1939
  • Napnyugati őrjárat (novela) 1939
  • Kaland (obra de teatro) 1940
  • Szindbád hazamegy (novela) 1940
  • Vendégjáték Bolzanóban (novela) 1940
  • Az igazi (novela) 1941
  • Jó ember és rossz ember (prosa disertante) 1941
  • Kassai őrjárat (estudio) 1941
  • Mágia (narraciones) 1941
  • A gyertyák csonkig égnek (novela) 1942
  • A kassai polgárok (drama) 1942
  • Ég és föld (prosa lírica ) 1942
  • Röpirat a nemzetnevelés ügyében (estudio) 1942
  • Füves könyv (epigramas prosaicos) 1943
  • Sirály (novela) 1943
  • Vasárnapi krónika (artículos) 1943
  • Napló 1943–1944. 1945
  • Varázs (obra de teatro) 1945
  • Verses könyv (versos) 1945
  • A nővér (novela) 1946
  • Ihlet és nemzedék (estudio) 1946
  • Medvetánc (folletines) 1946
  • Európa elrablása (libro de viajes) 1947
  • Sértődöttek [A Garrenek műve] (novela) 1947
Libros aparecidos durante su emigración:
  • Béke Ithakában (novela) 1952
  • San Gennaro vére (novela) 1957
  • Napló 1945–1957. 1958
  • Egy úr Velencéből (obra de teatro en verso) 1960
  • Napló 1958–1967. 1968
  • Ítélet Canudosban (novela) 1970
  • Rómában történt valami (novela) 1971
  • Föld, föld…! (memorias) 1972
  • Erősítő (novelas) 1975
  • Napló 1968–1975. 1976
  • A delfin visszanézett (antología lírica) 1978
  • Judit… és az utóhang (novela) 1980
  • Jób… és a könyve (piezas de teatro) 1982
  • Harminc ezüstpénz (novela) 1983
  • Napló 1976–1983. 1985
  • A Garrenek műve (novela) 1988
Libros póstumos así como antologías:
  • Napló 1984–1989. 1997
  • Ami a Naplóból kimaradt 1945–1946. 1991
  • Ami a Naplóból kimaradt 1947. 1993
  • Ami a Naplóból kimaradt 1948. 1998
  • Ami a Naplóból kimaradt 1949. 1999
  • Ami a Naplóból kimaradt 1950–1952. 1991
  • Ami a Naplóból kimaradt 1953–1955. 2003
  • Szabadulás (regény, 1945) 2000
  • Az idegenek; Sértődöttek [A Garrenek műve III-IV.] (novela) 1996
  • Jelvény és jelentés; Utóhang [A Garrenek műve V-VI.] (novela) 1996
  • Lucrétia fia (relatos, 1916-1927) 2004
  • Lomha kaland (relatos, 1928-1937) 2004
  • A régi szerető (relatos, 1938-1947) 2004
  • Összegyűjtött versek (versos) 2004
  • Műsoron kívül (folletines) 2004



BIGLIOGRAFÍA
  • Los rebeldes (Zendülők, 1930), es la primera obra de Marai publicada en español . Ed. Zeus 1931
  • Divorcio en Buda (Válás Budán, 1935), ed. Mediterráneo 1944
  • A la luz de los candelabros (A gyertyák csonkig égnek, 1942), ed. Destino, 1946
  • Los celosos (Féltékenyek 1937) ed. José Janés 1949
  • Música en Florencia, ed. Destino, 1951 
  • La verdadera, ed. Nausica 1951
  • El último encuentro (A gyertyák csonkig égnek, 1942), ed. Salamandra, 1999; Círculo de Lectores, 2001 
  • La herencia de Eszter (Eszter hagyatéka, 1939), ed. Salamandra 2000 (Quinteto, 2003) 
  • Divorcio en Buda (Válás Budán, 1935), ed. Salamandra 2001 (Quinteto, 2004) 
  • La amante de Bolzano (Vendégjáték Bolzanóban, 1940), ed. Salamandra 2003 (Quinteto, 2005) 
  • Confesiones de un burgués (Egy polgár vallomásai, 1934) (memorias), ed. Salamandra, 2004 (Quinteto, 2006) 
  • La mujer justa (Az igazi, 1941) ed. Salamandra, 2005; Círculo de Lectores, 2005 
  • ¡Tierra, tierra! (Föld, föld, 1972) (memorias), ed. Salamandra, 2006 
  • La hermana (A nővér, 1946), ed. Salamandra, 2007 
  • La extraña (A sziget 1934) ed. Salamandra, 2008 
  • Diarios: 1984-1989 (Napló 1984-1989) ed. Salamandra, 2008 
  • Los Rebeldes (Zendülők, 1930), ed. Salamandra, 2009 
  • La gaviota (Sirály, 1943) ed. Salamandra 2011 
  • Liberación (Szabadulas, 1945) ed. Salamandra 
  • Lo que no quise decir , ed. Salamandra 2016
  • La revista Destino entre 1946 y 1948 publicó algunos cuentos de Márai: El músico,nº 455. La huerfanita,nº 479. El barómetro,nº480. Antes de empezar la consulta,nº485. El yate francés,nº490. Jimmy King,nº 514. El regreso,nº525.La respuesta,nº544. [selección de Agnes Baló en Iniciativas privadas para la difusión del patrimonio húngaro en Cataluña]




martes, 7 de noviembre de 2017

Esopo

Esopo
Diego Velázquez



Esopo 


Fabulista griego 

Originario de Asia menor, diversos autores sitúan en diferentes lugares su nacimiento: Heraclio de Ponto lo sitúa en Tracia; Calímaco dice que era de Sardes; Fedro dice que nació en la región de Frigia; se cree que vivió en torno a los siglos VII y VI a. C.

Se dice que, como esclavo, su vida transcurrió al servicio de un filósofo llamado Xanto, quien lo habría comprado en un mercado al apreciar su agudo ingenio en pugna con otros dos esclavos.

Se cuenta que fue jorobado, tartamudo y de extrema fealdad y que fue acusado de haber robado un cáliz de oro del templo de Delfos. En castigo, fue arrojado a un abismo por los habitantes de Delfos.

Se le relaciona con fábulas de animales, transmitidas por tradición oral. Sus relatos se caracterizan por ser narraciones cortas y tener siempre una conclusión moralizante o "moraleja". En ellas, Esopo "humaniza" las conversaciones de los animales y plasma todos los vicios y virtudes de los hombres, con un gran talento satírico. Muchas de sus fábulas fueron reescritas en verso por el poeta griego Babrio, se cree que en los siglos I y II a.C., y en latín por el poeta romano Fedro en el siglo I d.C. Considerado el “padre de todos los fabulistas", precursor de un género que luego tendría grandes exponentes, como Jean La Fontaine, en Francia, en el siglo XVII, y Félix María Samaniego e Iriarte, en España, en el siglo XVIII.

Falleció el 564 a. C.en Delfos, Grecia. 





Esopo

ESOPO Y HOMERO

Uno de los más antiguos géneros de la literatura universal es la fábula, un tipo de relato breve protagonizado por animales personificados cuya finalidad didáctica se explicita en una moraleja final. La Grecia clásica atribuyó a Esopo la invención de este género, igual que asignó a Homero la paternidad de la épica.

Hasta muchos siglos después no se dudó de la existencia efectiva de ambos, señalando además la perfecta antítesis entre las dos figuras: Homero como cantor de las gestas de los héroes, Esopo como retratista de la plebe, de las debilidades humanas bajo aspecto de animales. En ambos casos, numerosas ciudades se disputaron el honor de ser su cuna.










En una fábula de Esopo se dice: ¿Qué es lo mejor del mundo? La respuesta es: la lengua, porque se pueden decir cosas muy hermosas. ¿Y cuál es la peor? La lengua, porque se pueden decir cosas horribles.

Tzvetan Todorov



La rueda más estropeada del carro es la que hace más ruido.
Esopo




OBRA



Aesopus moralisatus, 1485
Las fábulas de Esopo tienen su origen en la época arcaica. Fueron recopiladas en el siglo IV a. C. por Demetrio de Falero, aunque esta recopilación se perdió. La principal colección de fábulas atribuidas a Esopo de donde se basan muchas ediciones modernas es la llamada Augustana, anónima, que algunos autores fechan en el siglo I o II y otros en el siglo V, y se complementa con otras dos colecciones anónimas, la Vindobonense, del siglo VI y la Accursiana, probablemente del siglo IX.
La estructura de la fábula esópica ha sido definida por varios autores, pero la más completa se le atribuye a Nojgaard quien distingue en la narración tres elementos o momentos imprescindibles:
  1. La situación de partida en que se plantea un determinado conflicto, entre dos figuras, generalmente animales.
  2. La actuación de los personajes, que procede de la libre decisión de los mismos entre las posibilidades de la situación dada.
  3. La evaluación del comportamiento elegido, que se evidencia en el resultado pragmático, el éxito o el fracaso producido por tal elección.​
Las fábulas de Esopo fueron adaptadas por autores como Fedro y Babrio, en época romana; Jean de La Fontaine, en el siglo XVII y Félix María Samaniego, en el XVIII.
El interés por las fábulas de Esopo fue continuo durante toda la Antigüedad y no decayó durante la Edad Media, cuando se mezclaron los fabularios con los grecorromanos (conocidos como Isopetes, es decir Esopos, o Romulus). Durante el Renacimiento las fábulas de Esopo y las de Fedro se convirtieron en libro preceptivo de las universidades y así continuarían por mucho tiempo.