Frank Miller |
DE OTROS MUNDOS
Los 10 cómics más importantes de Frank Miller
Sin City / Luces y sombras en la Ciudad del Pecado
Stan Lee y Frank Miller protagonizan la foto del año
Frank Miller / Azzarello es el que hace todo el trabajo en The Dark Knight III
Frank Miller / Sólo puedo compararme con Batman cuando me enfado
Frank Miller / Mujeres
Frank Miller / El cliente siempre tiene la razón
Frank Miller / Sin City
Posters / Frank Miller / A Dame to Killer for
Frank Miller / Considero que mi trabajo es muy romántico
Frank Miller / Sin City o la belleza de la sordidez
Sin City / Luces y sombras en la Ciudad del Pecado
Stan Lee y Frank Miller protagonizan la foto del año
Frank Miller / Azzarello es el que hace todo el trabajo en The Dark Knight III
Frank Miller / Sólo puedo compararme con Batman cuando me enfado
Frank Miller / Mujeres
Frank Miller / El cliente siempre tiene la razón
Frank Miller / Sin City
Posters / Frank Miller / A Dame to Killer for
Frank Miller / Considero que mi trabajo es muy romántico
Frank Miller / Sin City o la belleza de la sordidez
DRAGON
Frank Miller
(1957)
El autor de cómics Frank Miller nació el 27 de enero del año 1957 en Olney, Maryland (Estados Unidos), en el seno de una familia católica de ascendencia irlandesa.
Su madre era enfermera y su padre carpintero.
Su niñez la pasó en una localidad de Vermont llamada Montpelier.
Desde joven, con influencias del cine negro, las distopías literarias o el manga, Miller creó historias para fanzines hasta su debut profesional a finales de los años 70 con la publicación de un cómic en la editorial Gold Key derivado de la serie “Twilight Zone”.
Desde joven, con influencias del cine negro, las distopías literarias o el manga, Miller creó historias para fanzines hasta su debut profesional a finales de los años 70 con la publicación de un cómic en la editorial Gold Key derivado de la serie “Twilight Zone”.
En el año 1979 logró ser contratado en Marvel y ocuparse de historias de Spiderman o John Carter antes de ofrecer su visión oscura a las aventuras del superhéroe “Daredevil” (conocido también como “Dan Defensor”).
Dos años después creó a la ninja “Elektra”.
Dos años después creó a la ninja “Elektra”.
En DC apareció el cómic cyberpunk “Ronin” (1983), coloreado por su mujer (por aquellos momentos) Lynn Varley.
Más tarde revitalizó el personaje de “Batman” con “Batman: The Dark Knight Returns” (1986), una de sus obras cumbre con un maduro Bruce Wayne abandonando su retiro como Batman para combatir el crimen en Gotham City.
Más tarde revitalizó el personaje de “Batman” con “Batman: The Dark Knight Returns” (1986), una de sus obras cumbre con un maduro Bruce Wayne abandonando su retiro como Batman para combatir el crimen en Gotham City.
En la década de los 90, período en el que escribió los guiones de las secuelas de “Robocop”, “Robocop 2” (1990) y “Robocop 3” (1993), Frank Miller creó para Dark Horse Comics “Give Me Liberty” (1991), cómic con ilustraciones de Dave Gibbons sobre una sociedad distópica en la que confluyen ideologías extremistas.
También en Dark Horse, pero con Geoff Darrow como dibujante, publicó la ciencia-ficción distópica “Hard Boiled”.
También en Dark Horse, pero con Geoff Darrow como dibujante, publicó la ciencia-ficción distópica “Hard Boiled”.
El cine negro le inspiró “Sin City”, una serie de cómics nacidos en 1991 en Dark Horse.
Esta obra fue adaptada al cine por Robert Rodriguez, Quentin Tarantino y el propio Frank Miller.
Esta obra fue adaptada al cine por Robert Rodriguez, Quentin Tarantino y el propio Frank Miller.
La Batalla de las Termópilas entre griegos y persas fue la base de “300” (1998), cómic coloreado también por Lynn Varley. La relación matrimonial entre Frank y Lynn terminó en el año 2005.
La épica violenta de “300” fue llevada a la gran pantalla por Zack Snyder.
Otras obras de Frank Miller son sus participaciones Marvel en “Wolverine”, la creación de “Bad Boy” (1997), colaboración en Oni Press con el dibujante Simon Bisley sobre un niño enfrentado a una sociedad distópica, o “Holy Terror” (2011), novela gráfica editada en Legendary Comics con el protagonismo de un superhéroe llamado The Fixer que combate contra el terrorismo islámico.
En el año 2006 comenzó una serie de cómics con Robocop, iniciada con “Robocop” (2006) y continuada por “Robocop: Último Asalto – Vol. 1” (2014) y “Robocop: Último Asalto – Vol. 2” (2014).
En el 2015 volvió al personaje de Batman para publicar “Caballero Oscuro III: La Raza Superior” (2015), continuado por ocho libros más.
El mismo año, DC editó “Batman vs. Supermán: The Greatest Battles” (2015).
Junto a John Romita Jr. y Brian Azzarello creó “El Regreso Del Caballero Oscuro: La Última Cruzada” (2016), precuela de “Caballero Oscuro”.
Más tarde volvió al universo “300” con “Xerxes” (2019) y, de nuevo en colaboración con John Romita Jr., publicó “Superman: Year One” (2019).
También, en el año 2019, apareció “Dark Knight Returns: The Golden Child” (2019), cómic que le asoció con Jordie Bellaire.
En cuanto su vida personal, después de romper con Lynn, Frank ha mantenido una relación con Kimberly Halliburton Cox.
Frank Miller |
Autores invitados
Frank Miller
Raúl Gutiérrez
3 de noviembre de 2017
Los días 10, 11 y 12 de noviembre en el Pabellón 5 de IFEMA (Feria de Madrid) se celebrará la primera edición de Héroes Comic Con Madrid, con cientos de actividades e invitados nacionales e internacionales en torno al mundo del cómic, la televisión, el cine o el cosplay, en toda una oferta amplia del mundo del entretenimiento para toda la familia. La lista de invitados internacionales del cómic es la mejor que ha habido en un Salón del cómic en Europa hasta la fecha. En (HCCM’17) se darán cita los siguientes autores internacionales: Frank Miller (invitado por ECC Ediciones y autor del cartel de esta edición), Bruce Timm, Fabian Nicieza, Paul Levitz, Paul Gulacy, Paul Renaud, Chelsea Cain, Kate Niemczyk, Phil Jimenez, Mark Brooks, Mark Chiarello, Brian Azzarello, Bill Sienkiewicz, Arthur Adams, Joyce Chin, Olivier Coipel, Kevin Maguire, Greg Rucka, Declan Shalvey y Jordie Bellaire (estos tres últimos invitados por Norma Editorial), así como los actores Ingvil Deila y Stefan Kapicic. Desde Zona Negativa queremos dedicarle una cobertura especial a HCCM’17 y para ello a modo de cuenta atrás os traeremos cada día hasta el comienzo del festival un análisis de la vida y obra de los autores internacionales invitados. Hoy es el día de… Frank Miller.
Frank Miller
De todos los autores que pisarán Madrid durante ese magno evento que será la Heroes Comic Con, sin duda, uno de los más esperados sea Frank Miller , uno de los más famosos actualmente y que además ha significado mucho para el mundo del cómic gracias a su trabajo en el medio en el pasado. Cierto es que, Miller es el único autor al que en vez de traer la organización de HCC Madrid, trae directamente ECC Ediciones, detalle que comentamos simplemente como una pequeña nota, pues en nada eso empaña la participación de tan gran y recordado autor en la convención.
Miller nació en el 27 de Enero de 1957 en Olney Maryland, por lo que actualmente cuenta con la nada desdeñable edad de 60 años, lo que no le impide seguir al pie del cañón, algo que en un autor de estas características siempre es de agradecer.
El trabajo de Miller se remonta a los años 70, década en la que era posible pasearse por las oficinas de Marvel Cómics con una carpeta de dibujos bajo el brazo y pedir trabajo. Algo que, literalmente, fue lo que hizo Miller. Su estilo de dibujo, el cual hemos de tildar como de muy personal, le logró un puesto en la colección de Amazing Spiderman, dibujante una aventura del trepamuros de 1979 en la que éste protagonizaba un Team – Up nada menos que con Daredevil, el Hombre Sin Miedo. Por aquel entonces, el joven Miller no sabía que su futuro, y en gran medida el del personaje, estarían ligados a Daredevil. Y es que, no mucho después, Frank Miller entro en la colección del Hombre sin Miedo, en su número 158, la cual estaba de capa caída, pero no encargándose del guión, lo que lo caracterizaría no mucho después, sino del dibujo.
Aún cuando todavía no entrara en tareas de guión, el dibujo que Miller llevaba a cabo en Daredevil ya dotaba al personaje de una mayor oscuridad y entorno noir, que lo diferenciaba de sus predecesores, que no habían sabido ver que el Hombre sin Miedo se movía mucho mejor entre sombras, que en otros ambientes más propios de otros empijamados.
Cuando ya pasó a las labores de guión, fue en el recordado número en el que Miller haciendo uso de la hoy tan cacareada continuidad retroactiva, técnica por aquel entonces muy poco utilizada, el autor nos presentaría a Elektra, antiguo amor de Matt Murdock y reputada asesina al servicio de Kingpin. Y es que, fue también Miller el que tomó prestado a Kingpin de las páginas de Spiderman y decidió convertirlo en la némesis perfecta del superhéroe ciego. Sin duda, es a Miller a quien debemos las actuales características que definen hoy en día al Hombre sin Miedo, tales como su catolicismo, su sentido férreo de la justicia y su lucha inacabable contra la delincuencia más baja, encarnada por las mafias de Hell’s Kitchen.
Cuando ya pasó a las labores de guión, fue en el recordado número en el que Miller haciendo uso de la hoy tan cacareada continuidad retroactiva, técnica por aquel entonces muy poco utilizada, el autor nos presentaría a Elektra, antiguo amor de Matt Murdock y reputada asesina al servicio de Kingpin. Y es que, fue también Miller el que tomó prestado a Kingpin de las páginas de Spiderman y decidió convertirlo en la némesis perfecta del superhéroe ciego. Sin duda, es a Miller a quien debemos las actuales características que definen hoy en día al Hombre sin Miedo, tales como su catolicismo, su sentido férreo de la justicia y su lucha inacabable contra la delincuencia más baja, encarnada por las mafias de Hell’s Kitchen.
Tras terminar sus andanzas en Daredevil, en el número 191 de la colección, Miller probó suerte en DC, apodada por Marvel como la Distinguida Competencia, apodo que entonces cobraba mucho más significado, y es que el trasvase de autores entre ambas compañías era legendario, como también lo eran las políticas laborales de la industria, lo que desde luego motivaba y daba alas a ese intercambio de artistas.
En DC Comics, Frank Miller cambiaría para siempre a Batman, el Caballero Oscuro, haciendo con el Cruzado de la Capa lo mismo que había hecho años atrás con Daredevil, siendo ambos personajes de hecho muy parecidos entre sí desde que Miller dejó su marca personal en ambos.
La primera obra de Batman que vio la luz con guión y dibujo de Miller, en el lejano 1986, no fue otra que la recordadaEl Regreso del Caballero Oscuro , obra muy personal en la que Miller nos presentaba a un Bruce Wayne viejo y cansado que debía recoger otra vez el manto de Batman muy a su pesar, para tratar de salvar a una Gotham decadente de sí misma. Esta obra no sólo tiene el honor de ser la primera que cambió la imagen que se tenía hasta entonces de Batman, si no que junto a Watchmen de Alan Moore cambió para siempre la imagen que el público generalizado tenía de los cómics de superhéroes, y del noveno arte en general, que a partir de ese momento, se reivindicaba como lo que era, cultura en estado puro, y medio de entretenimiento que no sólo estaba enfocado a niños y a adolescentes.
En DC Comics, Frank Miller cambiaría para siempre a Batman, el Caballero Oscuro, haciendo con el Cruzado de la Capa lo mismo que había hecho años atrás con Daredevil, siendo ambos personajes de hecho muy parecidos entre sí desde que Miller dejó su marca personal en ambos.
La primera obra de Batman que vio la luz con guión y dibujo de Miller, en el lejano 1986, no fue otra que la recordada
Al Regreso del Caballero Oscuro le siguió al año siguiente en 1987, otra obra protagonizada por el Hombre Murciélago, se titulaba Batman Año Uno, y contaba junto al ilustrador David Mazzucchelli que ya había acompañado a Miller en Daredevil Born Again , de la que hablaremos más tarde, los orígenes de Batman como nunca habían sido contado antes. Y es que, Miller nos había narrado al Batman Omega, por lo que ahora tocaba meterse en la piel del Batman Alfa. Año Uno sentó las bases del microverso del hombre murciélago y nos hizo comprender mucho mejor las motivaciones de un joven Bruce Wayne, siendo tal su importancia que muchos de sus elementos están presentes en Batman Begins, quizás una de las mejores películas que jamás haya protagonizado el Hombre Murciélago.
Un año antes, en 1986, Miller se despediría de Daredevil, y lo hacía también junto a Mazzucchelli con Born Again, una obra en la que Kingpin descubría que Matt estaba detrás de la máscara, poniendo todo su empeño en destruir la vida del abogado ciego. Aquella historia no sólo cambiaría al personaje para siempre, sino que llevó el cómic de superhéroes a nuevas cotas de madurez.
Volviendo a DC, en 1987 Miller llevaría a cabo (guión y dibujo) Ronin , la historia futurista de un samurái que sólo puede definirse como un trabajo personal, difícil de leer y de comprender al máximo hoy en día, pero que resulta toda una delicia para casi cualquier fan del noveno arte, siendo fresca y nueva incluso hoy, treinta años después.
Los 90 serían la década en la un Frank Miller que ya se había despedido del personaje, decidiría volver a él con dos obras:Elektra Lives Again (Elektra vive otra vez) y Daredevil Man without Fear (el Hombre sin miedo).
Los 90 serían la década en la un Frank Miller que ya se había despedido del personaje, decidiría volver a él con dos obras:
En la primera, Miller se despediría de Elektra, el capital personal para la vida de Matt Murdock que él había creado, y lo haría a través de los recuerdos del Abogado Ciego, contándonos una historia que roza lo onírico y lo futurista, y en la que el autor dio lo mejor de sí mismo.
La segunda, publicada en 1993 narraba junto a John Romita Jr. los primeros días de Daredevil, algo así como el Año Uno del superhéroe ciego, obra muy recientemente reeditada por Panini que a todas luces merece la pena leer.
La segunda, publicada en 1993 narraba junto a John Romita Jr. los primeros días de Daredevil, algo así como el Año Uno del superhéroe ciego, obra muy recientemente reeditada por Panini que a todas luces merece la pena leer.
Si ya nos alejamos del mundo superheroico, y de Marvel y DC, no podemos olvidar comentar la existencia de otras obras del prolífico autor.
La primera de ellas, cuyo número 1 data de 1991 fueSin City , una colección en la que un Frank Miller sin pelos en la lengua y sin exigencias editoriales, nos situaba en una ciudad en la que criminales, sindicatos de prostitutas y policías corruptos campaban a sus anchas, haciendo un uso del noir y del blanco y negro que en su momento no podía calificarse con otro apelativo que no fuera pionero, y desde luego magistral.
La primera de ellas, cuyo número 1 data de 1991 fue
La segunda, publicada en 1998 fue 300 , novela gráfica llevada a la pantalla grande en 2007 por Zack Snyder, que narraba la Batalla de las Termópilas llevada a cabo por un puñado de espartanos contra el Imperio Persa, obra en la que Miller volvía sobre conceptos que siempre han estado muy presentes en sus obras: El Patriotismo, el Honor y las Fuertes Convicciones.
Durante los 90 Frank Miller también llevaría a cabo la trilogía de uno de sus personajes fetiche, Martha Washington , que encarna lo que para Miller debería ser toda mujer americana, una líder conservadora valiente que se enfrenta a todo aquello que se le ponga delante, ya sean terroristas, alienígenas o todo la vez, despidiéndose Miller de este personaje en el año 2007.
Por otro lado, y en lo que respecta a Batman, Miller volvería al Cruzado de la Capa de vez en cuando, y lo haría en 2001 para contarnos la secuela del Regreso del Caballero Oscurro, llamada El Caballero Oscuro Contraataca , obra en la que Miller daba aún más forma al Universo creado en la primera parte, pero que a juicio de este autor, era bastante peor que su predecesora.
También en 2008 volvería a Batman, con la machacada por la críticaAll Star Batman , un cómic que nos presentaba a un Batman que en pro de su lucha contra el crimen despreciaba todo lo demás, hasta la vida de Robin, obra que sin embargo estaba dibujada por Jim Lee que nos regaló el que quizás sea el mejor plano realizado hasta ahora de la Bat – Cueva, con un desplegable que quedará para el recuerdo.
También en 2008 volvería a Batman, con la machacada por la crítica
Ya en la actualidad, Miller ha decidido convertir en trilogía su paso por Batman comenzado con El Regreso del Caballero Oscuro, conformando junto a Brian Azzarello (también invitado de la HCC Madrid) El Caballero Oscuro III, La Raza Superior , un cómic difícil de calificar pero como mínimo supone una apuesta diferente en el cómic de superhéroes actual, que revela que Miller es capaz de reinventarse a sí mismo, y que el autor siempre está dispuesto a dar más de sí, pese a que su edad y su salud no se lo pongan nada fácil.
No podemos cerrar esta biografía sin al menos comentar que el prolífico autor también ha participado mucho en el mundo del cine, no sólo en películas que resultan ser adaptaciones de sus obras como 300 o Sin City, sino haciendo cameos en Robocop, entre otras muchas colaboraciones.
Esta biografía tan breve no se acerca ni por asomo a narrar el extenso trabajo de Miller en el medio, lo cual requeriría toda una monografía de cientos de páginas, razón por la que este redactor ha optado por darle un repaso a lo que considera que es el trabajo más relevante del autor.
Sin duda, contar con Frank Miller en Heroes Comic Con será todo un privilegio.
Ronin
La obra que cambio a Frank Miller
En todo camino artístico existe un momento en el que se produce un punto de inflexión, una evolución interna del autor que se traduce en un salto cualitativo en su obra, un cambio de rumbo estético que hace que su trabajo se renueve por completo y se salga de su zona de confort para encarar nuevos retos con los que innovar en su arte. Frank Miller experimentó ese momento, esa inflexión, cuando en 1983 se publicó por primera vez la miniserie Ronin, una obra que cambió tanto a su autor como al medio.
Ronin es, en muchas ocasiones, una obra que se suele pasar por alto cuando se hace un recorrido por la obra de Miller. Su trabajo en Daredevil, en Dark Knight, en Batman Año Uno, Sin City y 300 parecen ser las obras que acaparan los focos mediáticos, cuando es Ronin la obra que lo cambió todo, incluso a Frank Miller.
Si nos ponemos en contexto Miller venía de estar trabajando en Marvel, editorial que abandona para pasar a trabajar en DC Comics. Su nueva editorial le da pie a poder publicar su primera obra donde el control de la misma recae total y absolutamente sobre su persona. Una libertad que llegó en el momento adecuado, cuando Miller sabe que hacer con ella exactamente, porque Ronin iba a ser la encargada de abrir nuevos caminos, romper moldes, definir conceptos y cambiar la forma en la que se veía el cómic hasta ese momento.
El proceso creativo de Ronin fue todo un reto par Miller, una odisea que supuso tener que enfrentarse a problemas que hasta ese momento nunca había sido consciente de que existieran. La concepción de la obra, la planificación, el cambio de estilo de dibujo de Miller, el control en imprenta, la creación de un nuevo formato para el cómic… fueron algunos de los obstáculos con los que tuvo que lidiar pero que, hoy en día, viendo la repercusión de la obra queda claro que Miller no solo los superó, sino que marcó un nuevo hito dentro de la industria.
Frank Miller siempre destacó por su capacidad para romper moldes a la hora de innovar y retorcer lo que hasta entonces era considerado canon y en el momento en que deja Marvel y recala en DC, llega con una ingente cantidad de nuevas ideas alrededor del pasado, el futuro, el honor, la disciplina, la tecnología, la ciencia y el ecologismo, así como del declive de nuestra sociedad. Una mente, la de Miller, llena de una densa bruma creativa que se destiló, como un néctar, en una esencia desconocida para los lectores de la época y que culminó condensado en Ronin.
Miller ya había estado abriendo brecha con nuevas composiciones de página, jugando con los textos, los grosores de línea, los primeros planos, viñetas rotas, violencia, muerte y dolor como nunca se habían podido ver y sentir en un cómic. En Ronin todo eso queda atrás y su dibujo no es que evolucione, sino que muta, se transforma por completo para mostrarnos a un Miller desconocido, totalmente nuevo, cargado de energía, donde la experimentación narrativa adquiere un nuevo significado y donde el color se vuelve un protagonista indispensable de toda la obra.
Ronin es la historia de un pasado y un futuro que se unen a través de la ciencia. Desde el Japón feudal a la Nueva York más decadente y tecnificada, un Ronin, un samurai sin señor, regresará para solventar los errores del pasado, implique lo que implique el poder lograrlo.
Esta obra esconde una trama densa en planteamiento, pero ligera en desarrollo. Todo fluye en una dirección y lo hace de forma natural y orgánica, sin recurrir a textos de apoyo y dejando que sean los diálogos entre los personajes los que nos vayan dando la información que precisamos. Los lectores somos espectadores de un mundo futuro apocalíptico, donde las cosas que pasan las vamos entendiendo a medida que la historia discurre. No hay nada que nos introduzca en los acontecimientos, sino que entramos de lleno, de forma abrupta, para ya no poder volver a salir hasta terminar de leer la obra.
Ronin es una bofetada artística para el lector que ve como Miller sintetiza más su estilo, aligerándolo de lo superfluo, eliminando fondos, para darnos la información mínima con la que componer la escena en nuestra mente. Todo un ejercicio de contención que rompe por completo lo que hasta entonces Miller había estado haciendo. Es por ello por lo que la primera reacción al abrir Ronin sea de rechazo por encontrarse en su interior un Miller ajeno a lo estándar, abriendo, cual rompehielos, un nuevo camino en lo que a narrativa y composición se refiere, e inventando nuevas herramientas gráficas con las que ir en dirección a lo desconocido.
Pero si uno se repone de esta primera impresión lo que recibe instantes después es aún más contundente ya que Ronin pulveriza lo que se entendía como color en los comics gracias al enorme talento de Lynn Varley, una artista ajena a la industria, que no teme experimentar y aplicar el color de tal forma que lo que uno esperaría ver no es lo que de verdad ve en la página. El color fractura la mente del lector, obligándole a ver más allá de lo que hay en la página, pues el trazo a lápiz, la tinta y el color se funden en una sola unidad que se traduce en una de las puestas en escena más ambiciosa del noveno arte. El color de Varley es sensual, atípico, disfuncional y abre la puerta a nuevos procesos de color inéditos en el momento en que Ronin se concibe. Tan importante es el color que Miller, Varley y su editor llegaron a viajar a la imprenta para controlar el proceso y que todo saliera como Varley había definido en su tablero de dibujo. Lograron su objetivo, enseñaron a los profesionales de la industria de impresión a plasmar la versátil y extraña paleta de colores de Varley… sin embargo, cuando se fueron, pensando que el segundo número ya saldría de forma automática, tuvieron que regresar de nuevo tras el desastre que llegó a las tiendas. Tan nuevo era todo que no bastaba con controlarlo una vez, sino que fue necesario supervisar todos y cada uno de los números restantes para lograr el acabado óptimo que la obra merecía.
DC inventó un nuevo formato, la edición prestigio, necesario para esta obra que precisaba de un mejor papel que el estándar de los comics de producción mensual. Todo esto, esta conjunción del trabajo en equipo entendido como tal y en su máxima expresión, es un claro mensaje a los lectores y las editoriales, que entienden que al otro lado hay un nuevo tipo de lector que busca obras donde se valore su capacidad intelectual.
Miller vuelca en Ronin el creciente interés que ya mostraba en Daredevil por la tradición japonesa, dando forma a un crisol en el que el pasado y el futuro se mezclan de forma orgánica, cuando nos muestra la tecnología como el siguiente paso en la evolución, asumiendo características propias de los seres vivos. Nueva York es fagocitada por la Inteligencia Artificial que sustituye lo obsoleto, lo podrido y muerto, por lo nuevo y puro. La idea resulta abrumadora.
Si se observa con detenimiento el trabajo gráfico de Miller se puede ver como en Ronin ya se ven trazas de los que más adelante se convertiría en la seña de identidad de Sin City. También es posible ver como su estilo se aleja del ya citado culto al detalle, que lo llevará a desembocar en el que iba a ser otra de sus obras claves, Dark Knight Returns. No es muy difícil ver en Ronin un collage completo de lo que Miller iba a traernos en el futuro a nivel puramente plástico y artístico.
Por tanto, Ronin se erige como el punto de inflexión de Miller, su punto y aparte, su hito personal sin el que no podríamos estar hablando de obras tan importantes para el género como Batman: Año Uno, 300, Sin City o la trilogía de Dark Knight. Miller crece como autor en Ronin, asimila sus propias debilidades, explota sus fortalezas y entiende que el cómic le permite poder explorar formas de arte totalmente vetadas a otras manifestaciones creativas en una síntesis global de arte narrativo escrito y visual.
Miller asumió el reto y corrió riesgos, enfrentándose a una obra que fue su particular proceso de liberación con el que derribó sus propios muros mentales y fue capaz de ver más lejos de lo que nunca ningún otro autor de cómic americano había sido capaz de ver. Ronin fue la obra del nunca se había hecho antes y gracias a ello hoy podemos decir que el noveno arte cambió para siempre a finales de 1983.
Ronin es una de las obras fundamentales para entender el cómic y su evolución. Ronin es una de las piedras angulares del arte secuencial, un punto evolutivo que puso en marcha los mecanismos adecuados para lo que estaba por venir. Leer y enfrentarse a Ronin es un acto esencial en la formación de todo lector de comics. Ronin evolucionó al medio y su lectura permite cambiar la forma de ver este arte, provocando la maduración interna de los procesos cognitivos de todo aficionado. Bienvenidos al futuro.
Batman: Año Uno
de Frank Miller y David Mazzucchelli
La influyente obra con la que Frank Miller y David Mazzucchelli definieron una de las mejores historias jamás contadas del Caballero Oscuro
No será fácil.”
Jordi Pardo
14 de diciciembre de 2017
Mediados de los años ochenta del pasado siglo, un momento de cambio para el cómic estadounidense, en general, y para el género superheroico, en particular. El término de novela gráfica se empieza a popularizar, el medio busca la manera de atraer al gran público y reivindicar la cultura de la viñeta. Sus creadores buscan desterrar la idea de que los cómics son algo único y exclusivo del público infantil. En este sentido, Will Eisner ya había publicado en 1978 su Contrato con Dios y Art Spiegelman había comenzado en 1980 su capital Maus, convirtiéndose en un referente del cómic alternativo en el que prosperarían también Dave Sim, Robert Crumb, Joe Sacco o los hermanos Hernández. Las grandes editoriales y el género superheroico no se podían abstener de la revolución y su metamorfosis pedía la madurez de sus historias. La corriente grim and gritty secuestró las publicaciones del género y uno de sus máximos responsables sería un joven Frank Miller.
En 1986, el hoy famoso guionista y dibujante estadounidense, encabezaría la renovación del género superheroico con la publicación de dos de sus obras cumbre. La primera llevaba el título de Born Again, una historia que servía de epilogo a su anterior y genial etapa en la cabecera de Daredevil. La segunda, El Regreso del Caballero Oscuro, un relato crepuscular con Batman como protagonista que nos presentaba al personaje en sus últimos años y enfrentando a una sociedad que ya no entendía su cruzada. Estas obras servían de réplica a las estimulantes propuestas que sus compañeros británicos de la línea Vertigo estaban realizando en ese momento. Pero, sobre todo, sentaban las bases para el futuro del género superheroico junto a la no menos importante Watchmen de Alan Moore y Dave Gibbons que se había comenzado a publicar en ese mismo momento.
Los buenos resultados de El Regreso del Caballero Oscuro convenció a las cabezas pensantes de DC Comics de que Frank Miller era la persona ideal para abordar la renovación definitiva de Batman. En la década anterior equipos creativos como el de Dennis O’Neil y Neal Adams o el Steve Englehart y Marshall Rogers, habían logrado recuperar las señas de identidad del personaje para los nuevos tiempos pero a este aún faltaba ese punto de modernización que acabase por acercarlo al público de su época. Las ventas que no habían acompañado en este tiempo a las cabeceras de la franquicia tuvieron su contrapartida en el inesperado éxito de El Regreso del Caballero Oscuro. Esto sin contar la influencia que la historia tendría de cara a la adaptación del personaje a la gran pantalla en 1989 en manos de Tim Burton desatando una batmania sin precedentes que pillaría desprevenida a la industria.
Para DC Comics no había decisión más sencilla y dejaron a Batman en manos de Frank Miller que encantado con la tarea elucubró lo que sería un hito del género: Batman: Año Uno . En este caso, Miller solo ejercía como guionista, los lápices pasarían a manos de David Mazzucchelli con el que ya estaba colaborando en la citada Born Again. La intención era dotar a la historia de una ambientación cercana al género negro más clásico. Ese que ya había definido a la creación de Bill Finger, Jerry Robinson y Bob Kane en sus primeros años pero que había ido perdiendo fuerza paulatinamente en su trayectoria hasta degenerar en una visión paródica y alucinógena del justiciero. El esperpento había llegado a su clímax en los años sesenta con la, por otro lado, mítica serie de televisión de Batman del canal ABC. En una introducción al recopilatorio de Batman: Año Uno publicado en 1988 por DC Comics Miller lo dejaba muy claro: “Para mí, Batman nunca fue gracioso”.
El aviso a navegantes iba más allá: “Si tu único recuerdo de Batman es Adam West y Burt Ward intercambiando ocurrencias estrambóticas mientras reparten mamporros a estrellas invitadas como Vincent Price o César Romero, espero que este cómic sea toda una sorpresa”. Batman: Año Uno se publicó por primera vez en 1987 en los números 404 al 407 de la serie regular de la homónima Batman. En la historia Frank Miller sintetizó a la perfección la mitología y las características propias del personaje ahondando de forma estimulante en la psicología del mismo. Su intención no era redescubrir a Batman sino añadir nuevas capas a su historia, ampliando la perspectiva sobre sus primeros años y sobre el drama de su génesis para confeccionar un acercamiento más complejo y profundo de su misión. Esa era la intención de Miller y consiguió llevarla a buen puerto con notables resultados.
La dualidad sería el concepto que marcaría una obra que narraba no solo el origen del alter ego del misterio playboy y millonario Bruce Wayne, sino también de los de un James Gordon que nos mostraba la otra cara de la justicia en Gotham. Ellos son los protagonistas de un relato situado en esta ciudad ahora de corte industrial pero más corrupta y violenta que siempre. Después de su ausencia durante algunos años Bruce Wayne vuelve a la metrópolis con una idea muy clara en la cabeza, pero sin ser todavía esa figura capaz de aterrorizar a los delincuentes. Por su parte, James Gordon llega al Departamento de Policía de la ciudad para descubrir las malas prácticas y la complicidad de algunos de sus compañeros con el crimen en Gotham. El mal está en las instituciones y también en las calles reflejando una sociedad oscura y deprimida que no puede hacer más que alumbrar una figura trágica y teatral como Batman.
En Batman: Año Uno no hay villanos pintorescos ni megalómanos con ingeniosos planes de dominación mundial. No es esa clase de historia, aunque esa dicotomía la explorarían en 1988 Alan Moore y Brian Bolland en La Broma Asesina. Por contra, Miller busca una visión más realista y humana, con un héroe que es capaz de sangrar y que no tiene siempre las claves para hacer frente a los retos en los que se ve envuelto. No quiere decir esto que su autor renuncie al contexto clásico del personaje, lo demuestran la presencia de “actores secundarios” como Selina Kyle o Harvey Dent a los que conocemos aquí en sus primeros pasos. El acercamiento más adulto a la imaginería de Batman funciona de forma totalmente orgánica y remite directamente al espíritu que reflejaban sus primeras historias. El relato se actualiza y adquiere una nueva dimensión hasta el momento inexplorada.
El apartado gráfico de Batman: Año Uno tiene en David Mazzucchelli su principal valedor. Su trabajo tiene la virtud de ser atemporal, con un trazo que no entiende el paso del tiempo y no se acota a una etapa concreta de la historia del cómic de superhéroes. Su dibujo abraza con naturalidad la dinámica de género negro, con caracterizaciones difusas y sombras rasgadas que se perpetúan más allá de los episodios y escenas más oscuros del cómic. Es la suya una narración ágil pero de ritmo contenido, cinematográfica en su manejo de la acción y literaria en la manera de abordar a sus personajes y encarar el guion de Frank Miller. El color de Richmond Lewis y la rotulación de Todd Klein visten pero no empañan el trabajo de su compañero preservando un tono general que ha permitido que esta obra nos siga pareciendo hoy tan fresca y moderna como lo fue en el momento de su primera publicación.
La influencia de Batman: Año Uno fue inmediata, Miller y Mazzucchelli habían concebido una pieza perfecta que funcionaba por sí misma sin más añadidos ni explicaciones. Su manera de entender al personaje ha sido adoptada hasta la fecha por multitud de autores, pero en su sencilla complejidad no ha sido superada hasta la fecha. En los noventa Joel Schumacher ya intentó adaptar esta historia a la gran pantalla y a principios de este siglo Darren Aronofsky estuvo a punto de escribir y dirigir el filme. El proyecto no llegó a ver la luz pero si lo hizo en cambio en 2005 Batman Begins, el primer capítulo de la trilogía del director Christopher Nolan sobre el Caballero Oscuro que tenía como una de sus principales influencias Batman: Año Uno. Una muestra más de cómo esta obra maestra se ha perpetuado a lo largo de las décadas y ha redefinido la imagen que la cultura popular tenía de Batman.
Frank Miller |
Las 10 mejores novelas gráficas de Frank Miller
El escritor, novelista, guionista y director de cine Frank Miller, ha creado algunas de las novelas gráficas más importantes del género, inspirando el ideal de muchos de los superhéroes que en los últimos años han llegado al cine y a la televisión, como Batman, Wolverine y Daredevil.
Con publicaciones en las compañías más importantes del área como DC Comics, Marvel y Dark Horse, el norteamericano nacido el 27 de enero de 1957 en Maryland, se ha convertido en uno de los más respetados y notables nombres de la industria.
Por lo mismo, es necesario hacer un repaso por sus principales obras, las que han marcado generaciones de fanáticos que ven en los cómics un universo profundo y mucho más intenso que la vida misma. Ahora presentamos las 10 mejores novelas gráficas del gran Frank Miller.
10. ‘Elektra Lives Again’ (1990)
Un personaje creado por Frank Miller, Elektra es una experta asesina que tiene sus orígenes en Grecia y su principal aliado de batalla el sai, un arma blanca asiática de metal. Su primera aparición fue en el número 168 de las historietas de Daredevil en 1980.
Era un antihéroe más -de hecho murió al año siguiente-, pero tras casi una década, en 1990, el escritor decidió regalarle un final hermoso en Lives Again, una recordada publicación que contó con la colaboración de su esposa, la colorista Lynn Varely. A pesar de que Marvel prometió no volver a trabajar con ella, en 1995 la revivió y continuó su trama sin el consentimiento de Miller, algo que lo molestó muchísimo.
9. ‘Daredevil: The Man Without Fear’ (1993)
Ya hablamos del icónico personajes Daredevil, un superhéroe que apareció por primera vez a comienzo de los años 60 con su cómic propio, pero nunca destaco. En los ’80, Miller entró en la trama y ayudó a dar forma a una historia intensa y que consiguió un rol en el universo Marvel.
Después de años, en 1993, Frank retomó la vida de Daredevil, con ilustraciones de Al Williamson y John Romita, dándole origen en The Man Without Fear (el hombre sin miedo). Una serie de cinco números que rememora lo hecho con Batman en Year One, repasando sus inicios desde la infancia. Este relato se convirtió en lo que hoy hemos visto en la serie de Netflix y en parte de la película de 2003.
8. ‘Wolverine’ (1982)
Un trabajo realizado junto al escritor Chris Claremont, en esta novela gráfica Miller las ofició principalmente de ilustrador. Podríamos decir que existe un antes y un después del personaje Wolverine con esta publicación. En su etapa anterior era un miembro más de X-Men, sin ninguna trama profunda a sus espaldas.
Claremont y Miller le dieron a Logan una dimensión concreta en su primera publicación en solitario, llevándolo a Japón, lugar donde encontró sus orígenes y con su dominante padre Shingen, un accidentado samurai. Un giro al personaje firme y seguro de garras afiladas, que ganó emociones y humanidad en esta historieta.
7. ‘Sin City: The Hard Goodbye’ (1991-1992)
En sí el universo Sin City, creado tímidamente por Frank Miller en los años 90 en la editoral Dark Horse, es algo alucinante y que entrega a los lectores una visión de luces y sombra en la misteriosa ciudad de Basin City. Por lo mismo, para entrar en esta lista, tenemos que comentar el primer pasaje de esa historia. El propio escritor es quien ilustra los tomos.
The Hard Goodbye nos da la bienvenida a esta localidad llena de corrupción y crímenes, teniendo a Marv como protagonista, un hombre enorme rudo que encuentra una pequeña luz de esperanza en una prostituta llamada Goldie. Inesperadamente la mujer es asesinada, algo que descontrola al protagonista y lo lleva a buscar venganza, encontrando un camino trágico y violento.
6. ‘Martha Washington: Give Me Liberty’ (1995)
Una novela gráfica cargada de humor, algo de lo que Miller no era muy cercano en los años 90, pero que logro aplicar de forma fantástica en los cuatro números de Give Me Liberty que fueron ilustrados por Dave Gibbons. Situado en un futuro distópico, el escritor se da la licencia de crear a uno de los personajes más complejos de su galería, Martha Washington.
La protagonista es una mujer de raza negra que tras sobrellevar una dura infancia, sus genética es alterada por experimentos científicos, lo que le permite luchar contra el crimen y la maldad de su entorno. El hecho notable de este cómic, es que fue el primero que trabajó junto a Dark Horse tras decidir alejarse de DC Comics por problemas en los términos de publicación.
5. ‘300’ (1998)
Una obra maestra que sale de los parámetros clásicos de Miller, abordando un hecho histórico para entregarle un grado épico enorme. Situado en Grecia, relata la Batalla de las Termópilas, con el mítico Rey Leonidas al frente del ataque guiando a una tropa de guerreros de elite para derrotar a los invasores.
La novela 300 resultó ser intensa, con una doble lectura que destaca la protección de lo propio en ayuda de la comunidad, pero que se desarrolla con hecho sangrientos y crudos, tal como Miller imagino que era la guerra la antigua Grecia. Un trabajo hecho en Dark Horse y que contó con ilustraciones del propio escritor y colorido por su esposa Lynn Varely, esta narración inspiró la película homónima de 2006.
4. ‘Ronin’ (1983-1984)
Una de las incursiones más notables de Frank Miller fue en el mundo de los samurai, algo que mostró sutilmente en algunos pasajes de Daredevil, Elektra y Wolverine, pero que poco a poco comenzó a generarle la necesidad de realizar algo netamente de esa cultura. Así, en su primer gran proyecto para DC Comics, el elegido fue un ronin (samurai errante).
Situado en el siglo XX, un Nueva York en medio de un futuro distópico, Ronin muestra la historia de un guerrero asiático que renace después de haber asesinado a su némesis Agat, quien también vuelve a la vida y da inicio a un enfrentamiento mucho más potente. Lo importante de esta novela es que marca la primera colaboración entre Miller y Lynn Varely.
3. ‘Batman: Year One’ (1987)
Es uno de los personajes principales de DC Comics, pero en un comienzo era más una parodia que un ser misterioso e inspirador. Por lo mismo, cuando la compañía decidió modernizar la historia de Batman, encontró en Frank Miller al indicado cuando creó The Dark Knight Returns. Pero una parte importante aún se conocíamos, su infancia.
Mostrando los orígenes de Batman, Year One es lo que conocemos actualmente como la vida de Bruce Wayne, dándole las herramientas argumentales al personaje para querer proteger a ciudad Gótica de la desolación y el mal. Escrito en su totalidad por Miller, las ilustraciones estuvieron a cargo de David Mazzucchelli.
2. ‘Daredevil: Born Again’ (1986)
Parte de una época irrepetible de Miller. Ya había trabajado en Daredevil a fines de los años 70 y comienzos de los 80, pero tras un periodo sin entrar en la historia en 1986 volvió junto a David Mazzucchelli, el ilustrador que mejor se complementa a sus creaciones y logró darle una oscuridad y profundidad aún mayor a la que ya tenía.
Es en este momento en que Matt Murdock descubre que es un ser sin miedos, ya que tampoco tiene esperanzas. Miller fue el artífice de que este superhéroe se haya convertido en uno de los nombres más grandes de Marvel y Born Again, la novela que eligió para entregarle el último capítulo al personaje, fue su arma principal para lograrlo.
1. ‘Batman: The Dark Knight Returns’ (1986)
Si bien Batman es uno de los nombres fuertes de DC Comics, su nombre hasta los años 80 estaba ligado al humor y a situaciones absurdas. Los primeros que intentaron dar un giro fueron Neal Adams y Denny O’Neil, pero el resultado no fue el esperado, hasta que Miller metió su mente y le recalcó a los lectores que su historia es oscura y llena de nostalgia, transformándolo en El Caballero Oscuro.
Dibujado, editado y escrito por Frank Miller, esta novela gráfica es el primer paso del origen de lo que conocemos hoy. Situado en el futuro, The Dark Knight Returns muestra a un Bruce Wayne retirado, sin esperanzas, que logra retomar su inspiración para volver a las calles de ciudad Gótica en compañía de una versión femenina de Robin. Una versión audaz y que con la decadencia del personaje logró renovarlo, una verdadera genialidad.