martes, 24 de noviembre de 2015

Virgilio Piñera

Virgilio Piñera

DE OTROS MUNDOS

MESTER DE BREVERÍA

DRAGON

Virgilio Piñera

(1912 - 1979)



Poeta, cuentista, novelista y dramaturgo cubano considerado uno de los autores más originales e independientes de la literatura de la isla, a veces catalogado como integrante de la "literatura del absurdo". Escritor marginal.
Virgilio Piñera


Nació el 4 de agosto de 1912 en la ciudad de Cárdenas, provincia Matanzas, de padre agrimensor y madre maestra. Su familia se traslada, por razones de trabajo, a Guanabacoa, en La Habana. En1925 se muda a Camagüey, y en esta cursa el bachillerato. El profesor Felipe Echemendía y el escritor e investigador Felipe Pichardo Moya dirigen sus primeros pasos en las lecturas y en los inicios de su vocación literaria.

Funda en 1935, junto a Luis Martínez y Aníbal Vega, la Hermandad de Jóvenes Cubanos, organización cuya finalidad fundamental era la difusión de la cultura y entre cuyas tareas estuvo la presentación en Camagüey del grupo Teatro de Arte "La Cueva", de la capital. Se define su vocación de escritor. Escribe sus primeros poemas significativos.

Se instala en la capital en 1937 e ingresa en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de La Habana con matrícula gratis, solicitada por él mismo dada su precaria situación económica, expuesta en carta que dirigió a esa institución. En la antología La poesía cubana en 1936, aparecida ese año y compilada por Juan Ramón Jiménez, se incluye su poema "El grito mudo".




En 1938 ya está viviendo en La Habana, en precarias condiciones por la escasez de dinero. Su primera aparición pública como poeta -si no la primera, precisión que no se tiene, sí la más significativa de esos momentos- se realiza en la importante institución cultural Sociedad Lyceum ese mismo año, con la lectura de un grupo de textos de gran calidad y la presentación de José Antonio Portuondo. Dicta una conferencia en esa misma institución. Escribe su obra de teatro Clamor en el penal, la primera de su dilatado corpus para la escena. Ambas presentaciones y la pieza a la que acabamos de aludir constituyen el inicio de una carrera literaria que si bien había tenido sus antecedentes en Camagüey, es ahora cuando comienza a alcanzar su más acabada definición.

En 1939 da a conocer otros poemas en la revista Espuela de Plata, dirigida por el poeta José Lezama Lima, el crítico de arte Guy Pérez Cisneros y el pintor Mariano Rodríguez, una de la predecesoras del Grupo Orígenes junto a Verbum -anterior a Espuela de Plata-, Nadie Parecía, Clavileño, Poeta. Fue colaborador de la Revista Grafos y en 1940 escribió su cuento "El conflicto".

Publica en 1941 su primer poemario: Las furias, en los Cuadernos Espuela de Plata. En ese mismo año escribe su pieza teatral Electra Garrigó, acaso la mejor y más importante de todo su vasto repertorio. Pronuncia, también en la Sociedad Lyceum e invitado por el investigador cubano José María Chacón y Calvo, su importante conferencia sobre Gertrudis Gómez de Avellaneda, la relevante poetisa, narradora y dramaturga cubana del siglo XIX. Su trabajo sobre La Avellaneda -conferencia que formaba parte de un ciclo denominado "Los poetas de ayer vistos por los poetas de hoy"- muestra ya a un escritor diferente, de acentuada voluntad heterodoxa, voz discrepante hasta la irritación. Sus afirmaciones no eran ciertamente las que había venido haciendo la crítica sobre la gran figura del XIX, tan celebrada en España en su momento y por los estudiosos cubanos en el siglo XX. Piñera se atreve a decir juicios como este: "He aquí el secreto de La Avellaneda: adornarlo todo con las galas orientales de las palabras y de las frases más escogidas y melodiosas. Hablar mucho sin decir nada o casi nada". Ese es el tono de sus ensayos mejores: frases terminantes, ruptura con aseveraciones y juicios que la tradición ha ido repitiendo, desestructuración de altos valores establecidos por apreciaciones de sabor acedemicista. Los poemas que recoge en el cuaderno de ese año son asimismo paradigmáticos de su modo de escribir, de su cosmovisión, expresión plena del poeta una vez superada la etapa inicial de búsquedas y tanteos (1935-1940).

Otro ensayo relevante de ese momento: "Dos poemas, dos poetas, dos modos de poesía", sobre "Elegía sin nombre" (1936), de Emilio Ballagas, y Muerte de Narciso (1937), de José Lezama Lima, aparecido en Espuela de Plata en agosto de 1941, constituye quizás el primer acercamiento a ambos textos de esas dos figuras de la poesía cubana a las que Piñera estuvo siempre tan ligado, como se observa en la enemistad y posterior reconciliación con el creador de Paradiso y en los otros dos acercamientos que hizo a Ballagas, de 1955 y 1959.

Funda y dirige en 1942 la revista Poeta, de brevísima vida -sólo dos números-, donde da a conocer sus ensayos "Erística de Valéry" y "Terribilia meditans", páginas de sumo interés por lo que nos revelan sobre el autor, su cosmovisión y sus preocupaciones en torno a los problemas de la escritura, un tema que lo obsesionó toda la vida, según refiere en su autobiografía, cuando dice: "Para mí, escribir ha sido siempre una verdadera tortura". En Clavileño hace público su ensayo "De la contemplación", expresión asimismo de sus más genuinas inquietudes acerca del artista y la obra de arte, antecedente de otro ensayo, mordaz en su implacable heterodoxia, titulado "En el país del Arte" (publicado en 1947 en la revista Orígenes). [[Archivo:Virgilio-piñera-1945.png|thumb|left|200px|Virgilio en 1945]] Publica en el año 1943 el segundo y último número de la revista Poeta. Aparece su extenso poema "La isla en peso", texto fundamental dentro de la historia de la poesía cubana del siglo XX y todo un paradigma de la obra piñeriana por la heterodoxia de su conceptualización, su antipoesía y la ruptura de los cánones de la lírica tradicional; su intenso dramatismo, que emerge del envés de la realidad, de su visión del sinsentido de lo real, marca importantes diferencias con respecto a las visiones de la insularidad que se observan en obras de José Lezama Lima, Cintio Vitier y Eliseo Diego. "La isla en peso" fue severamente objetado por Gastón Baquero en Anuario Cultural Cubano 1943 y más tarde por Cintio Vitier en su antología Diez poetas cubanos. 1937-1947 (1948), así como en las conferencias que tituló "Lo cubano en la poesía" (1957), editadas en libro el año siguiente.

En 1944 publica Poesía y prosa, donde reúne varios textos importantes (ocho poemas y catorce cuentos), entre ellos "Vida de Flora". Este libro mereció un comentario valorativo de Vitier que apareció en la revista Orígenes (fundada este propio 1944) al año siguiente, 1945, donde el crítico apunta, entre otras valoraciones igualmente valiosas: "Aparte de su calidad literaria y el puesto inconmovible que le corresponde en el empeño expresivo de la actual generación, este libro de Virgilio Piñera podrá ostentar en todo caso el honor de haberse enfrentado, para delatarlo y ceñirlo insuperablemente, con el vacío inasible y férreo que significa para nosotros, a través de nuestra cotidiana experiencia metafísica, el demonio de la más absoluta y estéril antipoesía. Y sin duda, por ello simbolizará siempre, para el posible lector sucesivo, una desconcertante hazaña". Se niega a participar en la celebración del Día del Poeta, acto que se realizaría en el Lyceum, y en una dura carta a la institución (fechada el 2 de marzo de este año) expresa sus razones, con estas afirmaciones esenciales de su concepto de la cultura: "Quien trabaja a conciencia su arte, quien estima la cultura, no como entretenimiento elegante sino como destino dignamente recibido, no puede aceptar tales comedias". En el año 1945 colabora en Orígenes y escribe varios poemas, entre ellos "En estos páramos", "El oro de los días", "Tesis del gabinete azul" y "La oscura".

1946 - 1958 Los viajes a Buenos Aires

Su estancia en Buenos Aires y el continuo enriquecimiento de su obra definen este período, años en los que conoce de cerca el quehacer de algunos de los maestros de la literatura argentina de esos momentos y publica en importantes revistas, entre ellas Sur, para la que Jorge Luis Borges le solicita colaboración.

En febrero de 1976 viaja a Buenos Aires, donde permanece desde el 24 de ese mes hasta diciembre de 1947 como becario de la Comisión Nacional de Cultura de esa ciudad. Allí entró en contacto con muchos de los mejores escritores argentinos de esos momentos, una cercanía que sin duda influyó mucho en su formación y, en general, en la integración de su escritura. Realizó labores de corresponsal de Orígenes y trabaja en el equipo de traductores de la novela Ferdydurke, del escritor polaco Witold Gombrowicz, uno de sus más cercanos amigos en la capital argentina. En octubre su cuento "En el insomnio" sale publicado en la revista Anales de Buenos Aires, dirigida por Borges. A fines de año aparece en La Nación su artículo "Los valores más jóvenes de la literatura cubana". Escribe el poema "Treno por la muerte del príncipe Fuminaro Konoye".

Luego, en 1947, da a conocer en Orígenes el ensayo "El país del arte" , en Anales de Buenos Aires el cuento "El señor ministro" y reseñas críticas en la revista Realidad, también de la capital argentina. En diciembre retorna a La Habana.

El 23 de octubre de 1948 se estrena Electra Garrigó por el grupo teatral "Prometeo", bajo la dirección de Francisco Morín, en el Teatro "Valdés Rodríguez", en La Habana. La crítica la acoge de manera desfavorable y Piñera la emprende contra los comentaristas, a los que trata de artistas fracasados, filisteos e incultos en un artículo que tituló "Ojo con el crítico" y que dio a conocer en la revista especializada Prometeo, con lo cual se desató una airada polémica con protestas por ese trato del dramaturgo. Escribe Jesús, con la que ganó el Segundo Premio en el Concurso Teatral de la Academia de Artes Dramáticas (ADAD), importante institución de la capital. Escribe asimismo Falsa alarma, pieza considerada como la primera del teatro del absurdo en Hispanoamérica, antecedente incluso de la obra de Ionesco, La soprano calva, de 1950. En 1949 aparece en Orígenes aparece Falsa Alarma; da inició a su novela La carne de René.

En abril de 1950 viaja de nuevo a Buenos Aires como empleado administrativo del Consulado de Cuba. En la Sociedad Argentina de Escritores -a la sazón presidida por Borges, quien le extiende una invitación para hablar en esa institución- imparte la conferencia "Cuba y la literatura". Viaja posteriormente a Bélgica y Francia y en ese mismo año se estrena su pieza Jesús en La Habana bajo la dirección de Morín, en la sala "Valdés Rodríguez".

En febrero de 1955 vuelve a Buenos Aires. Además aparece el primer numero de la revista Ciclón, financiada y dirigida por José Rodríguez Feo -con quien Piñera tuve una gran amistad, como se observa en las cartas cruzadas entre ambos-, tras la separación de éste y Lezama del proyecto de Orígenes, al decidir su director, sin previa consulta con Rodríguez Feo, la publicación de un texto de Juan Ramón Jiménez en el que agredía aVicente Aleixandre. En realidad esa ruptura se produce por las diferencias ideoestéticas entre los enemistados, como se deja ver en la política editorial de Ciclón, de preocupaciones e inquietudes tan distintas de las que constituían el fundamento deOrígenes. Este año comienza Piñera a colaborar en Sur con el cuento "El enemigo" y realiza labores de corresponsal de la revista fundada por Rodríguez Feo. Publica frecuentemente en Ciclón: en septiembre da a conocer su ensayo "Ballagas en persona", en buena medida como respuesta al ensayo introductor que Vitier escribió para la compilación Obra poética de Emilio Ballagas, aparecida ese propio año, el siguiente de la muerte del importante poeta. Borges incluye su cuento "En el insomnio" en la antología Cuentos breves y extraordinarios.

En 1956 sale la edición de Cuentos fríos, en Losada, Buenos Aires. Publica además reseñas en El hogar -donde también colaboraba Borges- a petición deCarlos Mastronardi. En febrero de 1958 vuelve e Cuba. Ese propio mes se pone en escena por segunda vez, dentro de las actividades por la celebración del Mes de Teatro Cubano, Electra Garrigó, bajo la dirección de Francisco Morín. En la sala Prometeo se lleva a escena La boda, con la dirección deAdolfo de Luis. Dentro de esas festividades dicta Piñera la conferencia "¿Por dónde anda lo cubano en el teatro?" Regresa a Buenos Aires en marzo. En Sur da a conocer varias reseñas y el cuento "La gran escalera del Palacio Legislativo". En septiembre regresa a Cuba y ya no retornará nunca a Buenos Aires. Comienza a escribir Aire frío.

1959 - 1979 Tras el Triunfo de la Revolución

Con sus colegas de Lunes de Revolución, en 1961. De izquierda a derecha, Isabel Monal, Gilda Hernández, Virgilio Piñera, Adolfo de Luis, Antón Arrufat y Pablo Armando Fernández.

El triunfo revolucionario determina la publicación de numerosos ensayos y artículos críticos de Piñera en Revolución y en su suplemento Lunes de Revolución, páginas beligerantes y de apasionados juicios sobre sus contemporáneos y algunos autores del pasado.

En 1959 escribe el Flaco y el Gordo, siendo estrenada ese propio año en la Sociedad Lyceum con dirección deJulio Matas. Aire frío aparece publicado por la editorial Pagrán. Inmediatamente después de fundados, comienza a colaborar con frecuencia en el periódico Revolución -donde tiene a su cargo la sección fija "Puntos, comas y paréntesis", en la que publica textos críticos y ensayos bajo el seudónimo El Escriba- y en su suplemento Lunes de Revolución, importantísimo semanario donde colabora con diversos textos, entre ellos obras de teatro, y que se caracterizó por su agresividad y desenfado contra algunos de los más significativos representantes de Orígenes, en especial Lezama y Vitier. Los artículos publicados por Piñera en estos dos órganos de prensa son asimismo ejemplos de su beligerancia y de ese estilo que caracterizó los textos de prosa reflexiva que dio a conocer en otros momentos.

En 1960 se vuelve a representar en La Habana Electra Garrigó, puesta a la que asisten Jean Paul Sartre y Simone de Beauvoir, ambos de visita en Cuba por entonces. Se publica su Teatro completo en Ediciones R, en La Habana y continúa colaborando en Lunes de Revolución. En la revista Casa de las Américas da a conocer el primer capitulo de su novela Presiones y diamantes. En Lunes de Revolución publica su comedia La sorpresa. Escribe además El filántropo y se lleva a escena en la Sala Covarrubias del Teatro Nacional, dirigida por Humberto Arenal.

El suplemento Lunes de Revolución cesó en 1960 luego de un último número dedicado al pintor español Pablo Picasso, en ese mismo año comienza a dirigir Ediciones R. Electra Garrigó -de nuevo representada este año- y Jesús son llevadas a la televisión. En agosto viaja a Checoslovaquia y a Bélgica. De este año son su cuento "Oficio de tinieblas" y los poemas "Un hombre es así", "Yo estallo", "El delirante" y "Un bamboleo frenético". En diciembre de 1962 se produce el estreno de Aire frío, dirigida por Humberto Arenal. En 1964 sube de nuevo a escena Electra Garrigó, ahora en elTeatro Musical de La Habana. A finales de ese año viaja a Europa (Praga, Milán, París). Formó parte del jurado de cuento del Premio Casa de las Américas 1967.

En 1968 Se le otorga el Premio Casa de las Américas en el género teatro por Dos viejos pánicos, publicada ese propio año por esa institución cubana y por el Centro Editor de América Latina, de Buenos Aires. Se representa, en enero, Falsa alarma, dirigida por Nicolás Dorr, dentro de las jornadas del Congreso Cultural de La Habana, importante reunión de escritores, intelectuales y artistas de Cuba y de otros países, en la que Piñera estuvo presente como una de las figuras relevantes de la literatura cubana de esos momentos.

Últimos años y muerte

Durante sus últimos años continúa escribiendo y asiste a tertulias de amigos escritores, en las que se mantienen vivas su rica creatividad y su beligerante espíritu crítico. El 18 de octubre de 1979 fallece en La Habana de un infarto cardíaco. Tenía en proceso de creación en esos momentos su pieza de teatro "Un pico o una pala".


Virgilio Piñera


Cien años de Virgilio Piñera
Por Julio Ortega
El País, 25 de agosto de 2012

Un buen lector requiere  especial delicadeza para ser justo con un escritor  marginal. Intentar recuperarlo para el medio literario, es reducirle el espacio que  había fabricado para sí.  No es prudente dramatizar ni mucho menos exaltar esa marginalidad.  Primero, porque puede haber sido elegida por el mismo autor como un acto de rebeldía no contra su tiempo, lo que es común, sino contra la institución literaria de su tiempo, lo que es más exigente. Es cierto que los humanistas prefirieron conversar con los clásicos que con sus contemporáneos. Pero al revés de los misántropos, que cerraron las puertas para evitar al género humano, Montaigne se recluyó en su castillo para mejorar la conversación.
El gran escritor cubano Virgilio Piñera cumple hoy cien años, y la conversación a que nos citan sus libros sigue siendo elocuente. Para un marginal como él este arte de compartir los tiempos verbales revela en su obra un talento amistoso.  Conocíamos de él sus Cuentos fríos (Sudamericana), sus Cuentos completos  (Alfaguara),  algunas piezas teatrales como  Dos viejos pánicos  (Premio Casa de las Américas de 1968), y su poesía reunida por Antón Arrufat en La isla en peso (Tusquets), y poco más. Pero gracias a Ediciones Unión, por fin tenemos acceso al conjunto de su obra, en una Edición del Centenario, cuyo tomo de Cuentos completos trae un prólogo de su amigo y editor Antón Arrufat, él mismo reconocido autor de teatro, que empieza por definir por qué Piñera es un “escritor marginal.” Carlos Espinosa, que había editado un espléndido tomo dedicado a José Lezama Lima, Cercanías de Lezama Lima, reeditó su Virgilio Piñera en persona, secuencia de voces en torno a la vida y obra del autor, conjugadas como pocos en este inventor del teatro del absurdo, la estética de la sorpresa y el gusto por el sobresalto. Para mayor coincidencia, se estrenó en Pequeño Teatro de La Habana la bio-escenificación Si vas a comer espera por Virgilio (2011) brillante divertimento o entremés de José Milián, con Piñera como personaje de una conversación plena de humor y pasión literaria. 
Piñera, al borde del desengaño social, debe haber elegido a sus interlocutores como una tribu también marginal; esto es, no socializada por las instituciones ni los poderes letrados. Baudelaire fue una de sus figuras tutelares, la otra parece haber sido Alfred Jarry. Arrufat recuerda su pobreza; los oficios posibles le parecían una claudicación, dice, y empeñaba sus trajes y vendía botellas vacías. En Buenos Aires, donde sobrevivió diez años, fue una figura menor de la foto familiar de la revista Sur, pero se hizo amigo de otro excéntrico, Gombrowicz, cuyo Ferdifurke ayudó a traducir, si se puede llamar traducción a ese juego de equivalencias. Esta marginalidad, que alcanza al propio lenguaje de Piñera, como ha dicho muy bien Antón Arrufat (Virgilio Piñera entre él y yo), tiene que ver, me parece, con la demanda de una autenticidad literaria que no sólo es rara sino improbable, porque la literatura, inevitablemente, es ella misma una institución social; y, por lo mismo, una forma política del uso del lenguaje. Más que de linaje surrealista (que exageró la confianza en la diatriba), la lucidez solitaria de Piñera es una disconformidad ante la literatura como fenómeno social. Por eso, como ocurre con los grandes poetas, su lenguaje es una crítica del lenguaje. El suyo es un acto poético de ingenio, reflexión, y arrebato: un habla que se piensa no desde sus poderes sino desde sus límites.  Volvió a Cuba, poco antes de la Revolución. Fue recibido por Lezama Lima y Orígenes, y acogido por Cabrera Infante en Lunes; aunque luego sufrió otra experiencia marginal, su homosexualidad, de pronto declarada aberrante y redimible por los funcionarios de turno. El Premio Casa de teatro el 68, algunas ediciones de sus libros, la traducción de sus Cuentos fríos en Francia, difundieron su talento. Murió, en 1979, injustamente olvidado.
Pero tampoco se puede asumir a un gran escritor marginal como mera víctima. Sería rebajarle el desafío, su integridad. Y proclamarlo como mártir santón de la literatura nacional, lo que sería un contrasentido. Ha habido muchos escritores victimados, literal y metafóricamente, en la historia literaria. Pero los mejores no se han refugiado en la culpa ajena ni en el lamento;  han asumido su destino trágico tal vez como una denuncia, y no sin ironía.
La vida no explica la obra, ni ésta es un mero producto de aquella. Apenas sobreimponemos a los textos la biografía, sale perdiendo la poesía. Por eso Vallejo se quejó de las lecturas sentimentales de sus libros: Me han confundido con mi llanto, dijo. Y Borges había dicho de Lorca  que ya no hablamos de su poesía sino de su tragedia personal. Otro tanto de Unamuno: hablamos del hombre, ya no de sus textos.  
Por lo demás, el nihilismo de Piñera seguramente es de estirpe ácrata. Hace de la negatividad una fuerza de contradicción, capaz de poner al revés la misma racionalidad social. Es lo que ocurre en su magnífica pieza "Los siervos" (1955), cuya truculenta y sarcástica sátira del poder burocrático es de gran actualidad en los países "del Primer Mundo." El montaje de esta pieza por el grupo Teatro de la Luna, dirigida por Raúl Marín, trama la mejor recuperación de Piñera en su centenario: la comedia guiñolesca, el circo patafísico, el juego funambulesco, dan a la inteligencia crítica de la obra su feroz actualidad. En esa ceremonia histriónica, de pronto Piñera nos devuelve la palabra.
Conversar con su lección de integridad, inteligencia crítica, escepticismo radical,  y extraordinaria inventiva nos es de absoluta necesidad.



Alba de Piñera
Me ha sorprendido comprobar que en la melancolía, tan veraz como elocuente, que recorre la poesía de Virgilio Piñera flota una imagen del alba, que viene de la tradición clásica. Está en el poema "¿No lo somos?" Y dice: "Nuestros dedos —siempre rosados— tocan ahora/ la vívida representación."
La imagen evoca la "aurora de rosados dedos" de Homero, esa promesa clásica del primer día del futuro. Y aunque el poema responde que no somos eternos, que somos mortales, solo en el arte podría suscitarse, nos dice Piñera, "un instante de eternidad."
Ese milagro del deseo despunta, de pronto, en el poema. La imagen evoca el género del alba, aquí suscitada desde una tradición literaria: la del diálogo con un poeta del pasado.
El alba, parece sugerir este Virgilio desesperanzado, para ser merecida demanda el teatro, la representación, la cita literaria, la conversación erudita, ese largo, placentero rodeo que la poesía ensaya para decirnos que amanece.
ELBOOMERAN


Porque no se lucha por la escritura
sino en su contra.

Virgilio Piñera



Da lo mismo ganar o perder,
lo importante es el juego.
Proust es un escritor enorme.
Yo no soy un escritor como él
en cuanto a la calidad de mi obra,
pero sí soy un escritor como Proust
en cuando a que mi vida se ordenó como la de él
en la búsqueda de un mismo objetivo.

Virgilio Piñera



Lo que yo más he deseado en la vida
es encontrar a alguien que me dijese:
Espérame dentro de cinco años en el banco de este parque,
y que al cabo de cinco años yo fuera al parque
y lo hallara sentado en el banco esperándome.

Virgilio Piñera



OBRA

Como narrador, destaca por su humor negro, dentro de la línea del absurdo. Fue también un destacado traductor, y vertió al español obras de Jean GionoImre Madách,Charles Baudelaire y de Witold Gombrowicz, entre muchos otros.
En años recientes, el gobierno cubano ha rectificado su visión crítica respecto a las figuras de escritores disidentes, incluyendo a Piñera. Prueba de ello es que en Cuba han sido publicadas sus obras completas en el año 2012 con motivo de su centenario bajo el sello editorial Unión de la UNEAC. En España, sus Cuentos completos han sido publicados por la Editorial Alfaguara. Su poesía completa, así como La carne de René, aparecieron bajo el sello de Tusquets Editores.
Recientemente en México ha tenido una exitosa temporada una nueva interpretación de "Electra Garrigo" titulada "El Son de Electra" bajo la dirección del destacado creador Ramón Díaz y las actuaciones de Thais Valdés y Sandra Muñoz y en La Habana ha reaparecido esta obra bajo la dirección de Roberto Blanco y últimamente de Raúl Martín con el Grupo Teatral La Luna.


BIBLIOGAFÍA

Poesía
  • 1941 - Las furias
  • 1943 - La isla en peso (reedición cortada en Virgilio Piñera La poesía, La Habana 1965 - a parte de unas modificaciones mínimas, sobre todo unas correcciones ortográficas añadiendo otros errores, el cambio principal es la corte de un parágrafo sobre la masturbación; reeditado en esta versión truncada también en Virgilio Piñera 'La isla en peso. Obra poética', compilación y prólogo de Antón Arrufat, La Habana 1999 y Barcelona: Tusquets editores 2000, colección Nuevos textos sagrados; la versión original con unas pocas diferencias mínimas más se encuentra entre otros en javiergato.blogspot.com en la parte 'Taedium mundi' )
  • 1944 - Poesía y prosa
  • 1969 - "La vida entera"
  • 1988 - Una broma colosal
  • 1994 - Poesía y crítica

Cuento
  • 1942 - El conflicto
  • 1956 - Cuentos fríos
  • 1961- "Oficio de tinieblas"
  • 1970 - El que vino a salvarme
  • 1987 - Un fogonazo
  • 1987 - Muecas para escribientes
  • 1992 - Algunas verdades sospechosas
  • 1992 - El viaje
  • 1994 - Cuentos de la risa del horror (antología)
  • 2008 - Cuentos fríos. El que vino a salvarme. Edición de Vicente Cervera y Mercedes Serna Cátedra, 2008.

Novela
  • 1952 - La carne de René, Buenos Aires, reedición (modificada) Tusquets Editores, Colección Andanzas, Barcelona, 2000.
  • 1963 - Pequeñas maniobras
  • 1967 - Presiones y diamantes
  • 1997 - El caso baldomero

Teatro
  • 1959 - Electra Garrigó
  • 1959 - Aire frío
  • 1960 - Teatro completo
  • 1968 - Dos viejos pánicos
  • 1986 - Una caja de zapatos vacía
  • 1990 - Teatro inconcluso
  • 1993 - Teatro inédito

Traducción
  • 1947 - Witold Gombrowicz Ferdydurke (traducido por Virgilio Piñera junto con Humberto Rodríguez Tomeu y Adolfo de Obieta y 'a veces veinte personas', vea Witold Gombrowicz Diarios, cap. XV, y Virgilio Piñera La vida tal cual, p. 32, donde describe como Gombrowicz le declara 'presidente l Comité de Traducción', en Unión 10 / 1990, La Habana, número dedicado a Virgilio Piñera, p. 22 - p. 35)


martes, 17 de noviembre de 2015

Samanta Schweblin


Samanta Schweblin
Poster de T.A.

DE OTROS MUNDOS


Samanta Schweblin
1978

Samanta Schweblin nació en Buenos Aires, 1978. Es egresada de la carrera de Imagen y Sonido de la Universidad de Buenos Aires. En 2001 obtuvo el primer premio del Fondo Nacional de las Artes y el primer premio del Concurso Nacional Haroldo Conti con su primer libro “El núcleo del Disturbio” (Planeta, 2002). En el 2008 obtuvo el premio Casa de las Américas, por su libro de cuentos "Pájaros en la boca"; la beca FONCA de residencias para artistas del gobierno Mexicano, y la residencia Civitalla Ranieri, en Umbria, Italia. Muchos de sus cuentos han sido traducidos al alemán, al inglés, al holandés, al húngaro, al italiano, al francés, al portugués, al sueco y al servio, para su publicación en numerosas antologías, revistas y medios culturales. Este año, fue incluída en la revista Granta como una de las mejores jóvenes narradoras en Español.

SAMANTA SCHWEBLIN



"No escribo de una manera universal. Yo soy argentina y escribo en porteño"
Samanta Schweblin


Samanta Schweblin
Ilustración de T.A.


SAMANTA SCHWEBLIN, PREMIO JUAN RULFO
Una mujer con suerte

12 de diciembre de 2012

La argentina Samanta Schweblin ganó el Premio Internacional de Cuento Juan Rulfo 2012, por su relato Un hombre sin suerte, entre las alrededor de 2200 obras de distintos puntos del planeta que aspiraban al galardón que se entrega todos los meses de diciembre en París desde hace 30 años.

Schweblin, que nació en 1978 en Buenos Aires, donde estudió cine y televisión, recibió el reconocido premio el lunes por la noche, en una ceremonia en la Casa de América latina de París. Con este reconocimiento, la argentina será la última escritora en recibir un Juan Rulfo, debido a que el año próximo el premio cambiará de nombre y adoptará uno nuevo, según informaron Radio Francia Internacional (RFI), el Instituto de México en París y La Maison de l’Amerique Latine de París, los organizadores del tradicional galardón. “A pedido de la familia de Juan Rulfo hemos decidido buscar un nuevo nombre para el premio”, indicó Alexandra Pineda, directora del servicio en español de RFI. El escritor mexicano fue quien entregó el premio en la primera edición, hace 30 años.

Un hombre sin suerte, enviado con el seudónimo Ansia Lenz, fue escogido entre las 33 obras finalistas de esta edición, en la que participaron 2200 obras de diferentes países, principalmente de México (606), Argentina (374), Colombia (272), España (191) y Venezuela (103). El Juan Rulfo, que está dotado de cinco mil euros, no es el primer premio que recibe Schweblin: su primer libro, El núcleo del disturbio (2001) obtuvo los premios del Fondo Nacional de las Artes y el Haroldo Conti, mientras que su segunda obra, Pájaros en la boca (2009), ganó el premio Casa de las Américas, se tradujo a once lenguas y fue publicado en veintidós países. La escritora reside actualmente en Berlín, donde se encuentra terminando de escribir su tercer libro.

PAGINA 12


Samanta Schweblin en Berlín.
Fotografía de Julieta Rabinovich.


La escritora argentina que da miedo en todo el mundo

Cómo es la vida en Berlín de la narradora argentina más prestigiosa, premiada y traducida del momento.

Samanta Schweblin había llegado hacía poco a Berlín cuando notó que faltaban algunas cosas: ruido y luz. Era 2012, cuando el verano había terminado. “En otoño, la ciudad se encapota de nubes que no se van hasta marzo y está muy poco iluminada. Me llamó la atención que fuera tan oscura y silenciosa”, dice. “En ese clima, parece que algo tenebroso se está urdiendo todo el tiempo”. Quizá por eso se quedó. Hoy Schweblin, una de las jóvenes escritoras argentinas más reconocidas, vive de este lado de un muro que alguna vez dividió el mundo en dos. El departamento está en el barrio de Kreuzberg, en un edificio típicamente berlinés, de colores pastel y cuatro pisos de escalones altos y crujientes. En el living, las paredes blancas, las cortinas blancas y los pisos claros reflejan algo de la poca luz que queda a las 4 de la tarde. En la habitación, su pareja, Maximiliano Pallocchini, se cura de una gripe a puro reposo frente a la serie Stranger Things, que Samanta dejó de ver un rato por la nota.

Una digresión: en la literatura de Schweblin hay algo de Stranger Things. Sus historias indagan en la frontera entre la vida ordinaria y una realidad inquietante donde mandan el miedo, la locura, la incomprensión. Para ella, el portal que une las dos dimensiones siempre está abierto y, así, en sus libros, un oficinista puede quedar varado eternamente en una estación de tren por no tener cambio para pagar el boleto, una adolescente puede empezar a alimentarse de pájaros vivos de un día para el otro, una mujer puede salir a mirar casas en barrios ricos y redecorar los jardines a su gusto. Cosas extrañas que suceden porque ese otro lado también está acá nomás.

“Me interesan los momentos cotidianos que se mezclan con lo extraño, lo insólito, la duda. Lo que llamamos la normalidad, en la que nos sentimos tan cómodos, es un acuerdo social que uno va aceptando con los años."

BERLIN, EN BICI. Al principio, en la ciudad alemana, la poca luz en invierno y tanto silencio le chocaron.
BERLIN, EN BICI. Al principio, en la ciudad alemana, la poca luz en invierno y tanto silencio le chocaron.

“Me interesan los momentos cotidianos que se mezclan con lo extraño, lo insólito, la duda. Lo que llamamos la normalidad, en la que nos sentimos tan cómodos, es un acuerdo social que uno va aceptando con los años. Los niños, por ejemplo, todavía no hicieron ese aprendizaje. Como los locos, ellos tienen su propia verdad y se relacionan con lo natural, con lo sensato, de una manera maravillosa. Jugar desnudo es divertido cuando uno es niño, pero hacerlo de grande está mal. ¿Por qué? Se me ocurren muchas razones, pero me intriga ese límite”, dirá ella más adelante.

Cuando llegó a Alemania, Schweblin tenía dos libros de cuentos publicados y premiados –El núcleo del disturbio (2002) y Pájaros en la boca (2009)–, y era considerada una de las escritoras más promisorias de Latinoamérica. Si bien iba a quedarse en Berlín sólo por un año, escribiendo, gracias a una beca del gobierno alemán, pronto se encontró envuelta en una rutina que le sentaba muy bien. Ella trabajaba en sus cuentos, leía, daba talleres literarios; su pareja, mientras tanto, soñaba con un restaurante que hoy ya tiene dos locales que no paran de despachar empanadas. En Alemania, Schweblin terminó los dos libros que completan su bibliografía, la novela Distancia de rescate (2014) y los cuentos de Siete casas vacías (2015). El primero –que relata la pesadilla de una madre y su hija en unas vacaciones campestres y tóxicas– fue editado en 23 idiomas y, en abril de 2017, fue elegido finalista del Man Booker International Prize, quizá el premio literario más prestigioso de la actualidad. Por esos días el diario inglés The Guardian usó tres adjetivos para describir la novela: terrorífica, breve, brillante.

CON LAPICERA. Samanta boceta sus cuentos y novelas en cafés tranquilos, sin gente, es decir, sin éxito: terminan cerrando.
CON LAPICERA. Samanta boceta sus cuentos y novelas en cafés tranquilos, sin gente, es decir, sin éxito: terminan cerrando.

Aquella chica de Hurlingham. Mucho antes de los elogios, las traducciones y los premios, Samanta fue una chica de Hurlingham que odiaba el colegio. La sola idea de compartir un recreo con sus compañeros era el horror. Ellos trataban de integrarla, pero Samanta prefería quedarse en el aula, dibujando, escribiendo, sobre todo, leyendo. “Si estaba sola, sin hacer nada, me convertía en un problema para mis compañeros y los profesores. En cambio, si abría un libro, nadie me molestaba porque me veían ocupada. Los libros eran una capa que me volvía invisible, un truco mágico que me permitía desaparecer del mundo y que me hacía muy feliz.” Durante años, su abuelo Alfredo de Vicenzo –artista plástico, maestro de grabado– fue su mejor aliado. Los fines de semana Samanta se mudaba a su departamento en la ciudad y juntos iban al teatro y al cine o visitaban museos. Al final del día, registraban en un diario todo lo que habían hecho. Si habían pasado la tarde en un museo, ella tenía que elegir la obra que más le había gustado y explicar por qué había preferido ésa y no otra. Entonces llegaba el momento cúlmine: de pie, el abuelo tomaba un libro de alguno de sus poetas favoritos –Alfonsina Storni, Almafuerte, Gabriela Mistral– y se ponía a recitar, casi a los gritos. En la hondura de los versos, se ahogaba, gemía, lloraba de emoción, hasta que juntos elegían el poema que mejor simbolizaba lo que habían vivido ese día. “Mi abuelo era pésimo leyendo, pero yo, con 7 años, quedaba fascinada ante semejante show. Sentía que, al leer, mi abuelo experimentaba algo en el cuerpo que yo no podía entender, pero que estaba buenísimo”, recuerda. “Entonces, la literatura me empezó a dar una curiosidad tremenda”. Se convirtió en una lectora voraz.

"Si estás preparado para la tristeza, la vida te sorprende con alegrías cada día."

Lavar los platos la inspira. “Mis padres me dieron la primera biblioteca hogareña, que tenía los libros del boom latinoamericano que se compraban en los supermercados. Mi generación está cansada de escuchar hablar de esos autores, pero García Márquez y Vargas Llosa estaban en todos lados. Ellos, como Cortázar o Bioy Casares, fueron los primeros que leí”, cuenta.

También su abuela, Susana Soro, hizo su parte. “Siempre me decía que hay que saber que la vida es un lugar espantoso, gris y triste. Porque si uno espera una felicidad plena, la vida no para de defraudarte. En cambio, si estás preparado para la tristeza, te sorprende con un par de lindas alegrías cada día”. Hoy, cada día, Samanta se despierta, desayuna, responde mails y se pone a trabajar. “Escribo”, dice, pero nada es tan sencillo. “Escribir”, para ella, es muchas cosas: es poner una historia en palabras, claro, pero también es pasear, leer, salir a correr, corregir, lavar los platos. También lavar los platos. “Es un estado mental, es estar disponible para la historia. Cuando ‘escribo’, mi cabeza está ahí. Hago cosas que me abren puertas desconocidas; son momentos en que una idea se cruza con otras de manera casual. En ese sentido, lavar los platos puede ser un gran disparador”, sonríe.

¿De dónde surgen tus historias?

Hay demasiadas dando vueltas, más bien, busco un narrador, un ritmo. La historia de Distancia de rescate, por ejemplo, no me interesaba: lo importante es el modo que elegí para contarla.

Más allá de las formas, en la novela aparece el poder destructivo del glifosato en los campos de Argentina…

Era una buena manera de poner el tema sobre la mesa. Es un problema que, más allá de lo que pasa en Argentina o en otros países, dice tanto de nosotros… Somos una especie que envenena su propia comida: ¿hay algo más interesante y literario que eso?

Cuando Samanta escribe, lo hace acá, en el living de su casa. Frente a la pared blanca, un escritorio blanco. Bajo la mesa hay un Scrabble; sobre la mesa, un monitor, el teclado, una notebook, papeles y un cuaderno oficio garabateado. Según dice, es su controlador aéreo. Ahí registra, aunque sea en una línea, lo que escribe cada día y lo que va a escribir al día siguiente. El truco lo aprendió de su abuela –también artista– que dejaba de pintar sólo si sabía cómo seguir más adelante. Para corregir, prefiere algún café: leer sus textos en un lugar distinto le permite tomar distancia y reescribir lo que sea necesario. “El problema es que tengo un olfato enorme para los bares condenados al fracaso”, dice. “Como tengo que concentrarme, busco lugares sin música, con poca gente y muy buen café. Y esos locales, en general, se funden. Me duran poco.”

Taller para expatriados. Por las tardes, un par de veces a la semana, Samanta dicta talleres de escritura a expatriados argentinos, mexicanos, españoles, guatemaltecos. “Un lío de lenguajes espectacular”, se ríe. Algunos recién empiezan y otros ya piensan en publicar su libro, pero entre todos se genera una atmósfera de camaradería e intimidad. “La literatura es un ejercicio de mucha soledad: uno está solo contra sí mismo, contra sus expectativas, contra las pesadas ganas de escribir genialidades. En el taller podemos hablar de esas cosas. Más allá de eso, y aunque suena tonto, lo más importante para alguien que quiere escribir es aprender a leer lo que dice su texto.”

Ella misma empezó a formarse en talleres literarios cuando tenía 12 años. El primero, en el colegio, fue algo rudimentario. En dos cuatrimestres leyeron apenas un par de cuentos, pero eso bastó para que ella alucinara y escribiera sus primeras historias acostada en el piso del aula.

"En 'Distancia de rescate' aparece el poder destructivo del glifosato en los campos de Argentina…Era una buena manera de poner el tema sobre la mesa. Es un problema que, más allá de lo que pasa en Argentina o en otros países, dice tanto de nosotros… Somos una especie que envenena su propia comida".

Ya a los 17 empezó a madurar su textos en talleres más formales, en el centro de Buenos Aires. Para llegar hasta ahí desde Hurlingham tomaba un colectivo, el tren y el subte, una viaje sin fin que ella vivía como una aventura. Por esa época, cuando terminó el colegio, pensó en estudiar Letras, pero lo descartó después de presenciar un par de clases como oyente. “Lo que pasaba ahí era interesante, pero no tenía nada que ver con el acto de la escritura, con la cocina literaria. Era algo absolutamente distinto de lo que yo buscaba, que era aprender a contar una historia.”

Así, siguió haciendo su propio camino y, a los 24, llegó al taller de Liliana Heker, donde cambió su manera de trabajar para siempre. “Fue la única escuela seria que tuve”, dice. “Fue fundacional no sólo porque Liliana es una gran autora y una gran maestra –dos cosas que no siempre van de la mano–, sino también por los pares que encontré ahí, grandes escritores como Pablo Ramos, Inés Garland, Romina Doval, Azucena Galettini.”

El portero que detecta a los nazis. Algunas noches, cuando los talleristas se van, Samanta termina el día en Gloria, el restaurante de su pareja frente al Görlitzer Park, donde la bartender la recibe con una copa de su vino favorito y un vaso de agua . Allí siempre encuentra a algún amigo y, si no, se queda hablando con Dieter, el portero del edificio –Samanta lo dice en alemán, “Hausmeister”–, que ella adoptó como un nuevo abuelo. “Es un amor. Cada dos días, sin exagerar, nos hace una torta. Tiene 90 años y siempre vivió en el mismo lugar. Nos ha contado cosas increíbles; sus historias son oro puro. A veces, se sienta en la vereda y, cuando pasan otros viejitos del barrio, los va marcando: nazi, no nazi, nazi, no nazi.” El otro lado, siempre, acá nomás.


SU NUEVA CIUDAD. Hace 5 años que vive con su pareja en Berlín, donde él logró poner su restorán.
SU NUEVA CIUDAD. Hace 5 años que vive con su pareja en Berlín, donde él logró poner su restorán.

Schweblin habla de los textos que está escribiendo como si fueran caballos. Siempre hay uno, dice, que lidera la tropilla, mientras otros cuatro o cinco le muerden los talones. El primero, por supuesto, es al que más tiempo le dedica y, a medida que se acerca al final, concentra más y más su atención. En este momento, hay un claro ganador: desde hace unos años, todos los esfuerzos de Schweblin están puestos en una novela que espera publicar este año o el que viene.

"Para mí, incluso hoy, lo natural es pensar historias que ocurren en Buenos Aires, no en Berlín. No es una decisión que tome, sino algo que exuda el texto: mi bagaje es el lugar donde nací, la clase media, la provincia de Buenos Aires".

Por supuesto, ya recibió ofertas de varias editoriales para publicar el texto, pero por el momento prefiere evitar compromisos. “Lo hago por cagona”, confiesa. “Quiero tener completo control sobre lo que hago hasta último momento. Me gusta la libertad de poder tirar todo a la basura si al final el texto no me gusta.”

Vivís en Berlín, pero tus historias siguen atadas a Argentina. ¿Por qué?

Argentina es mi país. Para mí, incluso hoy, lo natural es pensar historias que ocurren en Buenos Aires, no en Berlín. No es una decisión que tome, sino algo que exuda el texto: mi bagaje es el lugar donde nací, la clase media, la provincia de Buenos Aires.

¿De dónde creés que surge tu impulso de contar?

Es algo que siempre me gustó. Cuando era chica, tenía una colección de 50 autitos, algo inédito para una nena. Los varones se acercaban entusiasmados para jugarme carreras, pero a mí no me interesaba: yo hacía actuar a los autos. En una hoja dibujaba el escenario –una casa, por ejemplo– y empezaba la acción. Cada auto era un personaje con una personalidad particular: no era lo mismo un Mustang que un Fitito. Los hacía actuar, los ponía en crisis, al borde de la muerte. En un momento me sentía súper adulta porque leía a Stendhal y, al mismo tiempo, me preguntaba por qué seguía jugando con autitos mientras otras chicas tenían novios. Me daba mucha vergüenza. Después me di cuenta de que, en ese momento, estaba jugando a escribir. Evidentemente, siempre tuve el impulso de armar lío sobre el papel.

FEVER DREAM. Así se llama su novela "Distancia de rescate" en inglés. Aqui, en Londres, cuando fue nominada para Man Booker International Prize, el año pasado.
FEVER DREAM. Así se llama su novela "Distancia de rescate" en inglés. Aqui, en Londres, cuando fue nominada para Man Booker International Prize, el año pasado.

Son las 6 de la tarde y, del otro lado de la ventana, en Berlín, hay silencio y oscuridad. Pero un sonido se repite al otro lado de la pared, hasta que se hace reconocible: una tos ronca que llega desde la habitación. Indica que la maratón de Stranger Things debe continuar.


FICHA: SAMANTA SCHWEBLIN

Ocupación: Escritora

Oficio anterior: Diseñadora

Nació: en Buenos Aires, en 1978

Vive: en Berlín, desde 2012

Estudió: Imagen y sonido en la UBA

Premios:  Fondo nacional de las artes (2001), Casa de las Américas (2008), Juan Rulfo (2012), Narrativa Breve Ribera del Duero (2015), finalista de Man Booker International (2017).

Libros: El núcleo del disturbio (2002), Pájaros en la bocaDistancia de rescate (2014), Siete casas vacías (2015)

CLARÍN


Al servicio de la historia 

Alfredo Núñez Lanz
Fotografía de Adrián Duchateau
11 de julio de 2018

En tiempos en los que la novela es el género que reina el mercado editorial, Samanta Schweblin es una escritora que solamente publica cuentos.




Sorteando las vicisitudes de la crisis europea, la editorial Páginas de Espuma, consagrada a la publicación del género cuentístico dentro de un mercado que apuesta cada vez más por las novelas, otorgó en 2015 el IV Premio Internacional de Narrativa Breve Ribera del Duero a la escritora Samanta Schweblin (Buenos Aires, 1978) por su libro Siete casas vacías. Una colección de relatos que disecciona los terrores cotidianos, centrándose en la locura, la muerte y las complejas relaciones familiares, como si fuera una “científica cuerda contemplando locos o gente que está pensando seriamente en volverse loca”, escribió Rodrigo Fresán.

Schweblin es una pluma que goza de un lugar destacado gracias a los reconocimientos internacionales que ha obtenido. En 2008, su segundo libro de cuentos, Pájaros en la boca, fue acreedor del Premio Casa de las Américas, en Cuba, y en 2012 logró el Premio Internacional de Cuento Juan Rulfo, en México. Esta serie de reconocimientos le abrieron las puertas hacia nuevos lectores gracias a la intensa campaña emprendida por Páginas de Espuma en España, Argentina, Chile y México.

Samanta Schweblin, Siete Casas Vacias

Samanta Schweblin, Siete Casas Vacias

En Siete casas vacías, Schweblin trabaja con el tema de la familia desde ángulos decididamente obtusos, que muestran esa parte abyecta de las relaciones entre padres e hijos, parejas consolidadas o incluso entre vecinos, personajes con los que uno está obligado a convivir. Sus personajes están circunscriptos a un concepto de familia que actualmente está en crisis, y atraviesan los horrores de los malos entendidos, las consecuencias del exceso de confianza o incluso los silencios. “Cuando formamos al otro, cuando tratamos de prepararlo para el mundo, también lo deformamos. Lo estructuramos. Y en ese afán, le heredamos nuestros miedos y vicios. Es algo inevitable”, dice la escritora argentina en entrevista para Gatopardo. “Este libro se relaciona con el fenómeno de la comunicación. Creo que jamás podremos comunicar algo con exactitud y fidelidad. La manera más efectiva que yo encuentro para comunicarme es con la literatura”.

Aunque el libro se siente argentino, en los personajes y en las situaciones que viven, no cae en el exceso de los localismos ni dirigirse a un público específico. “No podría escribir en una lengua que no sea la mía. Tengo la idea de un lector, un tipo de lector, pero no es otra cosa que la imagen de mí misma, el espejo de cómo soy mientras leo. Cuando los argentinos publicamos en España muchas veces los editores deciden cambiar palabras para adaptarlo a las formas locales. Entiendo la necesidad, pero en este caso, Juan Casamayor fue muy respetuoso conmigo. Lo agradecí porque normalmente los latinoamericanos somos quienes debemos adaptarnos a las traducciones españolas, por ejemplo”, comenta la autora.


Las estructuras de sus cuentos son lineales, con un enfoque minucioso que nos conduce siempre a un inquietante final. Esto responde más a la historia misma, que a una poética. En palabras de la autora, “ningún recurso puede ser caprichoso. Todo tiene que estar al servicio de la historia”. Con un énfasis en la dualidad, los personajes de Schweblin poseen una mirada atenta que les permite indagar en el otro, calificarlo o incluso desconfiar de él, como en el caso de “La respiración cavernaria”, el relato más extenso y ambicioso del volumen, en el que una mujer enferma depende de su marido para las actividades más básicas que poco a poco se convierten en siniestras pruebas de lealtad. Aquí la autora explora la prolongación de la vida que nos ha legado la modernidad y los adelantos médicos en contraste con la calidad y plenitud.

“No se alarga la vida, sino se alarga la muerte. La agonía resulta sumamente cruel. En mi familia ha habido muchos casos de mujeres a quienes les ha llevado mucho tiempo morir, era casi una lucha para ellas. Es un tema que me preocupa a nivel personal. No me asusta la muerte, en ese sentido soy fatalista. La pesadilla verdadera es la conciencia de que uno está muriendo muy lentamente”.

Con una prosa limpia, aguda y atenta a las emociones, Samanta Schweblin profundiza en la pérdida, el desconcierto, la enfermedad y la violencia afectiva. Siete casas vacías demuestra la buena salud que goza el género cuentístico en Latinoamérica.

*Texto publicado originalmente en diciembre de 2015, en el número 167 de Gatopardo.

GATOPARDO






Abrió el foro de lectura de Chaco: Samanta Schweblin y la magia entre el autor y el lector (Télam)
Abrió el foro de lectura de Chaco: Samanta Schweblin y la magia entre el autor y el lector (Télam)

Samanta Schweblin inauguró el Foro Internacional por el Fomento del Libro y la Lectura de Chaco

La magia entre el autor y el lector fue lo que desarrolló en la conferencia inaugural del evento que reúne a autores con docentes, bibliotecarios y mediadores


Frente a una multitud de docentes, bibliotecarios y mediadores, la escritora Samanta Schweblin inauguró el Foro Internacional por el Fomento del Libro y la Lectura en la ciudad de Resistencia con una conferencia magistral en la que exploró la relación entre literatura y lectura, y definió la práctica lectora como un momento de “suspensión” en el que la “magia” sucede en ese encuentro y en las preguntas que se hace el lector sobre el texto que está leyendo.

En este agosto primaveral de lapachos florecidos y el calor que empieza a marcar el clima de las provincias del norte, abrió la 27.ª edición del foro que desde el año 1996 organiza la Fundación Mempo Giardinelli. Un foro que quieren quienes ya estuvieron alguna vez y con el que se encariñan los que llegan apenas se encuentran con un masivo auditorio en silencio, repleto de personas que se inscribieron para pensar en conjunto en torno a la lectura y la literatura a partir de talleres, conferencias magistrales, mesas plenarias y tertulias literarias. Porque no hay forma de convidar el placer por la lectura si no es con lecturas.


En su regreso a la presencialidad luego de dos ediciones en formato virtual por la pandemia, el Foro comenzó con sus altibajos, con esos sinsabores que deja el aislamiento. Por un cuadro de COVID, el escritor anfitrión del evento, Mempo Giardinelli, no pudo estar de manera presencial y lo hizo de forma virtual con una breve bienvenida. “Volver al foro presencial y con ustedes, con miles de personas participando, compartiendo experiencias y escuchando a profesionales de la lectura y de la literatura es incomparable. El único que se la pierde soy yo, por esta peste”.


Con autores y autoras y especialistas de China, República Checa, Colombia, México y distintos lugares del país, el foro enuncia a la lectura con un sentido profundo: “Como acto de soberanía”. Desde esa perspectiva, para Giardinelli la misión continúa siendo “mejorar el nivel de educación en la Argentina que se sigue desmoronando” y “sacudir la inevitable superficialidad acrítica que vienen sembrando los poderes fácticos desde la universalización de las llamadas redes sociales”. Desde la primera fila, lo escuchaba el gobernador Jorge Capitanich. Invitado a subir al escenario por otra organizadora central del evento, Natalia Porta López, el mandatario sostuvo que “leer es un mensaje que nos inspira”.


Abrió el foro de lectura de Chaco: Samanta Schweblin y la magia entre el autor y el lector. Contó, entre los oradores con el gorbernador de la provincia, Jorge Capitanich (Télam)
Abrió el foro de lectura de Chaco: Samanta Schweblin y la magia entre el autor y el lector. Contó, entre los oradores con el gorbernador de la provincia, Jorge Capitanich (Télam)

Desde Berlín, Samanta Schweblin llegó para participar por segunda vez del foro, en esta oportunidad a cargo de la conferencia inaugural y tras el gesto de haber donado su biblioteca a la fundación, cuando decidió mudarse a Alemania. Acompañada por los aplausos de bienvenida y luego de algunas selfies con lectores de las primeras filas, Schweblin inauguró el evento con una charla a la que llamó “Un paseo por la imaginación del lector”: una conferencia en la que imaginó a la literatura como un “baile” con bailarines y reglas fijas, pero también una invocación del poder de las palabras y, sobre todo, de las preguntas como potencial de incertidumbre y de atención lectora.


“La literatura es un secreto. Una novela, un cuento, adentro de un libro cerrado, es un texto muerto. Ideas más o menos extraordinarias que no le pasan a nadie. La literatura sucede durante la lectura. Estoy convencida que es algo que sucede de a dos: está el que escribe y está el que lee. Y si alguno de los dos está ausente no hay literatura”, sostuvo la escritora multipremiada con galardones de todo el mundo, gracias a las numerosas traducciones que tuvieron sus celebrados libros. En especial, su novela Distancia de rescate, recientemente llevada al cine.

“La literatura sucede a un ritmo de baile de a dos, un paso el escritor, otro paso el lector. Y la principal regla del baile es la misma que en la escritura: se baila de a dos pero sin pisarse”. Para Schweblin, la “magia” de la escritura ocurre cuando el lector hace sus movimientos. “Estoy convencida de que más allá de la historia, de los personajes o de la musicalidad de un narrador, hay algo en este baile, entre el que escribe y el que lee, en esta resistencia de dos impulsándose, sosteniéndose y desafiándose, hay algo ahí que nos despabila, que nos saca del lugar común, que nos alarma en el mejor de los sentidos y nos obliga a pisar cerca”.


Para Schweblin, es ahí cuando sucede “la magia”. En ese constante “sentido de intuición y en esa entrega del goce a la sorpresa por parte del lector. El salto que damos entre palabras es tan magnífico porque no es ni del escritor ni del lector. Es un salto con el otro”.

Abrió el foro de lectura de Chaco: Samanta Schweblin y la magia entre el autor y el lector.

 (Télam)
Abrió el foro de lectura de Chaco: Samanta Schweblin y la magia entre el autor y el lector. (Télam)

Las preguntas: el camino de gracia

“Todo lo que escribo y lo que leo lo hago para llenar ese estado de gracia, en donde no tengo las respuestas y lo único que me queda es hacerme preguntas. Pero preguntas como corresponden: abiertas, con desesperación vital y con la divina esperanza de que algo de todo lo que se me está escapando en ese momento de pronto, entre el entramado de las palabras, podría serme revelado”.

En ese sentido, la escritora recordó la enseñanza de su maestra, Liliana Heker, de que el escritor antes de entregar cualquier información debe generar en quien lee la pregunta. “La pregunta –explicó– es una sensación: qué es esto, qué está pasando, cómo es posible. La certeza del lector de que con la información que tiene no puede anticipar lo que sigue”.

Por otro lado, la autora jugó con las palabras tensión y atención: “Desnudos de todos nuestros prejuicios, estamos desesperados por entender. Y por eso hay una parte del mal que muere en nosotros. Vivimos saturados de información y es en el silencio, en la suspensión de un espacio al fin vacío donde nos despertamos. Es en este estado de atención absoluta, casi de alarma, donde yo encuentro como lectora una suerte de descanso. Un tipo de verdad más abstracta que casi se puede tocar”.

Y también, “incluso las sensaciones e ideas más complejas pueden sostenerse en el aire durante un muy buen tiempo siempre y cuando estemos conectados por la imaginación y el poder narrativo de las palabras. El problema es que estas maquinarias narrativas y esta tecnología maravillosa, que es el acto de la lectura, es algo muy complejo de explicar”, concluyó.

Bajo el lema “Lectura, imaginación y conocimiento”, este Foro seguirá hasta el viernes con conferencias magistrales, talleres, tertulias literarias y visitas a escuelas en las que participarán desde Argentina María Cristina RamosGraciela BialetSalvador BiedmaJuan Carlos MoisésNelvy BustamanteHinde PomeraniecAndrés SobicoMario MéndezMaría Fernanda MaquieiraFernando López y Liliana Ancalao, entre otras y otros.

Desde Perú participará la escritora de libros orientados a infancias Micaela Chirif; de Colombia, Carolina Sanín y Evelio Cabrejo; y de Brasil, el escritor y periodista Eric Nepomuceno. Pero también participan autores y especialistas de otros lugares, como Rey Andújar, dominicano y docente en Estados Unidos, o Laura Emilia PachecoMarcia Paraquett y Angie Tongxin Fan, de la República Popular China.

Las actividades se concentrarán a la mañana en talleres de distintos temas, desde Malvinas hasta cómo recomendar libros, y por la tarde, tendrán lugar los plenarios donde, por ejemplo, Sanín estará en un uno titulado “Leer e imaginar otra Latinoamérica”.

El cierre estará a cargo de la argentina Dolores Reyes, autora de Cometierra, una primera novela con múltiples reediciones y traducciones, quien anunció que publicará la próxima, llamada Miseria, en abril de 2023.


INFOBAE



INFLUENCIAS

Schweblin ha mencionado a «la tradición del fantástico rioplatense, de Adolfo Bioy Casares, Julio Cortázar, Antonio Di Benedetto y Felisberto Hernández» como una de sus tantas influencias.​ Asimismo, Anne Carson y Amy Hempel son consideradas por Schweblin como las escritoras contemporáneas que más le han influido,​ debido a que «se meten en tu escritura y te cambian las decisiones que tomas acerca de cómo contar una historia, más allá de lo que uno cuenta».





BIBLIOGRAFÍA


NOVELAS
  • 2014: Distancia de rescate
  • 2018: Kentukis

CUENTOS
  • 2002, El núcleo del disturbio 
  • 2009, Pájaros en la boca 
  • 2015, Siete casas vacías 

PREMIOS
  • 2001: primer premio del Fondo Nacional de las Artes por El núcleo del disturbio
  • 2001: primer premio del Concurso Nacional Haroldo Conti por «Hacia la alegre civilización de la Capital»​
  • 2008: Premio Casa de las Américas por La furia de las pestes
  • 2012: Premio Juan Rulfo por «Un hombre sin suerte»​
  • 2014: Premio Konex, Diploma al Mérito por su trayectoria como cuentista durante el periodo 2009-2013​
  • 2015: Premio Internacional de Narrativa Breve Ribera del Duero por Siete casas vacías
  • 2015: Premio Tigre Juan por Distancia de rescate
  • 2018: Premio Tournament of Books por Distancia de rescate
  • 2018: Premio Shirley Jackson a la mejor novela corta por Distancia de rescate
  • 2020: Premio Mandarache por Kentukis
  • 2021: Premio IILA-Literatura por Kentukis
  • 2022: Premio O. Henry por «Un hombre sin suerte»​
  • 2022: Premio José Donoso​
  • 2022: National Book Award por Siete casas vacías