sábado, 12 de julio de 2025

Jane Bowles


Jane Bowles
Jane Sydney Auer
(1917 - 1973)

DE OTROS MUNDOS

La escritora estadounidense Jane Bowles, de soltera Jane Auer, nació en Nueva York el 22 de febrero de 1917 y murió en Málaga, España, el 4 de mayo de 1973.
Nació en una familia judía y pasó su infancia en Woodmere, Long Island. Contrajo tuberculosis y su madre decidió trasladarla aSuiza para recuperarse. De adolescente regresó a Nueva York, donde frecuentó el ambiente intelectual bohemio de Greenwich Village y comenzó sus experiencias bisexuales.
Se casó con el escritor Paul Bowles en 1938. En 1943 publicó su novela Dos damas muy serias (Two Serious Ladies). El matrimonio Bowles vivió en Nueva York hasta 1947, año en el que se trasladó a Tánger.
Jane Bowles escribió la obra de teatro En la casa de verano que, adaptada, fue interpretada en Broadway en 1953. Tennessee Williams, Truman Capote y John Ashbery consideraron a Jane Bowles una de las mejores y más subestimadas escritoras estadounidenses.
Su salud se quebrantó, entre otras razones, por su gran afición al alcohol, habiendo sufrido un derrame cerebral en 1957. Tras varios tratamientos en Inglaterra y Estados Unidos, ingresó en una clínica de Málaga, donde murió en 1973.
Los restos de Jane Bowles descansan en el Cementerio de San Miguel de Málaga.

Jane Bowles

El último viaje de Jane Bowles

Una estudiante salva de la fosa común los restos de la escritora fallecida en Málaga en 1973

XAVIER MORET Barcelona 1 NOV 1996


La escritora norteamericana Jane Bowles, nacida en Nueva York en 1917, falleció en Málaga y fue enterrada en el cementerio de San Miguel en 1973. La suya había sido una vida azarosa, incluido el matrimonio con Paul Bowles, el mito de su envenenamiento, los años pasados en Tánger, la relación íntima con Cherifa, su criada marroquí, y la esquizofrenia y el alcoholismo de los últimos tiempos. La que parecía que iba a ser su morada definitiva, sin embargo, está siendo desmantelada por culpa de una autovía. El destino de los huesos de Jane Bowles iba a ser la fosa común, pero gracias a la acción de una estudiante admiradora de Jane, que prefiere no salir del anonimato, sus restos serán inhumados en el cementerio de Marbella el próximo día 13.Todo empezó hace unos meses cuando la joven A.L., de 18 años, leyó la biografía de Jane Bowles escrita por Millicent Dillon y publicada en España por Circe. Le encantó el personaje y decidió que se acercaría hasta el cementerio de San Miguel, en Málaga, para visitar su tumba. "Me llevé una sorpresa porque estaba todo destrozado, como si hubiera habido una guerra", recuerda. "Era para llorar. Había cruces y lápidas rotas y maleza por todos lados. Pregunté por la tumba de Jane y no supieron decirme cuál era".
La joven no se rindió y la tercera vez que visitó el cementerio consiguió encontrar lo que buscaba. No fue fácil, ya que la escritora está enterrada sin lápida, sólo con una cruz de madera carcomida clavada en la tierra, y en el libro de registro el nombre está equivocado. El enterrador le explicó a la joven que el cementerio de San Miguel estaba siendo desmantelado porque tenía que pasar una autovía por allí. "Si pagas los gastos, puedes llevarte sus restos", le dijo. "Si no, irán a la fosa común".
"Era una decisión moral terrible y no quiero ningún tipo de protagonismo", señala ahora A. L., "pero me daba pena pensar que se perdería el rastro de Jane Bowles. Cuando murió en 1973 en un hospital de Málaga, la noticia de su muerte no llegó a la prensa hasta pasados dos meses; no quería que ahora se perdieran sus restos para siempre".
A. L. intentó buscar a algunos de los personajes citados en la biografía de Millicent Dillon, pero o estaban muertos o su rastro se había perdido. Quedaba Paul Bowles, el escritor, con quien había estado casada Jane. "Un día de septiembre cogí el ferry hasta Tánger y fui a verle. Me dijo que él no pensaba que su ex mujer estuviera enterrada allí y que cree que todo acaba con la muerte, pero le parecía bien si yo decidía trasladar los restos Para que se mantuviera vivo el recuerdo de Jane".
Tras varios días de papeleo y de gastos, A. L. fue autorizada finalmente a hacerse cargo de los restos de Jane. Cuando la enterraron en 1973, Paul Bowles pagó por un periodo de 10 años; pasado este tiempo, su destino parecía ser ineludiblemente la fosa común.
"Decidí hacerme cargo no porque Jane Bowles fuera una persona famosa", declara A. L., " sino porque quería evitar algo inminente. No conozco a ninguno de sus amigos, pero sé que no podía dejar que la mandaran a una fosa común".
El 13 de noviembre es el día. A. L. se acercará al cementerio de Málaga, recibirá los restos de Jane Bowles y los depositará en un osario del cementerio de Marbella, a una cincuentena de kilómetros, ya que no pueden quedarse en Málaga. "Sé que Jane odiaba viajar", dice la joven, "pero no he encontrado otro sitio donde enterrar sus restos. No sé, quizá en el futuro alguien decida llevárselos a Nueva York, pero de momento he hecho lo que he creído que debía hacer".
En Marbella -A. L. ha elegido el cementerio antiguo, de ambiente mediterráneo-, Jane Bowles tendrá una lápida en la que se indicará, a diferencia de lo que ocurría en el de San Miguel, su nombre, la fecha de su nacimiento y la de su muerte. ¿Epitafio? "No sé qué hacer. Estaría bien poner alguna cita de sus libros, pero no sé si le habría gustado. Todo ha ido tan de prisa que no me ha dado tiempo a pensarlo".
Jane Bowles y Cherifa, su amante bereber



La publicación de 'En el cenador', una obra de teatro inédita en castellano, más la reedición de su novela y su libro de relatos recuperan la obra de la escritora norteamericana

PAULA CORROTO MADRID 26/03/2010 08:25

"Cabeza de gardenia", así llamaba Truman Capote a su amiga Jane Bowles (Nueva York, 1917-Málaga, 1973). La heterodoxa escritora, la extravagante mujer y esposa de Paul Bowles era el alma máter de aquella pléyade de escritores norteamericanos entre los que también se encontraban Tennesse Williams y Gore Vidal. Su temprana muerte a los 56 años hizo que su legado se sumiera en las sombras. Su marido se quedó con la estrella literaria. Hasta ahora.
La editorial malagueña Alfama publicará próximamente En el cenador, la obra de teatro de Jane Bowles de soltera Auer que hasta ahora permanecía inédita en español. A ella se suma la reedición de su novela Dos damas muy serias y su libro de relatos Placeres sencillos, ambos en Anagrama. En Málaga, la ciudad en la que pasó los últimos seis años de su vida, una exposición de fotografías que cuenta con un retrato dibujado por Miquel Barceló y un ciclo de conferencias (El mundo de los Bowles) recuerdan también estos días a la escritora. Cuatro acontecimientos que ponen de nuevo a Bowles en el mapa.
"En el cenador refleja la angustia de Bowles", dice su traductor
En el cenador es una de las mejores formas de acercarse a los pensamientos de la escritora. Los encontronazos entre una madre y una hija de 18 años en la costa californiana de los años cincuenta son una radiografía de los lamentos vitales de Bowles. La angustia, la frustración y el trauma de no poder vivir la vida que ella deseaba están presentes en cada línea.
"Jane era lesbiana y se casó por conveniencia con Paul. Siempre tuvo una relación muy complicada con su familia. Por eso, yo creo que aunque los dos personajes son una mezcla de ella, se acerca más a la hija, Molly, que siempre está leyendo en el cenador. La madre, Gertrude, es el reflejo de su familia. Siempre está encima de ella", cuenta a Público el traductor de la obra, Carlos Pranger.

Un estreno difícil

Sus historias son terribles, pero los diálogos gozan de gran frescura
La historia, que evidencia el nacimiento de una nueva América liberada de tabúes, fue publicada en 1954. Jane la escribió entre París y Vermont por encargo de su amigo Oliver Smith. La obra se estrenó en el Hedgerow de Moylan, Pensilvania. Los ensayos no fueron fáciles. Como sostiene Paul Bowles en el prólogo de la obra, la actriz encargada de dar vida a la madre, Judith Anderson, era incapaz de comprender la angustia y el patetismo que corroían a este personaje. Jane tuvo que volcarse especialmente con ella para que consiguiera asumir estas características. Paul también desvela un dato curioso: a la prueba de cásting para el papel de Lionel, el hombre por el que se enfrentan la madre y la hija, se presentó un jovencito James Dean. Jane le rechazó porque "era demasiado normal, carecía de la dosis necesaria de angustia", escribe Paul.
"A veces me suscitas un sentimiento extraño", le dice Gertrude en un momento a su hija. Y continúa: "La verdad, hija, como conversadora dejas mucho que desear". Son diálogos duros, pero como también insiste Pranger, "de ellos se desprende mucha frescura. Es una historia terrible, pero está contada de una forma muy especial. Para mí, su obra permanecerá muchos más años que la de su marido Paul".

Humor extravagante

Los expertos en su obra dicen que es más importante que la de Paul
El editor Jorge Herralde también se quedó deslumbrado por la riqueza de los diálogos de Bowles cuando la leyó por primera vez hace más de 30 años. Se entusiasmó con la capacidad de la escritora para profundizar y describir las relaciones humanas, tanto entre madre e hija, como entre dos amigas, como sucede en la novela Dos damas muy serias.
"Me gustó mucho el humor extravagante y chiflado que tiene. Desde luego, entre Paul y Jane, el verdadero genio era Jane", señala Herralde. De ahí que cuando inauguró su co-lección de Panorama de Narra-tivas en 1981 lo hiciera con la novela de esta escritora norteamericana. "Creo que es un clásico perenne que casa muy bien con las chicas malas del catálogo", apostilla. Ahora acaba de reeditarse esta novela y el libro de relatos Placeres sencillos, que se encontraba agotado desde hacía años.
Jane era una bad girl porque era una mujer adelantada a su tiempo. Convivió además con una serie de escritores que querían desprenderse de la mediocridad de la sociedad que surgió tras la II Guerra Mundial. Ella había conocido a Paul en los bohemios años treinta neoyorquinos. En 1938 se casaron, pero ninguno ocultó su orientación sexual. Tras la guerra huyeron de EEUU. Se compraron una casa en Ceilán (hoy Sri Lanka) y finalmente, a finales de los años cuarenta recalaron en Tánger. El protectorado español en Marruecos se convirtió en el centro de referencia de los escritores de aquella época dorada de los primeros años cincuenta. En 1957, tras superar un derrame cerebral, Jane se trasladaría definitivamente a Málaga.
Truman Capote admiraba su poética sarcástica, ausente de tabúes

Sin influencias literarias

La exposición que se inauguró ayer en la galería malagueña Alfredo Viñas muestra ese universo de intelectuales en Tánger y Málaga. Son más de 70 fotografías cedidas por el artista Pepe Cárleton, la librera Rachel Muyal y la amiga de los Bowles, Tamara Dragadze.
En ellas aparece una Jane feliz y sonriente. Una mujer fuerte antes de la enfermedad. El centro del grupo. Sin embargo, en Jane latía la humildad. "Era ella la que animaba a su marido a escribir y siempre le enseñaba todo lo que escribía", apunta Carlos Pranger. No hubo, por el contrario, mucha influencia literaria entre ellos. No eran Scott y Zelda Fitzgerald. "Según su biografía, su relación era personal, al igual que la que tenía con el resto de sus amigos", manifiesta Herralde.
El derrame cerebral fue el comienzo del fin. Dos novelas que había empezado quedaron inconclusas. La escritora se paseaba por Málaga como una desconocida. "Si acaso la veían como la inglesa excéntrica", señala Alfredo Taján, organizador de las conferencias sobre Jane. Los últimos años los pasó ingresada en la clínica del Reposo de los Ángeles cuidada por monjas. A última hora se convirtió al catolicismo. La leyenda urbana dice que Paul se olvidó de ella. "Es cierto que Paul no permitió que se le pusiera una placa en la tumba. Él tenía una relación especial con la muerte, pero sí estuvo pendiente de ella", desmiente Carlos Pranger.
El Ayuntamiento de Málaga rehabilitará los próximos días la tumba donde hoy yace Jane Bowles en el cementerio de San Miguel. La última frase de En el cenador sería un buen epitafio: "Cuando yo era niña".
Author of books:
Two Serious Ladies (1943, novel)
Plain Pleasures (1966, short stories)
My Sister's Hand in Mine (1978, short stories)

Wrote plays:
In the Summer House (1954)


Jane Bowles, ‘cabeza de gardenia’
Bisexual, extravagante, inquieta, heterodoxa, con una gran sensibilidad y capacidad para sorprender. Jane Bowles, fue una mujer diferente, con una vida aciaga y conmovedora. La escritora y dramaturga Jane Auer nació el 22 de febrero de 1917 en la ciudad de Nueva York en el seno de una familia judía. Pronto se trasladó a Suiza con su madre, quien tenía la esperanza de poner cura y remedio a la tuberculosis que su hija había adquirido en la rodilla derecha a tan corta edad.
Jane no regresó a su ciudad natal hasta la adolescencia, momento en el que tomó contacto con el círculo bohemio e intelectual de Greenwich Village. Fue en esta época cuando comenzó a dar rienda suelta a su orientación sexual y tuvo sus primeras experiencias homosexuales.
La caracterizaba una indumentaria muy masculina y físicamente no era considerada muy agraciada – opinión popular que pongo en tela de juicio, ya que proviene de unos cánones de belleza machistas y propios de la sociedad patriarcal de la época. ¿Quién no ve la feminidad en esta mujer?
El carácter de Jane era gris. Padecía de una gran inseguridad en sí misma y nunca pudo disfrutar del gran talento que poseía. Esta inseguridad se vio agraviada al casarse con el escritor de éxito Paul Bowles, de quien adoptó el apellido con el que firmaría sus obras. Sin embargo, los expertos de hoy en día opinan que la obra de Jane es más importante que la de su marido.
Paul Bowles era un hombre homosexual, y el de ellos fue un matrimonio por conveniencia, una tapadera. Llevaron un romance platónico y acordaron que cada uno compartiría su intimidad con quien quisiera.
Junto a Paul aumentaron sus complejos por ser mujer, así como su tendencia a anularse. Con una autoestima tan delicada, Jane tuvo dificultades para darse el valor que realmente tenía y para convencerse de lo buena escritora que era. Pero, afortunadamente, su talento era innato, y en 1943 consiguió publicar su primera novela, Dos damas muy serias, que trataba sobre la sexualidad femenina y sobre la búsqueda de independencia e individualidad de dos mujeres pertenecientes a mundos muy distintos en principio. La novela tuvo un gran impacto social y tanto su familia como su amante, Helvictia Perkins, le aconsejaron que no la publicara por temor a un posible escándalo, ya que consideraban que tratar el lesbianismo de una manera tan abierta y descarada podría traer serias consecuencias en la sociedad en que vivían. Aún así, Jane tuvo la valentía de no echarse atrás y de publicarla.
En 1947, Paul y Jane viajan a Marruecos, en donde esta última conoce a quien fuera protagonista de su siguiente romance: Cherifa. Por aquellos años Jane atravesaba un momento difícil y andaba coqueteando con las drogas y el alcohol. Cherifa, mujer musulmana y lesbiana, permaneció a su lado y la cuidó, a pesar de que las malas lenguas dudaron de su amor por Jane y ponían en entredicho el motivo por el que permanecía a su lado.
Placeres sencillos es también una obra suya que recoge relatos y cuentos en los que la figura de la mujer en busca de sí misma está presente. Pero Jane Bowles no solo resaltó en la prosa: en 1953 se estrenó en Broadway su obra de teatro In the summer house, traducida al español como En la casa de verano o como En el cenador – título con que la ha publicado la editorial malagueña Alfama. En ella es fácil detectar la frustración y la angustia de una hija al no poder llevar la vida que desea al lado de su madre.
Jane era lesbiana y se casó por conveniencia con Paul. Siempre tuvo una relación muy complicada con su familia. Por eso, yo creo que aunque los dos personajes son una mezcla de ella, se acerca más a la hija, Molly, que siempre está leyendo en el cenador. La madre, Gertrude, es el reflejo de su familia. Siempre está encima de ella – declara al diario Público su traductor al español, Carlos Pranger.
Esta obra fue alabada también por Tennesse Williams y por Truman Capote, ambos amigos íntimos de Jane. Ella era una mujer fuerte, adelantada a sus tiempos, sumamente inteligente, humilde. Poseía un humor irónico y sarcástico desprovisto de tabúes por el que Truman Capote sentía verdadera admiración. Él fue una figura importante en su vida, hasta tal punto que en la tumba actual de Jane Bowles hay un epitafio que reza “Cabeza de gardenia”, como la llamaba su fiel amigo Truman.
En 1957, Jane sufrió una embolia cerebral que le dejó serias secuelas, entre ellas, la pérdida de visión. Su producción literaria, obviamente, se vio afectada. Comenzó un viaje sin retorno, como ella misma lo describiría. A partir de entonces, se produjeron una serie de vaivenes a clínicas y hospitales, en los que se trataría y permanecería ingresada por temporadas. En 1970 tuvo otro derrame del que no se repondría. Y en 1973 se apaga definitivamente su mente y su vida, con apenas 56 años, en una clínica malagueña.
Sus restos fueron enterrados en el cementerio de San Miguel de la misma ciudad en la que falleció. Jane Bowles Bowles fue enterrada en una parcela cualquiera del cementerio con una cruz de madera como único recuerdo, en una tumba sin nombre. Todo ello por expresa petición del marido. Sin embargo, en 1996 la escritora y dramaturga norteamericana tuvo la gran suerte de ser rescatada del olvido por una estudiante admiradora suya que decide darle a su memoria el tratamiento digno que en su opinión merecía. Conmovedora historia que nuestras lectoras pueden leer en este artículo de El País

BIBLIOGRAPHY
Author of books:
Two Serious Ladies (1943, novel)
Plain Pleasures (1966, short stories)
My Sister's Hand in Mine (1978, short stories)

Wrote plays:
In the Summer House (1954)



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lunes, 30 de junio de 2025

Joan Margarit

 

Joan Margarit


DE OTROS MUNDOS

POEMAS




Joan Margarit

(1938-2021)


Joan Margarit

Joan Margarit(Sanahuja, Lleida, 11 de mayo de 1938- Sant Just Desvern, Barcelona,16 de febrero de 2021), poeta y arquitecto, y catedrático jubilado de Cálculo de Estructuras de la Escuela Superior de Arquitectura de Barcelona. Arquitecto de profesión, es uno de los poetas en lengua catalana más leídos, con una treintena de libros publicados desde finales de la década de 1970.

Joan Margarit estudió bachillerato en el Instituto Ausiàs March y por entonces empieza a escribir. En 1954 su familia se trasladó a las Islas Canarias y, desde 1956, Margarit pasó los cursos académicos en Barcelona para estudiar arquitectura en el Colegio Mayor Sant Jordi, donde residiría hasta 1961.

Sus inicios literarios, siempre enmarcados en el campo de la poesía, los encontramos en obras en castellano como Cantos para la coral de un hombre solo (1963), Doméstico nací (1965) o Predicción para un bárbaro (1979). Con L'ombra de l'altre mar Vell malentès (Premio de la Crítica), que aparecen en 1981, empieza a publicar su obra poética en catalán.

Con su obra Cants d'Hekatonim de Tifundis obtiene, en el año 1982, el Premio Miquel de Palol y de la misma época son las obras Raquel o La fosca melangia de Robinson Crusoe L'illa del tresor (Flor Natural en los Juegos Florales de Barcelona, 1985). Gracias a Mar d'hivern consigue el Premio Carles Riba (1985) y con La dona del navegant el Premio Serra d'Or (1982). Els primers freds. Poesia 1975-1995 (2004) representa la primera selección poética esencial y fue realizada por el propio autor. En 2002 publicó Joana, una reflexión del poeta a partir de la muerte de su hija. Publicado simultáneamente en catalán por Proa y en edición bilingüe por Hiperión, debida al propio autor, el poemario es una elegía amorosa realista y meditativa.

En el ámbito de la literatura catalana le han sido concedidos entre otros el Premio Carles Riba de 1985 y el Premi Nacional de Literatura de la Generalitat de Catalunya en 2008. En 2015 le fue concedido el Premio Jaume Fuster dels Escriptors en Llengua Catalana, en reconocimiento a su trayectoria y a la difusión que ha tenido su obra. Además, se le otorgó, en 2008, el Premio Nacional de Poesía. Otro de sus reconocimientos, esta vez en México, fue el Premio Víctor Sandoval Poetas del Mundo Latino (a la obra completa), que compartió con el poeta mejicano José Emilio Pacheco, y, en 2017, en Chile, el Premio Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda. 

El poeta vivo más leído de la literatura catalana celebró en 2018 su 80 cumpleaños con una nueva edición de la antología Todos los poemas (1975-2015), una autobiografía poética que reúne desde Restos de aquel naufragio hasta  Amar es dónde. En 2019, el jurado del 28º Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana, le concede el galardón. El fallo del premio, que convocan Patrimonio Nacional y la Universidad de Salamanca, define al poeta catalán como “el gran artífice de la poesía como instrumento moral”.

La obra poética de Joan Margarit ocupa un lugar eminente, sin duda, en el panorama de la poesía catalana contemporánea. La mayor parte de su obra ha sido traducida al castellano por él mismo. También tiene obra traducida al alemán, el euskera, el hebreo, el inglés, el portugués y el ruso. 

En noviembre de 2019, Joan Margarit depositó en el número 1019 de la caja de las letras, un legado formado por cinco títulos, algunos de los cuales ya no se comercializan. En concreto, dejó los siguientes libros: Doméstico nacíCantos para la coral de un hombre jovenPredicación para un bárbaroL’ordre del temps Crònica.

Joan Margarit es galardonado con el Premio de Literatura en Lengua Castellana "Miguel de Cervantes" correspondiente a 2019.

El autor catalán fallece el 16 de febrero de 2021, dejando un libro en preparación Animal de bosc, compuesto de poemas escritos durante el confinamiento. 

                           

Fecha de actualización: 17 de febrero de 2021


INSTITUTO CERVANTES



 

Un recuerdo del poeta Joan Margarit, y la línea roja de tener más de lo que se necesita


Paloma Torres
5 de marzo de 2021


Ha muerto el poeta Joan Margarit, a los 82 años de edad, y quisiera recuperar para su recuerdo algunas anotaciones del encuentro que tuvimos la mañana del 13 de mayo del año 2015 en la Residencia de Estudiantes de Madrid, gracias a la entrevista que concedió al suplemento ABC Cultural y que se publicó algunos días después, el 6 de junio. “Tu mente, tu pasado, tu futuro, tus esperanzas. Esto es tu instrumento. Hay gente que no sabe ni que tiene un instrumento. Ayer yo te di mi propia interpretación de esa partitura que es un poema. Pero tú has de tener la tuya”. Así comenzó él a hablar sobre su recital de poesía del día anterior, donde leía en voz alta con una voz fuerte y clara, los mismos rasgos de sus poemas. Parecía darle mucha importancia a leer en voz alta.

Ya en aquel tiempo se definía a sí mismo como un hombre viejo. Fue un hombre viejo muy celebrado y premiado, pero un hombre joven que resistió al silencio y al fracaso, que se sorprendía de su propia perseverancia en una lucha dura con el arte; le sorprendía haber seguido adelante considerando durante tanto tiempo que los poemas que escribía eran malos poemas.

Llamaba la atención que su lenguaje era muy preciso y sus ideas claras, y las expresaba con amabilidad y vehemencia. Se entendían bien y parecían el resultado sintético de muchos años dedicados a pensar. A la pregunta de si sentía cansancio al conceder tantas entrevistas contestó que cuando uno dice lo que verdaderamente piensa no se cansa.

De la conversación tuve estas impresiones: que quizá Margarit será recordado también por sus ideas, que sorprendían por su intensidad. En sus poemas (quizá sea algo universal de la poesía) la fuerza del sentimiento que transmite está anclada en el pensamiento, igualmente intenso, en la lucidez con la que se ha logrado contemplar la realidad anterior al poema. Ya en el epílogo de la primera edición de uno de sus libros más importantes, Casa de Misericordia (2006), por el que recibe el Premio Nacional de Poesía, escribe que la poesía es quizá una cuestión de intensidad, que tiene que ver naturalmente con el sentimiento, pero necesita a la razón como catalizador. Margarit fue también un poeta del pensar, un pensar lleno de afecto, en relación con la vida, emocionado por ella. Le bastaba reconocer algo, tenerlo presente, y no necesitaba gastar tiempo en definirlo. En ese sentido Joan Margarit simplificaba maravillosamente al reflexionar durante la conversación, parecía aceptar con serenidad los límites de la razón humana (“no me pregunte usted ahora, como harían los teólogos, qué quiere decir…”); las intuiciones le parecían muy respetables y se dejaba guiar por ellas, la íntima conciencia de haber encontrado algo valioso era suficiente como guía y como serio acicate, aunque quedara algo de tiniebla alrededor: no necesitaba haber llegado al final de un camino para ponerse a escribir, escribía mientras caminaba, mientras vivía, o sin dejar de vivir; esta era la sensación que daba, la sensación de que era un hombre muy libre.

Merece la pena leer los prólogos y epílogos a sus poemarios, en ellos se encuentran concentrados sus pensamientos. En ese mismo texto expresa uno de los más centrales: la poesía es un consuelo, ayuda a soportar el dolor. Y allí se lee el origen de este pensamiento vivido: visitó una exposición sobre la Casa de Misericordia, con fotografías y documentos sobre estas instituciones que le parecieron frías y severas, incluso malas, así lo escribe. Pensaba en las solicitudes de las madres y concluyó que la intemperie debía de ser aún peor y que por eso intentaban que sus hijos entrasen allí. Pensó que lo mismo era la poesía para el mundo: “Mucho más triste es la intemperie sin los versos. La poesía: una especie de Casa de Misericordia”. En el epílogo de Se pierde la señal (2012) llama así a sus poemas: “mis casas de misericordia”.

Joan Margarit nació en 1938 en Sanhauja, niño de la posguerra que no iba al colegio y vagabundeaba por la ciudad. Le marcó, y lo ha recordado mucho, que, al escucharle hablar en catalán, un guardia le dio un coscorrón y le regañó: “¡Habla en cristiano!”. Él no abandonó nunca su lengua materna, es autor de hermosos poemarios en dos lenguas, y es interesante porque no traduce directamente la una de la otra, sino que vuelve a escribir el poema. Contó algunas cosas sobre su proceso de escritura: primero, a mano (enseña una libreta finísima con versos abigarrados y algunos tachados), y cuando ya casi no se puede leer sobre el papel por las correcciones escribe el poema en el ordenador, ya en dos lenguas, para continuar corrigiéndolos durante varios meses más. Creía que ver un poema limpio en el ordenador tenía algunas ventajas para la autocrítica, que consideraba una capacidad básica para un poeta: “Si tú vas a tu libreta y ves tu letra, siempre tiendes a decir: ‘mi letra, maravilloso poema’. En cambio, si ves una cosa escrita en el ordenador, al menos tienes la décima de segundo primero en que te preguntas: ‘¿Pero quién ha escrito esta estupidez?’”.

Contó también, para terminar, una anécdota: unos quince o veinte días antes le habían entrevistado, y recordaba que el titular había sido: Joan Margarit: “La mayoría de los maestros españoles no han leído un poema en su vida”. Le escribió entonces, indignada, una maestra de Pontevedra, y el poeta, al relatarlo, la citaba en primera persona: “‘Yo tengo cuarenta años, he leído poesía, explico poesía y es usted un cretino y tiene un ego como una catedral, ¿qué se ha pensado?’. Había algo sano en su cabreo. Entre líneas yo vi a una persona santamente cabreada. Y le contesté razonando lo que en la entrevista no se razona. ‘La mayoría es la mitad más uno. En un país donde la mitad de la gente no lee nada, ¡no me dirá usted que los maestros leen poesía! Yo creo que me he quedado corto y que los que leéis poesía no pasáis del diez por ciento’. Me contestó contenta, pidiendo perdón por los insultos, dándome muestras de que había leído mis poemas”.

CONVERSACIÓN SOBRE HISTORIA

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Siempre he tenido conciencia de que, para mí, la poesía se extendía por toda la vida. La prisa, pues, no ha formado parte de mi relación con el poema. El juicio final lo hará el tiempo y, al contrario de los juicios finales de las religiones, yo no sabré el resultado. A mí me corresponde sólo -y no es poco- el día a día con los poemas sin más justificación, placer o compensación que buscarlos, componerlos y escribirlos. Ninguno de nosotros contamos mucho, incluso los que parecen contar mucho, pero nos puede salvar lo mismo que, curiosamente, también puede salvar el poema: su honesta intensidad.

Joan Margarit
(Del prólogo a la primera edición de Tots els poemes 1975-2011, Grupo 62, labutxaca)



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BIO-BIBLIOGRAFIA

Joan Margarit Consarnau
Poeta en catalán y castellano, escribió simultáneamente –que no tradujo: esta cuestión está tratada a fondo en su libro Poética– toda su obra en ambas lenguas. Nacido en Sanaüja (Segarra, Catalunya) en 1938. Pasó su infancia, adolescencia y primera juventud en Barcelona, Rubí, Figueres, Girona y Tenerife. Arquitecto de profesión, fue catedrático de Cálculo de Estructuras de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Barcelona. Murió el 16 de febrero de 2021.

PREMIOS:

EN EL ÁMBITO DE LA LITERATURA CATALANA LE HAN SIDO CONCEDIDOS LOS PREMIOS Y DISTINCIONES SIGUIENTES: 

  • Miquel de Palol (Fundació Prudenci Bertrana), 1981.
  • Vicent Andrés Estellés (Revista El Temps/Editorial 3i4/Fundació Ausiàs March), 1981.
  • Flor Natural dels Jocs Florals de Barcelona (Ajuntament de Barcelona), 1983.
  • Premi de la Crítica Serra d’Or de Poesia, 1983.
  • Flor Natural dels Jocs Florals de Barcelona (Ajuntament de Barcelona), 1985.
  • Premi Carles Riba de poesia, 1985.
  • Premi de la Crítica Serra d’Or de Poesia, 1988.
  • Premi Cadaqués a Quima Jaume (Ajuntament de Cadaqués), 2005.
  • Premi de la Crítica Serra d’Or de Poesia, 2006.
  • Premi Cavall Verd Josep Maria Llompart, (Associació d’Escriptors en Llengua Catalana), 2008.
  • Premi Nacional de Literatura de la Generalitat de Catalunya, 2008.
  • Premi Jaume Fuster de l’Associació d’Escriptors en Llengua Catalana, 2015.

EN EL ÁMBITO DE LA LITERATURA CASTELLANA LE HAN SIDO CONCEDIDOS LOS PREMIOS Y DISTINCIONES SIGUIENTES: 

  • Premio de la Crítica de Poesía en catalán (Asociación Española de Críticos Literarios y la Associació d’Escriptors en Llengua Catalana), 1981.
  • Premio de la Crítica de Poesía en catalán (Asociación Española de Críticos Literarios y la Associació d’Escriptors en Llengua Catalana), 2007.
  • Premio Rosalía de Castro (Pen Club Gallego), 2008.
  • Premio Nacional de Poesía (Ministerio de Cultura), 2008.
  • En México, el Premio Víctor Sandoval Poetas del Mundo Latino, conjuntamente con el poeta mexicano José Emilio Pacheco, 2013.
  • En Chile, el Premio Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda (Consejo Nacional de la Cultura y las Artes), 2017.
  • Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana (Patrimonio Nacional, Universidad de Salamanca), 2019.
  • Premio de Literatura en Lengua Castellana Miguel de Cervantes (Ministerio de Cultura), 2019.

OBRA POÉTICA EN CATALÁN

  • Els primers freds: Poesia 1975-1995. Col. Óssa Menor Sèrie Gran, Enciclopèdia Catalana, 2004). Contiene los siguientes libros:                    

           Crònica (1975)
           L’ordre del temps (poesia 1980-1984), 1984.
           Llum de pluja (1986)
           Edat roja (1991)
           Els motius del llop (1993)
           Aiguaforts (1995)

  • Estació de França (Hiperion, Madrid, 1999).
  • Joana (Col. Óssa Menor, Enciclopèdia Catalana, Barcelona 2002, 2008 ed. con CD).
  • Càlcul d’estructures (Col. Óssa Menor, Enciclopèdia Catalana, Barcelona 2005).
  • Casa de Misericòrdia (Col. Óssa Menor, Proa, Barcelona 2007).
  • Misteriosament feliç (Col. Óssa Menor, Proa, Barcelona 2008).
  • No era lluny ni difícil (Col. Óssa Menor, Proa, Barcelona 2010).
  • Es perd el senyal (Col. Óssa Menor, Proa, Barcelona 2012).
  • Des d’on tornar a estimar (Col. Óssa Menor, Proa, Barcelona, 2015).
  • L’ombra de l’altre mar (poemas acompañando pinturas de Josep Maria Subirachs) (Nordica Libros, 2016).
  • Un hivern fascinant (Col. Óssa Menor, Proa, Barcelona, 2017).
  • Tots els poemes (1975-2017) (890 pp., Edicions 62, Col.lecció La Butxaca, 2020).

Antologías personales del propio autor y prosa

  • Remolcadors entre la boira (poemas en torno a la música). (Col. Veles i vents, L’Aixernador, 1995).
  • Antologia del Navegant (Maria de la Pau Cornadó, La Magrana, 1993).
  • Poesia amorosa completa (Edicions 62 Col. labutxaca, Barcelona 2010).
  • Trist el qui mai no ha perdut per amor una casa (D. Sam Abrams, Col. Les eines, Enciclopèdia Catalana, Barcelona 2001).
  • Barcelona amor final, edición trilingüe (versiones castellana i catalana del autor; versión inglesa de Anna Crowe. Óssa Menor Sèrie Gran, Enciclopèdia Catalana, Barcelona 2007). Edición sólo en catalán (Proa, La butxaca, 2015).
  • Noves cartes a un jove poeta (Col. Óssa Menor, Enciclopèdia Catalana, Barcelona 2009).
  • Poemes d’amor (Col. Óssa Menor, Enciclopèdia Catalana, Barcelona 2013).
  • Per tenir casa cal guanyar la guerra (memòria d’infància i primera joventut, Proa 2018).
  • Poètica (Construcció d’una Lírica), (Edicions 62, Editorial Empúries, 2020).
  • Sense el dolor no hauríem estimat (Antologia personal), (Raval Edicions, Proa, col. A tot vent, 2020).

 Antologías de Joan Margarit realizadas por otros autores

  • Antologia del Navegant (Maria de la Pau Cornadó, La Magrana, 1993).
  • Trist el qui mai no ha perdut per amor una casa (D. Sam Abrams, Col. Les eines, Enciclopèdia Catalana, Barcelona 2001).
  • Marbre d’aire (Sam Abrams, Editorial Andorra, Andorra la Vella 2012).

OBRA POÉTICA EN CASTELLANO (ediciones bilingües)

(Todo es obra de l’autor, excepto Edad roja, dentro de El primer frío, que es una versión del catalán de Antonio J. Millán).

  • El primer frío: Poesía 1975-1995 (ed. Visor, Madrid, 2004). Contiene los siguientes libros:

            Crónica (1975)
            El orden del tiempo (poesía 1980-1984), 1984.
            Luz de lluvia (1986)
            Edad roja (1991)
            Los motivos del lobo (1993)
            Aguafuertes (1995)

  • Estació de França (Hiperion, Madrid, 1999).
  • Joana (ed. Hiperion, Madrid, 2002).
  • Cálculo de estructuras (ed. Visor, Madrid, 2005).
  • Casa de Misericordia (ed. Visor, Madrid, 2007).
  • Misteriosamente feliz (ed. Visor, col. Palabra de honor, Madrid, 2009).
  • Nuevas cartas a un joven poeta (Barril&Barral, Barcelona 2009).
  • Llegas tarde a tu tiempo (Poesía 1999-2002) (Joana y Estación de Francia) (ed. Visor, Madrid, 2010).
  • No estaba lejos, no era difícil (ed. Visor, col. Palabra de honor, Madrid, 2011).
  • Se pierde la señal (ed. Visor, col. Palabra de honor, Madrid, 2013).
  • Amar es dónde (ed. Visor, col. Palabra de honor, Madrid, 2015).
  • La sombra del otro mar (poemas –sólo en castellano– acompañando pinturas de Josep Maria Subirachs) (Nordica Libros, 2016). ).
  • Un asombroso invierno( ed. Visor, col. Palabra de honor, Madrid, 2017).
  • Una mujer mayor (poemas –sólo en castellano– acompañando pinturas de Paula Rego, Ed. La Cama Sol, 2019).
  • Todos los poemas (1975-2017) (928 pp., Austral ediciones, 2020). Edición sólo en castellano.

Antologías personales del propio autor y prosa 

  • Cien poemas (edición bilingüe; Col. La Veleta, ed. Comares. Granada, 1997).
  • Las luces de las obras (ed. bilingüe; poemas alrededor de la arquitectura). Colegio de Arquitectos de Cádiz, 2000.
  • Barcelona amor final, edición trilingüe (Col. Óssa Menor Sèrie Gran, Enciclopèdia Catalana, 2007).
  • Antología en su voz. Libro y CD recitado en catalán y castellano. (ed. Visor, Madrid, 2008).
  • Poética y Poesía (Fundación Juan March, Madrid, 2010).
  • Nuevos cien poemas (edición bilingüe; Col. La Veleta, ed. Comares. Granada, 2014).
  • Para tener casa has de ganar la guerra (memorias de infancia y primera juventud, traducción de J.M. Rodríguez, Austral 2018).
  • Poética (Construcción de una lírica), (Arpa & Alfil Editores S. L., 2020).
  • Sin el dolor no habríamos amado (Antologia personal), (Visor, 2020).

Antologías de Joan Margarit realizadas por otros autores

  • Amor y tiempo (ed. Litopress, edición bilingüe de Antonio Jiménez Millán, Córdoba 2005).
  • Arquitecturas de la memoria (Cátedra, edición bilingüe de José Luis Morante, Madrid 2006).
  • Intemperie (Ediciones Rilke, edición bilingüe, Madrid, 2010).
  • La libertad es un extraño viaje (Selección y prólogo de Marisa Martínez Pérsico. Valparaíso ediciones, 2018, 123 pp.).
  • Viaje hacia la sombra (Ediciones Universidad de Salamanca-Patrimonio Nacional, Edición, selección e introducción de Lina Rodríguez Cacho, 2019).

OBRA POÉTICA TRADUCIDA

Al inglés

  • Tugs in the Fog, versions de Anna Crowe (Bloodaxe Books, 2006). Recibió la mención “Poetry Book Society recommended Translation” de 2006.
  • Barcelona final love, versiones de Anna Crowe (Proa, 2007).
  • Strangely Happy, versiones de Anna Crowe (Bloodaxe Books, 2010).
  • In person 30 poets (Antología de poetas editados en Bloodaxe Books, con CD, 2008).
  • Being Human (International Selection with emotional power, Bloodaxe Books, 2011).
  • New Letters to a Young Poet (Swan Isle Press, Chicago 2011), versió de Christopher Maurer.
  • Love is a place, versiones de Anna Crowe (Bloodaxe Books, 2016).

Al alemán

  • Joana und Andere Gedichte, versiones de Juana i Tobias Burghardt (Edition Delta, Stuttgart, 2007).

Al ruso

  • Ogni magnoveni (Llums dels instants)(Universidad de San Petersburgo, 2003).

Al hebreo

  • Meolam lo raïti atsmí ievaní (Nunca me tuve por griego), versiones de Shlomo Avayou (Keshev Publishing House, Tel Aviv, 2004).
  • Mabat Ba-Mara Ha-Penimit (Los ojos del retrovisor), versiones de Shlomo Avayou (Keshev Publishing House, Tel Aviv, 2008).
  • Ze lo haya rajok ze lo haya kashe (No estaba lejos, no era difícil), versiones de Shlomo Avayou (Keshev Publishing House, Tel Aviv, 2011).
  • Sirot mifras bajoref (Veleros en invierno, en  hebreo), versiones de Shlomo Avayou (Keshev Publishing House, Tel Aviv, 2020).

Al portugués

  • Casa da Misericórdia, versiones de Rita Custódio y Àlex Tarradellas (ed. OVNI, Lisboa, 2009).
  • Misteriosamente feliz, Edición de Miguel Filipe Mochila (Ed. Lingua Morta, Lisboa 2015).

Al euskera

  • Miserikordia Etxea, versiones de Juan Ramón Makuso (Meettok, Donostia, 2009).

Al francés

  • Leçons de vertige, Anthologie établie par Noé Pérez Núñez (Ed.”Les Hauts-Fonds” 2016).

JOAN MARGARIT TRADUCTOR DE OTROS AUTORES

Del catalán al castellano:

  • Amada Marta, de M.Martí i Pol, edición bilingüe (Llibres del Mall, 1980).
  • Poema inacabado, de G. Ferrater, edición bilingüe (con Pere Rovira) (Alianza Editorial-Enciclopèdia Catalana, 1989).

Del inglés al catalán (con Anna Crowe):

  • No hi ha treva per a les fúries (poemas de R.S. Thomas) (edición bilingüe; Proa 2013). 

Del inglés al castellano (con Sam Abrams):

  • Thomas Hardy: Poemas (edición bilingüe; Col. La Veleta, ed. Comares. Granada, 2001).
  • Elizabeth Bishop: Obra poética (edición bilingüe, Ediciones Igitur 2008).
  • Sharon Olds: Stag’s Leap, El salto del ciervo (con Eduard Lezcano Margarit, Igitur, 2018).

Del alemán al catalán (con Feliu Formosa):

  • Rainer Maria Rilke: Cinquanta poemes de Neue Gedichte (Quaderns Crema, 2011).

Marzo 2020

JOAN MARGARIT


Cantamos al propio misterio. Queda por decidir desde dónde cantar, y esa es la búsqueda que cada poeta realiza a su manera. En esto consiste el estilo, la voz propia, esa voz que hay que encontrar si se quiere ser escuchado. El lugar desde el cual yo lo intento es un lugar en el tiempo. Es el instante durante el cual se conecta el mundo con el sentimiento. El instante del fogonazo, cuando se ilumina lo que es opaco y oscuro. Intento ejercer una inteligencia sentimental a través de la poesía, a la cual no pienso que le quede más característica para identificarse respecto de la prosa que la concisión y la exactitud. Es la más exacta de las letras en el mismo sentido que las matemáticas son la más exacta de las ciencias. Y si se trata de un mal poema, ensuciará el mundo, como una bolsa de basura dejada en medio de la calle. Porque un mal poema no es neutral, sino que contribuye a ensuciar, a desordenar el mundo, igual que un buen poema contribuye de algún modo al orden y la higiene del mundo. Aunque sepamos que al fin predominará la basura: así lo asevera el segundo principio de la Termodinámica, que es un principio serio y terrible, que también establece la relación entre vejez, gloria y muerte.

Dejar constancia de lo que se ha sentido en un momento dado, o sea, intentar conservarlo contra el desgaste del tiempo, es una de las defensas más elementales contra la angustia por el carácter efímero de nuestra vida. Darwin escribió que «el deseo de señalar un acontecimiento cualquiera con un montón de piedras en el punto más alto de los alrededores parece ser una pasión inherente a la humanidad». Cada poema señala un hecho en mi vida, pero la intención al escribirlo va más allá. Su finalidad última es que haya alguien en algún lugar que, al leerlo, se dé cuenta de que también es él o ella quien ha puesto un montón de piedras en algún lugar elevado de su propia vida para señalar algún episodio interior.

Joan Margarit
(Del prólogo a El primer frío, poesía 1975-1995, Visor libros, Madrid, 2004)


Cuando un verso alcanza a decirnos lo que parecía inefable, es que las palabras han ocupado un lugar que ya habían tenido en la edad de oro de los lenguajes, de donde comenzaron a ser desplazadas en episodios como el de Babel, al iniciarse una larga destrucción que culminaría en los diccionarios, las academias y otras miserias. A la poesía le ha correspondido ejercer la nostalgia por aquella edad de oro en una infinita tentativa para recuperar el sentido y la fuerza de las palabras. La poesía no trataría, pues, de la construcción de espacios de la lengua que no hayan existido nunca, sino que en el milagro probabilístico de un poema se encontraría la reproducción de un orden perdido. En estas circunstancias, el lector de poesía tiene más que ver -haciendo un paralelismo con la música- con el intérprete que con los que se han de limitar a escuchar un concierto. Por esto hay tan pocos lectores de poesía, y por esto son tan fieles. Los que han hecho el esfuerzo de aprender a interpretar un poema, de aprender a escuchar el orden fundamental de las palabras, han accedido a un mundo al cual difícilmente renunciarán.

Joan Margarit
(Del Epílogo a Edad Roja, dentro de El primer frío, poesía 1975-1995, Visor libros, Madrid, 2004)


Hay muchos tipos de memoria, o quizá sólo son aspectos diferentes de una sola, pero me refiero a esta zona de nosotros mismos donde guardamos los sentimientos que nos han ido atravesando y transformando. Este es el lugar donde he buscado mis poemas.

Por este motivo suele haber una música y una poesía que permanecen muy cercanas, no sólo a circunstancias concretas, sino a largas épocas de nuestra vida. Son los poemas que, al ser releídos, hablan con la misma intensidad y con nuevos matices, es la música que acerca el pasado hasta tocar este instante, dejándolo separado de nosotros sólo por un velo de tiempo, finísimo pero impenetrable.

Me siento encerrado, no dentro de una casa, sino dentro de cada uno de estos lectores, imprescindibles, porque los poemas no existen sin ellos. Dentro de nosotros, en el lugar donde somos más solitarios, hay unos poemas y una música cerca de una chimenea encendida que sólo se apagará con la muerte. Mientras tanto, en medio del hielo y la niebla, rodeado por la inclemencia de la intemperie, este amparo siempre nos está esperando.

JoanMargarit
(Del Epílogo a Aguafuertes, dentro de El primer frío, poesía 1975-1995, Visor libros, Madrid, 2004)




Mientras escribía Estación de Francia fui consciente de que no se tiene como pista de despegue hacia el poema más que el pasado y la inteligencia. Esta operación conlleva una destilación que es lo que más distingue a cada poeta de los otros poetas: una destilación que elimina lo que sólo le pertenece a él y que no tendría ningún interés para los lectores . Es decir, fui consciente de que lo que hacía al escribir un poema era, ante todo, buscar los universales de mi pasado. Todo el mundo es muy parecido, por eso un artista puede conmover a alguien lejano al que no conoce. Lo que nos diferencia ante un hecho cualquiera, pongamos por ejemplo una desgracia personal, no es lo que nos sucede, sino la capacidad para explicarlo. Hacen mal algunos intelectuales elitistas de confundir las dos cosas y pensar que a ellos les suceden cosas muy especiales.

Joan Margarit
(Del Prólogo para la edición de Estació de França en la primera edición de Tots els poemes 1975-2011, Grup 62, 2011, Labutxaca).


Diría que la primera noticia que tengo respecto de la existencia de un poema no es ni tan sólo verbal. Y aquí comienza el misterio de la palabra poética. Se puede tener una -o varias- lenguas de cultura, y puede ser que ninguna de éstas sirva para entrar en el lugar donde está el poema. Como en los cuentos, se trata de entrar en una cripta y es preciso conocer la contraseña para abrirla. Todas estas cuestiones son irrelevantes cuando la lengua materna y la de cultura coinciden. Cuando no es así, la lengua de cultura puede ser una catedral edificada sobre una cripta inaccesible.

Joan Margarit
(Del Prólogo a la primera edición de Estació de França, Ed. Hiperion, Madrid 1999)


Sobre la concisión, diría que un poema es como la estructura de un edificio muy particular a la que no le puede faltar ni sobrar ni un pilar, ni una viga: si sacásemos una sola pieza, se desplomaría. Si en un poema se saca una sola palabra, o se cambia por otra y no pasa nada, es que no era un poema. O todavía no era un poema. Sólo llega a serlo cuando no se puede sacar o cambiar pieza alguna de la estructura. Pero entonces tampoco será necesariamente un buen poema: esto es otro tema que tiene más que ver con la otra característica a la que yo me refería: la exactitud. Un poema ha de decir justo lo que necesita (la mayor parte de las veces sin saberlo) su lector o lectora. De esta exactitud viene el poder de consolación de la poesía, porque la poesía sirve para introducir en la soledad de las personas algún cambio que proporcione un mayor orden interior frente al desorden de la vida. A la angustia por este desorden a veces se intenta hacerle frente con los entretenimientos, pero la diferencia es que de un entretenimiento se sale tal como se ha entrado. Sólo se ha pasado un rato. En cambio, al acabar de leer un poema ya no somos los mismos porque ha aumentado nuestro orden interior.

Joan Margarit
(Del Epílogo a Cálculo de Estructuras, Visor libros, Madrid 2005)



Es necesaria una cierta franqueza, una cierta despreocupación a la hora de escribir un poema. Uno no puede dejarse agobiar por el pasado. Qué puedo decir yo después de Homero, o de Baudelaire? puede ser una pregunta que, según como se plantee, inutilice a priori la posibilidad de escribir nada. De esto fue víctima con frecuencia un excelente poeta y buen amigo, Segimon Serrallonga, y esta es una de las dos contradicciones principales con las cuales pienso que hay que vivir para escribir poesía. Porque esta osadía fundamental no vale nada si no va acompañada de la correspondiente humildad, que todos los grandes poetas han tenido. Diría que hay que ser osado a la hora de escribir el poema y humilde antes y después de escribirlo. La otra contradicción con la cual hemos de vivir quienes escribimos poesía es que, de un lado, solemos tener una cierta tendencia a la soledad, con el inevitable trasfondo de menosprecio que esto puede significar para los demás, de los cuales, por otra parte, necesitamos el reconocimiento, a veces con una intensidad vergonzante, porque sin ellos el poema no existiría.

La primera contradicción es saludable, y sólo la mediocridad no sabe como soportar el doble juego de la humildad y la osadía. El poeta mediocre suele convertirlas en soberbia e ignorancia, una mezcla que da los peores poemas imaginables. La segunda contradicción es todavía un residuo romántico, más exacerbado desde el último rebrote del Romanticismo que fueron las Vanguardias y lo que todavía es su continuación. Las Vanguardias son las que hicieron suyos por vez primera los postulados románticos en toda su dimensión. Por primera vez, la “transfiguración” de la realidad fue total y, como consecuencia, adaptar la vida al arte, no el arte a la vida, volvió a ser una premisa fundamental. Puede parecer mentira, pero nunca, ni hoy, ha dejado de haber poetas que incluso han llegado al suicidio tratando de adaptar la vida (o la muerte) a un determinado concepto de la poesía. Las Vanguardias son esta herencia conservadora cristiana que piensa continuamente en el futuro como única manera de enfrentarse a un pasado que no puede o no quiere entender.

Hay una cuestión primordial, la identificación de la poesía con la vida, que cada poeta tiene que decidir por sí mismo y que, como he dicho, el Romanticismo resolvió adaptando la vida a un cierto concepto el romántico. Esta insensatez, que desemboca en una poesía a la cual “ha de imitar la vida”, la reemprenden siempre las Vanguardias. Pero en nuestro interior todo acostumbra a estar siempre muy revuelto, y es necesario tener presente como se entrecruzan en la vida las clarividencias con las ofuscaciones y las atracciones con las repulsiones.

Es probable que la poesía sea tan sólo una cuestión de intensidad. Y la intensidad, ¿a qué podemos asociarla, si no es a un sentimiento? Pero, para poder hablar de intensidad, el sentimiento ha de precipitar con la razón como catalizador. Y allá donde hay intensidad, puede haber poesía. Por esto pienso que la poesía ha de ser exacta y concisa. Intensidad quiere decir concentración. Pero esto no excluye, sino todo lo contrario, que el poema deba entenderse. Tota la clave es qué quiere decir entender. Ferrater hace trampa cuando dice que un poema ha de entenderse como una carta comercial. La frase es muy ingeniosa y todos entendemos lo que quiere decir, pero creo que hace trampa porque entender el poema es más complejo que esto. Yo sólo puedo aproximarme al concepto de entender un poema diciendo que es un proceso de entrada y salida. Lo que en teoría de la información se conoce como una caja negra. Entra una información y sale otra: la información de entrada es una persona con un determinado estado interior, que yo llamaría, continuando dentro de la terminología de la teoría de la información, un grado de desorden. Un grado de desorden es el miedo, los malentendidos, las tristezas… Factores que continuamente están amenazando el equilibrio interior. La información de salida es esta persona que, después de leer el poema, tiene un menor grado de desorden o, si se quiere, se siente más ordenada. Entender un poema es un proceso de entrada y salida de una caja negra.

Joan Margarit
(Del Epílogo a Casa de Misericordia, Visor libros, Madrid 2007)




La poesía que más sigue interesándome se mueve en un territorio que yo llamaría sensato, evitando, en su relación con el misterio, los dos extremos en los que la falacia de la originalidad siempre intenta arrinconarla. Por un lado está la devaluación del misterio, que ha convertido ya a una parte de las artes plásticas y de la música contemporáneas en algo ajeno al riesgo y a la emoción y, por tanto, a la verdad. El otro extremo consiste en enfatizarlo de una manera exagerada, es decir, ignorar que hasta el misterio, o más que nada el misterio, debe ser tratado con sensatez. Que se desconozca el sentido o la explicación de algo, no implica que sea aceptable cualquier explicación, por descabellada que sea. La poesía, a pesar de su exactitud y concisión, no puede ser nunca un atajo.

Mi tiempo ha huido y me ha dejado solo en otro tiempo, pero mi soledad es una soledad de lujo. Me hace pensar en el exilio final de Maquiavelo en el mundo rural de su infancia, en aquellas tabernas donde, como explica en sus memorias, sólo hablaba con los rudos e incultos campesinos. Pero por la noche ponía una gran mesa con los mejores y más finos manteles, vajillas y cristalerías, que había traído de Florencia, y cenaba y conversaba con los sabios de la Antigüedad.

Por lo que a mí respecta, en este otro exilio que es, por su propia naturaleza, la etapa final larga o corta de la vida, siento que yo soy mi propio interlocutor. Ahora, ya no se está a tiempo de improvisar, debo haber hablado ya, desde hace mucho tiempo, con los sabios antiguos o modernos para que, efectivamente, y en muchas ocasiones a través de mis propios poemas, pueda reencontrarme conmigo mismo en el territorio de la dignidad. La dignidad de no asustarme de mi destino.

Joan Margarit
(Del Epílogo a No estaba lejos, no era difícil, Visor libros, col. Palabra de honor, Madrid, 2011)



 

Un día el pasado pide un orden y, por tanto, una atención especial a este hecho misterioso que son los recuerdos. Porque el pasado y el mañana se borran a la vez, como si se tratara de una ley de la física, y aumenta en mí la sensación de que lo que la mente ha guardado no son fragmentos aleatorios, sino la esencia del pasado. Es decir, que lo que se recuerda, aunque no sea cierto, es, en cambio, la verdad. Y la verdad creo que es esto lo Josep Pla plantea cuando habla de la poesía y las biografías es el objetivo profundo de la poesía. Por esto, la poesía que se ha leído, como la música que se ha escuchado, son algunos de los elementos, y seguramente no los menos importantes, de los que intervienen para conformar esta esencia. Porque la poesía es una herramienta para gestionar el dolor y la felicidad y, sobre todo sus vertientes ya domésticas, la tristeza y la alegría, una gestión de la que depende lo que se guarda de la vida pasada.

Pero me doy cuenta de que, para comprender el recuerdo, hay que poder conectar principios con finales, que para comprender lo que representó mi abuela al comienzo de mi vida he tenido que poderlo comparar con lo que representó mucho más tarde para mí la vida de mi hija Joana y su muerte. Necesito conectar el tiempo durante el que he escrito mis últimos libros de poemas con el tiempo que pasé solo con mi madre en aquel pueblo del cual era maestra. Y también tengo que ligar mi idea actual de lo que es la poesía con el maestro que me enseñó a escribir sin gramática, en directo. Tardé años en distinguir una preposición de un adverbio, pero desde el primer momento me enseñó a escribir correctamente. De ello ha vivido el poeta que soy. Claro que nos lo enseñó en castellano, porque yo no pude escuchar nunca el catalán en la escuela. Esta represión llevada a cabo mediante la amputación del habla es de las más duraderas y crueles. Ahora sé que moriré con ese miedo y esa fragilidad en torno a la percepción de mi lengua, que quiere decir, también, de mi vida.

Algo clama en los primeros recuerdos. Su austera nitidez, como el primer vuelo de un pájaro. Son lo único primigenio que nos queda. Una alegría feroz a pesar de haber nacido en medio del horror de un país asesino. El niño sabía lo mismo que el viejo ahora puede corroborar: que hay que saber utilizar la soledad como una manera de hacer frente al dolor y al infortunio, a la crueldad con la que siempre este país ha impuesto el olvido. Todo esto ahora forma parte de mi orden, de mi sensatez.

Sé que no es prudente que busque los lugares del recuerdo si no quiero que peligre el sentido, débil y lejano, que aún tienen aquellos días. No he de buscar nunca en el mundo real los lugares de la memoria. Hay una relación con las propias falsedades que no resistiría ningún tipo de existencia más allá de la mental. Miro el cielo, veo las nubes avanzando como trenes silenciosos. El cielo es lo único que a pesar de Heráclito puedo pensar que es igual que en la infancia. La ilusión es la fuerza del cielo. Desconfío del recuerdo, como del sexo, pero los dos me atan a la vida. Siempre se desconfía de lo más importante, esa es nuestra cobardía.

Joan Margarit
(Del Epílogo a Se pierde la señal, Visor libros, Madrid 2013)


JOAN MARGARIT