jueves, 26 de septiembre de 2013

Samuel Beckett

Samuel Beckett
(1906 - 1989)

(Dublín, 1906-París, 1989) Novelista y dramaturgo irlandés. Estudió en la Portora Royal School, una escuela protestante de clase media en el norte de Irlanda, y luego ingresó en el Trinity College de Dublín, donde obtuvo la licenciatura en lenguas romámicas y posteriormente el doctorado. Trabajó también como profesor en París, donde escribió un ensayo crítico sobre Marcel Proust y conoció a su compatriota James Joyce, del cual fue traductor y a quien pronto le unió una fuerte amistad.

Samuel Beckett


En 1930 regresó a Dublín como lector de francés de la universidad, pero abandonó el trabajo al año siguiente, tras lo cual viajó por Francia, Alemania e Italia, desempeñando todo tipo de trabajos para incrementar los insuficientes ingresos de la pensión anual que le enviaba su padre (cuya muerte, en 1933, supuso para el escritor una dura experiencia), hasta que en 1937 se estableció definitivamente en París.

En 1942, y después de haberse adherido a la Resistencia, tuvo que huir de la Gestapo para afincarse en el sur de Francia, que estaba libre de la ocupación alemana, donde escribió su novela Watt. Finalizada la contienda, se entregó de lleno a la escritura: terminó la trilogía novelística MolloyMalone muere y El innombrable, y escribió dos piezas de teatro. Aunque utilizaba indistintamente el francés o el inglés como lenguas literarias, a partir de 1945 la mayoría de su producción está escrita en francés, y él mismo vertió sus obras al inglés.

La difícil tarea de encontrar editor no se resolvió hasta 1951, cuando su compañera, Suzanne Deschevaux-Dumesnil, que más tarde se convertiría en su esposa, encontró uno para Molloy. El éxito relativo de esta novela propició la publicación de otras, y en especial dio pie a la representación deEsperando a Godot en el teatro Babylone de París; el resonante éxito de crítica y público que obtuvo la obra le abrió las puertas de la fama.

Su ruptura con las técnicas tradicionales dramáticas y la nueva estética que proponía le acercaban al rumano E. Ionesco, y suscitó la etiqueta de «anti-teatro» o «teatro del absurdo«. Se trata de un teatro estático, sin acción ni trucos escénicos, con decorados desnudos, de carácter simbólico, personajes esquemáticos y diálogos apenas esbozados. Es la apoteosis de la soledad y la insignificancia humanas, sin el menor atisbo de esperanza.

Se considera en general que su obra maestra es Esperando a Godot (1953). La pieza se desarrolla en una carretera rural, sin más presencia que la de un árbol y dos vagabundos, Vladimir y Estragón, que esperan, un día tras otro, a un tal Godot, con quien al parecer han concertado una cita, sin que se sepa el motivo. Durante la espera dialogan interminablemente acerca de múltiples cuestiones, y divagan de una a otra, con deficientes niveles de comunicación.

En otra de sus piezas, Días felices (1963, escrita en inglés en 1961), lo impactante es su original puesta en escena: la cincuentona Winnie se halla enterrada prácticamente hasta el busto en una especie de promontorio. Habla y habla sin tregua, mientras su marido Willie, siempre cerca pero siempre ausente, se limita a emitir de vez en cuando, como réplica o asentimiento, un gruñido. Winnie repite a diario los mismos actos, recuenta las pertenencias de su bolso, siempre idénticas, y, sobre todo, recuerda las mismas cosas triviales e intrascendentes, pero que constituyen sus «días felices».

El teatro de Beckett adquiere tonos existencialistas, en su exploración de la radical soledad y el desamparo de la existencia humana y en la drástica reducción del argumento y los personajes a su mínima expresión, lo cual se refleja así mismo en su prosa, austera y disciplinada, aunque llena de un humor corrosivo. En el año 1969 fue galardonado con el Premio Nobel de Literatura.


BIOGRAFÍAS Y VIDAS




Eso que llaman el amor es el exilio, 
con una postal del país de vez en cuando.
Samuel Beckett




Beckett

Por Juan García Ponce


Juan García Ponce glosa la vida de una de las figuras centrales de la literatura del siglo XX, bamuel Beckett, bajo la cómplice óptica de su camarada James Knowlson.

Letras Libres, julio de 2000  

Samuel Beckett es nuestro siguiente autor y la biografía de su amigo James Knowlson debe ser nuestro tema. James Knowlson es muy buen escritor y la biografía, por tanto, muy amena. Él quería escribirla en vida de Beckett, pero nos dice que, con su característica modestia, Beckett le pidió escribirla póstumamente para así sentirse más libre al no poder pensar que él iba a leerla. Esta biografía nos informa del nacimiento de Samuel Beckett en el seno de una familia protestante, el 13 de abril de 1906.

Tuvo un hermano mayor, Frank, y sus padres fueron William Beckett y May Beckett. Su hogar era próspero y su infancia feliz. La descripción de los largos paseos de la familia junto al mar es muy bella. Samuel (a quien el narrador llama casi siempre Sam) fue un excelente nadador, buen deportista en la escuela y magnífico alumno. Hay muchas anécdotas sobre sus maestros, especialmente acerca de Rudmose Brown, figura definitiva y que más adelante hasta serviría de modelo en una obra de ficción publicada póstumamente. Desde el principio se sabe que Frank será el comerciante de la familia y Samuel el intelectual, aunque al terminar sus estudios en el Trinity College y empezar a dar clases se da cuenta de que aborrece la docencia y empiezan las dificultades. La relación de Beckett con su madre es cada vez más conflictiva. Él en Dublín todavía hasta se psicoanaliza. En cambio tiene muchas novias y muy bellas. Los nombres son múltiples sin dejar de ser siempre seductores hasta como nombres. Pero debemos destacar el de Peggy Sinclair. Ella quiere ser cantante. Su familia se traslada a Kasel y Beckett la sigue. Otro motivo de pleito con su madre. Sin embargo, los años de aprendizaje de Beckett son tan envidiables como su magnífica educación. Habla francés y alemán con fluidez, toca el piano, le gusta la música, la pintura, le apasiona la Divina comedia de Dante y muy pronto ya vive en París como alumno de la prestigiosa École Normale Supérieure. 

Ahí los miembros son considerados una élite; pero las condiciones higiénicas del edificio en el que se alojan los miembros de esa élite dejan mucho que desear para alguien tan acostumbrado a otra cosa como Beckett, aunque, asimismo, la disciplina es muy relajada y Beckett llega muchas veces cuando las puertas ya están cerradas y tiene que saltarse la barda. Ya había escrito su breve y magistral ensayo sobre Proust, quizá el más iluminador de todos los ensayos escritos sobre ese autor. 

En 1930 Beckett conoce a James Joyce, a quien admiraba desde hacía mucho tiempo. Joyce había publicado Ulises ocho años atrás y estaba embarcado en la difícil empresa de realizar Finnegans Wake. Beckett entra al cerrado círculo de sus amigos y llega a ser su secretario. Si podemos entender el método que hace a Finnegans Wake ilegible se debe a que en esta biografía se nos revelan los sucesos privados que llevan a Joyce a inventar una palabra. Pero hay que ser chismosos a pesar de lo que Beckett advierte con respecto a su ensayo sobre Proust. Richard Ellman, tan supuestamente enterado de todo sobre Joyce, no dice en su biografía, donde habla de la persecución de Lucia Joyce a Beckett, que éste había salido a cenar con ella por lo menos en dos ocasiones. Tal vez el principal interés de Beckett era Joyce mismo, pero... Beckett ayuda mucho a Joyce como secretario y como amigo. En la biografía de James Knowlson se nos habla tanto de lecturas hechas para ayudar a Joyce y bajo sus órdenes, como de que Beckett acompañaba a Joyce a pasear y a muchas fiestas ayudándolo cuando éste ya estaba casi ciego, con mucho disimulo y un cariñoso cuidado a partir del conocimiento de la susceptibilidad de Joyce sobre su mala vista. Sin embargo, cuando el acoso de Lucia es cada vez más definitivo Beckett la evita. Lucia se queja con Nora y ésta consigue, como nos cuenta también Richard Ellman, que Joyce cumpla con sus obligaciones de padre declarando a Beckett persona non grata. Joyce se da cuenta cada vez más del lamentable estado de su hija y poco a poco Beckett vuelve a ser parte del círculo de amigos de Joyce. 

No hemos mencionado la afición desmedida de Beckett por las bebidas alcohólicas. Ésta existe desde que es alumno en la École Normale Supérieure y es muy fuerte. En su biografía se nos cuenta que llegó tan borracho a su cuarto cuando era joven todavía que al día siguiente ni siquiera pudo hallar sus lentes. También se escribe sobre sus múltiples amantes, entre las cuales se cuenta nada menos que la rica heredera Peggy Guggenheim. Ella se vestía muy mal, andaba casi siempre con sandalias y calcetines abajo, era muy fea y nada casta. Puede decirse que Beckett es uno más en su larga colección, y no obstante su romance es apasionado. 

Después de esa vida azarosa Beckett vive con Suzanne Deschevaux-Dumesnil, seis años mayor que él. Ponen un departamento en París. Luego Hitler ya está en el poder. Beckett había sido testigo del nacimiento del nazismo durante un viaje a Alemania y siempre durante ese viaje opinó que Hitler era una figura ridícula. Pronto se declara la Segunda Guerra Mundial y Francia se rinde casi inmediatamente. Beckett y su mujer tienen que huir, lo hacen con James Joyce y su familia. Éste encuentra refugio en Suiza; pero Beckett no tiene la fama de Joyce. Se refugia en la zona libre otorgada a Francia después de que Petain firmó la paz. Se va a Arcachon, donde juega interminablemente ajedrez con Marcel Duchamp, quien siempre le ganaba, y con otro con el que las partidas eran más parejas. Pero muy pronto Beckett y su mujer sienten que su obligación es regresar a París. Ahí, por supuesto, se unen a la resistencia, son descubiertos y antes de que los detengan abandonan París de nuevo. El resto de la guerra Beckett lo pasará como refugiado en un lugar remoto en las montañas. Después, apenas Alemania se rinde, regresan a París. Son los años difíciles de la posguerra y la pareja apenas tiene qué comer, no hay calefacción y se pasa un frío terrible. Beckett, que durante la guerra no ha escrito nada, se siente ahora obligado a hacerlo. Escribe sin quitarse ni el abrigo ni los guantes. Confieso que a mí su famosa trilogía no me gusta nada. En tanto, Beckett, quien había vuelto a Dublín cuando su padre muere, va ahora a esa ciudad mucho más seguido. Es testigo de la muerte de su madre y su hermano. Todas esas muertes le causan un profundo dolor. 

Y de pronto la fama llega con Esperando a Godot, que Beckett dice haber escrito muy rápidamente. Después sigue Fin de partida, otra obra de teatro, y Krapp's Last Tape (debe traducirse por La última cinta de Krapp; pero a mí esa traducción me resulta ambigua. ¿Cinta de qué, del pelo, una cinta cualquiera o lo que es en verdad una cinta de audio o de grabación? Tal vez por eso me resulta más fácil aprender idiomas que traducirlos). La última obra de teatro de Beckett es sólo una boca que da un grito. Yo suponía que esa boca sería una boca de escenografía y el grito estaría grabado. Leyendo esta biografía me entero de que Beckett usó a una actriz de la cual sólo se veía la boca y que es la que debería gritar. ¡Cuántas dificultades para lograr ver sólo la boca de la infeliz actriz! Muchísimo más tiempo de lo que dura la obra se emplea en lograr este recurso. No es extraño por parte de alguien que empezó viendo cómo se escribía Finnegans Wake. Se supone que Beckett nos quiere decir con esto que es el final de la literatura, o sea, el término de la literatura: un grito y después el silencio. Asimismo, después de esa obra Beckett guarda silencio en tanto escritor. A mí sólo me gusta Esperando a Godot; pero esos son mis gustos. No pretendo imponérselos a nadie. Beckett recibió hasta el Premio Nobel de Literatura. Las malas lenguas dicen que se lo dieron porque no se lo habían dado a James Joyce y la Academia Sueca se sentía culpable. Ni con eso logran borrar los múltiples errores que han cometido. Empezaron no dándoselo a Tolstoi y así siguieron, unas veces le atinan y otras no. Cuando sus gustos coinciden con los de uno, tienen toda nuestra aprobación; cuando no, siempre queda hacerles reproches. Ese es el destino de todos los premios. Él lo aceptó. No fue a recogerlo por su tradicional "timidez" y repartió el dinero recibido entre amigos necesitados. Después de guardar silencio como escritor se dedicó a dirigir sus propias obras de teatro, en Alemania sobre todo. Después, se retiró. Siempre fue generoso, le gustaba comer bien y beber bien. 

Cuando murió su mujer, el 17 de julio de 1989, Beckett ya estaba en una especie de hospital para ancianos, no lujoso pero sí cómodo, con cuarto propio y absoluta independencia. Pudo salir para asistir al entierro de su mujer con la cual, ironía de ironías, se había casado legalmente, tal como lo hizo Joyce, para poder heredarla, y él mismo muere el 22 de diciembre de ese año. Fue enterrado un día después de la Navidad. Su entierro fue extremadamente sencillo y a él asistieron sólo unos cuantos amigos ¿Fue un gran escritor? Para mí no, en cambio fue una persona encantadora y es un placer leer su biografía.

Letras Libres



No me gustan los animales. 
Es una cosa extraña, no me gustan los hombres 
ni me gustan los animales. 
En cuanto a Dios, él está empezando a disgustarme.

Samuel Beckett




Beckett, ese pájaro negro y solitario

La biografía de Anthony Cronin sigue los derroteros de un escritor desgarrado cargado de humor

Obtuvo el Premio Nobel en 1969



En el libro que Enrique Vila-Matas dedicó a los años que pasó en París cuenta que un día, paseando por los jardines de Luxemburgo, divisó en una alameda secundaria a “un pájaro negro y solitario, casi inmóvil, leyendo el periódico”. Ahora aparece en España una de las mejores biografías dedicadas a aquel singular caballero, la que el irlandés Anthony Cronin publicó en 1997 y que es, seguramente, la que mejor reconstruye los pasos que fue dando ese “pájaro negro y solitario” hasta que conquistó su propia voz, una de las más poderosas y desamparadas del siglo XX y que le valió recibir el Premio Nobel de Literatura en 1969. Samuel Beckett. El último modernista (La UñA RoTa, traducido por Miguel Martínez-Lage) empieza por lo más lejano. “Yo tengo un recuerdo claro de mi existencia fetal”, contó Beckett alguna vez. “Fue una existencia en la que ninguna voz, ningún movimiento posible podía liberarme de la agonía y las tinieblas a las que estaba sujeto”. A partir de ahí, va siguiendo meticulosamente sus pasos hasta el día de su muerte, el 22 de diciembre de 1989.




“Tuvo sentimientos encontrados con respecto a su madre, pero tuvo un considerable afecto por su padre”, escribe Cronin. Samuel fue el segundo hijo de una familia acomodada que vivía en Foxrock, un barrio residencial de Dublín, donde nació el 13 de abril de 1906. Tímido, reservado, enfermizo, solitario, no supo llevar bien la rigurosa educación y la extrema frialdad que su madre imponía en casa, de ahí que recordara su estancia en el Portora Royas School, el internado al que fue enviado en 1920, como “los últimos años realmente felices en mucho tiempo”. En aquella institución, chapada a la antigua, fue realmente popular. Le costaba relacionarse con sus compañeros pero triunfó como deportista. Destacó sobre todo en el críquet, pero practicó también el rugby e, incluso, el boxeo. Nadaba estupendamente, jugaba al tenis y al golf, más adelante tuvo una moto. Sorprende que alguien tan volcado en los deportes escribiera posteriormente tan lúgubres diagnósticos sobre la condición humana, como este apunte de un breve texto de 1957: “No, no me arrepiento de nada, lo único que me fastidia es haber nacido, es tan largo, morir, siempre lo he dicho, tan cansado a la larga”.

En el internado, triunfó en deportes como el críquet, el rugby y el boxeo
Ese fue, sin embargo, el tono de su obra: la desolación, un radical pesimismo, la brutal certeza de la ausencia total de cualquier sentido. Todo eso servido, ciertamente, con un peculiar sentido del humor (lo calificaron de “crudo” cuando empezó a publicar). Estudió en el Trinity College de Dublín entre 1923 y 1927 y se licenció en filología moderna. Consiguió una plaza como lector de inglés en la École Normale Supérieure y llegó a París, entonces el centro de las vanguardias, en 1928. Allí conoció a James Joyce, que fue decisivo para su futura dedicación a la literatura. Era tal la proximidad entre ambos escritores, ambos irlandeses y miopes que cuando estaban a solas, cuenta Cronin, “uno de sus principales métodos de comunicación eran los silencios mutuos, como dijera Beckett, ‘dirigidos el uno al otro”.
La vida de Beckett estuvo llena de desplazamientos antes de que se instalara en Francia de manera definitiva a partir de noviembre de 1937, y decidiera unos años después escribir el grueso de su obra en francés. Cronin lo sigue de manera escrupulosa, va dando cuenta de cada una de sus amistades y amoríos, disecciona sus obsesiones, analiza cada nuevo texto que escribe, y muestra el desgarro íntimo que lo acompañó todo el tiempo: liberarse de Irlanda aun cuando llevara clavado su paisaje como un rasgo insoslayable de su mirada. Cultivó los círculos intelectuales de los lugares por los que fue pasando aun cuando nunca formara parte de grupo alguno, fue gran amigo de Giacometti —“los dos eran aves nocturnas y adictos a las caminatas”— y amante, “reticente” según Cronin, de Peggy Guggenheim. Suzanne Deschevaux-Dumesnil, seis años mayor que él, fue la mujer decisiva. “Ella me convirtió en un hombre”, dijo Beckett, “ella me salvó”. Pasaba una época difícil, bebía mucho, no trabajaba, un día fue apuñalado por un proxeneta.

Fue un gran amigo de Giacometti y amante de Peggy Guggenheim
Gracias a la influencia de Suzanne empezó a ser más un ciudadano francés que un irlandés exiliado. En septiembre de 1938 todo el mundo, incluso alguien tan apolítico como Beckett, sabía que habría guerra. Tuvo noticias de la crueldad y la virulencia del antisemitismo nazi y un día decidió saber qué contenía Mein Kampf, el libro de Hitler. Un tiempo después de la ocupación de París, empezó a colaborar con la Resistencia. Cuando terminó el horror que dejó el mundo sembrado de cadáveres fue condecorado con la Croix de Guerre.
“Molloy y todo lo que vino después fue posible el día en que tomé conciencia de mi propia estupidez. Entonces empecé a escribir lo que sentía”, explicó Beckett años más tarde refiriéndose a la primera novela de su trilogía más célebre. La escribió, como otras de sus grandes obras, en un periodo de máxima creatividad, el que va de los años 1946 a 1950.
Esperando a Godot fue la obra que lo encumbró y le permitió llevar su universo de seres abandonados y perdidos al gran público. “El cuaderno escolar en el que se escribió a toda velocidad y sin apenas enmiendas lleva la fecha del 9 de octubre de 1948 en la primera hoja y del 29 de enero de 1949 en la última”, cuenta Cronin. A partir de entonces, siguió escribiendo de manera infatigable, pero los cimientos de su literatura eran ya inconmovibles. Todavía tuvo un gran amor (Barbara Bray) aunque siguió con Suzanne, y, claro, no dejó de beber. Cuando le otorgaron el Nobel en 1969 lo consideró “una catástrofe”. Nunca le había interesado ese tipo de gloria.


Un hombre frágil en la resistencia

J. A. R.
Anthony Cronin es muy preciso en su biografía cuando describe los achaques de Samuel Beckett. Aunque advierte que seguramente muchos de sus males eran de origen psicosomático, apunta que “era propenso a sufrir agudos trastornos estomacales, fiebres, resfriados, palpitaciones, náuseas, forúnculos, quistes sebáceos, erupciones faciales y otras complicaciones”. El propio Beckett, que lo mismo podía pasarse horas sentado en un parque que caminando infatigable de un lugar a otro, reconocía haber estado deprimido, “como cabe esperar en una coliflor llena de gusanos”.
Sus frágiles nervios no fueron ningún obstáculo para que trabajara con la Resistencia poco después de que los alemanes ocuparan París durante la II Guerra Mundial. Se dedicó a tareas de información dentro de una célula que se llamó Gloria. Cuando fue desmantelado, y cayeron muchos de sus integrantes, huyó a Roussillon, donde llegó con su mujer tras una agotadora caminata. Estuvo a punto de participar en una emboscada contra una columna enemiga. Tuvo entonces una pistola en las manos, pero los alemanes nunca pasaron por allí.
Samuel Beckett, el último modernista. Anthony Cronin. Traducción de Miguel Martínez-Lage. La uÑa RoTa. Madrid.

Las relaciones de Peggy Guggenheim y Samuel Beckett

Las relaciones de Peggy Guggenheim y Samuel Beckett

Los modales torpes de Beckett

Por  
Samuel Beckett conoció a Peggy Guggenheim en una fiesta que organizaron los Joyce el día después de la Navidad de 1937. Cuando el jolgorio terminó, tras prolongarse en la casa del hijo del autor del Ulises, Peggy le pidió a Sam que la acompañara a casa. Dieron una buena caminata, él la tomó del brazo con toda naturalidad y, cuando llegaron, pasó al apartamento con la misma desenvoltura. En sus memorias, Peggy ha contado que entonces "no dejó muy claras cuáles eran sus intenciones" pero que le pidió "con notable desmaña" que se tumbara a su lado en el sofá. "Pronto nos encontramos en la cama, donde seguíamos al día siguiente a la hora del almuerzo". Beckett salió entonces a comprar champán y volvió con varias botellas. La historia la cuenta Anthony Cronin en Samuel Beckett. El último modernista (La uÑa RoTa, traducción de Miguel Martínez-Lage), y lo hace francamente muy bien. Tiene esa rara habilidad de los biógrafos anglosajones de fijarse en los detalles, de recuperar con buen tino (y, probablemente, con una sonrisa) los episodios relacionados con su personaje que aparecen en otros libros y, en fin, posee una excelente mano para la puesta en escena. "Él debió encontrarse con una mujer de cuarenta años, delgada, bien vestida, que tenía un atractivo innegable a pesar de ir maquillada en exceso y de tener una nariz demasiado pronunciada, que ella misma pensaba que la afeaba un poco", escribe a la hora de narrar el momento en que se conocieron. Ella vio a un irlandés desgarbado, alto, de unos treinta años, enormes ojos verdes, muy cortés "y de modales un tanto torpes y bruscos".
Samuel beckett 2
Beckett no era por entonces aún el escritor que conquistaría el reconocimiento unánime con Esperando a Godot, pero acababa de publicar Murphy, la primera novela suya en llegar a los escaparates. Peggy era una mujer millonaria, aunque le tocaba aparentar ser más rica de lo que en realidad era. Su padre, que murió en el Titanic, había sido un tanto errático con los gastos y dilapidó buena parte de la fortuna que su familia había labrado, sobre todo con sus minas de plata en Colorado. El tío de Peggy, Solomon, había forjado una impresionante colección de arte para la que construyó el célebre edificio de Frank Lloyd Wright en la Quinta Avenida de Nueva York, y ella seguía sus pasos con bastante talento pero sin tanto poderío económico. Fue una gran amiga de Marcel Duchamp y, por aquellos días, se había aproximado a los surrealistas. De hecho, estaba liada con uno de ellos, Hans Arp, cuando conoció a Beckett.

"Muchas gracias. Ha estado bien mientras duró", cuenta Peggy que le dijo Sam cuando dejó el apartamento tras haber pasado la noche juntos y tras liquidar todo el champán. Luego se siguieron viendo y, al parecer, fueron felices unos doce días durante los que el escritor visitó a la millonaria cuando esta estuvo alojada en casa de su amiga Mary Reynolds. Cronin, como biógrafo puntilloso, apunta que como mucho la cosa duró entre cuatro y cinco días. El caso es que se llevaban bastante bien, por su indolencia ella lo llamaba Oblómov (como el personaje de Goncharov), charlaban, paseaban y bebían cuando se encontraban, Beckett empezó a ser bastante reticente en el asunto sexual, ella procuró ponerlo celoso con varios pretendientes y, bueno, tenían unas sonadas broncas como cualquier pareja de toda la vida. Un día que Beckett salió con unos amigos fue apuñalado por un proxeneta. Peggy estaba enojada con él, pero lo buscó como loca por todos los hospitales. También lo visitó una vieja conocida a lo que no había visto desde 1929, Suzanne Deschevaux-Dumesnil, que se convertiría con el tiempo en la mujer de su vida. 


Fueron distanciándose y, en un punto, el alejamiento "fue bastante más serio". Peggy le escribió entonces a Beckett que quería despedirse de él. Hicieron un viaje a Marsella: el Delage de Peggy lo fue conduciendo el escritor. Luego tiraron hacia el norte. Pararon en Dijon, comieron en un restaurante horrible, buscaron un hotel. Beckett pidió una habitación doble. Se acostaron cada uno en una cama. Cuando estuvieron a oscuras, ella se deslizó en la cama de él, y "él se levantó y pasó a la cama que ella acababa de dejar". Peggy le preguntó "por qué había tomado una habitación doble si no tenía intención de que durmieran juntos". Beckett le contestó que una doble era "treinta francos más barata que dos sencillas". Al levantarse al día siguiente, pasearon por Dijon, y luego regresaron a París. Se separaron: Peggy había quedado con Yves Tanguy para viajar a la inauguración de una exposición de sus cuadros en Londres.



Peggy Guggenheim

Líos y amoríos

Entre las navidades y el año nuevo de 1937-38, Beckett se complicó sobremanera la vida al mantener relaciones con tres mujeres a la vez; una de ellas fue la mecenas Peggy Guggenherim, quien lo llamaba «Oblomov» por su indolencia, afirmando que era impredecible e indeciso acerca de casi todo.
Una de las razones que alejarían a Beckett casi para siempre de su patria fue su participación, como testigo de cargo, en un pleito por difamación interpuesto por un tío segundo del escritor contra un viejo amigo de Joyce, el médico, escritor y libelista Oliver St. John Gogarty. El pleito "Sinclair contra Gogarty" se celebró a fines de noviembre de 1937 y fue ampliamente cubierto por la prensa británica e irlandesa. Lo que no se esperaba Beckett era que en su transcurso él mismo acabaría siendo difamado públicamente, al salir a relucir sus circunstancias y convicciones personales, sobre todo en materia religiosa; fue calificado en forma despectiva por algún periódico de «el ateo de París».
En el juicio, el defensor de Gogarty, con el fin de desacreditar el testimonio de Beckett, le preguntó si había escrito un libro sobre Proust, aquel escritor que tanto «se había complacido en la psicología del sexo». Luego se refirió al segundo libro de Beckett (More Pricks than Kicks), remarcando que ni se atrevía a mencionar el título (en lenguaje coloquial éste puede interpretarse obscenamente) delante de un tribunal, y preguntando al testigo si, en determinado pasaje, no contenía una caricatura blasfema de Jesucristo. También saldría a colación el poema satírico de Beckett titulado Whoroscope (algo así como "Puthoróscopo"). Finalmente, en sus conclusiones, el abogado tachó al escritor sin reparo de «alcahuete y blasfemo» («bawd and blasphemer»), lo que motivó al día siguiente un llamativo titular en el Irish Times. Tanto estos hechos como la publicidad generada causaron un profundo disgusto, no solo a Beckett sino también a su madre, ante la cual ni siquiera se atrevió a presentarse, regresando de inmediato a París.
Al poco tiempo, ya en esta ciudad, una madrugada de enero de 1938, volvía a su casa con unos amigos, cuando un proxeneta, irónicamente de nombre Prudent, le ofreció de mala manera sus servicios y después lo apuñaló. Más tarde, Beckett sólo recordaría que de pronto se encontró herido en el suelo. El arma le pasó rozando el corazón y se salvó por muy poco de la muerte. James Joyce consiguió para su lesionado amigo una habitación privada en el hospital. El incidente hizo que acudiese toda la familia de Samuel a París. La publicidad generada atrajo la atención de la pianista y jugadora de tenis Suzanne Dechevaux-Dumesnil, varios años mayor que Beckett, y que había tenido algún trato con él durante su primera estancia en París. En esta ocasión, los dos iniciaron una relación que duraría toda la vida.
En la primera audiencia judicial que tuvieron, Beckett le preguntó a su atacante el motivo por el cual lo había apuñalado, y Prudent le contestó simplemente: «Je ne sais pas, Monsieur. Je m'excuse.» («No sé, señor, lo siento mucho.»). Beckett solía contar de vez en cuando el incidente en broma. Retiró los cargos, en parte para evitarse otras molestias procesales, pero también porque encontró que Prudent era persona agradable y de buenas maneras.
Se dice que Olivert St. John Gogarty, que había perdido el susodicho pleito teniendo que pagar una fuerte indemnización, al enterarse del apuñalamiento de Beckett, lo celebró con sus amigos organizando una comilona en un restaurante de Dublín.



Pensemos en las horas en que, abrazados, en la oscuridad, nuestros corazones entristeciéndose al unísono, escuchamos decir al viento lo que es estar fuera, por la noche, en invierno, y lo que es haber sido lo que nosotros hemos sido, y naufraguemos juntos en una desgracia sin nombre, apretujándonos.

Samuel Beckett



BIBLIOGRAFÍA
TEATRO
  • Eleutheria (1940s; publicada en 1995)
  • Esperando a Godot (1952)
  • Acto sin palabras I (en inglés Act Without Words I, 1956)
  • Acto sin palabras II (en inglés Act Without Words II, 1956)
  • Final de partida (1957)
  • La última cinta (Krapp's last tape, fue escrita en inglés y adaptada por Beckett al francés como La dernière bande, 1958)
  • Rough for Theatre I (late 1950s)
  • Rough for Theatre II (late 1950s)
  • Los días felices ("Happy days" fue escrita en inglés y luego traducida al francés por Beckett como Oh les beaux jours, 1960)
  • Play (1963)
  • Come and Go (1965)
  • Breath (performance, 1969)
  • Not I (1972)
  • That Time (1975)
  • Footfalls (1975)
  • A Piece of Monologue (1980)
  • Rockaby (1981)
  • Ohio Impromptu (1981)
  • Catastrophe (dedicada a Václav Havel, 1982)
  • What Where (1983)

NOVELAS
  • Dream of Fair to Middling Women (1932; publicada en 1992)
  • Murphy (en inglés, 1938)
  • Watt (1945, en inglés, publicada en 1953)
  • Mercier and Camier (1946, en inglés; publicada 1974)
  • Molloy (1951)
  • Malone muere (1951)
  • El innombrable (1953)
  • Cómo es (experimento literario radical, 1961)

NOVELA CORTA
  • The Expelled (1946)
  • The Calmative (1946)
  • The End (1946)
  • The Lost Ones (1971)
  • Compañía (1979)
  • Ill Seen Ill Said (1981)
  • Worstward Ho (1984)

CUENTO
  • More Pricks Than Kicks (1934)
  • Stories and Texts for Nothing (1954)
  • Primer amor (sketch de cine cómico mudo, 1973)
  • Fizzles (1976)
  • Stirrings Still (1988)

POESÍA
  • Whoroscope (1930)
  • Echo's Bones and other Precipitates (1935)
  • Collected Poems in English (1961)
  • Collected Poems in English and French (1977)
  • What is the Word (1989)

ENSAYO
  • Proust (1931)
  • Three Dialogues (con Georges Duthuit y Jacques Putnam) (1958)
  • Disjecta (1983)

TRADUCCIONES
  • Negro: an Anthology (Nancy Cunard, editora (1934)
  • Anna Livia Plurabelle (de James Joyce, traducción al francés por Beckett y otros) (1931)
  • Anthology of Mexican Poems (Octavio Paz, editor) (1958)
  • The Old Tune (Robert Pinget) (1963)
  • What Is Surrealism?: Selected Essays (André Breton)

RADIO
  • All That Fall (1956)
  • From an Abandoned Work (1957)
  • Pavesas (Embers, fue escrita en inglés, versión francesa por Robert Pinget y el propio Beckett, titulada: Cendres, 1959)
  • Rough for Radio I (1961)
  • Rough for Radio II (1961)
  • Words and Music (1961)
  • Cascando (1962)

CINE
  • Film 1964, (rodada por Alan Schneidor, cuyo actor principal es Buster Keaton)

TELEVISIÓN
  • Eh Joe (pieza escrita para la BBC y presentada en 1966)
  • Ghost Trio (1975)
  • ... but the clouds... (1976)
  • Quad (1981)
  • Nacht und Träume (1982)

OBRAS DE BECKETT EN ESPAÑOL
  • El Innombrable (Alianza, 1971)
  • Detritus (Tusquets, 1978)
  • Residua (Tusquets, 1981)
  • Textos para nada (Tusquets, 1983)
  • Primer amor (Tusquets, 1984)
  • Sin_El despoblador (Tusquets, 1984)
  • Fin de partida (Tusquets, 1986)
  • Pavesas (obras breves de teatro, TV y radio - Tusquets, 1987)
  • Relatos (Tusquets, 1987)
  • Esperando a Godot (Tusquets, 1988)
  • Mercier y Camier (Lumen, 1989)
  • Manchas en el silencio (Tusquets, 1990)
  • Murphy (Lumen, 1990)
  • Belacqua en Dublín (Lumen, 1991)
  • Cómo es (Debate, 1991)
  • Watt (Lumen, 1994)
  • Molloy (Altaya, 1995)
  • Los días felices (Altaya, 1996; Cátedra, 1989)
  • Eleutheria (Tusquets, 1996)
  • Quiebros y poemas (Ardora, 1998)
  • Compañía (Anagrama, 1999)
  • Film (Tusquets, 2001)
  • Rumbo a peor (Lumen, 2001)
  • Malone muere (Alianza, 2002)
  • A vueltas quietas (La Uña Rota, 2004)
  • Deseos del hombre - Carta alemana (La Uña Rota, 2004)
  • Teatro reunido (Eleutheria - Esperando a Godot - Fin de partida - Pavesas - Film, Tusquets, 2006)
  • La capital de las ruinas - F-- (La Uña Rota, 2007)
  • Obra poética completa (Hiperión, 2007)
  • Primer amor (Lleonard Muntaner, 2010)
  • Sueño con mujeres que ni fu ni fa (Tusquets, 2011)



domingo, 15 de septiembre de 2013

Cristina Peri Rossi


FICCIONES

DE OTROS MUNDOS

Poemas

DRAGON

SHORT STORIES

KISS


Cristina Peri Rossi 
(1941)

Escritora uruguaya, nacida el 12 de noviembre de 1941 en Montevideo. Hija de una maestra, Cristina Peri Rossi se interesó por la música y la literatura desde muy temprana edad. Cursó estudios de Letras en la Universidad de Montevideo, donde en 1963 impartió clases como profesora de Literatura Comparada. Inició su carrera literaria ese mismo año con la publicación de una recopilación de relatos titulada Viviendo.


Cristina Peri Rossi


Posteriormente, publicó las novelas Los museos abandonados (1968) y El libro de mis primos (1969), con las que consiguió los más importantes galardones de su país: el Premio Arca en 1968 y el Biblioteca de Marcha en 1969. Se exilió de Uruguay en 1972, instalándose de forma definitiva en Barcelona. Una vez en España, ejerció como profesora de Literatura Comparada y Literatura Latinoamericana en la Universidad Autónoma de Barcelona, y colaboró en las revistas literarias Quimera y El Viejo Topo, y en los periódicos El País y La Vanguardia.

Escritora comprometida, los temas de sus obras giran alrededor de conceptos como el amor, la libertad del individuo frente a la opresión del poder y el feminismo. El humor corrosivo sirve como arma con la que combatir las penalidades del exiliado en un país extranjero y el amargo recuerdo de las iniquidades que anidan en todas las dictaduras. Entre sus siguientes novelas y relatos destacan Indicios pánicos(1970); La tarde del dinosaurio (1976), libro de relatos prologado por Julio Cortázar; Ulrra lactucra y cotras(1976), obra que obtuvo el Premio Pérez Galdós, pero que acabó por no publicarse; La rebelión de los niños (1980); y las recopilaciones de ensayos y relatos tituladas El museo de los esfuerzos inútiles y El ángel caído, ambas de 1983.

Otras de sus obras en prosa son La nave de los locos, de 1984; Una pasión prohibida (1986); Fantasías eróticas (1991); La última noche de Dostoiesvki y La ciudad de Luzbel, ambas de 1992; Cosmoagonías(1994); y, finalmente, Desastres íntimos, Solitario de amor y El amor es una droga dura, las tres de 1999.

En el campo de la poesía destacan las siguientes obras: Evohé (1971); Descripción de un naufragio(1975); Diáspora (1976); Lingüística general (1979); El deseo del bosque (1980); La mañana después del diluvio (1984); Europa después de la lluvia (1986);Babel bárbara (1991); Otra vez Eros (1994); Aquella noche (1996); Poemas de amor y desamor (1998); yLas musas inquietantes (1999). La obra poética le reportó los premios Ciudad de Palma de 1975 y Ciudad de Barcelona de 1991. Además de escritora, Cristina Peri Rossi tiene una extensa carrera a sus espaldas como traductora del francés, italiano y portugués.





"La palabra poética recupera lo sagrado, su poder original, su valor primigenio. Ni los cuentos, aunque sean breves, tienen la conexión y la fuerza que conlleva la poesía, donde se concentra la máxima intensidad.”
Cristina Peri Rossi




¿DE QUÉ LES SIRVE
LA POESÍA A LOS POETAS?
“Para mí cumple dos funciones: primero, es la memoria de las emociones y de los sentimientos. Nos da la identidad contra el olvido. La segunda función es la de espejo, es el otro lado del espejo de lo real: abre las puertas para acceder a esa zona de lo íntimo a la que la novela no llega, porque cuenta hechos. A la poesía le basta con expresarlos".
Cristina Peri Rossi


Cristina Peri Rossi



Cristina Peri Rossi
LA VIDA SIGUE
Por Andrea Stefanoni
La Insignia, enero de 2006

"Dice Sigmund Freud en uno de sus ensayos que toda felicidad de adulto es la realización de un deseo infantil. Como aquella abogada inteligente, elegante, amada por su esposo y por sus hijos, que ocultaba una secreta insatisfacción: en la infancia, había querido ser bailarina folclórica, soñaba con tablados flamencos donde pudiera desmelenar su fuego interior. O aquel empresario muy rico, dueño de pozos de petróleo, que siempre quiso ser poeta pobre en las calles de París. Yo, de chica, admiraba a los escritores que formaban parte de la biblioteca de mi tío (un modesto funcionario público que vestía a la inglesa, leía a Marx y a Jung, amaba la música clásica, las carreras de caballos y la ruleta) cuyas obras leía ávidamente, pasando del dolor a la sonrisa, de la tristeza al éxtasis, como aquel hidalgo de un lugar de la Mancha que enloqueció leyendo. Y deseaba apasionadamente convertirme en escritora."
Así comienza el prólogo de Poesía reunida (Lumen, España), un volumen que agrupa once libros de poesía de la escritora uruguaya, y continúa: "No había muchos libros escritos por mujeres, en la biblioteca de mi tío. Los poemas de Juana de Ibarbourou, de Alfonsina Storni, una novela de Virginia Woolf (El cuarto de Jacob) y su famoso ensayo Una habitación propia. Lo leí atentamente. Yo no tenía una habitación propia todavía, pero soñaba con tenerla y disponía de la biblioteca de mi tío (montada sobre rústicos estantes de madera sin pulir, de vetas marrones como el fondo de un río) que me parecía la de Alejandría. Mi tío murió hace más de veinte años y su biblioteca desapareció engullida por la dictadura uruguaya, que se tragó tantas cosas, pero a veces me entretengo en hacer la lista de los libros que tenía; posiblemente unos ochocientos, desde La Ilíada a El malestar en la cultura, desde Garcilaso a Pablo Neruda. Pero entre todos esos libros, los que más me fascinaban eran los volúmenes que se titulaban Poesía completa o Poesía reunida (la de Baudelaire, Paul Valéry, Rimbaud, Góngora, Quevedo o García Lorca). Venían en un solo volumen, editados por Aguilar o por El Ateneo, de Buenos Aires, como la poesía de Rubén Darío o de Amado Nervo. Mi sueño, entonces, se hizo más preciso: quería ser poeta y que alguna vez se editara mi poesía reunida".
Sus libros fueron prohibidos por la dictadura militar uruguaya, al igual que la mención de su nombre en los medios de comunicación.
Cristina Peri Rossi nació en Montevideo en 1941, ejerció como profesora de literatura hasta que en 1972, al ser secuestrada una alumna, se refugió en Barcelona, ciudad en la que reside hasta hoy. Poeta, narradora, ensayista y amiga íntima de Julio Cortázar, su obra es considerada una de las más importantes de la vanguardia literaria en lengua española, traducida a más de doce idiomas, y ganadora de numerosos premios. Es autora de Los museos abandonadosEl libro de mis primosLa rebelión de los niñosLa nave de los locosSolitario de amorDesastres íntimos y El amor es una droga dura.

-Jean Cocteau dijo: "La poesía es indispensable, pero me gustaría saber para qué". En su opinión ¿para qué sirve la poesía?

-Es una forma de experiencia vicaria, de conocimiento emocional, de expresión y de comunicación que tiene, además, algo imprescindible: belleza. Baudelaire escribió un hermoso soneto a la carroña. Pero estas características también son de la prosa; la diferencia está en que la poesía prescinde de todo accesorio, tiene una gran capacidad de síntesis. Su eficacia consiste en su brevedad, en el golpe emocional, y también, en la sutileza de los estados de ánimo que la inspiran y que refleja, como un espejo.
Sin embargo, la poesía no es sólo el verso, es una capacidad de trascender lo real, de suspender las coordenadas del tiempo y del espacio, por tanto, una experiencia íntima, muy difícil de compartir. Cuando Bécquer le dice a la mujer que ama "poesía eres tú", establece que la poesía es proyección. Si no tengo el don de la poesía (no necesariamente del verso) tendré una existencia prosaica. Es indispensable sólo para aquéllos que quieren trascender la realidad. Está completamente demostrado que se puede vivir sin ella; la riqueza que proporciona es sensible, no material. Hay poemas sin poesía y poéticos paseos por un lago.

-¿Qué papel tiene hoy la poesía en un mundo con tan poco espacio para la estética y la ética y en el que el comercio intenta controlar la comunicación y la expresión artística?

-Menos todavía que aquel que tuvo en la Edad Media, cuando los trovadores recorrían el mundo buscando a la princesa lejana a la cual consagrar su vida y sus poemas. Pero para algunas personas, es muy importante. Vivimos bajo la dictadura del mercado, o sea, del número, de la cantidad, y esa forma de medir (audiencia, votos, goles, orgasmos, dinero, empresas, años) es vulgar y engañosa. Nada dice acerca de la teoría de la relatividad que muy pocas personas sepan desarrollar la ecuación que descubrió Einstein. Y la mayoría de los pintores que hoy admiramos se morían de hambre. Picasso, no. Ni Dalí. Pero otros, sí. La poesía tendría que estar subvencionada, protegida, como las especies en extinción. No resultaría muy caro y la salvaría de la extinción. Aunque nunca va a morir, es una forma de expresión más refinada y compleja que lo meramente denotativo o narrativo. Una metáfora es una operación mental mucho más evolucionada que el relato. Lo dice una novelista que escribe relatos y novelas con las mismas exigencias que la poesía.

-En el libro que escribió sobre Julio Cortázar cuenta que, años después del exilio, pensaron con el escritor argentino que sería bueno hacer una investigación sobre qué contenían las maletas de los exiliados chilenos, argentinos, uruguayos. Qué objetos personales intentarían salvar de la diáspora, de la pérdida, de la incertidumbre... ¿Cómo se reconstruye la vida después del exilio?

-Con humildad, fortaleza y un gran tesón. Hay que saber sufrir, es un arte. No sé si la vida se reconstruye; la vida sigue, porque siempre sigue, a pesar de las dictaduras, del tsunami (yo escribí un relato sobre un tsunami hace dos años, está publicado en Lumen, era una de mis peores pesadillas repetitivas) y de la muerte individual. No hay fórmulas para nada, ni para el amor, ni para el exilio. Yo empleé esos instrumentos, pero podían haber sido otros. Mientras duró la dictadura en Uruguay, mi principal ocupación fue luchar contra ella, como deber personal y moral. Fue mi manera de conservar la identidad, de no partirme en dos (la lengua es una maravilla: partir es marcharse, pero también, dividir, separar).
Y hay que aceptar el ángulo del extranjero; hay que saber ser extranjero, no integrado, para bien, y para mal. Pero hay que hacer una observación imprescindible: es mucho más difícil ser exiliada mujer que hombre, como en casi todas las cosas. Creo que muy pocas escritoras se exiliaron: la prueba es demasiado dura. Cuando se piensa en la figura del exiliado, siempre se piensa en hombre, no en una mujer. Cuando escribí La nave de los locos tuve en cuenta ese inconsciente colectivo: el universal exiliado es masculino.

-Francia se miró este año en un espejo roto, que mostró los límites de los ideales republicanos... ¿cómo analiza la extensión del racismo y la intolerancia hacia el otro en Europa? ¿ocurre lo mismo en España?

-Es una pregunta muy compleja y no se puede responder con brevedad. El fenómeno de la inmigración existe en Europa desde hace una decena de años, y está cambiando mucho la realidad social. Por ejemplo: creíamos que el feminismo había triunfado, pero con la llegada de millones de inmigrantes islamistas, que practican la poligamia, que mantienen a sus mujeres en un sistema de esclavitud, ha recrudecido muchísimo el machismo en los barrios marginales y periféricos, en las tribus urbanas: en la algarada de Francia no había mujeres, ni una sola. Los hijos de los inmigrantes desprecian tanto a las mujeres que ni siquiera las admiten en sus actos violentos, admitirlas sería reconocerlas como iguales. La pornografía ha contribuido también al retroceso social del feminismo entre las clases más bajas: esos adolescentes que detestan la escolarización y que se ganan mejor la vida robando o traficando con drogas tienen un único modelo de relación sexual, el que da la pornografía, son grandes consumidores, y les exigen a las adolescentes que cumplan el papel pasivo y humillante que ven en esas películas.
Por otro lado, hay una emigración sudamericana que viene a trabajar, a ahorrar para enviar unos pocos euros a sus países de origen; son la principal fuente de ingreso en esos países, y los bancos y las cajas de España se disputan las comisiones de sus giros. Estos inmigrantes tampoco se integran: sueñan con volver, o con traer a su familia. Es la nueva esclavitud del siglo XXI. Por tanto, no puede existir una única política frente a la inmigración; quizás lo más importante es la obligación de respetar los derechos humanos. En España ya hay casos de ablación del clítoris de adolescentes, para respetar las costumbres del país de origen. Me parece inadmisible: un emigrante tiene que integrarse a la sociedad a la que llega, y respetar donde sea que llega. No todas las culturas son iguales, ni las costumbres son cultura, son eso, costumbres.

-El poeta Pablo Neruda, la única vez que habló con Borges, le dijo que el castellano es incapaz de literatura. ¿Cree que Neruda exageró al decir esto? y hablando de lenguas: ¿Qué piensa de las traducciones en la poesía?

-¿De verdad Neruda dijo eso? Estaba borracho o era una broma. Yo amo el castellano y me parece la lengua más hermosa del mundo, junto al italiano, y seguida por el portugués. Soy como una tapia para el inglés.
La poesía hay que leerla en su lengua original, por descontado, ahora bien, cuando se traduce, lo mejor es hacer une edición bilingüe. Siempre se pierde algo en una traducción, pero más vale leer a un poeta traducido que no leerlo.

-¿Qué sintió, hace ya 28 años, cuando Julio Cortázar le envió desde París una serie de poemas dedicados : Cinco poemas para CrisOtros cinco poemas para Cris, y Cinco últimos poemas para Cris?

-Cómo pasa el tiempo. ¿Hace tantos años, de verdad? En algún lugar seguimos siendo los mismos, yo tengo la edad que tenía cuando me los envió y él no está muerto. Me emocioné mucho, claro está. Además, son los mejores poemas que escribió en su vida, él que consideraba la poesía como el género superior de la literatura. Prueba de que cuando estamos enamorados, escribimos mejor. Yo los guardé y no los leyó nadie, y él no los publicó hasta muchos años después; era nuestro secreto. Como vivimos en una época poco atenta, con un extraordinario culto a la velocidad, cuando se publicaron, ningún crítico, que yo recuerdo, consiguió identificarme, ni siquiera sé si alguien se preocupó por averiguar quién era, lo cual fue un gran alivio para mí. Recuerdo que le comenté, riendo, que el cambio de papel, de poeta a musa, me había gustado, era una variación interesante. No era la primera vez que alguien me dedicaba poemas, pero era la primera vez que se publicaban. Para mí, fueron un tesoro.


Cristina Peri Ross


Cristina Peri Rossi

"El narrador es un francotirador de verdades"

NURIA AZANCOT | El Cultural 19/03/2012

Acaba de publicar su último libro, 'Habitaciones privadas'



Desde la habitación de un hospital barcelonés donde se recupera de una infección pulmonar, Cristina Peri Rossi (Montevideo, 1941) confiesa que no le preocupa que su último libro, Habitaciones privadas (Menoscuarto), haya tardado varios meses en salir. Recopila los relatos galardonados con el premio NH-Mario Vargas Llosa, pero mientras tanto ha seguido publicando poesía y le ha valido la pena, destaca, esperar, "para que el libro tuviese una publicación digna y una buena distribución. Con Menoscuarto ambas estaban garantizadas. El entusiasmo de los editores también".



Pregunta.- Uno de los protagonistas de su libro asegura que "quien tiene ensoñaciones artísticas" siempre es un iluso. ¿Está de acuerdo?

Respuesta.- Bueno, en parte sí, aunque obviamente no se trate de un relato autobiográfico. En varios de los cuentos del libro hay una visión irónica sobre el arte por el arte, porque creo firmemente que el arte no paga, y que quienes nos dedicamos a esto lo hacemos por vocacion. En el mundo del capitalismo tardío los escritores poco lugar tenemos, y el autor es un francotirador de verdades. Yo no quiero vivir en un mundo sin libros, pero no he cometido ningun error, nunca he aspirado a ser rica, y no estoy en la literatura por error, sino por vocación.



P.- A pesar de su supuesta dispersión, ¿qué une a sus relatos?

R.- Su contemporaneidad. No sólo los ambientes son muy actuales, también existe una mirada irónica sobre este capitalismo tardío que hace que la gente trabaje tanto que ya no pueda ni siquiera hacer el amor. Hay un problema enorme de soledad característico de este capitalismo que hace que, por ejemplo, uno de mis personajes huya cada día a su casa para jugar a las cartas por internet. Es el único momento del día en que no se siente solo. También he procurado romper con el prejuicio de que la mujer es sólo sentimiento y la literatura femenina, solo puritita emoción. Hay mucha reflexión en estas páginas. Quería hacer un libro inteligente y creo, sin falsa modestia, que lo he conseguido.



P.- ¿Cuál sería la mejor razón para recorrer estas Habitaciones privadas?

R.- Su empatía. Creo que Habitaciones privadas refleja mi capacidad de ponerme en la piel del otro, por ajeno que su mundo interior pueda resultarme. Me temo que hoy la gente se ha vuelto tan insensible que tan sólo las sensaciones muy fuertes la conmocionan; se ha perdido la sutileza, pero el lector todavía agradece un registro más delicado. Quien quiera pasearse por estas habitaciones descubrirá no mis emociones más íntimas, sino mi mirada sobre el mundo, cargada de escepticismo y compasión.



P.- Es un libro de relatos lleno de contrastes y soledades...

R.- Sí, pero con una visión tan implacable como tierna sobre el mundo contemporáneo. Está lleno de contrastes; habla de la soledad, del amor, de la piedad y de las estrategias del deseo.


P.- A pesar de su enfermedad, sigue escribiendo. 
R.- Claro, ¿cómo no? En este momento tengo un libro de relatos muy diferente ya terminado, y que creo, sinceramente, que va a ser muy importante tambien. Se titulará Entre mujeres solas y todos estarán protagonizados por mujeres. También estoy terminando un libro de poemas y una novela, pero sin agobios, porque el ritmo de la promoción editorial no puede ni debe ser el de la escritura. El mundo del arte es el de lo diferente, el de lo múlltiple, el que no soporta leyes ni necesita demostrar que es mejor.



Libros clave de la narrativa uruguaya
Desastres íntimos

Por Reina Roffé
La literatura es para la escritora uruguaya Cristina Peri Rossi (Montevideo, 1941) el espacio privilegiado de la subjetividad. De ahí que su obra se abra camino por derroteros poco transitados con el objeto de interpretar aquello que siempre se nos escapa y anida en el substrato último de la condición humana. Dan cuenta de esta búsqueda su producción lírica y narrativa. Tanto en su libro de cuentos Los museos abandonados (1974), como especialmente en Desastres íntimos (1997), los ritos del cuerpo, las fantasías amorosas y sexuales emergen desde una perspectiva transgresora. Por sus páginas se pasean personajes que son fetichistas, sadomasoquistas, travestidos encerrados en el mundo delirante del deseo erótico.
En el relato «La semana más maravillosa de nuestras vidas», que pertenece al volumen Desastres íntimos, la protagonista comenta: «Sólo la gente que no ha experimentado nunca una verdadera atracción física es capaz de decir que la atracción física es una parte del amor, y no la más importante». Trata la relación de dos mujeres que viven una aventura amorosa intensa sin importarles el futuro de ese vínculo que parece agotarse en sí mismo. Relatos cuyas protagonistas son mujeres que no quieren comprometerse en relaciones de pareja tradicional y huyen del matrimonio, incluso de cualquier tipo de lazo estable. Personajes femeninos que sienten la necesidad de autoafirmarse como individuos en solitario y prefieren dejarse llevar exclusivamente por la pasión.
En otro de los cuentos, «Entrevista con el ángel», se pone en cuestión el estatuto de la familia. Se dice: «¿Hay algo que se parezca más a un gueto que una familia?». Sin embargo, se reivindican enfáticamente, como ocurre en «La destrucción o el amor», las emociones desinteresadas, las únicas que pueden salvarnos de la destrucción cuando hemos roto con la tiranía de las convenciones.
«Fetichistas S. A.» es otro relato que ilustra el enorme giro que ha dado la mujer, y de qué manera su independencia de la biología como destino ha cambiado las cosas. Sobre la escena narrativa actúa una fetichista con sus manías sexuales, es decir, se hace posible algo que se le endilgaba preferentemente al varón. Los roles tradicionales de género quedan desmantelados, las protagonistas femeninas surgen como sujetos deseantes. En otras palabras, los deseos, prohibidos por el pacto social, resultan permitidos para ellas y el amor-pasión (el amor romántico elevado a su enésima potencia) emerge como una vía capaz de borrar la realidad, siempre incómoda, para que puedan vivir en una suerte de bella locura.





Cristina Peri Rossi, el talento rabiosamente joven a los 80 años


La sexta mujer que recibe el Premio Cervantes tras María Zambrano (1988), Ana María Matute (2010), la cubana Dulce María Loynaz (1992), la mexicana Elena Poniatowska (2013) y la uruguaya Ida Vitale (2018).


Olvido Rita Ferreiró
11 de noviembre de 2011
El jurado del Premio de Literatura en Lengua Castellana Miguel de Cervantes correspondiente a 2021 eligió a la escritora uruguaya Cristina Peri Rossi como ganadora de la edición de este año. El premio, dotado con 125.000 euros, constituye el más prestigioso galardón de las letras en español.



El Premio Cervantes, el Nobel del español, distinguió en su última edición al poeta Francisco Brines, fallecido en mayo de 2021. Con el premio del año pasado se rompió la alternancia del galardón -que este año sí se ha cumplido-.

Si bien existe una norma no escrita por la que el Premio Cervantes recae cada dos años en un autor español, en la edición de hace tres años también se rompió, ya que fue galardonada una autora latinoamericana -Ida Vitale- tras el premio de 2017 para el escritor nicaragüense Sergio Ramírez.



En esta última ocasión, ocurrió un hecho similar, con dos escritores españoles galardonados consecutivamente.

El palmarés de los últimos años se completa con los nombres de Joan Margarit (2019), Ida Vitale (2018), Sergio Ramírez (2017), Eduardo Mendoza (2016), Fernando del Paso (2015), Juan Goytisolo (2014), Elena Poniatowska (2013), José Manuel Caballero Bonald (2012) y Nicanor Parra (2011).

En 1976, Jorge Guillén, una de las máximas figuras de la Generación del 27, recibió el primero de estos galardones y, desde entonces, se han sucedido otros 41 premiados: 20 españoles y otros 21 latinoamericanos. Únicamente en 1979 hubo dos ganadores, al concederse ex aequo Gerardo Diego Jorge Luis Borges.

Hasta el momento, solo seis mujeres han sido galardonadas con el Cervantes en sus 41 años de historia, contando con la actual premiada: las españolas María Zambrano (1988) y Ana María Matute (2010), la cubana Dulce María Loynaz (1992), la mexicana Elena Poniatowska (2013) y la uruguaya ida Vitale (2018).

Narradora, ensayista, poeta, traductora y periodista, es dueña de una obra disruptiva, erótica y explícita.

Nació en Montevieo, en una familia de inmigrantes italianos. La figura de su madre, maestra, y de su tío, dueño de una bibliteca, la marcaron de forma especial. Exiliada, tras su etapa en París, se afincó finalmente en Barcelona en el momento en que se producía el gran fenómeno de la literatura mágica nacida en América Latina.

Cin Julio Cortázar mantuvo una relación intensa de amor y amistad. Publicó un biografía de él, entre diario, poemario y breves narraciones, Julio Cortázar y Cris.

Narradora, ensayista, poeta, traductora y periodista, recibió el Premio Loewe de poesía por el libro Playstation.

Cristina Peri Rossi representa de forma muy especial,  los puentes entre la literatura latinoamericana y la española. Por dos veces tuvo que huir cuestiones políticas.

De su país de nacimiento, Uruguay, y de la España franquista, país en el que ha residido gran parte de su vida. En 1972 regresó a España y aquí cumplirá este próximo viernes 80 años.

"Su obra puente entre España y América Latina ha de quedar como recordatorio perpetuo del exilio y las tragedias políticas del siglo XX", destacó el jurado del Premio Cervantes. Quiso reconocer  la trayectoria de una gran vocación literaria comenzada en 1963 y que hoy en 2021 representa el talento rabiosamente joven a sus 80 años de edad.

HECHOS DE HOY


BIBLIOGRAFÍA


  • Viviendo (1963), colección de relatos.
  • Los museos abandonados (1968), colección de relatos, Premio de relatos Arca
  • El libro de mis primos (1969), novela, Premio Marcha.
  • Indicios pánicos (1970), colección de relatos.
  • Evohé (1971), poesía.
  • Descripción de un naufragio (1974), poesía.
  • Diáspora (1976), poesía, Premio Ciudad de Palma
  • La tarde del dinosaurio (1976), colección de relatos.
  • Lingüística general (1979), poesía.
  • La rebelión de los niños (1980), colección de relatos.
  • El museo de los esfuerzos inútiles (1983), colección de relatos.
  • La nave de los locos (1984), novela.
  • Una pasión prohibida (1986), colección de relatos. Seix Barral.
  • Europa después de la lluvia (1987), poesía.
  • Solitario de amor (1988), novela.
  • Cosmoagonías (1988), colección de relatos.
  • Fantasías eróticas (1990), ensayo.
  • Acerca de la escritura (1991), ensayo.
  • Babel bárbara (1991), poesía, Premio Ciudad de Barcelona
  • La última noche de Dostoievski (1992), Espejo de Tinta, novela.
  • La ciudad de Luzbel y otros relatos (1992), cuentos.
  • Otra vez Eros (1994), poesía.
  • Aquella noche (1996), poesía.
  • Inmovilidad de los barcos (1997), Bassarai, poesía.
  • Desastres íntimos (1997), colección de relatos.
  • Poemas de amor y desamor (1998) poesía.
  • Las musas inquietantes (1999) poesía.
  • El amor es una droga dura (1999), novela.
  • Te adoro y otros relatos (1999), relatos.
  • Julio Cortázar (2000), ensayo testimonial.
  • Cuando fumar era un placer (2002), Lumen, ensayo.
  • Estado de exilio (2003), Visor poesía.
  • Por fin solos (2004), cuentos y relatos.
  • Poesía reunida (2005) Reúne todos los libros de poemas (excepto Las musas inquietantes)
  • Mi casa es la escritura (2006), poesía.
  • Cuentos reunidos (2007)
  • Habitación de hotel (2007), poesía, Premio Internacional de Poesía Ciudad de Torrevieja
  • Play Station (2008), poesía, Premio Loewe



TRADUCCIONES Y ARTÍCULOS DE PERI ROSSI 

Angustia / Graciliano Ramos : traducción de Cristina Peri Rossi. - Madrid : Alfaguara, 1978. - 270 p.; 20 cm.- (Literatura Alfaguara; 25)

Borrador para un diccionario de las amantes / Monique Witting; Sande Zeig; traducción de Cristina Peri Rossi. -Barcelona : Lumen, 1981. - 213 p.; 19 cm. -(Palabra Menor, 58)

La Fanfarlo / Charles Baudelaire; prólogo de José María Valverde; traducción y notas, Cristina Peri Rossi.- 2ª ed.-Barcelona: Montesinos, 1989. - 111 p.; 21 cm. -(Visio Tundali. Clásiscos; 33)

Lazos de familia / Clarice Lispector; traducción de Cristina Peri Rossi. -Barcelona: Grijalbo Mondadori, 1995. - 174 p.; 21 cm. -(Libro de Mano; 31)

La vida, la leyenda, la influencia de Leonor, condesa de Poitou, duquesa de Aquitania, Reina de Francia, de Inglaterra, dama de los trovadores y bardos bretones / Jean Markale; traducción de Cristina Peri Rossi. - Palma de Mallorca: José J. de Olañeta, 1992. - 232 p.; 21 cm. -(Hesperus. Lunas; 36)

Soñar para seducir : entrevista con Cristina Peri Rossi / Elena Golano. -En: Quimera. - Barcelona: N.25 (1982), p. 47-50

La pasión desde la pasión : entrevista con Cristina Peri Rossi / Susana Camps. - En: Quimera. - Barcelona: N. 81 (1988), p. 40-49

Tensión y alegoría : Cristina Peri Rossi / Sonia Mattalia. - En: Quimera. - Barcelona. - N. 123 (1984), p. 48-49

El angel caído / Cristina Peri Rossi . -En: Cuadernos Hispanoamericanos. -Madrid.- N. 411 (1984), p. 79-83

El ángulo del narrador o un tal Julio Cortázar / Cristina Peri Rossi. -En: Cuadernos Hispanoamericanos. -Madrid. - N. 364 (1980), p. 237-241

Yo, señores, soy de Zapotlan el Grande: entrevista con Juan José Arreola / Cristina Peri Rossi. - En: Quimera. -Barcelona. - N.19 (1982), p. 47-49

La corrosiva ironía de Milán Kundera / Cristina Peri Rossi. - En: Quimera. -Barcelona. -N.19 (1982), p. 47-49

El oficio de narrar / Cristina Peri Rossi. - En : Quimera. -Barcelona. N.29 (1983), p. 68-70

La voz de la tierra / Cristina Peri Rossi. - En: Quimera. -Barcelona. -N.16 (1982), p. 47-49

Mona Lisa / Cristina Peri Rossi. -En: Quimera. -Barcelona. -N. 29 (1983), p.68-70

Del libro de la memoria / Cristina Peri Rossi. - En: Quimera. -Barcelona. -N.100 (1990), p. 76-79

Cristina Peri Rossi, papeles críticos / coordinador, Rómulo Cosse. - Montevideo: Librería Linardi y Risso, 1995. - 211 p.; 19 cm.


PREMIOS
Premio Ciudad de Barcelona 1991, con el libro de poemas Babel bárbara.
Premio Internacional de Poesía Rafael Alberti 2003, por Estado de exilio.

Premio de Poesía Loewe 2008, por Play Station
Premio Cervantes 2021


Fuentes: