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DRAGON
Richard Ford
(1944)
Escritor estadounidense. Nació el 16 de febrero de 1944 en Jackson Mississippi.
Sus padres fueron Edna y Parker Carroll Ford, ambos nacidos en Arkansas poco antes de la gran depresión. Edna, que venía de una familia pobre, conoció a Parker, de ascendencia irlandesa, a los 18: "grande, buenmozo, dulce [...] formaban una sola persona", recordaría el escritor más tarde. Su madre se dio cuenta que estaba encinta cuando estaban viajando vendiendo almidón —Parker era vendedor ambulante—; se instalaron en Jackson, donde nació su único hijo.
Cuando Richard Ford tenía 16 años, su padre falleció de un ataque al corazón. Edna tuvo entonces que conseguir un trabajo y como no podía controlar al adolescente —que se había convertido en problemático: "robaba coches, me peleaba, hacía carreras"—, lo envió adonde su madre, quien con su segundo marido administraban un hotel en Little Rock (Arkansas). Ya antes, desde los 8 años, cuando su padre sufrió su primer infarto, Richard solía pasar largas temporadas con sus abuelos maternos. Allí dejó de meterse en líos, descubrió las chicas y todo "fue genial" porque ellos "eran muy permisivos".
Su madre se les unió después; a los 19 años, Ford trabajó como fogonero en el Ferrocarril Misuri Pacífico en Little Rock.3Disléxico, no era un buen estudiante y confiesa que no tenía talento para las matemáticas. "Para hacer algo bien, tengo que trabajar más duro que otra gente. No puedo hacer muchas cosas al mismo tiempo, puedo concentrarme en una sola", reconocería.1 Y también: "Soy lento. Nunca he hecho una sola cosa importante en mi vida en la que ser rápido funcione".
Ingresó en la Universidad de Michigan a estudiar administración hotelera, pero tras el primer año se cambió a literatura; se graduó en 1966. Fue en la universidad donde conoció a Kristina Hensley, su futura esposa, con quien se casó en 1968.
Probó diversos trabajos, pero al fin optó por ir a continuar sus estudios superiores en Saint Louis, para lo que eligió Derecho. Pero entonces "intervinieron la suerte y el amor":
"Me robaron del coche todos mis libros de Derecho unos días antes de los exámenes. Estaba hundido. Ni se me había pasado por la cabeza abandonar la carrera de Derecho. Había trabajado duro para estar ahí. Pero me robaron todos los libros. Y entonces me pregunté si de verdad quería hacer lo que estaba haciendo. Es como si el destino me brindara una segunda oportunidad para decidir. ¿Qué otra cosa podría estar haciendo?, me pregunté. Y pensé: podría casarme con Kristina, mudarme a Nueva York, pasarlo bien e intentar ser un escritor. Fue un puñado de estrellas que se alinearon, algunas oscuras y otras brillantes. Y elegí la dirección de la estrella brillante, que era Kristina. Cuando decidimos casarnos fue como si la pista estuviera despejada para nosotros. Era algo irresistible, un momento liberador."
Richard Ford Poster de T.A. |
Ford no había leído prácticamente nada hasta los 18 años, en parte debido a su dislexia. Sobre esta enfermedad explica que lo hacer ser un lector lento. "Leo mucho. Leo todo el tiempo, pero soy lento. Y sé que voy a llegar al final de mi vida sin haber leído los libros que debía haber leído". Al mismo tiempo, considera que le ayuda a la hora de escribir. "Me hace ser más cuidadoso", señala. Pero luego se enamoró de la literatura y, ya decidido a convertirse en narrador, hizo una maestría de escritura creativa en la Universidad de California, Irvine, que terminó en 1970.
Seis años más tarde salió su primera novela, Un trozo de mi corazón, que trata sobre dos perdedores desarraigados cuyos caminos se cruzan en una isla del río Misisipi; en 1981 le siguió La última oportunidad.
"Publiqué mi segunda novela, y tuvo buenas críticas. Pero nadie la compró. Entonces cogí un trabajo de periodista deportivo. Y pensé que, si podía conservar aquel empleo, lo haría para siempre. Era divertido, era fácil, estaba bien pagado, viajabas por todo el mundo... era perfecto", recuerda Ford.
Seis años más tarde salió su primera novela, Un trozo de mi corazón, que trata sobre dos perdedores desarraigados cuyos caminos se cruzan en una isla del río Misisipi; en 1981 le siguió La última oportunidad.
"Publiqué mi segunda novela, y tuvo buenas críticas. Pero nadie la compró. Entonces cogí un trabajo de periodista deportivo. Y pensé que, si podía conservar aquel empleo, lo haría para siempre. Era divertido, era fácil, estaba bien pagado, viajabas por todo el mundo... era perfecto", recuerda Ford.
La publicación para la que trabajaba en Nueva York se llamaba Inside Sports. Ford sabía de deportes, era una aficionado al boxeo —su abuelastro, antes de tener el hotel, había sido un boxeador relativamente exitoso—, le gustaba el atletismo, y, como ha explicado, la tradición del periodismo deportivo estadounidense "posee cierto lado literario".
Pero Inside Sports cerró y como lo rechazaron en Sports Illustrated, decidió retornar a la ficción y entonces que nació su personaje más conocido, Frank Bascome, protagonista de varios libros suyos. "Pero perdí ese trabajo y me senté a pensar qué querría escribir si hiciera una nueva novela. Tenía claro que debía hacer algo realmente distinto de lo que había estado haciendo, porque lo que había estado haciendo no acababa de funcionar. Un día Kristina, mi mujer, me dijo: '¿Por qué no escribes sobre alguien que es feliz?'. Y me pregunté: ¿cómo demonios se hace eso? Yo tenía una concepción muy romántica de los personajes de las novelas. Eran siempre tipos conducidos por la angustia, sometidos a terribles torturas psíquicas, preocupaciones... Así que decidí cambiar mi visión del mundo. Lo primero que voy a hacer, pensé, es darle al personaje un trabajo que le guste. Y le di un trabajo de periodista deportivo. Luego pensé: una persona feliz es probablemente alguien que ha sido infeliz en el pasado y que intenta ser feliz. Y ésa es la manera en que llegué a Frank. Ésa es toda mi concepción de Frank Bascombe. Alguien que intenta hacerse un hombre mejor, un hombre más feliz", cuenta.
El periodista deportivo, publicada en 1986, es una novela sobre un escritor fracasado convertido en periodista deportivo que sufre una crisis espiritual debido a la muerte de su hijo. Esta obra lo consagró: la revista Time la eligió una de las cinco mejores novelas de año (en 2005 la seleccionaría entre las 100 mejores novelas desde 1923, año de la fundación del semanario) y, además, fue finalista del premio Premio Faulkner 1987.
Al año siguiente consolidó su éxito con la recopilación de relatos Rock Springs. Algunos críticos han relacionado estos cuentos con el movimiento estético conocido comorealismo sucio (José María Guelbenzu lo define como "realista exhaustivo") y compuesto, entre otros, por Raymond Carver y Tobias Wolff, a los que Ford conoció bien. Si bien los personajes de esos relatos son cercanos a los que describen los autores del realismo sucio, los de sus novelas más famosas —de clase media alta.
Esto se refiere principalmente a las historias sobre Frank Bascombe, que son las que le han brindado más fama y con las que ha consechado premios y seguidores. Su segunda novela de la serie, El día de la independencia (1995) obtuvo tanto el Pulitzer como el Faulkner, convirtiéndolo en el único autor en haber ganado ambos premios por el mismo libro.8 Acción de Gracias (2006) tiene el mismo protagonista, así como las cuatro nouvelles de Let Me Be Frank With You (2014).
Se ha querido ver en Frank Bascombre el álter ego del Ford y considerar que las historias que protagoniza son autobiográficas: como su autor, nació en Misisipi, es hijo único, se quedó huérfano de padre en la adolescencia, quiso ser escritor, trabajó de periodista deportivo... A esto Ford ha contestado: "Pero yo no tengo dos ex mujeres, ni hijos, no soy agente inmobiliario, no he ido a la universidad de Michigan... Las buenas novelas no son autobiográficas. Si escribes una novela autobiográfica estará confinada, limitada por lo que tú eres. Le diré mi concepción de lo que es una buena novela: una buena novela es la que utiliza la imaginación para provocar en el lector que experimente lo impredecible. Y eso sucede cuando el escritor imagina cosas que están muy lejos de su propia vida cándida".
Ford ha sido profesor y ha antologado y editado importantes libros. Como antologador se ha distinguido en el género de cuentos: le pertenecen las selecciones para las compilaciones de Houghton Mifflin Harcourt Granta Books y otras.
Richard Ford con su esposa, Kristina, y los perros Maine, 2006 |
Vive con su esposa en Boothbay (Maine). En general, ha habitado en muchos lugares de Estados Unidos, lo que le ayudó al convertir a su personaje Frank Bascombe en agente inmobiliario: en sus mudanzas —más de una docena— aprendió "los detalles técnicos del asunto, la jerga, el vocabulario". Vivió muchos años en el barrio francés y luego en el Distrito Jardín de Nueva Orleans, Luisiana, donde su mujer fue directora ejecutiva de la comisión de planificación de la ciudad. La pareja no tiene hijos y Ford ha reconocido que no le gustan: declaró en una ocasión que los odiaba. "Lo dije con afán provocador, aunque es cierto que no disfruto de su compañía. No me importa que me acusen de misántropo; puedo vivir con eso", dijo en 2013.
Practica deportes —juega al squash y levanta pesas en el gimnasio—; tiene una moto, le gusta ir a cazar aves en otoño. Fue precisamente a raíz de una apuesta con Raymond Carver durante una cacería que nacería mucho después su novela Canadá: "Allá por 1986 cruzamos la frontera para cazar gansos salvajes. Nos encontrábamos en la provincia de Saskatchewan y decidimos hacer una apuesta para ver quién era capaz de integrar ese nombre en un relato. Gané yo, pero solo porque Ray murió antes de poder realizarlo. Esa debió de ser la llama que encendió mi interés literario por Canadá".
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Bascombe recorre en su trilogía mitos e iconos de la American way of lifedesperdigados a lo largo y ancho de su vida cotidiana, de los malls a la Clínica Mayo, del baseball a las elecciones presidenciales de George W. Bush, de la violencia en los colleges y los tiroteos de estudiantes trastornados como el de Columbine al cuento de hadas de la multiculturalidad o los ejemplares de USA Today. Transcribe en la página sensaciones y trascendentes trivialidades hodiernistas expresadas en forma de cavilaciones de varia re, con tono jocoso y una retórica un punto semejante a la de los dietarios y sustentada en anécdotas y en minuciosas crónicas íntimas que sirven por igual para la catarsis y para la escéptica e irónica aprehensión de una demagógica vida cotidiana en la que se siente atrapado, y de la que pretende liberarse por obra y gracia del monólogo interior, esa gárgola de su conciencia contrariada, el desagüe de sus temores sociales. Herzog y Augie March de Bellow vienen a la memoria, y en ocasiones se les suma Conejo Angstrom de Updike, todos ellos deseando escapar de la alienación a la que los aboca una sociedad tramposa y yerma. Hay que hallarle un sentido a su vida, y Bascombe lo intenta mediante el monólogo autobiográfico y crítico de sus escrupulosas memorias en presente de indicativo destinadas sin remedio a consignar la inevitable futilidad de la vida diaria de un hombre jodido pero socarrón y, como el Leopold Bloom delUlises de Joyce, mediocre para los demás pero heroico para sí mismo.
A esta imprescindible trilogía, de raquítica acción y trama atrofiada, querrá acabar llegando el lector que no la conozca y que lea este apéndice de lujo titulado Francamente, Frank (Let Me Be Frank With You, 2014), en el que suena de nuevo alta y clara la voz del resabiado pejigueras Bascombe, embebido de causticidad y decidido a componérselas para seguir dándonos su opinión de la sociedad norteamericana, cuyos ritos obsoletos y su vacío existencial critica sin descanso sin dejar títere con cabeza. Bascombe se ha hecho viejo y, aunque está ya cansado y de vuelta de todo, su humor mordaz lo salva de caer en la tiniebla en la que cayó Philip Roth cuando escribió en Elegía (Everyman, 2006) que “la vejez no es una batalla, es una masacre”, pero no evita que su crítica de la sociedad norteamericana se recrudezca, despotricando en las cuatro historias que integran el volumen, mientras desayuna All-Bran, masca chicle o teme el alzhéimer, contra el fanatismo religioso, el Tabernáculo del Amanecer de la Iglesia Episcopal Metodista Africana, la Asociación del Rifle, el club del Tea Party, el racismo, el desprecio hacia los veteranos de guerra, el nacionalismo circense, la decrepitud y huracanes como el Sandy, coprotagonista de las nouvelles que componen este volumen de desengañada y a la vez festiva senectud.
Springsteen leerá en Ford versiones burlescas de sus baladas más inconformistas, y los hermanos Coen verán reflejadas en sus textos algunas de sus ácidas visiones de la América profunda. En Francamente, Frank, el esperado regreso del gran narrador de Misisipi, que tal vez sea el próximo Nobel norteamericano, vuelve a destacar el “yo” del americano medio que es el heterónimo Bascombe y que, cercano a los 70 atribulados años y ya nostálgico de sus amigos muertos y de un futuro que no vivirá, se conforma a regañadientes con quejarse de un sueño americano del que hace mucho, mucho tiempo que despertó. Pero dejemos que el hosco Bascombe se explaye a sus anchas, al fin y al cabo sus desahogos son la guinda del sabroso pastel de barras de chocolate y estrellas de nata de Ford.
“La mayor parte de los escritores escribe demasiado”, dijo en Flores en las grietas. Autobiografía y literatura. Él se toma largos periodos de “reposo galvánico”, pero cuando escribe lo hace siempre como el mejor.
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Richard Ford
"El realismo sucio
fue un inocente truco publicitario"
Juan Carlos Galindo
7 de agosto de 2010
El escritor afirma que la muerte de su madre, en 1981, le llevó a "retomar la escritura de manera más intensa". Tras dedicarle un libro, reeditado ahora en España, escribió sus novelas más aclamadas como El periodista deportivo. Sobre la obra dedicada a ella, afirma: "Me gustaría que pudiera saber que su vida tuvo consecuencias e influencia no solo en mí"
Richard Ford (Jackson, Misisipi, 1944) se define como un "escritor lento", pero no tuvo sin embargo reparos para responder rápidamente al mail enviado por este periódico para contactar con él. A pesar de que no habla con los medios cuando no está en promoción de sus obras, la publicación en España de Mi madre(Anagrama), un libro homenaje a su madre muerta en 1981, abre la puerta a esta entrevista en la que constata el proceso de transformación que sufre el escritor en este tipo de relatos, elogia a Obama y desmitifica el realismo sucio, corriente literaria en la que fue incluido junto, entre otros, a Raymond Carver y Tobias Wolff y que compara con el movimiento dadá.
El autor de Rock Springs, que no huye de la respuesta a preguntas políticas y personales, sí esquiva las cuestiones sobre su próxima novela (de la que no nos dice ni una palabra) y la clase media de EE UU, sujeto esencial de la trilogía formada por El periodista deportivo (finalista del premio PEN Faulkner en 1985) El Día de la Independencia (premios Pulitzer y PEN Faulkner en 1995) y Acción de Gracias, que le ha dado la fama internacional. Y eso a pesar de que la crítica deThe New York Times Michiko Kakutami, tan poco dada a los elogios, dijo que su retrato de la clase media era "el más evocador de la sociedad de los ochenta en EE UU desde el último relato del Conejo de John Updike".
Mi madre
Richard Ford.
Traducción de Marco Aurelio Galmarini Rodríguez
Anagrama. Barcelona, 2010
88 páginas
12 euros
"Soy un escritor lento. Nada de lo que hago sería mejor por hacerlo rápido"
"Lo más importante es decir qué pasó y no inventar lo que nunca ocurrió"
PREGUNTA. En Mi madre constata el paso del tiempo y dice: "He recordado cosas de las que no hablo hoy. Algunas he tratado de volcarlas en las novelas. He escrito cosas y las he olvidado". ¿Cómo elige los hechos y recuerdos y qué material termina en una novela, en un libro como Mi madre, o permanece en la memoria personal?
RESPUESTA. Esa es la eterna pregunta sin respuesta. ¿Por qué escoges lo que escoges? Hay algunos hechos clave, por ejemplo, la muerte de mi madre (dolorosamente obvia), que simplemente sabes que tienen que ser incluidos; otros (el novio de mi madre) saltan espontáneamente de la memoria y encajan en ese preciso lugar por razones que no son inmediatamente, y algunas ni siquiera finalmente, evidentes. Así que se puede decir que estructuro este libro partiendo de la realidad y siguiendo el orden de la realidad y que en este orden, ocasionalmente, aparecen acontecimientos espontáneos que se insertan a sí mismos.
P. Concibe el relato de la vida de su madre como un "acto de amor" y el resultado es una historia incompleta y en cierto modo inexacta que es al mismo tiempo totalmente verdadera en la medida en que el escritor lo recuerda así. ¿Cuán importante es la memoria en este libro?
R. Por supuesto que es incompleta. Es su vida, no la mía. Y la memoria es imperfecta e incompleta en sí misma. Lo más importante es decir qué pasó y no inventar lo que nunca ocurrió. Es un acto de amor porque la escritura es algo significativo e importante y es mi manera de dedicarle esto.
P. ¿Hablar de la vida de su madre sirvió de terapia? ¿El escritor que surge después de este libro es distinto?
R. No me gusta usar la palabra "terapéutico". Hacerlo es subestimar el acto de escribir, que es un comportamiento muy complejo y que sume al escritor en una variedad de posibilidades obvias y no obvias. Y, sin embargo, probablemente no haya ninguna manera intensa de involucrarse en esto que nos deje tal como éramos antes de empezar.
P. Mi madre fue publicado en 1988 y durante ese tiempo y después de El periodista deportivo (1986) no publicó mucho. ¿Su proceso creativo sufrió tras su muerte?
R. Primero, soy un escritor lento. Nada de lo que hago sería mejor por hacerlo rápido. La muerte de mi madre (en 1981) fue seguida inmediatamente por el inicio de El periodista deportivo y la elaboración de las historias de Rock Springs. Escribí El periodista deportivo alimentado de alguna manera por la fuerza del dolor por la muerte de mi madre. Sí consiguió algo, su muerte me llevó a retomar la escritura de manera más intensa y exitosa. A pesar de que estaba muy triste, sé que estaba experimentando emociones fuertes, y usé esa fuerza en mi escritura.
P. Héctor Abad Faciolince, escritor colombiano autor de El olvido que seremos y Traiciones de la memoria, dos homenajes a la figura de su padre, asesinado por militantes de la extrema derecha colombiana, subraya en varias ocasiones la paradoja, para él dolorosa, de escribir para un destinatario que ya no puede leerlo ¿Experimenta lo mismo?
R. Lo que hubiera deseado no es tanto que mi madre tuviera que leer lo que escribí sobre ella sino que pudiera saber que su vida tuvo consecuencias e influencia, no solo en mi vida sino en la vida de otros que han leído acerca de ella. Me gustaría que supiese que fue admirada, recordada y querida.
P. ¿Cómo ve a la clase media americana de hoy en día? ¿Es muy distinta de la que sirve de sustento a novelas como El Día de la Independencia o Acción de Gracias?
R. Lo siento, no tengo una respuesta a eso.
P. ¿Qué opina del realismo sucio? ¿Se considera parte de ese grupo de autores?
R. No pienso para nada en ello. Fue un inocente truco publicitario. Nadie se lo tomó en serio, aunque proporcionó grandes y duraderas audiencias a los escritores a los que pretendía promocionar. Pero nunca fue pensado para ser tomado en serio. En ese sentido fue como el movimiento dadá.
P. Escribió El periodista deportivo, la novela que le dio la fama, después de no ser contratado por la revista Sports Illustrated. Acto seguido pasó por Granta y otras publicaciones ¿Cuál es su relación con el periodismo como escritor y lector?
R. Todavía hago algo de periodismo. En Europa he tenido la suerte de poder escribir acerca de la política en varios periódicos importantes. Leo prensa todos los días y le doy mucho valor. No leo blogs u otras cosas en Internet, son demasiado ilegibles.
P. Acción de Gracias está enmarcada dentro de la disputa entre Al Gore y George W. Bush que termina en un desastre para la democracia estadounidense y en una enorme pérdida de prestigio para EE UU en el exterior. ¿Es Barack Obama el líder que EE UU necesita?
R. Obama es, sin duda, el líder que necesitamos. Su presencia en la escena nacional ha permitido que importantes fuerzas opuestas hayan salido a la luz y el resultado de eso será la reconciliación. Es inteligente, amable y también falible y lo sabe. Ya ha cometido muchos errores que yo desearía que no hubiera cometido, pero todavía le apoyo
Que se explaye Bascombe,
el alter ego de Richard Ford
'Francamente, Frank' es un apéndice de lujo de su trilogía de EE UU. La voz del narrador suena otra vez alta y clara en sus críticas
Javier Aparicio Maydeu
29 de diciembre de 2015
Richard Ford será siempre el autor de la nueva trilogía de EE UU integrada por El periodista deportivo (1986), El Día de la Independencia (1995) y Acción de Gracias (2006), un fresco literario que atestigua la vida social y moral de Estados Unidos desde la posguerra, y que, a diferencia de la de John Dos Passos, prefiere lo individual a lo coral, eligiendo primeros planos en menoscabo de panorámicas cenitales otravellings circulares. Ford destila laesencia americana narrando la materia pública desde una óptica privada y atrapando las señas de identidad de Estados Unidos de la mano del inacabable discurso corrosivo de su narrador y presunto alter ego Frank Bascombe, un antiguo agente inmobiliario meditabundo, elegiaco, digresivo y solipsista que a lo largo de la trilogía se ha divorciado, ha superado un cáncer de próstata, ha visto morir a su hijo de nueve años y ha sido periodista deportivo y escritor frustrado: “La novela se llamaba Tánger […], estaba escrita en primera persona. Ahora está enterrada en un cajón, bajo un montón de formularios y catálogos”, escribe irónico en El periodista deportivo.
A esta imprescindible trilogía, de raquítica acción y trama atrofiada, querrá acabar llegando el lector que no la conozca y que lea este apéndice de lujo titulado Francamente, Frank (Let Me Be Frank With You, 2014), en el que suena de nuevo alta y clara la voz del resabiado pejigueras Bascombe, embebido de causticidad y decidido a componérselas para seguir dándonos su opinión de la sociedad norteamericana, cuyos ritos obsoletos y su vacío existencial critica sin descanso sin dejar títere con cabeza. Bascombe se ha hecho viejo y, aunque está ya cansado y de vuelta de todo, su humor mordaz lo salva de caer en la tiniebla en la que cayó Philip Roth cuando escribió en Elegía (Everyman, 2006) que “la vejez no es una batalla, es una masacre”, pero no evita que su crítica de la sociedad norteamericana se recrudezca, despotricando en las cuatro historias que integran el volumen, mientras desayuna All-Bran, masca chicle o teme el alzhéimer, contra el fanatismo religioso, el Tabernáculo del Amanecer de la Iglesia Episcopal Metodista Africana, la Asociación del Rifle, el club del Tea Party, el racismo, el desprecio hacia los veteranos de guerra, el nacionalismo circense, la decrepitud y huracanes como el Sandy, coprotagonista de las nouvelles que componen este volumen de desengañada y a la vez festiva senectud.
Springsteen leerá en Ford versiones burlescas de sus baladas más inconformistas, y los hermanos Coen verán reflejadas en sus textos algunas de sus ácidas visiones de la América profunda. En Francamente, Frank, el esperado regreso del gran narrador de Misisipi, que tal vez sea el próximo Nobel norteamericano, vuelve a destacar el “yo” del americano medio que es el heterónimo Bascombe y que, cercano a los 70 atribulados años y ya nostálgico de sus amigos muertos y de un futuro que no vivirá, se conforma a regañadientes con quejarse de un sueño americano del que hace mucho, mucho tiempo que despertó. Pero dejemos que el hosco Bascombe se explaye a sus anchas, al fin y al cabo sus desahogos son la guinda del sabroso pastel de barras de chocolate y estrellas de nata de Ford.
“La mayor parte de los escritores escribe demasiado”, dijo en Flores en las grietas. Autobiografía y literatura. Él se toma largos periodos de “reposo galvánico”, pero cuando escribe lo hace siempre como el mejor.
BIBLIOGRAFÍA
- Un trozo de mi corazón — A Piece of My Heart, novela, 1976 (trad.: Mariano Antolín Rato, Anagrama, 1992)
- La última oportunidad — The Ultimate Good Luck, novela, 1981
- El periodista deportivo — The Sportswriter, 1ª novela protagonizada por Frank Bascombe, 1986
- Rock Springs, cuentos, 1987 (trad.: Jesús Zulaika, Anagrama, 1990)
- Incendios — Wildlife, novela, 1990 (trad.: Jesús Zulaika, Anagrama, 1991)
- El día de la independencia — Independence Day, 2ª novela protagonizada por Frank Bascombe (trad.: Mariano Antolín Rato, Anagrama, 1996)
- De mujeres con hombres — Women with Men: Three Stories, 3 relatos largos, 1997 (trad.: Jesús Zulaika, Anagrama, 1999)
- Pecados sin cuento — A Multitude of Sins, cuentos, 2002 (trad.: Damián Alou, Anagrama)
- Vintage Ford, antología, Vintage Books, New York, 2004. Contiene siete textos:
- "Communist" del libro Rock Springs; "Reunion", "Calling" (ambos de A Multitude of Sins); una selección de Independence Day; "The womanizer" de Women with Men; "Rock Springs" del libro homónimo; y My Mother, In Memory, texto inédito hasta entonces
- Acción de Gracias — The Lay of the Land, 3ª novela protagonizada por Frank Bascombe, 2006 (trad.: Benito Gómez Ibáñez, Anagrama)
- Flores en las grietas. Autobiografía y literatura, ensayos; trad.: Marco Aurelio Galmarini, Anagrama, 2012
- Canadá — Canada, novela, 2014 (trad.: Jesús Zulaika, Anagrama)
- Let Me Be Frank With You, 4 nouvelles sobre Frank Bascombe, 2014. Contiene:
- I'm Here, Everything Could Be Worse, The New Normal y Deaths of Others (trad.: Benito Gómez Ibáñez, Anagrama, 2015)
GUIÓN
- El despertar de un ángel — Bright Angel, 1990; película dirigida por Michael Fields y protagonizada por Dermot Mulroney, Lili Taylor y Sam Shepard
COMO ANTOLOGADOR Y EDITOR
- The Best American Short Stories, Houghton Mifflin Harcourt, 1990
- The Granta Book of the American Short Story, antología de cuentos estadounidenses para la revista literaria Granta, 1992
- The Granta Book of the American Long Story, antología de nouvelles estadounidenses para Granta, 1998
- Eudora Welty. Complete Novels, edición de Ford junto con Michael Kreyling; Library of America Nº101, 1998
- Eudora Welty. Stories, Collections, & Memoir, edición de Ford junto con Michael Kreyling; Library of America Nº102, 1998
- The Essential Tales of Chekhov, selección de 20 relatos del escritor ruso Antón Chéjov; 1999
- Antología del cuento norteamericano, selección y prólogo; una antología del relato norteamericano destinada especialmente al público de lengua castellana, 2002
- The New Granta Book of the American Short Story, nueva antología de cuentos estadounidenses para Granta
- Blue Collar, White Collar, No Collar: Stories of Work, 32 relatos de corte obrero, 2011
PREMIOS Y RECONOCIMIENTOS
- Time selecciona a El periodista deportivo entre las cinco mejores novelas de 1986
- Finalista del Premio Faulkner 1987 con El periodista deportivo
- Time selecciona a El periodista deportivo entre las 100 mejores novelas desde 1923
- Premio Rea 1995
- Premio Pulitzer 1996 por El día de la independencia
- Premio Faulkner 1996 por El día de la independencia
- Premio PEN/Malamud 2001
- Medalla Andrew Carnegie 2013 por Canadá
- Premio Femina Extranjero 2013 for por Canadá
- Premio Princesa de Asturias de las Letras 2016
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