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Corín Tellado / Escribir es un placer
Unas frases de Corín Tellado desatan la polémica en Asturias
Corín Tellado / No me gusta el erotismo directo
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Ruedan en Madeira la primera película de una serie basada en obras de Corín Tellado
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Corín Tellado / Palabras de despedida
Corín Tellado / Prefiero el sexo
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DRAGON
Corín Tellado
LA ESCRITORA MÁS PROLÍFICA DEL MUNDO
LA ESCRITORA MÁS PROLÍFICA DEL MUNDO
(1927 - 2009)
María del Socorro Tellado López, conocida como Corín Tellado, (Viavélez, El Franco, Asturias, 25 de abril de 1927 - Gijón, 11 de abril de 2009) fue una extremadamente popular y prolífica escritora española de unas de 5.000 novelas principalmente románticas entre 1946 y 2009, que fueron traducidas a 27 idiomas. Es autora también de fotonovelas, cuentos infantiles y novelas eróticas. En 1991 publicó Lucha oculta, su primera novela larga. Se le considera la escritora más prolífica del mundo.
Al finalizar la Guerra Civil, Corín Tellado se trasladó junto a su familia a Cádiz, donde completó sus estudios y se inició en la redacción de narraciones cortas. En 1946 la editorial Bruguera publicó su primera novela, Atrevida apuesta, narración de corte romántico y sentimental que tuvo una gran acogida entre el público. Ese primer éxito la llevó a colaborar con la misma editorial al ritmo de una novela corta por semana; desde 1951, por otra parte, amplió considerablemente su número de lectores al firmar un contrato con la revista Vanidades, de gran difusión en Hispanoamérica.
Sus títulos, distribuidos en los quioscos, se difundieron de tal manera que ya en 1962 la Unesco afirmó que Corín Tellado era la autora más leída en español. A finales de 1966, la escritora se adentró en el terreno de la fotonovela; gracias a la colección “Corín Ilustrado”, llegó a vender en una semana 750.000 ejemplares de Eres una aventura. Su producción literaria, traducida a varias lenguas, alcanzó tal popularidad que se multiplicaron las adaptaciones cinematográficas basadas en su obra; la primera de ellas fue Tengo que abandonarte (Antonio del Amo, 1970).
En 1979 Corín Tellado abandonó momentáneamente la novela rosa para lanzar, también con la editorial Bruguera, la colección de novelas eróticas de bolsillo “Especial Venus”, que firmó con el seudónimo de Ana Miller. El hundimiento de Bruguera en 1986 supuso para la escritora el comienzo de una nueva etapa en su trayectoria literaria. Así, enriqueció su prosa con nuevos registros y géneros, y redactó una colección de cuentos juveniles para las editoriales Júcar y Cantábrico. Entre la producción de esta época destacan títulos como Cuando llega Pizca, El circo del corazón, La rebeldía de Boris, Perico y Nanay y muchos otros más que conquistaron al público más joven.
Su popularidad sin parangón en el mundo literario femenino le permitió abrirse paso en el mercado audiovisual estadounidense al ceder en 1990 los derechos de 26 de sus novelas a la productora G&G Partners; más tarde, varias cadenas americanas y las españolas Telecinco y Antena 3 emitirían una serie de capítulos basados en sus novelas. Al año siguiente Corín Tellado escribió, junto a la periodista Blanca Álvarez, su autobiografía, publicada por la editorial Grupo Libro 88 dentro de su colección “¿Yo soy así?”.
El mismo año apareció su primera novela larga, titulada Lucha oculta, y en 1994 la editorial Edimundo publicó la obra completa de la prolífica escritora, que entró en el libro Guinness por haber firmado más de cuatro mil títulos. En 2000 publicó su primera obra en Internet, Milagro en el camino. Homenajeada en diversos encuentros literarios, su trayectoria literaria le valió, entre otras distinciones, la Medalla de Oro al Mérito en el Trabajo (1998), la Medalla de Plata de Asturias (1999), el Premio El Comercio 2001 a la proyección de Asturias en el exterior y el título de Hija Adoptiva de Gijón (2003).
La receta de Corín
AMELIA CASTILLA
ANDRÉS FERNÁNDEZ RUBIO
Madrid 10 MAR 1996
Corín Tellado fue una pionera de los superventas con sus novelas románticas y, según lo cuenta ahora, el fracaso sentimental que marcó su vida también podría servir de argumento para una de sus obras. Con 4.000 títulos publicados y "dicen que 400 millones vendidos", la escritora afirma que ha utilizado siempre una serie de ingredientes "que son como peones que uno mueve de distinto, modo". "La pasión, el amor y el deseo", dice. "Sin eso no haces nada. Después, la comprensión. Luego, los seres humanos, que son muy buenos o muy malos".Corín Tellado se autodefine como "una escritora de entretener, de novelas que las coges en una estación y las tiras al llegar". Y añade que su principal rasgo es que es "una adicta al amor, a la familia y al matrimonio". "Lo que pasa es que fracasé. No podía soportar su egoísmo. Yo detestaba su mezquindad y su egoísmo. Acabé harta, y cuando algo te va muy mal no te quedan ganas de empezar de nuevo. A mí me pesa, pero era en el 62. Tuve luego ocasión de rehacer mi vida y no lo hice porque sencillamente tenía miedo a un segundo fracaso y eso hubiese sido muy decepcionante. Sigo viviendo como puedo, a. mí escribir me gusta mucho y nunca dejaré de hacerlo".
Cuando empieza una novela, Corín Tellado no sabe nunca lo que va a salir. "Los protagonistas me llevan por donde quieren, yo lucho, pero esa lucha tampoco es buena porque significa rebelión, y lo que tú necesitas es que el personaje vaya funcionando solo para que te salga de carne y hueso, no de papel".
Corín Tellado hace la señal de un metro y dice que el amor, la pasión y la sexualidad son 6 centímetros. Lo otro queda para la comprensión, la cordialidad y el respeto. Poniéndose generosa, alarga hasta 14 los centímetros pasionales. "Si yo hubiera tenido por donde engancharlo, no lo hubiera soltado", dice respecto a su pasado amor. "Aunque fuera por una esquinita, porque la soledad es aceptable pero obligada. Vivo con mi hija y cinco nietos. Soy feliz con ellos. La única persona con la que fallé fue con mi marido, tan terriblemente egoísta".
Corín Tellado no tiene planteamiento alguno a la hora de escribir. "Sencillamente, es lo que vengo haciendo desde los 17 años. Lo echo de menos cuando no lo hago, y estos días no lo estoy haciendo", dice la escritora, convaleciente de una gripe.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 10 de marzo de 1996
EL PRÍNCIPE Y LA NOVELISTA
JAVIER CUARTAS
Oviedo, 22 OCT 1999
Oviedo, 22 OCT 1999
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 22 de octubre de 1999
"He sacrificado mi vida a la literatura. Me hice daño a mí misma. Pero dejaré de escribir, cuando me caiga la cabeza sobre la máquina. Yo no me rindo."
Corín Tellado
"A insinuar me enseñó la censura, porque decía las cosas claras y eso me lo rechazaban. Hubo meses que me rechazaron hasta 4 novelas. Algunas novelas venían con tantos subrayados que apenas quedaba letra en negro. Me enseñaron a insinuar, a sugerir más que a mostrar. Aprendí a contar lo mismo pero con sutileza, así nunca me dejé nada por decir."
Corín Tellado
Muere Corín Tellado, maestra de lo sentimental
Escribió 4.000 novelas y millares de relatos; vendió 400 millones de libros
Oviedo 12 ABR 2009
Corín Tellado, la escritora más prolífica en castellano, la más leída en español (según la Unesco) tras Cervantes, y paradigma de la cumbre de la novela sentimental en los últimos 60 años, falleció ayer en su domicilio de Gijón (Asturias), a los 82 años, 15 días antes de que cumpliera 83. Deja una vasta obra de más de 4.000 novelas cortas del género rosa, 400 millones de ejemplares vendidos y numerosos relatos, que siguió publicando quincenalmente hasta su fallecimiento.
Desde que en 1946, con 19 años, publicara Atrevida apuesta, por la que le pagaron 3.000 pesetas de la época, Tellado se erigió en una referencia de la vida española para millones de lectoras. Denostada muchas veces por el tipo de género que cultivó, de corte amoroso y sin mayores pretensiones, su literatura fue, a juicio de su autora y de cuantos la han reivindicado, una escritura sin especial mérito estilístico, pero con gran destreza y eficacia, técnicas para conectar con el público popular ("alguien tenía que hacer las historias de amor", dijo). También abrió una ventana a la felicidad para muchas mujeres. Incluso fue avanzadilla en la liberalización: en sus novelas había besos mientras en la calle se prohibían.
Desde que en 1946, con 19 años, publicara Atrevida apuesta, por la que le pagaron 3.000 pesetas de la época, Tellado se erigió en una referencia de la vida española para millones de lectoras. Denostada muchas veces por el tipo de género que cultivó, de corte amoroso y sin mayores pretensiones, su literatura fue, a juicio de su autora y de cuantos la han reivindicado, una escritura sin especial mérito estilístico, pero con gran destreza y eficacia, técnicas para conectar con el público popular ("alguien tenía que hacer las historias de amor", dijo). También abrió una ventana a la felicidad para muchas mujeres. Incluso fue avanzadilla en la liberalización: en sus novelas había besos mientras en la calle se prohibían.
Guillermo Cabrera Infante la calificó como "la inocente pornógrafa"
Tellado puso en pie una producción novelística vastísima que trascendió fronteras, ocultándose ella misma de la curiosidad ajena, hasta que en 1981 la visitaron en Gijón Mario Vargas Llosa y Guillermo Cabrera Infante.
Su obra ocultaba el talento de una mujer de rompe y rasga, libérrima, capaz de sacar adelante una familia en solitario. Construyó historias de enamoramientos idealizados, pero su vida sentimental encalló en un matrimonio fracasado, del que tuvo dos hijos, que siempre vivieron con ella y que le han dado seis nietos. "He sacrificado mi vida a la literatura. Me hice daño a mí misma".
María del Socorro Tellado López fue la única mujer de los cinco hijos de un ama de casa y un maquinista naval de la marina mercante. Socorrín -diminutivo que derivó a Corín- halló en los juegos infantiles la vía de superación de la timidez congénita.
En esa transición fue decisivo el hallazgo, en el desván de la casa familiar, de un baúl donde su padre guardaba obras de grandes escritores. Los Dumas, Blasco Ibáñez y otros le permitieron descubrir un mundo de creatividad. Sus inicios como escritora fueron producto del orgullo. Uno de sus hermanos escribió una novela durante una larga convalecencia. A su madre le gustó, pero Corín la juzgó poco real. Al día siguiente escribió su primer relato para demostrar su superioridad.
En 1945, el librero al que compraba novelas la puso en contacto con la editorial Bruguera. En 1946 se publicó su primera novela, Atrevida apuesta, y al año siguiente Bruguera ya la incluyó en su nómina. Ahí arranca un fenómeno que llega hasta fines del siglo XX, con una sistemática de trabajo que arrancaba a las cinco de la madrugada, con un café solo, un paquete de cigarrillos mentolados y una máquina de escribir Hispano Olivetti.
La revista Vanidades, que entonces se editaba en Cuba, le contrató en 1951 dos relatos al mes. Con ella, la tirada pasa de 16.000 a 68.000 ejemplares. El corrector de pruebas era Guillermo Cabrera Infante, quien años después calificó a Tellado como "la inocente pornógrafa, aunque ni era tan pornógrafa ni tan inocente".
Varias de sus obras (Tengo que abandonarte, Mi boda contigo y otras) fueron llevadas al cine a partir de 1970. Y en 1977 debutó en la radio con el serial Lorena.Con la democracia, Tellado dio un giro a sus novelas. En 1979, con el seudónimo de Ada Miller, publicó hasta 26 novelas eróticas de bolsillo.
La quiebra, en 1985, de la editorial Bruguera le devolvió la libertad. Irrumpe entonces como autora de novelas juveniles. Aún tardaría una década en dar el salto a la novela larga, su eterna aspiración. Lo hizo con Lucha oculta (1993), un retrato de la España de la transición, a la que le siguieron tres más. En 1992 le fue diagnosticado un problema renal que le obligaría desde entonces a seguir sesiones de diálisis en días alternos. Continuó escribiendo, aunque a partir de entonces dictó los textos a su nuera, y cumpliendo su compromiso quincenal con Vanidades. "Dejaré de escribir, cuando me caiga la cabeza sobre la máquina. Yo no me rindo", dejó dicho.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 12 de abril de 2009
"Ni soy romántica ni escribo novelas románticas. Soy positiva y sensible, y escribo novelas de sentimientos, que no es lo mismo. Para mí, la novela puede ser sentimental, no me molesta que me encasillen en la novela rosa, pero es evidente que muchos ignoran que la denominación rosa procede de cuando las tapas de la novela eran de ese color. El amor nunca pasa de moda y aunque mis novelas puedan parecerse entre sí, todas son diferentes. El desamor es lo que más está presente en ellas."
Corín Tellado
La boda de Corín Tellado con Domingo Egusquizaga en Covadonga, en 1959. |
Corín jamás dijo "te amo"
Javier Cuartas
19 de abril de 2009
La mayor fabuladora de novelas románticas no tuvo una vida en rosa: dura y pragmática, se separó de su marido a los tres años de matrimonio y nunca rehízo su vida sentimental. Durante años, su esposo le siguió enviando cartas. Ella jamás las abrió. Al morir él, las quemó sin leerlas. "Yo nunca he dicho 'te amo", confesó años después
Corín Tellado, la maestra del género rosa en castellano y autora de una gigantesca obra literaria de temática sentimental que sedujo a varias generaciones de mujeres durante más de medio siglo, no logró en sus casi 83 años de vida la dicha amorosa que transmitió en las más de 4.000 novelas que, con una disciplina de trabajo indesmayable y una fantástica capacidad de fabulación, publicó semanalmente durante 53 años hasta su fallecimiento en su domicilio de Gijón (Asturias) el pasado día 11.
Su vida amorosa, truncada a los tres años de matrimonio por una separación que ella impuso, fue la única trama argumental a la que nunca quiso ponerle un final feliz. Ni hubo reconciliación conyugal ni volvió a rehacer su vida sentimental con otro hombre. Las cartas que le escribiera su marido durante años tras la separación quedaron sin abrir y la escritora las quemó, el mismo día que enviudó, sin haberlas leído. Ya octogenaria, confesó: "Me olvidé de vivir".
Corín jamás cayó rendida a las pasiones que promovió. "Nunca estuve locamente enamorada. Quise apaciblemente". Y también: "No he sufrido nunca ese amor ardiente y arrebatado". La autora de la más extensa obra literaria amorosa en castellano, con más de cuatro millones de ejemplares vendidos, no fue el prototipo de mujer sentimental y romántica al uso, sino una persona de carácter recio, muy aguerrida y pragmática, por más que, bajo su apariencia de dureza, latiera la nobleza de un ser sensible: "Soy realista", le confesó a este periodista en julio de 1987. "Me emocionan las cosas reales, las que palpo, las que tienen vida. No me seducen las puestas de sol, ni las estrellas, ni la luna llena. Yo nunca he dicho 'te amo', 'te quiero', 'vida mía'. Sólo lo sugiero en las novelas para que se emocionen otros. A mí me conmueven los animales, los prados, las personas, la roca viva, los acantilados".
María del Socorro Tellado López (Viavélez, Asturias, 1926) ya era Corín Tellado cuando conoció a su futuro marido y padre de sus dos hijos. La afamada escritora descubrió a quien creyó que iba a ser el hombre de su vida en el verano de 1958 en Gijón. Domingo Egusquizaga, delegado comercial de una compañía vasca, había acudido a la Feria Internacional de Muestras de Asturias. La escritora tenía ya 32 años y llevaba 12 publicando una producción novelística de entrega semanal en la que sublimaba (aun con sufrimientos, avatares y desamores) las relaciones de pareja. Domingo era, según Corín, "guapo, bien plantado, limpio, dicharachero... Era el hombre perfecto".
Aunque nacida a orillas del Cantábrico, en una casa blanca que se levanta junto a una palmera de ensoñaciones ultramarinas, la escritora quiso que su boda se celebrara en las montañas de Covadonga. En la gruta, sobre una cascada de agua y al pie de la Santina, Corín y Domingo se dijeron "sí, quiero" en plenos Picos de Europa, en 1959, un año después de su primer encuentro. Pero la relación se demostró fallida de inmediato. Ya durante el viaje de novios intuyó que su matrimonio había sido una equivocación. "Qué gran error. No pegábamos ni con cola. Él hubiera sido feliz con otra mujer, y yo lo hubiera sido con otro hombre, pero juntos éramos un fracaso como pareja. No teníamos nada en común". El matrimonio siguió resquebrajándose con la convivencia diaria. Un año después de la boda nació la hija mayor, Begoña, y un año más tarde, el varón, Chomín. Pero Tellado toma en 1962 una decisión radical para la época: impone la separación y se queda con los niños. A Tellado, que ya publicaba en la revista Vanidades, de Miami, le propusieron mudarse a Florida para que pudiera rehacer su vida, pero la escritora optó por quedarse en Gijón.
Las causas de su fracaso matrimonial fueron varias. "Yo era mucha mujer", comentó en julio de 1987. Años después fue más explícita: "Yo quise mucho a mi marido. Era guapo y buena persona, pero era un fastidio. No era un hombre malo, pero su carácter era fastidioso, reñía, era un cascarrabias".
La separación se produce en un momento cumbre de la escritora. La Unesco acababa de proclamarla como el segundo autor en castellano más leído en el mundo, sólo tras Cervantes. Amén de sus novelas semanales para la editorial Bruguera, seguía publicando una historia quincenal en Vanidades, de difusión en Hispanoamérica. Y a fines de aquel mismo 1962 aparecieron las fotonovelas Corín Ilustrada.
Se levantaba a las cinco de la madrugada y se encerraba con un café y una cajetilla de cigarrillos mentolados Kool en el despacho, donde tecleaba en una Hispano-Olivetti 50 hasta la hora de la comida. A veces corregía por las tardes. Cuando terminaba una novela, en un par de días, ya había concebido la siguiente.
La relación con su marido ya no se recompuso. Hace 22 años le confió a este periodista que durante años siguió recibiendo cartas de su marido, pero que nunca las leyó ni las abrió. Y el mismo día que le notificaron su fallecimiento, las quemó sin leerlas. Tampoco acudió al entierro de su marido en San Sebastián. "Fue mi hija Begoña y vio que tenía la casa llena de recuerdos de su familia, mis novelas y cartas dirigidas a mí que nunca envió. No supo manifestar lo que sentía. Sus cartas las rompí sin leerlas". "Murió como buscó morir: solo. Pero lo respeté siempre. Si nos vemos en el más allá, le daré la mano".
Como un trasunto de sus relatos, donde también aparecen mujeres de carácter, incluso adelantadas a su época, pero constreñidas por el ambiente pacato de la época, ella no fue una excepción. Aunque rompedora con su conducta, se puso el mundo por montera como mujer emancipada, triunfadora en su oficio, separada y que ya en los cincuenta circulaba por Gijón en una Vespa cuando era insólito ver una mujer en moto -"me importaba un rábano lo que dijeran de mí"-, hubo fronteras que nunca se atrevió a cruzar. Quizá sus hijos -lo insinuó en alguna ocasión- pesaron más que su temperamento indómito. El caso es que no se permitió una segunda oportunidad sentimental: "Soy mujer de compañero, pero fallé una vez y eso me marcó".
Sólo al final de su vida comentó que fue víctima de una época sin libertades. "Lamento no haberme casado otra vez. Pero nunca me divorcié. Cuando pude hacerlo, no existía el divorcio en España, y cuando se legalizó, el sol había pasado ya por mi puerta. Yo creo en el matrimonio. Mi madre murió con 78 años, y no paso un solo día sin recordar a mi padre. Eso es acabar bien la vida. Y yo estoy rodeada de los matrimonios de mis hijos. El amor existe". Capaz de combinar la causticidad con la ternura, la nobleza con el coraje y la apariencia de frialdad con el afecto profundo, Tellado era, al igual que su estilo literario, de trato directo y frontal -"no soy mujer a la que le gusten las ceremonias"- y ocultaba su verdadera personalidad bajo la impronta de un genio vigoroso: "Doy la impresión de ser mujer fría y distante, y aparentemente tengo mal carácter, pero sólo aparentemente. La gente que me conoce bien sabe que no es cierto. Lo que sí tengo es temperamento, eso no lo puedo negar, pero eso no es malo. No hubiera llegado aquí sin ese temperamento".
Los más cercanos, y entre ellos sus seis nietos, que la llamaban Tatín, lo avalan. Corín Castro Tellado, de 19 años, escribió el lunes a su abuela: "Fuiste (...) más que una madre. Lo fuiste todo para tus hijos. Y ahora ellos lloran tu ausencia. Todos te echamos de menos". Sólo en muy contadas ocasiones admitió haber sufrido: "La gente piensa que Corín Tellado es un portento y que vive divinamente, pero no, yo he sufrido, he llorado, he sentido como cualquier otro. He puesto en las novelas un sentimiento muy común, muy cercano y por eso nunca me extrañó que las chicas me leyeran con tanto entusiasmo".
En realidad, Tellado fue una mujer que, ya desde muy pequeña, aspiró a ocultar sus debilidades. Sus primos y vecinos la recuerdan de niña en Viavélez, antes de la Guerra Civil, como una muchacha muy tímida que superaba sus complejos adoptando una actitud de rebeldía. Aquella Socorrín -diminutivo familiar del que derivó el sobrenombre de Corín-, y única mujer de cinco hermanos, halló en las travesuras infantiles, que hicieron fama en Viavélez, la vía de superación de la timidez congénita y la forma de dar cauce a la imaginación desbordante que luego reconduciría hacia la escritura. Vivió la Guerra Civil en Viavélez. Conoció el desosiego de la familia "poniendo colchones en las ventanas" para protegerse de la metralla y tuvo el primer contacto con la muerte: "Vi cadáveres en las cunetas". Pero también descubrió la magia de la literatura en los libros que su padre atesoraba en el desván de la vivienda familiar.
Al término de la contienda, el ascenso laboral de su padre a jefe de máquinas supuso la mudanza de la familia: el buque en el que navegaba Guillermo Tellado dejó de hacer escalas en Asturias y la familia decidió su traslado a Cádiz. En la capital gaditana, Corín se recuerda como una muchacha "muy vergonzosa, muy tímida, que ni siquiera jugaba en los recreos", pero una compañera de la época, Ana María Morgado, la recordó como una adolescente "muy lanzada, que montaba en bicicleta cuando estaba mal visto y que fumaba cigarrillos a escondidas".
También mantuvo su afán lector: su debú como escritora, cuando estaba a punto de entrar a trabajar en una zapatería para contribuir a la economía familiar, fue producto del desafío y la emulación. Corín, que empezó a escribir relatos por las noches mientras velaba a su padre en el lecho de muerte, en 1945, escribió su primera obra para demostrarle a uno de sus hermanos que era capaz de escribir mejor que él. El librero gaditano al que compraba libros gestionó la publicación de su primera novela.
Fue en 1946. Tellado tenía 19 años y aquello cambió su vida. La muerte del padre había dejado a la familia en una situación económica maltrecha, y Corín había tenido que renunciar a seguir estudiando. Un contrato con Bruguera sólo un año después, en 1947, es el espaldarazo. La editorial le encarga un título a la semana. "El amor no era nada para mí cuando escribí mi primera novela. Allí le eché imaginación. Yo no sabía nada de hombres ni de amores. Pero desde aquel día nunca me faltó un sueldo".
Con los primeros ingresos económicos, se permite en 1948 una visita a Asturias. Lo que iba a ser una estancia breve se convirtió en definitiva: "Nada más apearme del tren reencontré aquella parte de mí misma que había quedado atrás y supe que éste era mi sitio y mi tierra". Corín mantiene su febril actividad de escritura en Gijón. Luego llegó el noviazgo, la boda, los hijos y la separación. El ritmo incesante de producción literaria se acelera. No terminaba una novela cuando ya estaba pergeñando la siguiente. Nunca se detuvo. Siguió tecleando en la Hispano-Olivetti y tratando de acompasar su novelística a los nuevos tiempos modernizadores y al avance de la sociedad y de las costumbres. "Me he divertido poco. Salía a veces con una amiga, pero no a bailar, sino al teatro, al cine, a escuchar a Antonio Molina... No, no era una vida divertida, pero no echaba nada de menos".
Ya no se la conocen nuevas relaciones afectivas aunque más de una vez declaró: "Hay cosas de mi vida que sólo yo conozco y que nadie sabrá jamás. Mi verdadera vida no se la digo ni se la diré a nadie. A nadie".
Con la llegada de la democracia y la superación del género rosa tradicional por los nuevos vientos de la libertad, Tellado evolucionó sus propias novelas (aparecen divorcios, abortos y desamores) y pulsó otras temáticas. En 1979, bajo el seudónimo de Ada Miller, publicó 26 novelas eróticas de bolsillo, pero no se sintió cómoda en el género. Pero el cambio social en España es arrollador y su novelística, sin llegar a desaparecer, sufre una merma en la atención del público. Ha dejado al menos dos novelas acabadas y el miércoles 8, tres días antes de su muerte, acabó de dictar la última historia para Vanidades.
La escritora, que acumuló un apreciable patrimonio, repartió sus bienes en vida entre sus dos hijos y vivió en los últimos años de una pensión y de los derechos de autor. La última reunión familiar se había producido el Viernes Santo, la víspera de su muerte. Su nieta Corín Castro Tellado aseguró que el mayor empeño de su abuela fue mantener unida a la familia. "Lo ha conseguido", sentenció. Corín afrontó su último trance con afán escudriñador: "Soy católica con reparos. Sólo siento curiosidad por saber lo que hay más allá. Si no hubiera algo, sería decepcionante".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 19 de abril de 2009
"Yo hilvano un argumento en 5 minutos. Las historias de la vida cotidiana me inspiran. Yo recopilo las vivencias de la calle y las acoplo a mis cosas. Mis personajes tienen una tremenda humanidad. Hay muchas chicas que en la vida real han vivido lo que viven mis personajes. Yo adorno con fantasía las realidades, siempre escribo de gente de la alta sociedad, rodeada de lujos."
Corín Tellado
LA INOCENTE PORNÓGRAFA
En 1975 el escritor Guillermo Cabrera Infante estudió su obra en un capítulo de su libro O. Describió a Corín como «la inocente pornógrafa», por su capacidad para describir la pasión sin escenas de sexo. Cabrera Infante, dijo que la lectura de sus novelas fue determinante para su posterior dedicación a la escritura. Le dijo a la autora: "Conozco muchas novelas tuyas, que he leído por obligación pero también con gusto. Esas novelas tuyas aparecían periódicamente en la revista Vanidades, de La Habana. Donde yo trabajaba por entonces de corrector de pruebas, razón que justifica esa necesidad de leer todos tus textos, que me gustaban mucho".
Un fenómeno
MARIO VARGAS LLOSA
12 ABR 2009
Corín Tellado fue un fenómeno social y cultural extraordinario. Hizo leer a gente que jamás lo hubiera hecho, personas a las que les permitió soñar. Yo nunca leí ninguna de sus novelas, pero la entrevisté: me encontré con una persona sencilla, muy natural. Conectó con la gente simple y llegó a un público inmenso. Pocos autores habrán tenido tanto público. Me sorprendió por lo poco que conocía de la enorme difusión de su obra. No tenía consciencia de su repercusión. Creo que los editores ganaron con ella más dinero que la propia Corín, una mujer de provincias que vivió siempre en la periferia soñando en su mundo de fantasías románticas, de seres imposibles e irreales. Con esas novelitas ligeras daba a sus lectoras esa ración de fantasía e irracionalidad sin la que los seres humanos no podemos vivir. La traté con respeto, como era lógico, y desde entonces siempre me mostró una gran simpatía y cariño. Las tres únicas veces en que la vi siempre percibí ese cariño en las conversaciones cordiales que manteníamos. Por eso siempre la he guardado mucha estima. La primera vez me recibió con reticencias, porque ETA acababa de pedirle dinero, pero congeniamos. Fue creadora de una literatura menor y popular, sin pretensiones intelectuales, dirigida a un público humilde y poco informado. En cambio, era una fabuladora nata, sin una gran formación, pero con una intuición romántica que iba al compás de los tiempos. Cuando esos tiempos cambiaron, fue cediendo en dosis de credulidad. Seguro que hoy habrá muchos lectores que la estarán recordando con cariño y nostalgia.
ADAPTACIONES
BIBLIOGRAFÍA
Registrar más de cuatro mil quinientos títulos es una tarea imposible.
ADAPTACIONES
- Diario de una enfermera (1988) Dirigida por Luis Eduardo Gutiérrez (Rebeca López y Enrique Tobón)
- El enigma de Diana (1988) Dirigida por Luis Eduardo Gutiérrez (Raquel Ércole y Julio César Luna)
- Pecar por amor (1988)
- Te ayudaré siempre (1988)
- Si no fueras tú (1988)
- Nunca te engañé (1988)
- Mentira sentimental (1988)
- Así aprendí a quererte (1988)
- El amor llegó más tarde (1988)
- La conciencia de Lucía (1989) Dirigida por Gabriel Suau (Giselle Blondet y Carlos Vives)
- En aquella playa... (1989) Dirigida por Gabriel Suau (Rudy Rodríguez y Osvaldo Ríos)
- Mentira sentimental (1989) Dirigida por Gabriel Suau (Lourdes Morán y Rafael José)
- Aquel bello amanecer (1989) Dirigida por Álvaro Tavera (Marisol Correa y José Luis Paniagua)
- Encuentro final (1990) Dirigida por Martha Reguera (Silvian Rada y Arturo Bonin)
- Juego de amor (1991) Dirigida por Miguel Varoni (Patricia Díaz y José Luis Paniagua)
- Milagro de amor (1992) Dirigida por Pablo Alarcón (Claribel Medina y Pedro Juan Figueroa)
- Un novio original (1993) Dirigida por Felipe González (Margarita Durán y Víctor Hugo Ruiz)
- El primer amor (1994) Dirigida por Ignacio Agüero (Paulina Urrutia y Juan Falcón)
- Tu silencio y el mío (1995) Dirigida por Vicente Sabatini (Lorene Prieto y José Manuel Secall)
- Tu pasado me condena (1996)
- Ambiciones (1997) Serie de 55 Capítulos.
- Matrimonio por poder (1997)
Durante toda la década del 90 la programadora colombiana Jorge Barón Televisión hizo un dramatizado con varias de sus obras en un solo capítulo
CINE
- Tengo que abandonarte (1969) Dirigida por Antonio del Amo.
- Notre marriage: Mi boda contigo (1984) Dirigida por Valeria Sarmiento.
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