viernes, 24 de junio de 2011

Sofocleto / La horca como instrumento de cuerda




La horca como instrumento de cuerda

También llamado Luis Felipe Angell de Lama, nació en Piura, el 12 de abril de 1926 y murió en Lima el 18 de marzo de 2004. Escritor prolífico,periodista, comentarista deportivo y político, humorista agudo y poeta. Escribió doce mil sonetos o  "sofonetos", 2.538 décimas y 50 mil sinlogismos. Al fallecer estaba reeditando 27 tomos de los 162 que comprenden sus obras completas. Manual del perfecto deportado, Hacia una filosofía universal del gato, El virus matrimonial, Diccionario loco, La sábana de arriba, La sábana de abajo, Al pie de la letra, algunos de sus títulos. Se dice que la producción literaria de Luis Felipe Angell de Lama es cien veces mayor que la obra en conjunto del Siglo de Oro español. Ha escrito  mucho más que Lope de Vega, Calderón de la Barca, Quevedo, Bécquer y todos sus contemporáneos.
Vivió en Piura hasta los cuatro años y luego se trasladó con su familia a Lima. Ya leía a la perfección. En su niñez recibió como herencia de sus tíos abuelos  dos bibliotecas que sumaban veinticinco mil libros. Escribió sus primeros versos a los siete años. A los ocho, sus primeras décimas, y a los diez, el primero de los doce mil sonetos. Fue de un colegio a otro (Hermanos Maristas, La Merced, La Inmaculada, San Agustín y el Colegio San Andrés) y de una universidad a otra (Universidad Nacional Mayor de San Marcos de Lima, Pontificia Universidad Católica del Perú, La Sorbona. Leía y hablaba en inglés, portugués, italiano y francés. También conocía algo de latín y ruso.
Ingresó al Ministerio de Relaciones Exteriores del Perú en 1947 y al Servicio Diplomático en 1951. Solicitó el retiro el 31 de octubre de 1967 para dedicarse del todo a su vocación de escritor, periodista, comentarista deportivo y político, humorista y poeta
Sofocleto colaboró en innumerables publicaciones peruanas e internacionales. Empezó en el Dominical del diario El Comercio y con el correr de los años escribió sucesivamente en los diarios peruanos Correo, Ojo, Expreso, La República, La Mañana y en Selecciones del Readers Digest. En la segunda mitad de los años 70 y en pleno gobierno militar, Sofocleto escribió "Sofocleto a dos columnas" en el diario Expreso. En su primer artículo explicaba que era muy natural que él escribiese para Expreso, por ser él mismo un ex-preso, haciendo referencia a la detención y deportación de que fuera objeto durante la primera fase del gobierno militar (1968-1975). Como muchos de sus compatriotas, había pasado de la dictadura y censura de los curas en los colegios a la dictadura y censura de la sociedad por parte de los militares. Padeció cuatro deportaciones y tres años y medio de cárcel por razones políticas. Su biblioteca fue arrasada en siete oportunidades por las autoridades de varios gobiernos dictatoriales, debido a sus críticas agudas y a la creación de inolvidables apodos de los personajes políticos de turno así como por su apoyo a la revolución cubana.
Para Sofocleto la horca es un instrumento de cuerda y los domingos sin sol parecen lunes. Dios, aparte de que es ateo, está en todas partes y por eso no se le ve en ninguna. Lo bueno de la muerte es que no repite y el burro es una opinión en cuatro patas. Se pregunta por qué los siquiatras se empeñan en darle la razón al loco y si indignarse es dejar de ser digno. Considera que una mujer que no habla está muerta o es hombre. No sabe si el hombre desciende el mono pero lo merece. En su loco diccionario, los turistas son inspectores de ruinas y la calumnia es una verdad dicha por nuestros enemigo.
En la feroz definición de Sofocleto de la horca como instrumento musical,  la muerte toca su macabro instrumento de una sola cuerda y el ahorcado se despide en silencio. Se sacude durante unos  largos segundos, desde luego, pero en silencio absoluto, demostrando así su respeto por la más bella de las artes. Sofocleto nos recuerda que la música es parte esencial de los grandes  momentos  de "la vida" y tal vez nos pregunta si alguien se muere por oír esta melodía de una sola cuerda.
Los textos de Sofocleto eran comentados con regocijo. Sus lectores vivían profundamente agradecidos por su ingenio, su veneno y su humor. Corrección: sus lectores seguimos profundamente agradecidos.


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