DE OTROS MUNDOS
Cuentos de Raymond Carver
FICCIONES
CASA DE CITAS / RICHARD FORD / RAYMOND CARVER
Raymond Carver
(1938 - 1988)
BIOGRAFÍA
RAYMOND CARVER MURIÓ DE CÁNCER A LOS 50 AÑOS
ENTRE LA ESPADA Y LA PARED
LA POLÉMICA LISH
OBRAS
BIOGRAFÍA
Raymond Carver nació en Clatskanie, el 25 de agosto de 1938, y murió el 2 de agosto de 1998 en Port Angels. Escritor estadounidense cuyos relatos breves impusieron en su país un modelo narrativo denominado por la crítica "realismo sucio", porque sólo trataba temas cotidianos (sin nada heroico o excepcional) con un estilo seco y sin concesiones metafóricas.
Para mantener a su esposa y a los dos hijos de ambos tuvo que aceptar trabajos de poca monta (asistente de una gasolinera, portero...) durante una etapa de su vida cuya inestabilidad económica lo marcaría para siempre. En 1958 empezó a interesarse seriamente por la narrativa después de haber asistido a un curso de escritura creativa en el Chico State College.
Publicó sus primeros cuentos cortos en revistas, mientras estudiaba en el Humboldt State College de California, en 1963. Carver declaraba que eran tantas sus preocupaciones con los niños que apenas tenía tiempo para escribir, lo que determinó la brevedad de sus cuentos y que descartase la novela como género. Empezó a beber descontroladamente a partir de 1967 y hasta 1977, y llegó a ser incluso hospitalizado por alcoholismo.
En 1976 alcanzó reputación con la colección de cuentos ¿Quieres hacer el favor de callarte, por favor? En 1983 obtuvo un importante premio monetario de la Academia Norteamericana y el Instituto de Arte y Literatura, que le permitió reservar tiempo para escribir. Sus cuentos pueden dividirse en dos grandes etapas: la primera hasta principios de la década de 1980, y la segunda desde allí hasta su muerte. La primera puede considerarse un período convulso, en el que la forma de sus cuentos estaba dictada directamente por los sinsabores de su vida, mientras que la segunda fue más reposada, ya que la escritura pasó a ser una actividad de madurez.
Raymond Carver Ilustración de Rob Stolzer |
Los personajes de sus relatos son pequeños seres atrapados en situaciones sórdidas de la vida corriente: gente sin empleo, abúlicos, perdedores por naturaleza, trabajadores pobres, caracteres nerviosos y grises. Sus escenarios son hogares donde los matrimonios se aman y se odian, o bares donde la existencia de los marginales y alcohólicos transcurre sórdidamente, o vecinos cuyas vidas se relacionan aleatoriamente, al estilo de Chejov, su maestro preferido. Sin embargo, entre tanta oscuridad y falta de sentido, a veces brota una luz de esperanza, o un detalle de horror, rasgo que confiere al estilo de Carver una personalidad inconfundible.
Algunos cuentos están construidos dentro de la estética minimalista (pocos recursos en el menor espacio), como pequeños marcos para situaciones rápidas y apenas importantes a primera vista. Algunos críticos lo han considerado como "el mejor escritor de cuentos cortos desde Hemingway". En el marco de estos presupuestos vitales y estéticos escribió libros como Catedral (1984) o De qué hablamos cuando hablamos de amor (1981), y también interesantes volúmenes de poesía.
Sus poemas parecen una extensión de sus cuentos en el sentido del prosaísmo, pero se abren más a un mundo lírico de objetos, sensaciones y paisajes. Murió en plena madurez creativa, poco antes de cumplir los cincuenta años, a causa de un cáncer de pulmón.
http://www.biografiasyvidas.com/biografia/c/carver.htm
Raymond Carver murió de cáncer a los 50 años
El cuentista más significativo del 'realismo sucio' comenzaba a ser reconocido internacionalmente
EL PAÍS Madrid 5 AGO 1988
El escritor Raymond Carver, que durante los últimos años comenzaba a ser conocido internacionalmente como uno de los principales renovadores del cuento, dentro de lo que se ha dado en llamar realismo sucio, murió el pasado martes a consecuencia de un cáncer en su residencia de Port Angeles, en el Estado de Washington, según confirmó ayer a este periódico su agente en Nueva York. Se había casado en junio con la poetisa Tess Gallagher y deja un hijo y una hija de un anterior matrimonio.
Carver acababa de terminar un nuevo poemario, A new path to the waterfall.Últimamente podía dedicarse por completo a la literatura tras haber obtenido el premio Mildred y Harold Strauss, dotado con una renta de 35.000 dólares anuales (unos 4,3 millones de pesetas). En España, adonde pensaba viajar en septiembre, había publicado Catedral y De qué hablamos cuando hablamos de amor(Anagrama). Su relato ¿Es usted el médico? fue publicado por EL PAÍS SEMANAL el 24 de julio. Su obra se compone de diez títulos: relatos cortos y poesía.Retratista de las clases pobres norteamericanos, él mismo nació en una familia de trabajadores, por los que, según dijo en una de sus últimas entrevistas, "tengo una gran simpatía. Son mi gente".
John Gardner, como profesor de escritura creativa en Chico State University, fue quien interesó a Carver seriamente en la literatura. Todavía universitario publicó su primer cuento, Pastoral, y su primer poema, The brass ring.
El mundo de Carver está poblado por seres sin esperanza, a quienes la vida se les va entre un trabajo sin sentido y otro trabajo sin sentido. Así transcurrió buena parte de la vida de Carver, que en 1967 consiguió el reconocimiento como escritor cuando su cuento Will you please be quiet, please? (¿Quiere usted, por favor, callarse, por favor?) fue seleccionado para una antología de Los mejores cuentos norteamericanos. Ése fue el año también en que comenzó a beber duramente, lo que le hizo pasar temporadas en centros de rehabilitación.
'Realismo sucio'
De alguna forma, la crítica ha querido ver en los cuentos de Carver un parentesco con las creaciones de una serie de autores jóvenes que practican lo que se ha dado en llamar realismo sucio, tendencia de momento más bien limitada a cenáculos de iniciados, al menos en Estados Unidos. En cualquier caso, los demás miembros del grupo son más jóvenes y por lo general no han escrito mucho.Durante los años 70 y comienzos de los 80, Carver enseñó en las universidades de California, lowa, Texas, Vermont y Siracusa, y ahora se consagraba por completo a la literatura. En 1987 había escrito Errand, la historia de la enfermedad y muerte de Chejov por tuberculosis. En este caso fue la vida la que imitó al arte. Poco después de terminar el libro, Carver comenzó a escupir sangre. Era cáncer.
El estilo de Carver es sobrio hasta el extremo de que, al comienzo, algunos le compararon con Hemingway, si bien esta comparación no se puede mantener hoy. Sus cuentos son extremadamente escuetos, y a la vez misteriosos. Mr. Coffee and Mr. Fixit comienza así: "He visto unas cuantas cosas. Iba a ir a casa de mi madre a pasar unas cuantas noches. Pero cuando llegué al final de las escaleras miré y ella se estaba besando con un hombre. Era verano. La puerta estaba abierta. La tele, encendida. Ésa es una de las cosas que he visto". El relato Gazebo comienza así: "Esta mañana me echó Teacher's en el vientre y me lo quitó con lametazos. Esta tarde intentó tirarse por la ventana".
Cuando leímos por primera vez Catedral, y nos referimos exactamente al cuento que da título a uno de sus libros, comprendimos enseguida que ahí, en ese relato, quedaba condensada una nueva manera de construir literatura breve, una suerte de narrativa hecha de urgencia e inteligente elaboración. Velocidad y parsimonia. La velocidad la ponían los temas que abordaba Carver: la monotonía y esos mágicos sobresaltos en la cotidianeidad de la pequeña burguesía norteamericana. La parsimonia la dibujaban la técnica pensada, sincrética, apegada a la tradición y a la modernidad.De la avalancha de escritores norteamericanos que llegan por estos lares, Carver es el único, salvo honrosas excepciones, que nos dio la sensación de escribir entre la espada y la pared. Y el único con un secreto siempre digno de llamarse literario. Cada relato suyo nos traslada hasta este mundo que él entendía como un lugar amenazador. Una pirueta técnica, un manejo soberbio de la tramoya imaginativa hacía que esa amenaza se convirtiera en un friso de nuestro tiempo, fulminante y bello a la vez.
Los pequeños fervores
Los personajes que pueblan sus relatos tienen la hechura de los implacablemente golpeados por la bebida, la marginación o la desidia. Sin embargo, con ese material Carver no cayó nunca en la trampa de un disfrazado naturalismo de nuevo cuño. Ni la sordidez, ni la promiscuidad con que están impregnados varios de sus cuentos, impidieron que Carver rechazara la más mínima posibilidad de introducir en ellos un toque de tensión estrictamente literaria, un hálito de ominosidad, una inesperada intrusión de lo mágico, lo amenazador, o un vuelco hacia la desolación.
Todo su tan mentado realismo sucio se reducía a eso, a plasmar con un sentido demoledoramente eficaz de la ambigüedad literaria al hombre contemporáneo, tal como él lo sorprendía: inmerso en un mundo absurdo, aferrado a pequeños fervores -un televisor, una cerveza, un amigo, etcétera-, liberado de pronto, epifánicamente, por un impulso de inquietante revelación.
Hay un aspecto que conviene resaltar en Carver, aspecto que casi siempre una crítica apresurada y unas solapas superficiales tienden a ignorar: Carver nunca soslayó la tradición literaria, ni la europea, ni la norteamericana. De la europea, aprendió con Flaubert el gusto por la reescritura, el placer doloroso por la incertidumbre y los abismos que generan toda reflexión sobre el estilo. Con el autor de Madame Bovary,Carver descubrió en la prosa la única posibilidad digna que ésta tiene de llamarse tal: aspirando siempre, contra las exigencias del mercadeo editorial, a la forma artística.
De la literatura de su país no desoyó aquel consejo de John Gardner: "si puedes expresarlo en quince palabras en vez de hacerlo en veinte o treinta, exprésalo en quince". Luego, no faltaron los ejemplos del maestro Hemingway, del que Carver dijo cuando leyó En nuestro tiempo:"esto es: si consigues escribir prosas como éstas, ya has conseguido algo". Tampoco faltó el tributo a un representante de la generación inmediatamente anterior a la suya. La lectura de Sixty Stories de Donald Barthelme le hicieron comprender la importancia que debe tener para todo verdadero escritor la búsqueda de un mundo propio. En cuanto a su inclusión en la escuela minimalista, Carver nunca renegó de pertenecer a ella. Aceptó y respetó sus reglas fundamentales, y ello comportaba incluir en el minimalismo a escritores como Borges o Beckett (John Barth incluso habla de los placeres minímalistas de Emily Dickinson).
Precisamente el mismo Barth ya nos alerta sobre los peligros de exclusión que esa escuela, mal entendida, podría producir, tanto en los nuevos escritores como en los lectores. Indudablemente el minimalismo implica austeridad en la forma, en la sintaxis, sin que esto signifique jamás una desafortunada ausencia de riqueza retórica, emocional y temática.
Tanto en Catedral como en De qué hablamos cuando hablamos de amor, las únicas obras publicadas en España, Raymond Carver dejó una muestra valiosa, y en cierta manera ejemplificante, de su arte cuentístico. La muerte le impidió sacudirse de encima esa especie de síndrome de Borges, según el cual la forma extensa, la ficción de largo aliento se le mostró, más o menos conscientemente, esquiva. Ahí quedan fragmentos de su auténtica búsqueda de belleza e intensidad literaria, como correspondía al poeta que también fue.
LA POLÉMICA LISH
En 1998, diez años después de
la muerte de Carver, un artículo en la revista New York Times Magazine suscitó
polémica al alegar que su editor Gordon Lish no sólo dio consejos a Carver,
sino que reescribió párrafos enteros de sus cuentos, hasta el punto de cambiar
el final innumerables veces. En el caso de los relatos del libro De qué
hablamos cuando hablamos de amor, Lish llegó a reducir a la mitad el número de
palabras originales y reescribió 10 de los 13 finales de los cuentos del libro.
Por ejemplo, el cuento "Diles a las mujeres que nos vamos"
("Tell The Women We're Going") gana una dimensión más abstracta en
manos de Lish, que suprime las relaciones de causa y efecto que llevan a dos
adultos a matar a dos adolescentes, y añade torpeza, profundidad y silencio
donde antes había — según D.T.Max, autor del artículo— demasiadas palabras.
Es notable también el caso de
"Parece una tontería" ("A Good Thing, Small Thing"), con el
que Carver ganó el premio O. Henry en 1983. La versión original del relato
sobre un niño en coma se ve reducida a la mitad, tiene el título cambiado a
"El baño" ("The Bath") y la muerte del niño al final de la
versión de Carver se convierte en un final abierto, donde el lector no sabe si
el niño vive o no. "El baño" fue publicado en De qué hablamos cuando hablamos de amor (What We Talk About When We Talk About Love) (1981) y "Parece una
tontería" vio la luz posteriormente en Catedral (Cathedral) (1983).
Según el escritor Alessandro
Baricco, quien revisó los manuscritos anotados que sirvieran de base para el
artículo del New York Times, Carver «construía paisajes de hielo pero luego los
veteaba de sentimientos, como si tuviera necesidad de convencerse de que, a
pesar de todo aquel hielo, eran habitables.» La opinión de Baricco es que las
versiones de Carver —en un momento u otro edulcoradas por emociones que Lish
sistemáticamente suprimía— añadían humanidad a los personajes y permitían
vislumbrar en Carver algo «terrible pero también fascinante.»
OBRAS
Ficción
Will
You Please Be Quiet, Please? (¿Quieres hacer el favor de callarte, por favor?)(1976)
What
We Talk About When We Talk About Love (De qué hablamos cuando hablamos de amor)(1981)
Cathedral (Catedral)(1983)
Elephant (1988)
Beginners (2009)
(original de De que hablamos cuando
hablamos de amor, sin correcciones)
Poesía
Near Klamath (1968)
Winter Insomnia (1970)
At Night The Salmon Move (1976)
Where Water Comes Together with
Other Water (1985)
Ultramarine (1986)
A New Path to the Waterfall (1989)
Compilaciones
Fires: Essays, Poems, Stories (1983)
Where I'm Calling From: New and
Selected Stories (1988)
No Heroics, Please:Uncollected
writings (1991) (Sin heroísmos, por favor)
Short Cuts: Selected Stories (1993)
All of Us: The Collected Poems (1996)
Call if you Need Me (2000) (Si me
necesitas, llámame)
Si
me necesitas, llámame es una versión actualizada de Sin heroísmos, por favor. Este último,
publicado primero, incluye la mayoría de los trabajos sin publicar de Carver
(relatos tempranos, ensayos, prólogos, etc.) así como poemas sueltos. La nueva
versión, Si me necesitas... elimina
los poemas pero añade nuevos cuentos que Gallagher y una amiga encontraron
entre documentos de Carver.
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