Shoes
Alexander McQueen
(17 de marzo de 1969 – 11 de febrero de 2011)
Comandante de la Orden del Imperio Británico
De nombre verdadero Lee Alexander McQueen, nació en el Est End of Londres, el más joven hijo de los seis de un taxista. Dejó el colegio a los 16 años, ya que desde pequeño había comenzado a diseñar ropa para sus tres hermanas y ya entonces tenía clara intención de convertirse en diseñador. Alexander McQueen se graduó (1994) en la prestigiosa escuela St. Martins College of Art & Design de Londres formando parte de la más brillante generación británica surgida de allí junto a John Galliano o Stella McCartney. Su talento no pasó desapercibido para los sastres Anderson & Sheppard de la tradicional calle Savile Row, que le ofrecieron incorporarse a la firma como aprendiz. De ahí pasó a trabajar para Gieves y Hawkes y luego para Romeo Gigli y Koji Tatsuno, antes de abrir su estudio en East London. Tras crear su propia marca, McQueen comenzó a hacerse conocido en los tabloides británicos gracias a unos diseños rompedores respaldados por una pequeña pero fiel clientela entre la que se incluían figuras destacadas del mundo de la moda, como la estilista Isabella Blow, que fue su mentora.
En octubre de 1996, McQueen ganó el premio al mejor diseñador del año (Best British Designer of the Year). Unos días más tarde fue nombrado sucesor de John Galliano al frente del equipo de diseño de la casa Givenchy, gracias a su “brillante creatividad y maestría técnica”.
En 1997, año en el que creó cuatro colecciones para Givenchy y dos para su propia marca, McQueen compartió el galardón al mejor diseñador británico del año con John Galliano.
En diciembre de 2000, la prestigiosa marca Gucci adquirió las acciones mayoritarias de la firma Alexander McQueen. Esto le permitió desvincularse de la marca Givenchy y LVMH que, en sus palabras, limitaba su creatividad en algunas líneas de su propia marca, con algunas accesibles como McQ. Ese mismo año se casó con el cineasta George Forsyth. Su imagen de enfant terrible, junto a su creatividad transgresora y maestría en el corte, le convirtieron en uno de los más grandes y polémicos diseñadores de la historia de la moda. Su subida al poder fue un cuento de hadas por méritos propios; en 2003 fue condecorado por la reina Isabel II con el título de Comandante de la Orden del Imperio británico, que recibió de sus propias manos en el palacio de Buckingham, sólo porque le hacía ilusión a sus padres, ya que era anarquista y antimonárquico.
El estilo de McQueen se caracterizaba por una brutalidad atemperada con lirismo. La sensibilidad gótica de un cuento de los Hermanos Grimm está más cerca del espíritu de la ropa de McQueen que el fetichismo, el gore y la misoginia de los que le acusan sus detractores. Por muy oscuros que fuesen sus diseños, siempre poseían una feminidad por la que se dejaron seducir desde Björk hasta la actual Duquesa de Westminster. La influencia de cortes angulares y agresivos tiene su origen en el figurinista de la MGM Adrian, Christian Dior y Thierry Mugler.
En 2003 lanzó al mercado su primer perfume, Kingdom y una colección de ropa para hombre hecha a medida producida por la sastrería Huntsman, de la londinense Savile Row. En 2004, se dio a conocer por primera vez en la pasarela de Milán su colección prêt-à-porter masculina.
McQueen presentó sus colecciones en la Semana de la moda de París y cuenta con tiendas en las principales ciudades del mundo. Sarah Burton, mano derecha suya durante doce años, tomó las riendas del diseño de su firma Alexander McQu
Vida privada
McQueen era abiertamente homosexual, y se dio cuenta de su orientación cuando era muy joven. Asi se lo dijo a su familia cuando tenía 18 años, sobre esto comentó "Estaba seguro de mí mismo y de mi sexualidad, y no tengo nada que ocultar. Me fui directamente del vientre de mi madre al desfile del orgullo gay."
En el verano de 2000, McQueen se casó extraoficialmente con su compañero George Forsyth, director de documentales, en un yate en Ibiza. La relación termino un año después y McQueen y Forsyth formaron una estrecha amistad.
Muerte
El 11 de febrero de 2010 fue encontrado muerto en su domicilio londinense a los 40 años de edad. La policía fue llamada a las 10.20 am y su cuerpo retirado a las 4.30pm. La oficina de McQueen confirmó la noticia: "Es una trágica perdida. No haremos comentarios en este momento por respeto a la familia McQueen". La autopsia confirmó que se ahorcó después de haber consumido cocaína, somníferos y tranquilizantes. Su suicidio fue motivado al parecer por la depresión que había estado pasando desde la muerte de su madre, solo 10 días antes de su propia muerte. En su página de Twitter, que fue cerrada poco después, McQueen había demostrado su tristeza por la muerte de su madre y también sufría por ella desde hacía unos meses. Paradójicamente, su mentora, el icono de la moda Isabella Blow, se suicidó tres años atrás también en vísperas de la Semana de la Moda de Londres, dato que coincidía con la muerte de McQueen.
McQueen también trabajó con grandes artistas como Björk y Ayumi Hamasaki en sus últimos años de vida.
Herencia
Su herencia irá destinada en parte a sus perros, a los estudiantes de moda de la escuela Central Saint Martins de la capital inglesa y a diversos familiares.
La noticia
Hallado muerto el diseñador británico Alexander McQueen
Fue encontrado en su domicilio londinense. Según varios medios británicos se trata de un suicidio
Noticias relacionadas
Me cuentan por teléfono que la versión online de un tabloide inglés acaba de anunciar la muerte de Alexander McQueen (nacido en 1969), y entro a mirar, aunque no me lo creo hasta que lo leo en la BBC. Entonces sé que es cierto. McQueen, de 40 años, ha sido encontrado muerto en su casa de Londres en lo que, según los medios británicos, parece un suicidio. McQueen cumplía en 2010 su mayoría de edad, 18 años desde que presentara su proyecto de licenciatura en la Saint Martins School: una colección inspirada en Jack El Destripador, que fue adquirida en su integridad por la editora de moda Isabella Blow, quien haría de McQueen uno de sus protegidos y amigo.
Según algunos medios británicos, McQueen tendría razones para el suicidio. Entre otras, la reciente muerte de su madre o el suicidio de la propia Isabella Blow hace tres años. Incluso recurren y bucean es su cuenta de Twiter, donde la semana pasada había escrito: “¡La vida debe seguir!”.
Pero de McQueen sólo sabemos hoy lo que él quiso mostrar sobre la pasarela. La misma en la que, con los años, ha ido dejando diluir su rabia de joven airado que empezó como sastre de aristócratas y ricos de la City en Saville Row, mucho antes de escuelas de moda y colecciones. Entre sus primeras creaciones estuvieron los forros de los trajes del príncipe de Gales, en cuyo interior escribía barbaridades. Después vendría Saint Martin, la presencia de Isabella Blow en su carrera y en su vida; y esa capacidad para deslumbrar al público con colecciones rudas, siniestras, poéticas, construidas a conciencia con cortes duros y ampulosos; hombros anchos y cinturas constreñidas con corsés inspirados en la obra del figurinista de la época dorada de la Metro, Adrian, y en las creaciones ochenteras de Mugler o en las siluetas de Christian Dior.
(FOTO DE ZAPATOS)
(FOTO DE ZAPATOS)
Las malas intenciones
McQueen nunca perdió su fascinación por interpretar el clasicismo inglés con ironía y un punto de rabia desclasada. Supo transformar con maestría la moda en un elemento dramático y hacer de sus desfiles acontecimientos teatrales donde la puesta en escena iba más allá de lo espectacular y en los que el diseñador siempre dejó muy claro que su concepto de la moda sobrepasaba lo comercial o lo vendible. Avisaba que albergaba peores intenciones. Una necesidad de seguirse burlando de un mundo establecido en el que no se sentía cómodo, y menos aun después de su paso por Givenchy como director creativo, una etapa de la que renegaría tiempo después.
En los últimos años, sus creaciones alternaron la búsqueda de elementos fantásticos –tradicional o extraterrestre: así se evadía de un ánimo oscuro– con otras colecciones capaces de caricaturizar con tremenda crueldad el letargo de una moda autorreferencial y claustrofóbica que le asfixiaba.
McQueen murió ayer, con 40 años, en Londres. Mientras en Nueva York sus colegas se preparaban para la Semana de la Moda, que está a punto de empezar.
“He aprendido mucho de su muerte. He aprendido que merece la pena vivir. Para luchar contra el sistema”, declaró a la revista de moda W, un año después del suicidio de su amiga Isabella.
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