DE OTROS MUNDOS
Amália da Piedade Rebordao Rodrigues
(1920/07/23 - 1999/10/06)
Nació el 23 de julio de 1920 en el seno de una familia humilde oriunda del barrio de Beira Baixa, en Lisboa. Empezó a mostrar sus dotes de artista a los cuatro años. "Cantaba todo lo que oía y las vecinas me daban a cambio unas monedas o algún dulce". En el año 1940 cantó por primera vez en el Retiro da Severa, un local que fue durante décadas el templo de la música popular. Por aquel entonces los fados eran considerados canciones malditas y de mala reputación. El fado nació, al igual que Amalia Rodrigues, en los barrios pobres de Lisboa, como expresión de las penas de sus gentes. Su nombre proviene del latín fatum, que significa algo así como "encadenamiento fatal de los sucesos".
En Madrid de 1943 hizo Amalia Rodrigues la que fue su primera actuación fuera de Portugal. En el que fue su primer viaje a España, en plena posguerra, y con «dos mil pesetas en el bolsillo, que en ese momento era una fortuna», Rodrigues coincidió con Manolete, Hemingway, e Imperio Argentina, con la que cantó Ojos verdes y La Piconera. Convencida de que debía de tener «una costilla gitana» por lo mucho que amaba el flamenco, Amalia Rodrigues volvió a actuar en Madrid en 1990 para celebrar sus 50 años en la profesión.
Sus primeros discos los grabó en Brasil en 1945, después fueron editados en Portugal. Amalia se convirtió en un personaje internacional en 1955, gracias a la banda sonora de la película Los amantes del Tajo, de Henri Verneuil. Y al año siguiente triunfó en el Olimpia parisino, donde sus 158 centímetros de estatura fueron suficientes para auparse por encima de quienes en su Lisboa natal seguían menospreciando el fado.
Fatalista, escéptica y humilde, la voz más representativa del fado, que se casó dos veces y levantó grandes pasiones entre los hombres, entre otros el playboy Porfirio Rubirosa, el millonario Onassis y el actor Richard Widmark. En el verano de 1974 le acusaron de haber sido portaestandarte de la recién derrocada dictadura y de pertenecer a la policía secreta del dictador Oliveira Salazar poco después de la revolución del 25 de abril de 1974.
Fue la primera que llevó al fado los versos del poeta más famoso de Portugal, Luis de Camoes (1524-1580), y los letristas más conocidos del país quisieron que interpretase alguno de sus temas. Entre las canciones que inmortalizó están "Vou dar de beber a dor", "Uma casa portuguesa", "Nem as paredes confesso" o "Barco negro".
En 1984, al enterarse que padecía de un cáncer de pulmón, intenta suicidarse. Los últimos quince años de la vida de Amalia fueron silenciosos. Amalia Rodrigues fue desapareciendo de los escenarios. Se dedicó a escribir poesía, "versos para mi propia muerte", como ella decía.
Con motivo de la Exposición Universal de Lisboa, Amalia cantó ante un público nostálgico y ansioso de recuperar la memoria. La pasional artista, que siempre se definió como una persona «desencantada, desilusionada y demasiado idealista», tenía todo lo que necesita el fado, esa música melancólica, desgarrada, dramática y triste a la que doña Amalia dedicó 58 años de su existencia y de la que fue su embajadora en el mundo.
Amalia Rodrigues murió en Lisboa a los 79 años. Sus restos fueron sepultados en el cementerio lisboeta de Los Placeres, tras un funeral de Estado en la Basílica de Estrela, al que asistió el presidente portugués, Jorge Sampaio. El Gobierno portugués decretó tres días de luto oficial tras la muerte del símbolo nacional.
BUSCABIOGRAFIAS
"Soy una máquina de coser tristezas"
Amália Rodrigues
Eran cosas de niños. Una vez comí cerillas para castigar a mi abuela, que había dicho algo que no me gustó. Cuando vi La dama de las camelias lloré, bebí vinagre para ser como ella... Me ponía en la ventana para que me diera el aire, pillar la tuberculosis y morir como ella. No entendía nada, solo que el padre era muy malo y que se mató por eso. Quería morir así.
Portugal se dispone a vivir tres días de luto y homenaje nacional a la cantante fallecida
JAVIER GARCÍA Madrid 7 OCT 1999
La cantante portuguesa Amália Rodrigues, considerada como la dama del fado, falleció ayer en Lisboa, a los 79 años de edad. Su cuerpo fue encontrado por su secretaria personal, Leonilde de Jesús Henriques, en el dormitorio de su residencia. Reconocida unánimemente como la "voz de Portugal", a pesar de su identificación con el régimen salazarista, Amália Rodrigues encarnó el símbolo de los valores tradicionales del alma lusa: la nostalgia, la ternura y la soledad. El Gobierno socialista decretó ayer tres días de luto oficial por su muerte, a falta de cuatro jornadas para las elecciones generales en el país.
La muerte de la máxima intérprete del fado provocó la consternación en todo el país, y la mayoría de los partidos políticos suspendieron ayer las actuaciones musicales y los actos festivos de su campaña electoral. La embajadora universal de la idiosincrasia lusa fue encontrada sin vida en el dormitorio de su residencia lisboeta a primeras horas de la mañana. Su secretaria de toda la vida, Leonilde de Jesús Henriques, explicó que Amália Rodrigues "ya se encontraba indispuesta" el pasado martes, motivo por el cual canceló su presencia, como invitada de honor, en una corrida de toros en solidaridad con el pueblo de Timor Oriental, la ex colonia portuguesa arrasada por las milicias y el Ejército indonesios.Procedente de una familia muy humilde de la ribera del Tajo, la dama del fado comenzó a cantar desde niña, cuando vendía limones por los muelles del puerto lisboeta. En una entrevista concedida a EL PAÍS poco antes de su muerte, Amália Rodrigues contaba que sus comienzos fueron muy difíciles: "Cantaba en el puerto y en las viejas tabernas de Lisboa para ganar algunas monedas".
Controversia
El fado era considerado entonces como una música de los arrabales, propia de las clases bajas. Pese a las resistencias, Rodrigues consiguió sus primeros éxitos con canciones como Lisboa antigua, Coimbra o Barco negro. El desgarro y el timbre de su voz la catapultaron rápidamente por los escenarios de todo el mundo. Se casó dos veces. La primera vez, a los 16 años, con un guitarrista, del que se divorciaría poco después, y la segunda, a los 40. En la década de los sesenta, Amália Rodrigues conquistó el éxito internacional y viajó a Hollywood, donde cosechó "muchos admiradores y pretendientes, como Anthony Quinn, quien me escribió decenas de cartas", explicaba.Su identificación y defensa del régimen del dictador Oliveira Salazar la convirtieron en el blanco de la oposición democrática, que, tras la revolución de los claveles, le perdonaría sus veleidades políticas como símbolo de reconciliación nacional. Tras su reaparición artística, en 1976, en Lisboa, la dama del fado desmintió sus presuntas implicaciones con el régimen salazarista, aunque reconocía que se vivía "mejor con Salazar que ahora".
A pesar de su edad, Amália Rodrigues vivía de noche y no amanecía hasta bien pasado el mediodía. Solía reunir a sus amigos e invitados en el salón de su casa, donde pasaba los vídeos de sus mejores actuaciones y cantaba sus canciones, a modo de karaoke, hasta que las primeras luces del día entraban por las persianas.
La cantante era una gran aficionada a los toros, cuya estocada final está prohibida en el país vecino. "El mundo taurino y la canción", decía, "estaban muy unidos. Después de las corridas, nos juntábamos con los toreros y organizábamos noches de juerga que acababan siempre de madrugada. En España canté por primera vez en el Retiro, y allí conocí a las grandes figuras del toreo. Ese mundo de la farándula era realmente especial. Siempre nos reuníamos gente del mundo del cine, los toros y la canción".
Tras conocerse la noticia de su muerte, centenares de personas comenzaron a desfilar por la casa de la cantante más universal del mundo lusitano. El presidente de la República, Jorge Sampaio, explicó que Amália "fue siempre, y sobre todo, la persona que más se identificó con los valores nacionales como la saudade, el afecto, el amor y la soledad".
El ex presidente y líder histórico de los socialistas portugueses, Mario Soares, dijo que la fallecida fue siempre "una persona muy amable, modesta, nada diva y digna de todo aprecio, a pesar de ser muy conservadora e incluso salazarista". El ministro de Cultura, Manuel María Carrilho, destacó que Amália Rodrigues fue "la representante más genuina del sentir portugués, quien con su talento y su profunda sensibilidad transformó el fado en una de las formas musicales más conocidas del mundo".
El primer ministro, el socialista António Guterres, decretó ayer tres días de luto nacional por su fallecimiento, y explicó: "Hay figuras que son símbolos de un pueblo, y Amália Rodrigues entrará en la historia como el símbolo más sobresaliente del pueblo portugués".
Perseguição — (1945)
Tendinha — (1945)
Fado do Ciúme — (1945)
Ai Mouraria — (1945)
Maria da Cruz — (1945)
Ai Mouraria — (1951/52)
Sabe-se Lá — (1951/52)
Novo Fado da Severa — (1953)
Uma Casa Portuguesa — (1953)
Primavera — (1954)
Tudo Isto é Fado — (1955)
Foi Deus — (1956)
Amália no Olympia — (1957)
Povo que Lavas no Rio — (1963)
Estranha Forma de Vida — (1964)
Amália Canta Luís de Camões — (1965)
Formiga Bossa Nossa — (1969)
Amália e Vinicius — (1970)
Com que Voz — (1970)
Fado Português — (1970)
Oiça Lá ó Senhor Vinho — (1971)
Amália no Japão — (1971)
Cheira a Lisboa — (1972)
Amália no Canecão — (1976)
Cantigas da Boa Gente — (1976)
Lágrima — (1983)
Amália na Broadway — (1984)
O Melhor de Amália - Estranha Forma de Vida — (1985)
O Melhor de Amália volume 2 - Tudo Isto é Fado — (1985)
Obsessão — (1990)
Abbey Road 1952' — (1992)
Segredo — (1997)
DISCOGRAFÍA COMPLETA
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FILMOGRAFÍA
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