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Pink Floyd / Syd Barrett siempre estuvo ahí
La última vez que Syd Barrett visitó a los Pink Floyd
Syd Barrett
CREADOR DE
PINK FLOYD
BIOGRAFÍA BREVE
“Syd”
Barrett fue un guitarrista, compositor y cantante inglés. Su verdadero nombre
era Roger Keith Barrett y se distingue por haber sido miembro fundador de la
agrupación de Rock Pink Floyd. Desafortunadamente, su personalidad inestable y
su adicción a las drogas dieron al traste con su prometedora carrera musical.
A mediados
de los años sesenta forma Pink Floyd, un grupo inicialmente de blues que se
inclinaría por la novedosa música “psicodélica” -un estilo de Rock que tenía
como fin la experimentación sónica-. A finales de 1966 el grupo inicia carrera
en el estudio de grabación con tres singles escritos por Barrett. En su primer
larga duración “The Piper At The Gates Of Dawn” (1967) Barrett dirige al grupo
hacia una extraña jornada psicodélica, plena de imaginación.
Su estilo de
tocar la guitarra era altamente innovador para la época. A Barrett se le deben
esos extraños sonidos de guitarra Slide cargados de eco, que Pink Floyd utilizó
durante toda su carrera. El guitarrista los creó utilizando un encendedor de
metal, en lugar de un “cuello de botella”. Eran sus mejores días como artista.
Sin embargo,
al encontrarse Barrett con la fama y el reconocimiento, su comportamiento se
vuelve errático, en parte debido al consumo desmedido de la droga conocida como
LSD. Los recitales se veían afectados por las continuas indisposiciones e
impredecibles comportamientos. Por ejemplo, una noche en el Fillmore West de
San Francisco el guitarrista se rehusó a tocar los acordes de las piezas para
simplemente hacer sonar las cuerdas de su guitarra mientras las desafinaba.
Durante esta
época el guitarrista sufre un colapso nervioso que cambiaría su vida para
siempre. Para apoyar al grupo entró como segundo guitarrista David Gilmour, sin
embargo, poco a poco Barrett dejaría de participar con el grupo hasta hacer
oficial su salida. En el segundo álbum de Pink Floyd “A Saucerful Of Secrets”
(1968) aparece sólo una pieza compuesta por él.
Luchando por
su recuperación y con una inconsistente forma de trabajar, Barrett trató de
grabar su primer disco en solitario con la ayuda de Gilmour. Las sesiones
abortaron hasta finales de 1969 cuando apoyado en músicos de la banda Soft
Machine el trabajo se completó. “The Madcap Laughs” apareció a principos de
1970 teniendo un éxito moderado.
Un segundo
álbum titulado “Barrett” aparece ese mismo año, con una mejor producción, pero
mostrando a un Barrett más afectado. Los músicos que le ayudaron a completar
sus piezas expresaron la gran dificultad que era sobrellevar el trabajo. Las
partes de Barrett estan llenas de anomalías en el tiempo y en la técnica, pero
mantenían aquel halo de misterio que le caracterizó siempre.
Después de
un par de intentos fallidos por formar un nuevo grupo y grabar otro álbum,
Barrett desaparece de la escena. Fue en 1975 cuando se presentó inesperadamente
en los estudios Abbey Road cuando Pink Floyd grababa el álbum “Wish You Were
Here”. El guitarrista apareció gordo, con su cabeza y sus cejas afeitadas
-hecho que inspiraría el personaje de Pinky en la pelicula “The Wall”-. Sus
ex-compañeros observaron con tristeza a su amigo, dedicándole un par de piezas.
Era muy probable que Barrett padeciera una enfermedad mental y lo mejor era que
se retirara definitivamente del negocio de la música.
En 1988
apareció un nuevo disco con el único material restante de la época 1968-70. Su
título fue “Opel” y como de costumbre fue ensamblado con muchas dificultades
por los miembros de Pink Floyd -Al igual que la Box-Set “Crazy Diamond”
(1993)-. Este lanzamiento tenía la intención de hacerle llegar nuevas regalías
económicas.
Muy poco se
supo de Syd Barrett hasta el día de su muerte ya que evitaba a toda costa las
entrevistas y las apariciones públicas. Vivía en Cambridge con su madre y
trabajaba en la jardinería y en la pintura abstracta. Desafortunadamente la
diabetes empeoró su estado de salud y murió el 7 de julio del 2006.
Syd Barrett
Cuando murió Syd Barret , fundador y líder de
Pink Floyd, el 7 de julio del año 2006 , su hermana se encontró con que en la
cuenta de Roger-su verdadero nombre- había algo más de dos millones de euros.
Una cuenta inmaculada de años y años engordada por el dinero que
le ingresaban en su cuenta periódicamente , proveniente de derechos de autor y
venta de discos de Pink Floyd. Dave Gilmour siempre se preocupó de que le
ingresaran el dinero. Todo ese dinero fue a parar, finalmente, a sus hermanas.
Oficialmente, Barret había muerto a causa de un cáncer de
páncreas, pero era un diabético durante sus últimos ocho años . Y lo que es
peor, desde que lo echaron de Pink Floyd, de su propio grupo, en abril de
1968, sufría de esquizofrenia perpetua, provocada por su adicción al LSD, a lo
que se sumaba un desorden bipolar y un espectro de autismo. El caso Barret es
uno de los más estudiados en el mundo de la esquizofrenia.
Syd Barret vivía como un ermitaño en su ciudad, en Cambridge. Se
movía en bicicleta, con una especie de cesta ,tal como describía en su genial y
surrealista tema “Bike” . Al final, parece que intentaba escribir un libro. Esa
era la vida de un genio que se volvió loco. Así de simple. El fundador de Pink
Floyd, el creador de obras maestras absolutas como “Arnold Layne”, “See Emily
Play” e “Interstellar overdrive”.
El también inventó el sonido de Pink Floyd . Hasta el nombre,
tomado como broma surrealista, basado en los nombres de dos músicos de blues no
muy conocidos: Pink Anderson y Floyd Council . Syd fue tan vanguardista y
revolucionario que aún está por conocer el nuevo genio que pueda superarle en
su propia astronomía de la esquizofrenia.
UN DIAMANTE LOCO
Jamás me resultó extraño cuando en el mes de junio de 1975 , Syd
dijo que “Shine on your crazy diamond”, el tema primordial de un nuevo disco
de los Floyd, le parecía que sonaba “un tanto antigua”, a preguntas de su viejo
amigo y compañero Roger Waters.
Al parecer, ese 5 de junio de 1975 fue el último día que los
cuatro Pink Floyd pudieron ver a Syd Barret por última vez. Ese día, Dave
Gilmour, su sustituto como guitarrista del grupo, le había invitado a su boda
con su primera esposa Ginger. Más tarde, ambos se fueron a Abbey Road, al
estudio 3 , al de arriba, donde Pink Floyd estaban grabando “Whish you were
here” , el álbum decisivo tras el sonado éxito de “Dark side of the Moon”.
Syd Barret se sentó al fondo , detrás de la consola de
grabación. Llegaron los tres y nadie lo reconoció. Sy Barret estaba calvo,
gordo y casi sin dientes. No, no podía ser el increíble y mágico Syd Barret
fundador de Pink Floyd. El no hablaba, nadie se acercaba, hasta que Waters le
preguntó que le parecía “Shine on your crazy diamond”. Rogers siempre se había
aprovechado de la locura de su viejo amigo para escribir sus “lunáticas” letras
y no hacía más que escarbar en la propia leyenda en la que Syd se había
convertido con el tiempo ,como músico revolucionario y también como el primer
gran genio de la música víctima del LSD.
En “Dark side of the Moon” había escrito ya “Brain damage y
“Eclipse” para agigantar la figura de Syd. Y,luego, el siguiente álbum se
llamaba “Wish you were here” y encima se atrevía a ponerle “Shine on
your crazy diamond” , porque se sabía que Syd ya no se enteraba de nada.
Waters siempre ha sido siempre inteligente , cínico y perverso.
Kevin Ayers fue amigo de Syd en el colegio, en Cambridge, en el
Technical College. El Kevin que produje me contó muchas cosas de como Syd, simplemente, quería viajar y viajar hacia esa “astronomía dominada” por su
cerebro. Al más allá de la mente. Quizá por eso encontró en el LSD el
instrumento interestelar. Según Kevin se llegaba a meter cuatro viajes de LSD
al día en cualquier cosa, en una cuchara, en un terrón de azúcar, en lo que
fuera. Pero,a cambio, la música que hacía era sumamente diferente, espacial,
galáctica. Syd inventó la psicodélica en el mundo de la música. El era la
propia “psicodelia”.
EL RIVAL DE LOS BEATLES
Kevin pensaba que probablemente fichar por la EMI , con un gran
“status”, como los Beatles, y grabar con el mismísimo ingeniero de los Beatles, no fue algo que le sentara bien al galáctico Syd. Empezó a decir que era un
revolucionario y que no era famoso. Y lo que es peor: que él vivía en un
“flat” alquilado y John Lennon, en una mansión. Y que era algo absolutamente
injusto.
Norman Smith,el productor e ingeniero de los Beatles , jamás le
gustó nunca Syd, porque le desconcertaba en cada una de las sesiones que él
dirigía con su nuevo gran grupo Pink Floyd. El cerebro de Barret iba a la
velocidad de la luz y el de Norman sólo a la velocidad de un buen artesano.
Norman incluso ha contado que el único que se mostró indiferente
y contestatario con los Beatles fue el propio Barret cuando Norman les llevó al
estudio 2 para que conocieran a las majestades” de la música británica. Fue en
la primavera de 1967, mientras los Beatles esa noche grababan “Lovely Rita” ,
del “Sgt. Peppers” . Roger, Nick y Rick se mostraron casi babosos con los
Beatles, pero Syd llegó a decir que aquella música era una mierda, comentario
que al parecer no llegó a oídos de Paul, que era el autor de la canción.
Aquella noche , ellos grababan “El Espantapájaros” de “The Pipe at the gates of
Dawn”.
EL PRIMER GRAN ALBUM
Para mí y lo saben muchos seguidores de Plasticos y Decibelios,
es mi álbum favorito de Pink Floyd. Publicado a finales de 1967 todavía parece
increíble como pudieron llegar tan lejos en aquellos años. Me parece algo
sublime, majestuoso, como si descubriera las estrellas, el espacio con la
música de Syd Barret. La obra de un genio que nunca obedecía a Norman Smith.
Más transgresor que Jimi Hendrix, más nihilista que el mísmísimo Pete
Townshend. Un absoluto genio. David Bowie siempre ha sido un forofo especial de
Barret.
Incluso en su disco de versiones de “Pin-ups” incluyó la
increíble “See Emily Play”” , que había sido elegida como la mejor canción
psicodélica de toda la historia. Para Bowie lo que más le dejaba perplejo era
su fraseo,su dicción , la manera de cantar . No era lo típico de un “palurdo
inglés” , sino que tenía algo más que la técnica del cantante americano. Para
Bowie la voz de Syd le parecía algo de otro mundo. El amor de Bowie por Barret
llegó hasta el punto de que la última vez que ha cantado en directo en todos
estos años, fue para rendir un pequeño tributo a Syd , que Dave Gilmour, su
sustituto en los Floyd, había preparado en el Royal Albert Hall, en mayo del
año 2006. Hace justo ocho años. Bowie cantó el primer single de Pink Floyd, el
increíble “Arnold Layne” , la grotesca historia de un sujeto que robaba bragas
y ropas de mujer para luego ponérselas en su casa . En aquella época, la madre
de Roger Waters, su amigo, alquilaba en Cambridge habitaciones para estudiantes
y Syd tenía la manía de tomar las bragas de las chicas y olerlas de manera
intensa para conocer la profundidad de su olor, como si se tratara de un lobo
en celo.
“The Piper at the Gates of Dawn” , a pesar de su peso
vanguardista , a pesar de su supuesta falta de comercialidad, fue un éxito increíble.
El álbum de la gran psicodélica. Desgraciadamente, Barret, cada día, era un
zombie al que se le iba a cabeza. Se iniciaba su gran parálisis mental. Había
conciertos que lanzaba la guitarra como si fuera una granada y,en otras
actuaciones, simplemente, se quedaba quieto y Pink Floyd, sin remedio, tenían
que suspender la actuación.
EL ACIDO, EL ACIDO LISERGICO
Syd Barret pudo llegar a Los Angeles , que era la capital de su
paranoia. Un desconocido Alice Cooper había oído el disco de los Floyd y quería
conocerlos como fuera. Llegaron a cenar en el club Chetah y el guitarrista de
Cooper, se quedó perplejo cuando Syd le pidió que le pasara el azúcar ,
mientras sacaba un recipiente y los bañaba en el terrón. Todos empezaron a viajar
a otra galaxia.
De vuelta a Londres, Pink Floyd estaban de gira con Jimi Hendrix
y Kevin Ayers. Y Kevin me contó que a Jimi le daba Chas Chandler, su manager,
heroína y al pobre Syd de todo . Podía tomar Mandrax, el tranquilizante o
pastillas adelgazantes. Syd estaba ya loco. Así que , continuamente ocurría lo
que sucedió en San Francisco. Barret desafinaba la guitarra a propósito y ya no
podía cantar. Ni siquiera podía mover sus labios. A la siguiente gira ya era
imposible tenerlo en el grupo y se acordaron de Dave Gilmour, que encima era
buen amigo de Syd.
Gilmour era guapo, gran guitarrista , de gran técnica, pero
carecía de la imaginación de Barret. En Pink Floyd empezó a crecer el miedo, el
pánico. Perdían a su compositor,a su líder ,a su guía. Incluso para la compañía
EMI parecía una tragedia. Incluso el ingeniero y productor Norman Smith le
entró el pánico ante la posibilidad de la degeneración del grupo que producía.
En enero de 1968 se decidió definitivamente que Syd Barret se
convirtiera en una especie de Brian Wilson de los Beach Boys. No se le
expulsaba del grupo, pero no iba de gira ni tocaba en directo.Ni tampoco se le
esperaba en el estudio de grabación.
Syd Barrett, 1975 |
LA MARGINACION Y EL FINAL
Cuando Pink Floyd grababan el segundo álbum, “A Saucerful of
secrets”, sólo le dejaron tocar algo de guitarra en “Set the controls for the
heart of the sun”. Le mantenía apartado de la sala del estudio 3. Le ubicaban
incluso en la recepción del estudio. Allí tirado o escondido en los bosques de
su locura o sus viajes mentales intergalácticos.
Nadie quiso dejar tirado a Syd Barret, pero el caso es que así
sucedió. Dave Gilmour, que siempre se había sentido culpable de haberle quitado
el puesto, fue el último en hacer un esfuerzo al poner dinero y producirle el
segundo disco en solitario, llamado simplemente, Barret. Era imposible hacer
algo coherente con aquel loco que había dejado de ser un cerebro coherente. El
álbum, además, se hacía entre restos de sesiones de otros discos de Pink Floyd.
Y era bastante peor que el primer intento en solitario, “The Madcap laughs”,
que se había podido terminar con Joe Boyd y otros cinco productores, que todos
ellos desistían ante la imposibilidad de grabar algo racional.
Ahogado en su propio locura, un buen día dijo que quería ser
médico y que se volvía Cambridge. Quería cambiar su vida y convertirse en algo
diferente. Poco después , le despojaron de cualquier hilo con su Pink Floyd.
Siempre me pareció vergonzoso que a un pobre loco le hicieran firmar en en mayo
de 1972 un documento en que dejaba de tener cualquier vinculación o intereses
financieros con los siguientes trabajos de Pink Floyd.
Dos años después, le persuadieron para volver a los estudios de Abbey Road para
que pudiera grabar cualquier cosa. Pero las sesiones de tres días fueron
erráticas e impresentables, a pesar de que Barret llegó maquetar unas once
canciones. Durante unos años vagó por hoteles de Londres, preocupado como
siempre por sus propias ropas. Hay anécdotas de todo tipo de aquella época. Por
ejemplo como Syd llevó su ropa sucia a la “boutique” del momento, porque le
había dicho que era una buena lavandería. Una vez que se gastó todo el dinero
y, sin recursos, esta vez si que volvía definitivamente a Cambridge, a casa de
su madre, que todavía estaba viva. Ya no salió de allí hasta su muerte, a
excepción de unos pocos meses en 1982, en que regresó a Londres. Al regresar
hizo algo que requirió un nuevo tratamiento psiquiátrico. Syd volvió a
Cambridge desde Londres, caminando nada menos que 80 kilómetros.
Syd Barret comenzó a pintar. Cuadros abstractos con estrellas de
protagonistas. Siempre en compañía con los mismos discos. Mucho de Bo Didley ,
su guitarrista favorito,algo de los Beatles y de los Stones y muchos discos de
jazz viejos. Pero nunca fue feliz ni se sintió libre en aquellos días que vivió
como un ermitaño o un enfermo de esquizofrenia con ribetes de un simple
recluso. Un recluso con 25 guitarras que guardaba de sus viejos tiempos, que
nunca tocaba, que se quedaba sentado asombrado viendo la televisión y
poniéndose cada día más gordo.
Quizá fuera prisionero de una ansiedad existencial crónica.
Quizá era simplemente un loco no peligroso, aunque perpetuamente vigilado
primero por su madre y ,luego, por su hermana Rosemary, que vivía cerca de la
pequeña casa de Syd, en St. Margaret Square, donde actualmente se han instalado
unos franceses que la compraron por poco dinero y que desde luego no sabían quién
era el anterior morador.
Según su hermana, en sus últimos años de vida ni siquiera sabía
que era un músico y que había sido el fundador de un grupo como Pink Floyd.
Murió con la risa esquizofrénica de un demente. Pero estoy seguro de que había
un extraño placer en su locura que sólo los locos conocen.
Muere Syd Barrett, el genio impulsor de la psicodelia británica
El antiguo cabecilla de Pink Floyd vivía retirado en Cambridge desde 1971
DIEGO A. MANRIQUE Madrid 12 JUL 2006
Syd Barrett, fundador de Pink Floyd, murió el viernes 7 en su casa de Cambridge, víctima del cáncer (otras fuentes hablan de diabetes y sugieren que el fallecimiento fue posterior). La confusión sobre la fecha de la muerte se ajusta al carácter de este artista misterioso. De verdadero nombre Roger Keith Barrett, abandonó el negocio de la música en 1971. Se acogió al cuidado de su madre y de sus cuatro hermanos tras años de excesos con sustancias alucinógenas.
La última vez que se habló de Syd Barrett fue a comienzos de año: el 6 de enero cumplía los 60 años de edad y fueron muchos los medios que se acordaron de él. Por esas fechas, los familiares de Barrett redoblaron la vigilancia: no querían que acudieran periodistas y equipos de televisión a burlarse de él. Resultaba fácil: Barrett carecía de maldad y se dejaba liar si se le pillaba solo en casa o haciendo la compra en el supermercado. Con el pelo rapado y pasado de peso, en nada se parecía al taciturno adonis que era objetivo principal de lasgroupies en el Londres hippy.
Estudiante de Arte, Barrett se unió en 1965 a Roger Waters, Nick Mason y Rick Wright, aspirantes a arquitectos entonces entregados a la música. Era un líder nato y decidió que el nombre del grupo fuera Pink Floyd, partiendo del de dos oscuros bluesmen rurales, Pink Anderson y Floyd Council. Pero el pop londinense estaba cambiando velozmente y, en 1966, el popular rhythm and blues adquirió formas muy fantasiosas, que se denominaron "psicodelia" por -supuestamente- reflejar la experiencia del LSD, droga que había sido legal durante varios años.
Capitaneado por el carismático Barrett, el grupo se colocó en la primera línea del pujante movimiento underground en la capital británica, aunque sus ambiciones eran más estéticas que políticas. En 1967 consiguieron dos éxitos (Arnold Layne, See Emily play) y editaron su primer elepé, The piper at the gates of dawn. Para finales de ese año, sus compañeros comprobaron que Barrett ya no podía funcionar en directo: el consumo masivo de drogas le fue convirtiendo en un músico poco fiable en el escenario y, muchas veces, un vegetal fuera de los focos.
Pragmáticos, los miembros más estables de Pink Floyd alistaron a David Gilmour, un guitarrista amigo de Cambridge, para cubrir a un Barrett que se acercaba a lo catatónico. En abril de 1968, finalmente fue despedido del grupo; los representantes se solidarizaron con él y también dejaron el proyecto. Ese año se publicó el segundo LP de Pink Floyd, A saucerful of secrets, con mínima aportación de Barrett.
Las canciones de Barrett ejemplarizaban las particularidades de la psicodelia londinense. Que enlazaba con la tradición británica delnonsense y encajaba en el universo de Alicia en el país de las maravillas. También se solidarizaba con excéntricos inofensivos: el protagonista de Arnold Layne robaba ropa femenina. Musicalmente, era una psicodelia dulce, alejada de las robustas exploraciones instrumentales de los grupos de San Francisco.
En sus discos en solitario, Barrett derivó hacia un sonido más bucólico y vaporoso, a veces infantil. Fueron The madcap laughs y Barrett,editados ambos en 1970. Pero su contacto con la realidad era cada vez más tenue, como muestran los temas inéditos y/o incompletos que salieron en Opel (1986). Y él mismo, tras no hallar alivio en el tratamiento psiquiátrico, decidió refugiarse en la casa de Cambridge donde vivía su madre.
Poco se volvió a saber de él. En 1975 visitó a Pink Floyd mientras se grababa Wish you were here... y sus ex compañeros tardaron en reconocerle.
Ese disco contenía precisamente un hermoso homenaje, Shine on crazy diamond. Para Gilmour y compañía, los problemas de Syd eran intrínsecos, aunque se complicaron con sus excesos. La Seguridad Social británica coincidía con esa valoración: reconoció a Barrett como enfermo mental y le pagaba una pensión de inválido total. En realidad, sus ingresos principales seguían teniendo origen musical: siempre se vendieron los discos que hizo con o sin Pink Floyd, aparte de que, comenzando con David Bowie, muchos artistas grabaron sus composiciones.
Esta fascinación por Barrett fue mirada con sospecha por el resto de Pink Floyd. Se usaba para minusvalorar la segunda etapa del grupo y, peor, para trivializar una tragedia: Barrett quedaba convertido en un mártir, un héroe romántico, un psiconauta que sufrió por todos nosotros. El fanatismo llegó a tal grado que se comercializó, primero en VHS y luego en DVD, una filmación muda de lo que se anunciaba como "el primer viaje en ácido de Syd Barrett". Es preferible recurrir a The Pink Floyd & Syd Barrett Story (Sony / BMG), reciente doble DVD que junta evocaciones de quienes vivieron su desintegración con recreaciones musicales de admiradores como Robyn Hitchcock y Graham Coxon.
EL PAÍS
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