Angela Carter |
Angela Carter
(1940 - 1992)
Angela Olive Carter, de soltera Angela Olive Stalker (Eastbourne, Sussex, 7 de mayo de 1940 - Londres, 16 de febrero de1992), fue una periodista y novelista británica.
Angela Olive Stalker nació en Eastbourne, en el condado de Sussex, al sur de Inglaterra. A causa de los bombardeos alemanes durante la Segunda Guerra Mundial, fue evacuada al norteño condado de Yorkshire, donde pasó varios años con su abuela materna. Al término de la guerra, se instaló con su familia en Londres, donde su padre, Hugh Alexander Stalker, encontró trabajo como periodista. En su adolescencia, Angela tuvo problemas de anorexia.
Tras dejar la escuela, a los diecinueve años comenzó a trabajar como periodista en el diario Croydon Advertiser. En 1960 contrajo matrimonio con Paul Carter, y se instaló con él en Bristol. En la universidad de esta ciudad estudió literatura inglesa. Su amplio bagaje literario es claramente perceptible en su obra, en la que abundan referencias a autores clásicos de la literatura en lengua inglesa, como Chaucer, Shakespeare, Wordsworth, Coleridge, Blake, Keats, Dickens, Carroll, Stoker y muchos otros.
Carter publicó su primera novela, Shadow Dance, en 1966. Al año siguiente apareció La juguetería mágica (The Magic Toyshop, 1967), en la que ya está presente el interés de Carter por los cuentos infantiles de tradición oral y por el psicoanálisis. La obra fue galardonada con el Premio Jon Llwellyn Rhys. Con la siguiente, Varias percepciones (Several Perceptions, 1968) obtuvo el Premio Somerset Maugham, dotado con quinientas libras, que empleó en viajar a Japón, dejando en Inglaterra a su marido, de quien terminaría por divorciarse en 1972. Vivió durante dos años en Tokio, donde trabajó como camarera en un bar. Reflejó las impresiones de su estancia en la capital japonesa en varios artículos periodísticos para New Society, más tarde recogidos en el volumen de ensayos Nothing Sacred: Selected Writings (1982), inédito en español.
En 1972, de regreso en Inglaterra, se instaló en Bath, donde escribió algunas de sus obras más conocidas, como El doctor Hoffmann y las infernales máquinas del deseo (The Infernal Desire Machines of Doctor Hoffman, 1972); Fuegos de artificio (Fireworks: Nine Profane Pieces, 1973); La pasión de la Nueva Eva (The Passions of New Eve, 1977); yLa cámara sangrienta y otros cuentos (The Bloody Chamber and Other Stories, 1979).
Contrajo de nuevo matrimonio en 1976, con Mark Pearce, y comenzó una fructífera carrera como profesora de escritura creativa. En las décadas de 1970 y 1980 trabajó en varias universidades del Reino Unido, Estados Unidos y Australia. Estas experiencias tuvieron una gran influencia en sus obras posteriores. Murió en 1992 de cáncer.
Escribió varios artículos para periódicos como The Guardian, The Independent y New Statesman.
Wikipedia
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«Las ciudades tienen sexo: Londres es un hombre,
París una mujer, y Nueva York un transexual
bien adaptado».
Angela Carter, Femme Fatales, 1978.
CUENTOS DE HADAS DE ANGELA CARER
Con la narrativa no me la juego. Voy a lo seguro. Libros y novelas elijo para mis próximas lecturas e intento no torcerme en cuanto a elección del título. Ir a lo seguro. Ya que ahora mis lecturas se basan en un porcentaje muy alto en cómics (pues en ellos están los mejores guiones escritos actualmente), y ya que me dispongo a devorar un título, voy a intentar elegir bien; saber que mi lectura va a ser cuando menos una delicia.
Y lo ha sido. El que sepa de esta gran autora que fue Angela Carter, sabrá que había muy poquito margen de error. Estoy en ese punto también. ¿en cuál? Después de haber leído cantidad de obras, un poco sibarita de vez en cuando me permito ser, y ya que me pongo, busco una buena edición del titulo en cuestión. Y ahí me tienes. Leyendo/devorando/reseñando el nuevo titulazo Cuentos de Hadas de Ángela Carter que se ha marcado la cada vez más recomendable Editorial Impedimenta. Sus obras: La juguetería mágica (1967), Héroes y villanos (1969), La pasión de la nueva Eva (1977) o Noche en el circo (1984), así como algunas notables antologías como En compañía de lobos o una de mis punteras lecturas en dicha modalidad como es la siempre recomendable La cámara sangrienta (1979). Una joya del fantástico. Pero casi acabado el 2016 va Impedimenta y nos trae la tan deseada Cuentos de Hadas de Angela Carter, todo-todito-todo, las dos partes en un sólo volumen en tapa dura con sobrecubierta e ilustraciones geniales a modo de sombras chinescas. En lo que es sin duda una de las mejores publicaciones del año.
Fue a principios de los 90s cuando Editorial Virago decidió crear una colección de relatos tradicionales protagonizados por mujeres que, bajo el título de Cuentos de Hadas de Angela Carter, se convirtió en uno de los más duraderos bestsellers de la editorial. Una caja de riquezas, con una selección mundial de historias salvajes y divertidas, así como también una colección de picantes historias populares recogidas en una maravillosa antología. Los que me leéis normalmente sabréis que amo el triunvirato del género fantástico (Ciencia Ficción, Fantasía y Terror), y uno de ellos ya sabéis que por encima de todo. Pero no creáis que los otros dos están muy alejados en la clasificación. Con la falta de nuevas joyas de Terror, con los años, cada vez me mola más leer CF, por ejemplo. Con la Fantasía sigo recurriendo a lo altamente recomendable. Como me encantan los “fairy tales” (cuentos de hadas) pero el subgénero en sí, no las hadas específicamente como tal… (en este mismo libro se explica bien la diferencia); también me encantan las antologías, relatos cortos o historias de leyendas de las diferentes partes del mundo… Por ello, este titulo, parece un libro hecho directamente para mí.
Suponiendo que a estas alturas ya os habréis dado cuenta de que no es un libro escrito por la consagrada autora, sino más bien editado por ella, encontramos al inicio un Prefacio de Consuelo Rubio (Filóloga de Inglés y Alemán por la Universidad de Valencia y Experta en Comunicación Intercultural) para introducirnos el tema. Luego, la propia Carter escribe una Introducción bastante erudita como suele hacer, reconociendo el sesgo colonial, comentando el contenido y lo que supone o suponía en varias culturas ciertas leyendas. Unas cuantas páginas dignas de leer antes, pero también después de devorar el tomo, o incluso un día cualquiera; pues no deja de ser un fantástico articulo sobre antropología, las demandas y renuncias, el miedo y el paso de los años, en las vastas tierras conquistadas por el ser humano.
El ordenamiento de las historias es más o menos temático, aunque algunas historias caben en varias categorías. A pesar del reconocimiento de Carter de las limitaciones de su colección (debido a su falta de habilidades lingüísticas), es una colección bastante diversa, con cuentos de hadas y folclore popular a raudales en los diferentes pueblos y períodos de tiempo. No sólo están las tradicionales, sino también las variaciones de las mismas y nuevas historias más ajenas a una audiencia occidental inmersa sólo en sus preocupaciones. Puede parecer un poco repetitivo encontrar la historia de Cenicienta en diferentes versiones, pero es un modo de ver como muchas culturas lo tienen, y la adaptan a su entorno. Incluso a algunos les puede desconcertar en un principio encontrar a madres convirtiéndose en leones y perros a partir de su saliva, por ejemplo. Pero mola, la originalidad, por encima de todo. El toque que envuelve el tomo en una lectura agradable, original y rápida de leer por la corta de extensión de la mayoría de las tramas.
Los cuentos de hadas son una forma divertida de contar una historia: han ido evolucionando con el tiempo. Son y deben ser flexibles, familiares, y así se muestran aquí. Ricas y llenas de posibilidades. Cuentos bastante claros, y Carter evitando editorializarlos demasiado…
Angela Carter sufrió de anorexia durante la mayor parte de su vida. Empezó a vivir la vida de verdad al trasladarse a Japón después de su divorcio. Luego volvió, se casó y tuvo un hijo. Al final de su vida se embarcó en la escritura de una secuela de Jane Eyre, de Charlotte Brontë, pero falleció antes de poder completarla. Tampoco pudo cerrar del todo la segunda parte de este tomo que hoy reseño. Murió en 1992, con 52 años, de cáncer de pulmón. Que duda cabe, estamos ante una de las escritoras más importantes que ha parido la lengua anglosajona contemporánea.
LA CÁMARA SANGRIENTA, ANGELA CARTER: SUBVERSIÓN Y DESEO EN EL CUENTO DE HADAS
Antes de que autores como Perrault y los hermanos Grimm recopilaran y plasmaran de forma escrita los cuentos populares, éstos se habían transmitido oralmente a través de la historia. La supervivencia del cuento nos lleva a creer que la creación de relatos simbólicos es un mecanismo fundamental en la psique humana. De hecho, los discursos conforman una visión del mundo cuyo desarrollo implicará, simultáneamente, variaciones en la forma de interpretarlos. Si se cambia el relato que refleja los roles de la sociedad, se modifica su funcionamiento. Qué mejor género que el fantástico para transgredir y crear nuevas funciones. Autores consolidados en el realismo, como Gustave Flaubert, George Eliot o Charles Dickens, por citar tan sólo unos casos paradigmáticos, ya se vieron atraídos por esta vía literaria como evasión de las convenciones sociales.
Tomemos por ejemplo La Cámara Sangrienta (Sexto Piso, 2014, edición sugerentemente ilustrada por la dibujante chilena Alejandra Acosta). El título alude al primero de los diez relatos fantásticos que integran la antología homónima publicada por primera vez en 1979. Inocentes cuentos de hadas y leyendas populares se impregnan de sangre, sexo y terror a través de la reescritura de Angela Carter (Eastbourne, Reino Unido, 1940- Londres- 1992), que pone de manifiesto el contenido latente de textos que han ido conformando el imaginario cultural a lo largo de la historia. La obra no sólo está narrada de forma sobresaliente sino que en ella también se intuyen influencias de autores como Geoffrey Chaucer, William Shakespeare, William Wordsworth, Samuel T. Coleridge, John Keats, William Blake, Bram Stoker o Lewis Carroll, junto a leyendas, mitos y estéticas que conforman en su conjunto una narración con una erótica poética y, a la vez, sobrecogedora.
En la colección de La Cámara Sangrienta nos encontramos con relatos hermosos e inquietantes. El primero, más rico en detalles, se acerca a la literatura del Marqués de Sade con alusiones a Baudelaire en un gótico medieval contextualizado en pleno siglo XX. Entre otros, podemos encontrar dos versiones de La Bella y la Bestia o una de El gato con botas que poco tiene que ver con el cuento original. En este último, Carter reescribe un motivo recurrente en los fabliaux franceses medievales: la mujer joven que es infiel a su marido viejo y avaro; el mismo Chaucer lo recogió en el relato del molinero de los Cuentos de Canterbury (1478). Siguiendo la línea de la infidelidad y el matrimonio, Carter se adentra en la licantropía con “El hombro-lobo” (su adaptación de Caperucita Roja) y “Lobalicia”, protagonizado por una Alicia a través del espejo de aspecto lobuno junto a un duque vampírico aún más terrorífico que el de Stoker.
Angela Carter comenzó su carrera como periodista, pero se abrió camino a través de la crítica cultural y la literatura. Muy influida por el psicoanálisis y el discurso feminista, no es de extrañar que eligiera el mundo fantástico del cuento, el mito y el romance, géneros establecidos por hombres, para cumplir su objetivo de analizar las relaciones entre sexos y la concepción del deseo de la mujer. Las transgresiones del gótico y su “licencia” sexual serán la principal influencia en los relatos de una autora que, si tan sólo se hubiera limitado a llevar a cabo su objetivo teórico, quizás no hubiera llegado a convertirse en un hito de la historia de la literatura británica.
Sensualidad de una belleza oscura y siniestra y violenta sexualidad
Los relatos de La Cámara Sangrienta están escritos con una belleza oscura y siniestra. La pluma de Carter tiene una sensibilidad exquisita, impregna cada cuento de elementos sensibles provocadores y perfumados. Exagera la feminidad de su prosa con rosas rojas y mujeres pálidas, voluptuosas descripciones y un lenguaje evocador. No debemos olvidar, sin embargo, que detrás de esta máscara de exceso hay algo monstruoso. Sangre, sexo, violencia, perversión y terror que, en ocasiones, despuntan abruptamente. La belleza sólo es un maquillaje para esconder los más profundos deseos que se resisten a quedar reprimidos. Las mujeres de Carter parecen excitarse en el sometimiento sadomasoquista. Los hombres son símbolo de muerte y castigo y, sin embargo, la verdadera destrucción se encuentra en las manos de la mujer. La sangre ahoga la narración al igual que la gargantilla de rubíes ahoga a la joven esposa del relato que abre la colección. Rubíes rojos como la sangre pero también como las rosas, casi hipnóticas, de perfume opresivo y peligrosamente llenas de espinas: “[…] Mi padre me pidió una rosa para que así le demostrara que lo había perdonado. Cuando quebré el tallo, me pinché el dedo y él tuvo una rosa llena de sangre”, escribirá en el relato “La novia del tigre”. Un simbolismo explícito que conduce la interpretación a lo largo de la lectura de otros cuentos como “La niña de nieve” o “La dama de la casa del amor”.
Las metamorfosis y la hibridación también participan en la imagen de espanto que va surgiendo tras este juego de máscaras, poder y sexo. En el relato “La novia del tigre”, una de sus dos versiones del tradicional cuento La Bella y la Bestia, la relación sexual desencadenará la conversión de ella hacia una animalidad bestial. En este mismo relato, el poder económico de la bestia, símbolo de la masculinidad en el imaginario social, servirá para “adquirir” a Bella en una apuesta pero no será suficiente para poseerla por completo. De frialdad conmovedora y voz en primera persona, la protagonista será capaz de domar a la bestia antes de decidir entregarse a ella.
En la segunda versión del cuento (“El cortejo del señor León”), sin embargo, Angela Carter comienza dibujando una Bella estereotipo de bondad y pureza. Carter lo envuelve en la magia de la negación hasta que la realidad física se impone: somos seres deseantes, somos seres sexuados. El inepto padre de Bella (en esto aspecto coinciden las dos versiones) recupera su fortuna y esta se transforma en un ser vanidoso y egoísta, mientras la bestia muere de pena en su ausencia. De nuevo el hombre débil y la mujer pecadora, sexualizada, transformada y subversiva, se impone. La mujer se erige como muerte de nuevo en “El Rey de los Trasgos”, pero es a la vez sujeto de la acción. Así es como Angela Carter descubre la complejidad psicológica de sus protagonistas para comprenderlas antes de caer en la tentación de incurrir en estereotipos y temores disparatados.
Carter indaga en la tradición acerca de la sexualidad y la violencia con especial énfasis en la construcción de los roles de género para reescribirlos y, de esta forma, reconstruir el discurso social en una nueva dirección. En 1985 explicaba a la revista literaria australiana Meanjin cómo reescribió los relatos de La Cámara Sangrienta: “Utilicé el contenido latente de aquellas historias tradicionales, y ese contenido latente es violentamente sexual”1. El sexo en La Cámara Sangrienta es violento; la violencia es la forma de experimentar la sexualidad. Todo se envuelve en la atmósfera tétrica de un gótico provocador. Con tan sólo estas tres pinceladas estamos preparados para adentrarnos en el mundo fantástico de Carter; sin embargo, aún debemos demorarnos para analizar la publicación de su ensayo The Sadeian Woman and the Ideology of Pornography en 1978, claro precedente del libro que nos ocupa.
La visión feminista de Angela Carter
Angela Carter se encuentra a caballo entre el movimiento feminista anti-pornografía (ésta como exponente de la dominación masculina sobre la mujer-objeto, siempre violenta) frente al movimiento que defiende la pornografía como fuente de placer erótico también femenino y de ruptura de barreras entre géneros. En 1978, con la publicación de su ensayo, Carter se colocó en el centro de la controversia. La autora defendía que el Marqués de Sade “invistió (a la pornografía) de una ideología no adversa a la mujer”. Contra la conceptualización de la mujer como objeto pasivo a la que se le negaba el deseo, Sade ofrecía absoluta licencia sexual para ambos géneros sexuales. Como ejemplo, Juliette, personaje de Sade, llega a ser igual de agresiva, tiránica y cruel que el hombre. Junto a ella, aparece también el estereotipo femenino canónico carente de identidad y frecuentemente abusada como objeto sexual. Carter tiene en cuenta la misoginia del autor, su fantasía de mujer-monstruo y su odio a la función materna, pero es por esta misma razón por la que ve a Sade como un libertador para la mujer a la que representa activa y dominante.
La autora también pone en relación el deseo femenino y el masoquismo, algo que se verá plasmado en el relato “La cámara sangrienta”. Posiblemente sea el que más refleja la perspectiva de la escritora. De la mujer- objeto de deseo, vendida a un hombre rico, joven inocente, frágil, virginal, pura, surge una mujer- sujeto de deseo. La protagonista narra en primera persona, aspecto ya de por sí destacable, su perspectiva del matrimonio, de la perversión de su monstruoso marido y del descubrimiento de su sexualidad: “[…] Por primera vez en mi inocente y limitada vida, descubrí en mí tal potencial para la corrupción que me quedé sin aire”. También en el mismo relato aparecerá la figura de la madre libertadora, fuerte, poseedora de características tradicionalmente atribuidas al género masculino. El propósito fundamental de Carter, así, será la comprensión psicológica de los personajes femeninos, el establecimiento de nuevos roles y funciones para la mujer y la apertura de vías de escape para un sexo que, históricamente, ha sido condenado a posicionarse en uno de los dos extremos: ser una puta o ser una santa.
La crítica feminista, sin embargo, llegó a denominar la obra de Carter como “pseudofeminismo”. La autora logra hacer explícito el contenido latente caricaturizando de forma paródica roles y relaciones de poder, exagerándolos para hacerlos visibles y, sin embargo, no ofrece una alternativa convincente. La mujer sigue siendo objeto en un mundo masculino. La obra se encuentra, de esta manera, entre el sometimiento a un canon literario dominado por hombres y la transgresión posmoderna. Ciertamente, en sintonía con la perspectiva de Carter, el pasaje para lograr el cambio es el reconocimiento, tal y como empieza a descubrir la joven virginal del relato viéndose reflejada en el lascivo deseo de su prometido (“La cámara sangrienta”), o la pequeña Lobalicia en el espejo.
Toda la narración estará dominada por la búsqueda y descubrimiento del exceso y el placer, la sangre y el sexo, la muerte y la violencia. Angela Carter hace explícito aquello que está más arraigado en la naturaleza humana, aquello que aún nos conecta con los animales y nos aterra. Por eso el recurso a la metamorfosis y los híbridos le resulta tan eficaz. Las sombras que acechan en el libro, exquisitamente exhibidas, son las que acechan en los placeres más íntimos. En este punto no existe diferencia entre géneros: hombres y mujeres son, por igual, sujetos de deseo. Angela Carter pone en nuestras manos la llave de La Cámara Secreta, una mirada poética a los discursos culturales que nos impregnan y una obra para el disfrute de los sentidos.
NOTAS
1 ”I was using the latent content of those traditional stories, and that latent content is violently sexual” (1985 a Kerryn Goldsworthy en Meanjin). Traducción propia.
OBRA
Las obras más conocidas de Angela Carter suelen considerarse como pertenecientes a la literatura fantástica. Sus innovadores procedimientos narrativos y sus frecuentes referencias intertextuales la relacionan con el postmodernismo anglosajón. Gran conocedora de la lengua y la literatura francesas, existe en su obra una importante deuda con el surrealismo, así como con autores franceses como Sade o Bataille.
Dos de sus obras han sido llevadas al cine: la novela La juguetería mágica, en 1987; su relato "En compañía de lobos", en una película homónima, en 1984.
La mayor parte de la obra de Angela Carter ha sido publicada en castellano por la editorial Minotauro.
NOVELAS
- La juguetería mágica (The Magic Toyshop, 1967)
- Varias percepciones (Several Perceptions, 1968)
- Héroes y villanos (Heroes and Villains, 1970)
- Amar (Love, 1971)
- El doctor Hoffmann y las infernales máquinas del deseo (The Infernal Desire Machines of Doctor Hoffman, 1972)
- La pasión de la Nueva Eva (The Passions of New Eve, 1977)
- Noches en el circo (Nights at the Circus, 1984)
- Niños sabios (Wise Children, 1993)
ANTOLOGÍAS DE RELATOS
- Fuegos de artificio (Fireworks: Nine Profane Pieces, 1973)
- La cámara sangrienta y otros cuentos (The Bloody Chamber and Other Stories, 1979)
- Venus Negra (Black Venus, 1985)
- Fantasmas de América y maravillas del Viejo Mundo (American Ghosts and Old World Wonders, 1993)
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