miércoles, 12 de diciembre de 2012

Alfredo Bryce Echenique / Plagiario y cínico





Alfredo Bryce Echenique
(Lima, 1939)

Narrador peruano cuya prosa desenvuelta y osada lo ha situado entre los más originales narradores latinoamericanos. Bryce Echenique ha desarrollado una narrativa muy próxima al cuento oral, donde se difuminan las fronteras entre realidad y ficción, pues el autor recurre frecuentemente a sus propias experiencias para configurar un relato vivo y plagado de giros y peripecias. Profundo conocedor de la sociedad limeña, clasista y contradictoria, recurre a la ironía para lograr un humorismo que pretende provocar, según el propio autor, «la sonrisa lúcida». Es además el creador del antihéroe latinoamericano en Europa, caracterizado por sus contradicciones personales y una constante evocación de su lejano país.

Alfredo Bryce Echenique


Hijo de Francisco Bryce y Elena Echenique, miembros de la antigua oligarquía limeña, realizó sus estudios secundarios en los colegios Santa María y San Pablo de Lima (1950-56). En 1957 ingresó a la Universidad de San Marcos de Lima, en la que se graduó de bachiller en derecho (1963), abogado (1964), bachiller en literatura con una tesis sobre Hemingway (1964) y doctor en literatura con una tesis sobre Henri de Montherlant (1977).

En octubre de 1964 viajó a Francia con una beca por un año para estudiar en la Universidad de La Sorbona, pero decidió permanecer en Europa y viajó por Francia, Italia, Grecia y Alemania. Instalado de nuevo en París, inició su carrera de escritor y al mismo tiempo se dedicó a la enseñanza, primero como profesor de lengua española en un colegio parisiense (1967-68), para pasar luego a dictar cursos de literatura hispanoamericana en las Universidades de Nanterre (1969-73), La Sorbona (1971-75) y Vincennes (1973-80) en París. En 1980 fue contratado como profesor asociado en la Universidad Paul Valéry de Montpellier. Desde 1985 se instaló en España, residiendo en Barcelona y Madrid. En 1997 regresó a Perú.

La obra de Alfredo Bryce Echenique se inscribe en una corriente de profundos cambios en la narrativa peruana, ocurridos a partir de la década de 1950 con el paulatino desplazamiento del discurso indigenista a la expresión de los nuevos núcleos urbanos de la costa, formados por el intenso proceso migratorio desde el interior del país. Su estilo abiertamente desenfadado y lleno de anécdotas humorísticas y situaciones jocosas le hace heredero de la prosa de Ricardo Palma, el singular autor de las Tradiciones peruanas, con quien comparte también una tierna y benevolente inclinación por el pasado. Pero lo que para Palma era un ejercicio personal de la historia, en Alfredo Bryce Echenique resulta más bien apelación a la memoria y a la nostalgia, y una búsqueda de la especificidad narrativa a través del cuento y la novela.

Bryce Echenique, por otra parte, manifiesta un acabado dominio de la oralidad: sus personajes hablan con una gran dosis de frescura y naturalidad. En el plano de la representación social, su obra ofrece casi siempre un retrato nostálgico de la aristocracia peruana, venida a menos por el surgimiento de un amplio sector de burguesía comercial al promediar la década de 1950. En ese sentido, el modelo que motiva la memoria del narrador se presenta como un microcosmos perfecto, a pesar de sus desajustes y contradicciones.


Inició su carrera literaria con un libro de cuentos,Huerto cerrado (1968), y obtuvo gran éxito con su novela Un mundo para Julius, de 1970, de cierta inspiración biográfica, donde traza el irónico retrato de un sector feliz y despreocupado de la oligarquía limeña. La mirada de Julius, que es la mirada de la infancia, fundamenta la vitalidad lingüística y el leve afán paródico del libro.

El mundo de la adolescencia en la alta sociedad limeña vuelve a ser el tema inspirador de los cuentos y relatos de Felicidad ja, ja (1974): historias llenas de melancolía sobre la difícil iniciación en la vida. Son posteriores un libro de crónicas, A vuelo de buen cubero (1977), la novela Tantas veces Pedro (1977) y Magdalena peruana y otros cuentos (1986).

La peculiar existencia de los intelectuales latinoamericanos en Europa, sirviéndose de la propia experiencia autobiográfica, dio lugar al díptico novelesco Cuadernos de navegación en un sillón Voltaire, compuesto por La vida exagerada de Martín Romaña (1981), que traza el proceso vital de un joven con vocación de escritor (su ruptura con el pasado familiar en el Perú, una etapa de militancia política en París y la búsqueda de una total reconstrucción que el personaje logra a través de la escritura), y la segunda parte El hombre que hablaba de Octavia de Cadiz (1985), también centrada en la figura de Martín Romaña.

Otras obras suyas de narrativa breve posteriormente publicadas son la novela corta Dos señoras conversas (1990), una recopilación de sus Cuentos completos(1995) y el volumen de cuentos Guía triste de París (1999). Por lo que a novela se refiere, hay que recordar los títulos La última mudanza de Felipe Carrillo(1988); Reo de nocturnidad (1997), que le valió el Premio Nacional de Narrativa de 1998, y La amigdalitis de Tarzán (1999). Entre sus últimos escritos cabe mencionar también Permiso para vivir (Antimemorias,1993); No me esperen en abril, de 1995, y A trancas y barrancas (1996).


http://www.biografiasyvidas.com/biografia/b/bryce.htm



Alfredo Bryce Echenique

Ese Bryce que andaba por ahí

ENRIQUE VILA-MATAS 15 OCT 2002 - 23:54 CET



Han pasado cinco años desde la última vez que le vi. Por aquellos días, él se despedía de Europa para irse a vivir a Lima para siempre. Volvía a su ciudad, me dijo, para buscar calzoncillos en Miraflores y bañarse en la playa horrible de Lima. "¿Y Europa?", le preguntó Paco Jones, un viejo amigo común. "Me voy de Europa para poder estar finalmente en ella", respondió Bryce. No exagero si digo que tras la respuesta nos pusimos a llorar por vocablos, llorando de verdadera risa. Aquel día de la verdadera risa nos borramos como niños y nos convertimos todos en Julius. Aquel día de hace cinco años fue el último en que le vi. Nadie aquel día dijo que el Planeta es un premio lamentable y que más lo es todavía ver cómo cada año, cuando llega la fecha fatídica, los medios de comunicación confunden, cada vez con mayor alevosía, mercado con creación, eliminando lo literario. Y todo porque dan más dinero que en otros premios y la entrega del premio sale en las revistas del corazón y porque la gente cree que es lo mismo Isabel Allende que Onetti, el doctor Cabeza que Julien Gracq. Es la gran fiesta de los emisarios de la nada, la de los falsos escritores. Este año, en cualquier caso, ha sido una excepción porque ha ganado un autor que, a diferencia de muchas anteriores ediciones, está relacionado realmente con lo literario, y ya hay quien dice que habría incluso que agradecer que esto haya pasado. Es también la gran fiesta de los directores de departamento, de los líderes del mercado, de los equilibristas del marketing, de los licenciados en economía, de los enemigos de lo literario. Pero aquel día de hace cinco años, como es lógico, no tenía sentido hablar de todo esto, porque andábamos de despedida. Aunque, a decir verdad, algo de esto sí que hablamos, pues recuerdo que Bryce citó a aquel aventurero de Conrad que decía que, como vivíamos en un mundo homicida y desesperantemente mercantil, él creía que su mayor deber consistía en aprovechar al máximo las oportunidades que le brindaran.
Recuerdo que aquel día queríamos tanto a Bryce que fuimos tantas veces Pedro como fue necesario y acabamos siendo todos reos de su nocturnidad. No queríamos esperarle en un abril incierto, pero le pedimos que si volvía alguna vez a Barcelona lo hiciera en abril, nunca en septiembre. "No me esperen en diciembre", dijo. Ha sido en octubre cuando ha vuelto, dicen que para quedarse a vivir aquí, para estar de nuevo en esta Barcelona, que vuelve a ser lugar de encuentro de una literatura latinoamericana de la que Bryce es uno sus escritores más sutiles y divertidos, pues maneja como pocos la ironía, la nostalgia, el humor, la ternura y una aguda visión de lo real. Ha vuelto en octubre y lo ha hecho con ese famoso manuscrito que llevaba ya varios años andando por ahí, siendo favorito de no se sabía cuántos premios en los que no había participado, hasta que por lo visto, no hace mucho, decidió darlo por terminado, ilustrando su decisión con un gesto duro, con aquel tipo de movimiento tan serio del que hablaba Capote cuando decía que acabar un libro es como sacar a un niño fuera y pegarle un tiro. Y el tiro, desde luego, se lo ha pegado.


Alfredo Bryce Echenique según JC


Alfredo Bryce Echenique merece 
todos los premios del mundo 
y no creo en esa acusación de plagio”
Joaquín Sabina
(Cantante y "humorista")


El autor peruano presentó su nueva novela, Dándole pena a la tristeza, en Barcelona
Alfredo Bryce Echenique, huidizo y arisco, en su visita a España
Una trabajadora doméstica de su casa de Lima expresó la frase que da título a esa obra, dijo en breve entrevista con la agencia Europa Press
Tiene en mente escribir un libro basado en sus recuerdos de infancia durante los veranos que pasó en la península de La Punta, adelantó

Armando G. Tejeda
Corresponsal
Periódico La Jornada
Viernes 9 de noviembre de 2012, p. 4
Madrid, 8 de noviembre. Alfredo Bryce Echenique (Lima, 1939), el escritor galardonado con el Premio FIL de Lenguas Romances, se ha convertido –desde la concesión de ese galardón, en un personaje esquivo, arisco con la prensa, sobre todo la mexicana, a la que se niega a responder– y furtivo.
De hecho hoy, en Barcelona, presentó su nueva novela, Dándole pena a la tristeza, de una forma poco habitual en un escritor de su envergadura: entrevistas a puerta cerrada, casi clandestinas, y con medios aprobados por él, con los cuales acordó hablar única y exclusivamente de su novela.
Lo que tenía que decir sobre la polémica creada por el premio ya lo dijo hace unos días en las páginas del periódico El País: ¡Que se jodan!
Desde hace algunos años, Bryce Echenique se ha convertido en sinónimo de polémica, sobre todo desde que, hará un lustro, empezaron a salir a la luz numerosos casos de textos plagiados por el autor peruano que firmaba con su nombre sin siquiera mencionar al autor original y, en el mejor de los casos, cambiaba alguna o varias frases.
En España también se conoció un plagio perpetrado por él de un cuento del autor gallego José María Pérez Álvarez,El Chesi, quien en una entrevista con este diario lamentó que Bryce haya convertido el plagio en género literario.
Y reconoció que cuando leyó su texto en una publicación peruana y firmada por Bryce Echenique sintió algo de rabia y decepción: La única acción legal que yo hice fue, digamos y con perdón, cagarme en sus muertos en el momento en que me enteré. Esa acción legal termina ahí y después comienza la acción del perdón o del olvido. No tengo ningún tipo de rencor ni inquina ni pienso hacer absolutamente nada. Lo doy por olvidado.
Insultos a detractores
Alfredo Bryce Echenique, quien recibió de forma excepcional el premio de la FIL en su casa de Lima, sí viajó a España para presentar su nueva novela.
Foto
Alfredo Bryce Echenique, en imagen de 2011, durante una entrevista con La Jornada en Jalapa. El escritor participó en el Hay Festival en la capital veracruzanaFoto Sergio Hernández Vega
Pero en lugar de actos públicos y abiertos con los lectores, su visita se ha caracterizado más por la clandestinidad y la utilización de un medio de comunicación para lanzar insultos y ataques a sus detractores sin responder después a los cuestionamientos de la prensa.
De hecho, en Madrid estuvo en el seminario La literatura y el automóvil, organizado por la Fundación Eduardo Barreiros, donde sólo dio una breve conferencia y concedió la citada entrevista al periódico español, en la que también acusó a sus detractores de ser de extrema derecha y unos frustradosque quieren todos los premios para ellos.
El premio concedido a Bryce Echenique es el más importante que otorga México y está dotado de 150 mil dólares.
En su viaje a Barcelona ocurrió lo mismo. Bryce Echenique no hizo apariciones públicas y de nuevo la entrevista la tuvo sólo con un medio de comunicación, la agencia española Europa Press, a la que además atendió de forma breve y sólo respondió preguntas sobre su novela Dándole pena a la tristeza.
En las escasas respuestas que dio, el escritor fue cortante y arisco. En la entrevista explicó al periodista que una trabajadora doméstica de su casa de Lima le inspiró el título de la novela: Un día, estando ella ya jubilada, le pregunté cómo se encontraba y me respondió que estaba igual que siempre, dándole pena a la tristeza. Y retuve esa frase hasta el año pasado.
Y en el despacho de la agencia se dice además que Bryce Echenique tiene en mente escribir una nueva novela que se base en sus recuerdos de infancia, especialmente en los veranos transcurridos en la pequeña península de La Punta, junto a su familia.
Hasta que no tenga el título claro no voy a empezar con un nuevo trabajo. Aunque mi idea es llamarlo La Punta Madre. Tengo decenas de recuerdos de mi madre en La Punta, casi todos ellos muy dulces, dijo el polémico autor de las novelas Un mundo para Julius yTantas veces Pedro.

BIBLIGRAFÍA





BIBLIOGRAFÍA PENDIENTE





1 comentario:

  1. Todo esto es cierto, me refiero a los plagios, si es asi, pues que triste, nadie está exento ni es perfecto pero ciertamente me pongo en el lugar de aquellos escritores que veían sus textos con otra firma y me da un poco de escozor...

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